Un Detalle

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Un detalle

Todo había pasado con extrema rapidez, la fiesta de compromiso se había llevado a cabo como estaba previsto en la Mansión Malfoy, fueron pocos los invitados pero de un muy selecto grupo de personas influyentes y de una excelente posición en el mundo mágico.

Narcisa Malfoy había tenido razón al suponer que ese enlace les congraciaría un poco mas con el resto del mundo, pero se había quedado corta, pues le bastaba ver el gran salón con el mismo esplendor que había tenido años antes de que cayeran en desgracia, para comprobarlo.

Draco al lado de su ahora prometida brindaba ceremoniosamente con los invitados, como siempre su máscara fría se erguía ante él y se mostraba a la altura de las circunstancias, no mostraba que por dentro se estaba muriendo por que la mujer que estuviera a su lado fuera alguien muy distinto.

Con una copa de vino en su mano que se llevaba cada tanto tiempo a los labios intentaba consolarse pensando en que Granger le esperaba una vida muy diferente a la suya, que probablemente encontraría a alguien que la llegara hacer tan feliz como merecía. Pero ese solo pensamiento le hizo sentir un fuerte dolor en el pecho.

Porque la realidad era cruel, deseaba que fuera feliz, pero le mataba saber que sería otro hombre el afortunado de compartir su vida y levantarse cada mañana al lado de esa grandiosa mujer.

La velada fue una tortura para Draco, como lo fue la noche en la soledad de su habitación, todo estaba hecho, las formalidades cumplidas y la fecha establecida para una boda donde el seria uno de los protagonistas, probablemente debía estar satisfecho al complacer los deseos de su madre, pero era demasiado ese sentimiento de condena que no podía siquiera alegrarse un poco de haber cumplido con su papel dentro de su pequeña familia.

La felicidad y satisfacción de Narcisa se habían ido desvaneciendo como avanzaba la velada, Draco podía ser un buen actor y mostrar a los demás exactamente lo que quería, pero ella lo conocía lo suficiente para saber que estaba muy lejos de sentir esa felicidad que pretendía. Lo observaba de manera discreta y lo notaba ausente, posiblemente se encontraba siendo el centro de atención de la fiesta, de su fiesta de compromiso, pero su mente y corazón estaban muy lejos de ahí y eso la hizo sentir culpable.

Se preguntaba si tenía derecho de marcar la vida de su único hijo de esa manera, sabía que no tenían más opciones, pero por primera vez se preguntaba si no sería mejor perderlo todo con tal de que Draco pudiera ser feliz, quizás demasiado tarde se hacia esas preguntas, cuando ahora esa chica sangre limpia tenía en su mano el anillo que alguna vez le había pertenecido sellando un compromiso que ahora se tornaba irrompible.

Hermione había estado impaciente ese dia, no habia disfrutado de la cena navideña con sus padres, no podía alejar de sus pensamientos que a esas alturas su primer amor ahora estaba formalizando un compromiso que posteriormente le llevaría a enlazar su vida a la de otra persona.

La leona se había prometido no llorar mas a pesar de las ganas y la necesidad imperiosa de verter lagrimas saladas que la librar un poco de la opresión de su pecho, pero no podía derrumbarse no debía hacerlo, tenía que ser fuerte y aprender a vivir con eso.

Nadie la había engañado, solo se había engañado a si misma creyendo que era lo suficientemente fuerte para afrontar una separación cuando llegara el momento, desestimo que su corazón no entendería de razones y se resentiría ante la ruptura.

El plan se le había salido de las manos y ahora tenía que cargar con las consecuencias. Sabía que nunca podría olvidar a Draco, por eso solo deseaba que pudiera ser con el tiempo un poco más llevadero, deseaba que en algún momento dejara de doler tanto y pudiera solo recordar los buenos momentos sin esa amargura, pensaba que quizás podría conocer a alguien en un futuro que le hiciera sentir de nuevo el amor, pero ella misma lo dudaba ¿Cómo volver a amar?

Muy lejos de ahí Alexander espera en la hermosa estancia de una gran mansión.

-Alexander. -Le saludaron con cierta frialdad.

-Señora Smith. -Saludo cortes haciendo una reverencia a la mujer que estaba entrando a la estancia y lo miraba de forma reprobatoria. -Deseo hablar con Sam.

-Samanta no está. -Dijo recalcando su nombre completo.

-Que lastima. -Dijo con pesar. -Quizas vuelva mas tarde a ver si a regresado.

-No pierdas tu tiempo Alexander. -Contundente y dura le respondió. -Ella no quiere verte mas, ya  comprendido que ya no son del mismo nivel.

-Yo no creo…

-No me importa lo que creas o no. -Interrumpió. - Solo limítate a no regresar mas, ya bastante has perturbado a mi hija.

La mama de Samanta dejo la estancia dejando solo a Alex, el muchacho no tardo en salir de la mansión con el ánimo por los suelos, no había tenido mucha suerte desde ese ultimo dia en que discutieron en el expresso.

Alex había buscado desesperadamente a Sam, necesitaba hablar con ella y aclara las cosas, tenia que contarle respecto a sus sentimientos y pedirle perdón por lo injusto que habia sido al juzgarla tan duramente, cuando ella habia hecho todo eso solo por el.

Pero por más que la había buscado en su mansión parecía que por una u otra razón no podía verla, al principio le habían dicho que estaba de vacaciones y que tardaría unos días en regresar y ese día era el que le habían indicado como fecha de llegada y ahora resultaba que su madre no le permitía verla, se preguntaba si sería la misma Sam la que se negaba a verle. Probablemente estaba demasiado herida para perdonarle.

Era el ultimo dia del año cuando alguien toco a la puerta de la familia Granger. Hermione habia desistido de pasar esos días con los Weasley, no se sentía de animo para convivir con otro ser huma y contagiarles su tristeza.

La castaña fue quien abrió la puerta quedándose un poco sorprendida al ver a la persona al otro lado de la puerta. Esa chica llevaba un abrigo largo de un blanco inmaculado, a juego con ropa muggle.

-Hola Granger. -Saludo la rubia.

-Hola Samanta. -contesto aun desconcertada. -Pasa por favor. -Le pidió

La casa de los Granger no era muy grande pero si bastante acogedora a los ojos de Samanta que observaba a su alrededor con fascinación.

-Quiere una taza de chocolate. -Le ofreció

-Si por favor.

Cuando estuvieron sentadas en la pequeña sala, Hermione no pudo evitar ser directa.

-Me sorprende mucho tu visita.

-Lamento si te he molestado. -Se disculpo.

-No en absoluto, es solo que no esperaba que siquiera supieras donde vivo. -Señalo tratando de restarle importancia.

-No fue muy difícil hacerme con tu dirección.

Hermione sonrió por ese comentario, Samanta era del tipo de personas que podía conseguir todo cuanto quisieran, ya fuera por su dinero o por su perspicacia.

-Entiendo. -Dijo con más tranquilidad anquen le intrigaba saber el motivo de esa visita tan inesperada.

-Se que te preguntaras porque he venido, lo cierto es que necesitaba hablar contigo, prefiero ser yo quien te cuente todo lo que he hecho a que te enteres de otra manera, de cualquier manera se que después me odiaras y bien me recido lo tengo, pero al menos quiero que sepas que siento mucho todo lo que he hecho.

-No sé de que hablas.

-Es algo largo de contar, pero te pido que por muchas ganas que tengas de correrme cuando comienza a decirte todo lo que necesito me permitas terminar. Se que será muy difícil y que merezco todo lo malo por haber provocado todo esto, pero creme que nunca tuve la intención de lastimarte a nadie, mucho menos a ti, pero en algún momento me perdí y no me di cuenta de lo que estaba provocando en mi afán de hacer feliz a una sola persona.

-Comienzas a preocuparme. -Le dijo con reservas la castaña.

-Esa no es mi intención, pero creo que necesito liberarme de esta carga y se que la única manera de hacerlo es confesar todo lo que he hecho. Por eso se suplico que me permitas contarte todo y no me interrumpas hasta que haya terminado, después, después puedes correrme de tu casa y te prometo no volver a molestarte.

-Está bien. -Acepto Hermione.

Sam suspiro tomo un sorbo de chocolate para aclarar su garganta, después puso la pequeña tasa sobre la mesa y entrelazo los dedos para comenzar a hablar.

-Lo que tengo que decirte es una larga historia, intentare ser breve y concisa pues no quiero atosigarte con tantas cosas. Creo que todo se resume a que desde niña estuve enamorada de Alexander, en algún tiempo estuvimos comprometidos, pero ese compromiso se rompió cuando su familia perdió su fortuna, para mí eso no era muy importante pero para mis padres, especialmente mi madre deseaba que me casara con alguien digno y a sus ojos la familia Wood había dejado de serlo.

Nerviosa Sam entrelazaba sus dedos sin atreverse a ver a los ojos a Hermione.

-Amo a Alex desde que tengo memoria, pero nuestra amistad eran tan entrañable, lo único que verdaderamente  me ha importado que tuve miedo de estropearla al confesarle mis sentimientos, por lo que me conforme con seguir siendo su mejor amiga, su confidente, asi fue como supe que te admiraba, por eso pidió un intercambio para poder conocerte, no ayudo mucho que se enamorara de ti, por eso te detestaba.

Confeso con pena la rubia y se atrevió a ver por un momento el rostro de Granger que no mostraba ningún gesto de contrariedad.

-Se que no era tu culpa, pero me lastimaba ver la manera en que anhelaba estar contigo y me dolía todavía más que el sufriera al verte con Malfoy, yo estaba acostumbrada a sufrir en silencio por no ser correspondida, pero no podía ver como el poco a poco se notaba más triste y melancolico.

-Lo siento, pero yo no lo sabia.

-Lo sé Granger,  no era tu culpa no sentir nada por el, pero yo en ese momento no lo veía así,  deseaba que fuera feliz, no me importaba si esa felicidad no se la podía dar yo, y fue entonces cuando pensé que sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de lograr que el volviera a sonreír como antes, y si la única manera de lograrlo era hacer que tú te enamoraras de él y terminara juntos estaba dispuesta a hacerlo.

La rubia titubeo llegando a esa parte de la historia. -Se que hice mal, pero en ese momento todo carecia de importancia para mi, yo solo tenia un objetivo y estaba dispuesta a sacrificar incluso mis sentimientos para lograrlo.

En esa parte del relato San se levanto y comenzó a andar de un lado a otro en la sala, mientras su voz perdia un poco de fuerza mientras su historia comenzaba a tornarse mas y mas turbia. Le conto de sus manipulaciones respecto a Zabini, su fracaso al intentar llamar la atención de Malfoy con sus encantos y cuando llego a Pancy se le formo un nudo en la garganta, pero no se detuvo, continuo diciéndole como había sido ella quien le diera la idea de formalizar un compromiso con Draco, con ayuda de sus padres.

Hermione había estado escuchando todo en absoluto silencio, sin moverse como si hubiera perdido la movilidad,  pero cuando escucho que el compromiso al que estaba siendo sometido Draco era debido a que tenía que cumplir con las exigencias de un contrato  que no podía anular al no tener el dinero disponible suficiente para pagar, se quedo helada y pálida al instante, y su mirada se concentro en los ojos de Sam que le rehuían, la leona incluso dejo de respirar por un segundo.

-Fue mi toda mi culpa. -Confeso llorando. -Se que soy una maldita que no merece tu perdón, pero en verdad que no medí las consecuencias de mis actos, yo solo quería que Alex fuera feliz contigo, muy tarde entendí que no podía forzarte a sentir amor y que solo estaba lastimándote a ti y a Draco. Perdón. -Dijo suplicante.

-Te perdono. -Contesto al fin Hermione y Sam la vio sorpredida, no espera que la perdonara, al menos no tan fácilmente después de que le habia destrozado la vida al separarlos. -Después de todo no ha sido todo culpa tuya, creo que yo debo decirte algo, algo que nadie salvo Draco y yo sabemos.

-¿Qué?

-No tienes por qué sentirte mal por separarnos cuando en realidad nunca estuvimos juntos, lo nuestro no era real.

-¿Cómo?

-Así como lo escuchas Samanta. No te negare que lo amo más que a mi propia vida, pero lo cierto es que nuestro noviazgo fue solo un trato, aunque llamarlo reto lo definiría mejor.

Hermione veía el rostro de Sam lleno de dudas, por lo que tuvo que contarle con mas detenimiento.

-No sé exactamente como empezó, solo puedo decirte que simplemente me di cuenta que lo quería, Draco parecía interesado en que me acostara con el, por lo que le propuse un trato, si el lograba superar esa aversión y repudio que siempre había sentido por mi y los de mi origen durante tres meses haciéndose pasar por mi novio y haciendo que todos lo creyeran yo le entregaría mi virginidad.

Sam intentaba decir algo pero las palabras no lograban salir de su garganta.

-Se que suena bastante loco y frio decirlo de esa manera, pero a mí me pareció que era la única manera de realizar mi sueño por corto que fuera, yo sabía que eso no terminaría bien y aun asi tome la decisión de seguir cuando el acepto mi trato.

-Pero el te quiere.

-Eso es solo lo que les hizo creer, era parte de todo y es un gran actor debo admitir que incluso a mi me hizo creerlo, pero todo era parte de nuestro trato, al final incluso se negó a consumarlo. Tanto me aborrece que no tolero terminar el trato y se negó a tomar lo que por derecho le correspondía, así que ya sabrás cuanto asco me tiene. Asi que no te sientas culpable de todo esto lo único que lamento es saber que aun ahora con todo lo que paso después de la guerra no es capaz de imponerse a su familia y acepta un compromiso que no lo hará feliz. Yo al igual que tu Samanta daría cualquier cosa con tal de ver feliz al hombre que amo.

-Cuanto lo siento. -Dijo afligida.

-No te sientas mal, ya te he dicho que fue mi decisión y ahora al igual que a ti, solo me queda cargar con las consecuencias.

-Hay algo más que no te he dicho.

-¿Qué? -Pregunto la castaña

-Draco no se comprometió con Parkinson, aunque un compromiso si se llevo a cabo.

-¿No te entiendo?

-Yo me comprometí con el.

-¿Por qué? -Pregunto alarmada, no entendía a que venía eso.

-Convencí a mi madre que estaba perdidamente enamorada de Draco, era la única manera de lograr   que interviniera para anular el contrato que tenían con los Parkinson, dio mucho dinero por la anulación solo por complacerme, además después de todo y a pesar de sus errores durante la guerra ante los ojos de mi madre convertirme en una Malfoy supone mucho prestigio en las esferas de la elite mágica,  para la Señora Malfoy fue una oportunidad para mejorar de manera considerable  las condiciones de un compromiso matrimonial y Draco no tuvo oportunidad de negarse según supe por el abogado de mi madre.

-Negociar de esa manera con la vida de una persona como si se tratara de un pedazo de carne es deplorable. -Dijo indignada.

-Lo sé, y tampoco lo apruebo pero era la única manera de librarlo de Pansy, ella no lo quiere y tú lo amas.

-Ya te he dicho que por mucho que yo lo ame el no me corresponde, te agradezco que lo ayudaras, pero eres consciente de que eres su prometida y que en algún momento se cumplirá el plazo y tendrás que casarte con él. Sé que tus intenciones son buenas, pero solo has hecho que tu vida y la de el terminen unidas en algún momento. Tu madre también te obligara a que cumplas con ese compromiso, así como la Señora Malfoy lo ha hecho con Draco.

Samanta en su desesperación no había contemplado el detalle que su madre le exigiría después de haber invertido tanto dinero y esfuerzo no se complacería hasta no verla convertida en la nueva Señora Malfoy.

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