Tragándose el orgullo y el pudor

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Tragándose el orgullo y el pudor.

Todo se borro a su alrededor, nada importaba, ni el hecho de estar a mitad de un pasillo a esas horas de la mañana enredados en unos besos que alarmarían incluso a la mismísima Pansy Parkinson, ya fuera porque le parecería inimaginable que alguien con la reputación de Granger fuera capaz de dar ese tipo de besos y por otro lado que fuera el príncipe de Slytherin quien la estuviera devorando de esa manera.

Pero el hecho era que ambos parecían desconectados de la realidad, ensimismados en disfrutar de esos espontáneos besos un tanto salvajes que  le impedían respirar, pero que importaba ahogarse si estaba experimentando una sensación indescriptible en esos momentos, sin embargo, sus pulmones no pensaban los mismo.

Se separaron con tal agitación que les costaba hilar alguna palabra coherente después de tremendos besos, sus cerebros sin duda había colapsado, observándose fijamente no lograban encontrar algún sentido lógico de lo que había pasado, pero que lógica podía haber en que alguien como Granger y Malfoy estuvieran enzarzados en un combate de bocas.  

Hermione estaba alarmada, aterrorizada por haber caído de nuevo a sus encantos y esperaba que de un momento a otro esa celestial boca se curvara para confirmar que era una estúpida por haber caído de nuevo antes los juegos de malnacido de Malfoy.

-No más. -Esas dos palabras azotaron su mente como una sentencia y con una seguridad que no tenía y haciendo caso omiso de que sus piernas le temblaban como gelatinas, esa sonrisa que tanto temía se dibujo en sus propios labios. -Asi que te importo. -Dijo con sorna y con una sonrisa más propia en Malfoy que en ella misma lo empujo para separarse, ya que estando tan cerca corría el riesgo de que sus palabras se atoraran en su garganta.

¿Qué le contestaría? Cuando ni el mismo sabia la respuesta a esa pregunta, cuando no entendía porque le había dicho con tal firmeza -Claro que me importas.

-Te quedas callado. -Se burlo. -No puedo creer que el gran Draco Malfoy se pudiera quedar mudo ante una sangre sucia como yo. ¡Por Merlín que honor! -Dijo llevándose la mano al pecho de manera teatral.

-No te burles de mi Granger. -Amenaza recobrando un poco la compostura.

-No es burla. -Dijo borrando la sonrisa. -Me sorprende que me este perdiendo el asco de esta manera, precisamente tu que me has dicho hasta el cansancio lo poco que soy y lo poco que valgo. Y ahora vienes y me besas como si en ello se te fuera la vida. ¿Qué pretendes?

-Solo pasar el rato. -Contesto no teniendo más respuestas.

-Perfecto. -Contesto contra toda lógica la leona. -Al menos eres sincero, he de suponer que quieres ser el primero. -Dijo sin avergonzarse.

-Quizás.

-Lamento arruinar tus planes, pero me temo que no soy una facililla que se entrega con cualquiera.

-Yo no soy cualquiera, deberías de estar orgullosa de que fuera yo quien te quitara el defectito.

-Me temo Malfoy que no pensamos lo mismo.

-No hay nadie mejor que yo, no puedes negarlo.

-Incluso en los Slytherin a muchos mejor que tu.

-Ninguno es mejor que yo Granger. -Repitió con convicción.

-Nott es mucho mas hombre que tu. -Admitió al recordar como ese chico estaba dispuesto a todo con tal de estar con Luna.

Furioso la tomo por el brazo y la zarandeo. -No me digas que te interesa Nott.

-No digas estupideces. -La sola idea le molesto a la leona, ese chico era de su amiga luna.

-Además a mí solo me interesa para pasar el rato.

-Solo por eso Theo en un verdadero hombre, no tan mezquino como eres tú.

-Y no te imaginas este mezquino lo mucho que te puede enseñar. -Dijo besándola de nuevo.

-Hagamos un trato y dejémonos de estas estupideces ya somos adultos para seguir con estos juegos de gato y el ratón.

-¿Qué propones? -Pregunto interesado, la idea de poseer a esa castaña era algo muy prometedor, incluso más de lo que quisiera aceptar, además la solo idea de que fuera el estúpido Theo o cualquier otro el que tuviera ese placer lo ponía mal.

-Trágate tu orgullo y yo me tragare mi pudor.

-No entiendo de qué demonios hablas.

-Me refiero a que te tragues tu orgullo y aparentes que te agrado, miente y diles a todos que te intereso, les harás creer que estas enamorado de una sangre sucia, por tres meses seremos novios delante de todo el colegio.

-Nunca.

-Ya sabía que eres un cobarde orgulloso. -Dijo con malicia

-No soy un cobarde

-Lo eres, así como eres un arrogante que jamás sería capaz de estar a mi nivel.

-Y que ganaría yo de todo esto, si no solo humillarme.

-Si después de esos meses logras hacerles creer a todos que somos novios te prometo que seré tuya, te entregare mi virginidad.

Parecía que la que hablaba no era Hermione, ella misma se reprendió después de haber pronunciado la estúpida propuesta, pero conocía lo suficiente a Malfoy para saber que nunca se rebajaría de esa manera solo por poseerla, alguien como el podía tener en su cama a cualquier chica virgen del colegio, su afán de molestarla y humillarla no podía llegar al punto de humillarse a si mismo saliendo con ella.

Sonrió con suficiencia al ver el rostro descompuesto del hurón, sabiendo que jamás se atrevería a algo tan descabellado. Pero muy a sus adentros pensaba que si había alguna remota posibilidad de que se atreviera, ella nada perdería. Se lo había dicho claramente al descolorido muchacho cuando discutían en su sala común, Hermione Granger solo se entregaría por amor a un hombre y eso era cierto, solo podía concebir esa vaga idea solo por el hecho que estaba enamorada de Malfoy.

Con el rostro orgulloso y la frente muy en alto por haber logrado que ese maldito Slytherin se quedara sin palabras, y sabiéndose vencedora giro para continuar con su camino.

Pero no llego muy lejos cuando una mano la detuvo.

-Acepto. -Escucho decir al rubio y lejos de desconcertarse solo pudo sonreír.

La beso de nuevo, lo necesitaba si espera que hiciera esa estupidez que le pedia, se preguntaba a si mismo si en verdad sería capaz de enfrentar a todo mundo empezando por Potter y Weasley y siguiendo con los Slytherin que no estaría para nada contentos de que se mezclara con la peor de los impuros, solo por el hecho de ser el primero en poseer a esa odiosa Gryffindor.

Hermione estaba turbada, pero no lo mostraría, no ahora que por tres meses podía humillar un poco al rubio públicamente y al mismo tiempo disfrutar de su cercanía, serian los meses más gloriosos. Y no le importaba en lo mas mínimo al final de ese tiempo otorgarle su virtud, pues estaba enamorada y solo eso hacía que valiera la pena, ya después se encargaría de unir los pedazos que quedaran de ella cuando él se alejara para siempre y terminara destrozada, mientras tanto nada mas le importaría.

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