Oportunidades

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Oportunidades

El mundo había enloquecido sin duda o de que otra manera se podía explicar lo que estaba pasando, el comedor nuevamente estaba en silencio presenciando como Draco Malfoy el más grande enemigo de los impuros estaba de pie enfrentándose a la que había sido en algún tiempo su novia y con la mirada amenazando diciendo en voz alta que nadie le faltaría el respeto a su novia.

Si antes habían dado de que hablar, ahora no se hicieron esperar los comentarios apenas la pareja del año abandono el comedor después de desayunar con toda calma en la mesa de las serpientes. Bastante sorprendidos estaban todos después de la manera firme y diplomática en que la castaña defendió al rubio y termino en una mesa que no era la suya y que estaba prohibida para los de su clase.

Pero eso no le importo en lo mas mínimo a Malfoy, para el fue suficientemente convincente que la leona lo favoreciera con su apoyo delante del pelirrojo que tanto detestaba y que caminara a su  lado dispuesta a no permitir que nadie los insultara. ¿Entonces por qué no corresponder a esa lealtad?

Malfoy experimento una extraña satisfacción cuando Hermione lo defendió, no era que lo necesitara realmente, el sabia defenderse bastante bien por sus propios medios, sin embargo, el hecho de ser lo suficientemente fuerte para dar frente a cualquiera que se atreviera a insultarle, le daba aun más valor a las acciones de la leona, porque muy a pesar de que su relación era mentira ella había hecho a un lado a Weasley para irse con él y había sido clara no permitiría que nadie lo ofendiera. Le estaba dando su lugar y eso no tenia precio.

Draco estaba acostumbrado a tener guardaespaldas que estaba obligados a protegerle, pero por primera vez alguien además de su madre lo protegía por convicción o al menos eso parecía.

El rumbo de los pensamientos de Hermione giraba sobre el mismo tema, no podía creer que el rubio la hubiera defendida, y de qué manera. Enfrento a todos los de su casa solo por ella, para darle el lugar que se merecía. Tenía claro que era parte de su plan elaborado para que todos creyeran la mentira que están representando, pero eso no le resto satisfacción al ver el rostro descompuesto y pálido de Parkinson ante la mirada amenázate de Malfoy.

Salieron del gran comedor tomados de la mano y apenas avanzaron un poco por los pasillos Hermione actuó movida por sus instintos, poniéndose frente a el enredo sus manos tras su nuca para besarlo.

Draco era mucho más alto que Hermione pero eso no era impedimento para amoldarse en un beso lento y sensual, la sostenía por la cintura con delicadeza mientras se deleitaba con la miel de sus labios.

Sin duda alguna era un beso muy diferente a los que se habían dado, tenia otros matices diferentes a la pasión arrebatadora que habia estado presente en los anteriores, tampoco era un beso ansioso, posesivo  y desesperado de los que buscan solo demostrar que  nada los afectaba. Este era un suave contacto, como una caricia de boca a boca, tan lento como para sentir cada terminación nerviosa vibrar en la delicada piel de sus labios.

Se saborearon mutuamente explorando sin prisas esas bocas que habían sido antes prohibidas y descubrieron juntos un sinfín de sensaciones que no sabían que existían, porque si bien Malfoy era un experto en las artes amatorias, nadie lo había besado con aquella dulzura que lo estaba haciendo la leona, no era como los besos hambrientos y desenfrenados a los que estaba acostumbrado, no era como aquel obligatorio preámbulo para satisfacer sus bajos instintos.

El beso con Granger era algo más que la mera necesidad de comenzar algo que lo llebaria a apoderarse de ese cuerpo, no tenía todas las respuestas que quisiera pero era un hecho que esa mujercilla a la que había subestimado por su aspecto y origen lo estaba haciendo descubrir emociones en las que era un inexperto.

Se separaron con suavidad tratando de recuperar la respiración y con la misma delicadeza con la que  había llevado sus manos a enredarse en el cuello pálido de Malfoy las posiciono en cada mejilla de su rostro.

Hermione mantenía los ojos cerrados intentando no romper con ese mágico momento, su corazón acelerado amenazaba con salir por su garganta, temblaba en esos brazos fuertes que se enroscaban a su cintura, también para ella había sido un beso especial.

La Gryffindor no tenía la experiencia en esas artes como el rubio, no tenía en su lista de amores más de dos personas, y aun siendo esa lista tan reducida esa leona sabía lo que era enamorarse profundamente, pues si bien Victor fue el primer hombre en besarla, Ron fue su primer gran amor como su primera gran decepción. Pero a pesar del dolor y la tristeza posterior a esa ruptura y aun en sus momentos mejores no había sentido nada comparado a lo que sentía ahora.

Por un breve momento estuvo a punto de llorar al pensar que todo era una mentira, pero se mordió la lengua para apaciguar las lagrimas porque no quería amargarse, quería ser feliz, quería sentirse amada por un momento. Acaricio sus mejillas mirándole a los ojos y sonriéndole con sinceridad.

-Gracias.

-Es parte de nuestro acuerdo, supongo. -Dijo sin estar muy convencido de sus palabras.

-Lo se, aun así gracias. -Le dijo dándole un fugaz beso en los labios antes de separarse. -Si no nos damos prisa llegaremos tarde. -Comenzó a caminar tirando de su mano.

Llegaron juntos a la primera clase del día, no se soltaron a pesar de las miradas de desaprobación, compartieron la misma mesa  y McGonagall lo permitió no con mucho agrado pero pensó que no era el momento para interferir, pero pronosticaba que eso no saldría del todo bien, muy en el fondo esperaba equivocarse.

Ese día Hermione tomo todos sus alientos en la mesa de los Slytherin, nadie se atrevió a ofenderla de nuevo, incluso puede decirse que comenzaron a quitar las caras de repulsión y aversión con que la habían recibido la primera vez. Tenía que reconocer que Malfoy  se hacía respetar de una manera que no dejaba posibilidad a una rebelión por parte de su casa.

Hermione había visitado la sala común de los leones después de las clases ya que en el día no tuvo la oportunidad de hablar con sus amigos y necesitaba aclararles algunas cosas para evitar más problemas.

Cuando llego a la sala ya la esperaban Harry, Ginny y Ron, casualmente también estaba Neville, Lavender y Parvia. Sin necesidad de palabras sabia de su descontento, no aprobaban  su relación con Malfoy.

Se sentó frente a ellos y espero pacientemente que iniciaran con sus preguntas.

-¿Estás segura de los que estás haciendo? -Harry fue el primero en lanzar una pregunta, no la estaba acusando de ninguna manera lo que la tranquilizo un poco.

-Si te refieres a ser novia de Malfoy, estoy segura.

Ron se levanto furioso apretando con fuerzas sus puños. -¿Cómo puedes estar segura? Es una locura, que no te das cuenta.

-Me doy cuenta que esto los toma por sorpresa, que después de tantos años de peleas y enfrentamientos sea novia de quien más me insulto y desprecio, pero las cosas cambiaron, el cambio no es el  mismos que cometió esos errores.

-Te equivocas el sigue siendo el mismo despreciable mortifago, el maldito cretino que se burlo y nos  humillo e insulto  por años, el desgraciado que casi me mata. -Ron estaba fuera de si. -Fue su desquiciada tia la que te torturo y estuvo a punto de matarnos. ¿Qué no comprendes? Eres tan ciega que no ves que es exactamente el mismo cabron de siempre.  -La tomo por los brazos para agitarla intentándola hacer que reaccionara.

-Suéltala Ron, la lastimas. -Le pidió Harry intentando calmarlo.

-Tienes razón en muchas cosas Ronald-Contesto dejando fluir las lágrimas que tan desesperadamente había intentado retener. -El hizo todas esas cosas, fue un maldito desgraciado yo más que nadie lo sé, yo más que nadie aguanto sus maltratos, desprecios e insultos, cometió muchos errores y no lo justifico, nada cambia lo que fue y lo que hizo, pero no se puede vivir del pasado. -Afirmo clavando su mirada en los ojos azules de Ron.

-Has perdido la razón. -Acuso soltándola por fin.

-Quizás así sea, quizás no me entiendan pero en verdad lo quiero, hizo muchas cosas malas en el pasado pero solo pienses que si fuera el mismo no me habría defendido como lo hizo. Puedo hablar mucho y darles demasiados razones,  pero al final no puedo hacerlos cambiar de opinión solo les pido que le den una oportunidad para demostrar que ha cambiado.

-Es muy difícil confiar Hermione. -Harry le hablo sereno.

-Se que es difícil, pero no es imposible. Somos humanos Harry nos equivocamos, cometemos errores y tenemos que cargar con ellos, pero tenemos la capacidad de aprender de ellos y enmendar las cosas

Hermione hablaba con el corazón, no mentía cuando afirmaba que estaba enamorada y que confiaba en que Malfoy había cambiado, quizás ella misma se auto engañaba pero en el fondo era la manera de mantener sus esperanzas.

-Yo te apoyo. -Ginny puso su mano sobre el hombro de Hermione.

-Yo también. -Dijeron a la vez los demás Gryffindor.

-Cuentas conmigo Hermione, siempre cuentas con mi apoyo. -Le dijo Harry abrazándola. -Le daré esa oportunidad a Malfoy por ti y por su bien espero que en verdad te valore y te trate como mereces.

Ronald estaba que echaba chispas no podía creer que todos estaba aceptando tal aberración contra el orden natural de las cosas.

-Pues yo no lo acepto. -Grito enojado. -Y mientras estés con Malfoy es como si para mí no existieras.

-Ron. -Fue lo único que alcanzo a decir Hermione cuando lo vio salir por la puerta.

-No le hagas caso ya se le pasara. -La consoló Harry y Ginny.

-Creo que es mejor que me vaya, nos vemos después, gracias por todo. -Se despidió.

Salió como pudo de la sala intentando por todos los medios mantenerse firme, le habían dolido mucho las palabras de Ron y aunque pensaba que estaba preparada para soportar lo que viniera, la verdad era que la situación la superaba.

Ron había sido su gran amor y a pesar que su relación no funciono sentía por el un gran cariño, lo consideraba como su familia y le dolía comprobar que no contaba ni siquiera con un poco de comprensión. Llego a la torre de premios anuales destrozada, lloraba copiosamente, tanto que su nublada vista no percibió que la sala no estaba vacía.

-¿Qué te pasa? -Pregunto ocultando su preocupación.

Hermione no contesto solo se arrojo a sus brazos buscando refugio. El rubio platinado no sabía qué hacer, no era especialmente sensible ante esos menesteres, por lo que solo se limito a abrazarla y a dejarla llorar sobre su pecho. No sabía porque pero escucharla llorar le provocaba una fuerte opresión en su pecho.

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