No todos los Sueños se Cumplen

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No todos los Sueños se Cumplen

A veces a pesar de los esfuerzos, a pesar del empeño puesto para cambiar las cosas, para hacerlas diferente, simplemente no es suficiente. Me gustaría decir que la vida es perfecta, que todo es posible, que solo basta esforzarnos para convertir  los imposibles en posibles, pero lo cierto es que muchas de las veces no es posible alcanzar esos sueños que tanto anhelamos y por los que tanto luchamos.

En ocasiones no basta luchar con fuerzas por conquistar esos sueños. Nos quedamos cortos en las metas y tenemos que ver como nuestras ilusiones mueren en la distancia, sin poder vislumbrar ese final deseado.

Duele ver como nuestros sueños mueres, como nuestra felicidad escapa de nuestras manos y somos incapaces de cambiarlo por mucho que lo intentamos.

Draco lo comprobaba al estar ahora ataviado con su túnica de gala, frente al altar, sintiendo como su corazón se rompía al sostener su varita y verla unirse en un hilo de luz a la de Samanta.

Comprobaba que de nada servía tener ilusiones y ser bueno, que de nada servia haberse enamorado para ahora sufrir de esa manera, pensaba que hubiera sido mejor jamás haber conocido ese sentimiento y vivir en la ignorancia para así no sufrir como sufría en ese momento.  

Su vida antes de conocer el amor no era tan mala, estaba resignado en cumplir con sus deberes como buen Malfoy, sabía que su destino desde que nació estaba escrito, que se casaría por un conveniente compromiso que beneficiara a su familia, eso era lo correcto y para el no representaba ningún tipo de sacrificio. Pero ahora todo había cambiado desde que su corazón helado se había permitido sentir y enamorarse, ahora le parecía aberrante la idea de unirse a alguien que no amara, no podía hacerse a la idea de vivir sin ese amor que apenas descubría.

No concebía la idea de levantarse cada mañana al lado de otra que no fuera su castaña de ojos caramelo y cabello enmarañado, su Venus de las profundidades, esa diosa que podía ser tan terrenal y tan mortal al mismo tiempo. No quería una vida sin ella, no aceptaba un mundo en el que no pudiera ser su mujer, su complemento y se sintió el hombre más miserable cuando todo termino.

Samanta lloraba en silencio, su rostro estaba pálido y sin vida, temblaba tanto que le costaba mantenerse de pie, esa también era una condena para ella, el amor de su vida no era ese hombre al que acaba de unirse.

Era una boda, pero no había alegría en el rostro de los nuevos esposos, ni felicidad, ni ese brillo especial que se presenta cuando el amor esta presente, por el contrario todo era lúgubre en ese blanco impoluto que los rodeaba, las flores que adornaban el lugar solo producían mas tristeza.

Draco deseaba que esa mujer que ahora caminaba a paso lento por el pasillo arreglado con guirnaldas de flores tomada de su brazo fuera su amaba Hermione, que esa que ahora llevara su apellido fuera una orgullosa leona de cabellos alborotados y labios tentadores, que fuera su calidez la que le calentara el corazón y el alma, pero lo cierto era que esa que se aferraba a su brazo para no caer era una sangre limpia, una rubia que también estaba dividida y destrozado y cuyo corazón latía en agonía por haberlo intentado todo y al final no lograr nada.

Cuando Draco despertó de esa horrible pesadilla que representaba sus más profundos miedos, tenía su boca un sabor amargo, su pecho aun le dolía, el sueño había sido tan real que aun tenía el pulso acelerado y el sudor frio perlaba su frente.  Se enderezo confuso de la cama intentando que su corazón se tranquilizara.

Esa pesadilla le había sacudido tan profundamente que no deseaba esperar más tiempo, así mandara al diablo los planes previstos, se levanto de un salto de la cama para arreglarse, tenía mucho que hacer y cartas que escribir para informarles a Hermione, Samanta y Alexander el cambio de estrategias, porque al menos el no estaba dispuesto a esperar y arriesgarse.

Antes de salir de su habitación Draco se miro al espejo, vestía elegantemente un pantalón gris y una camisa blanca, el abrigo a tono y  un calzado lustroso y pulcro. Sonrió al verse y descubrió que esa era una sonrisa que el mismo no se conocía, una que estaba llena de sinceridad ante la ilusión de culminar los sueños.  

Narcisa Malfoy estaba como cada mañana en su jardín tomando el desayuno, faltaban un par de semanas para esa boda tan esperada, sumida en sus propios pensamientos se cuestionaba por primera vez si eso era lo correcto, pues aunque le costara trabajo aceptarlo sabia con seguridad que su hijo había cambiado, ya no era el niño caprichoso que peleaba por algún juguete, ni el adolecente rebelde e indolente que no tenia respeto por nada, ahora era un hombre, un hombre que estaba sacrificando sus afectos por una boda que le convenía a su familia, o al menos eso creía ella.

El rubio había puesto ya al tanto a los demás del cambio de planes, tenía su maleta lista y solo le faltaba algo por hacer.

A esas horas su madre estaría tomando el té en el salón de la mansión, se encamino con paso firme al lugar. En un principio había pensado irse  sin decirle nada, para evitarse enfrentamientos o complicaciones posteriores, pero no quizo ser cobarde y huir como un ladrón sin siquiera darle la cara a su madre.

Cuando Narcisa lo vio entrar por la puerta y observo su rostro encontrando algo nuevo en su hijo, lo supo.

Draco camino hasta estar frente a la elegante silla donde descansaba su madre, se arrodillo frente a ella para estar a su nivel, tomando su blanca mano entre las suyas, y entonces la miro a los ojos y sonrió. Narcisa se llevo su mano libre a la boca como ahogando su sorpresa al ver el rostro iluminado de su hijo, esa sonrisa y ese brillo en los ojos no podía ser otra cosa que verdadero amor.

-Madre me voy. -Aviso sin dejar de mirarla a los ojos. -La amo y no puedo ni quiero vivir sin ella. -La siente temblar ante sus palabras pero se mantiene firme.

-No puedes hacer eso. -Contesto con voz trémula.

-Sé que es difícil que lo entiendas, pero en verdad te digo que a lo largo de mi vida he cometido muchos errores, no he sido la mejor persona ya fuera por mi carácter o por nuestras costumbres, pero estos últimos tiempos, durante y después de la guerra me di cuenta de muchas cosas, me di cuenta del error en el que vivíamos al suponer que somos mejores por ser de sangre pura, y lo cierto es que lo verdaderamente importante va mas allá. Quizás antes no me hubiera importado casarme con Smith, el amor para mi no existía por lo que no lo consideraba importante, pero eso a cambiado Madre y me gustaría mucho que lo entendieras.

-Pero tú eres un Malfoy.

-Lo fui. -Afirmo. -Lo fui cuando me convertí en mortifago para cumplir con los sueños de grandeza de mi padre, lo fui cuando me marcaron. -Dijo levantándose la manga de la camisa para mostrar el tenue tatuaje de su antebrazo. -Lo  fui cuando intente matar a Dumbledor para salvar nuestras vidas, lo fui cuando tuve que torturar para no ser torturado, cuando traicione y estuve a punto de matar por unos ideales absurdos que no eran los míos. Y sigo siendo un Malfoy, pero no dejare que mi apellido defina mi vida. Tal vez alguna vez regrese y espero que para entonces aceptes que esa impura de la que me enamore es mucho mejor que nosotros en muchos sentidos.

Narcisa Malfoy era una mujer fuerte, quizás demasiado fría y calculadora en apariencias, orgullosa y  preocupada de las apariencias, pero una gran mujer que había tomado la mano de su esposo por debajo de la mesa para darle fuerzas cuando este dudaba ante las humillaciones del señor tenebroso cuando se apoderaron de su mansión,  una mujer que no se doblegaba a las locuras de su hermana Bellatrix y que era capaz de callar con una sola mirada a cualquiera que osara enfrentarla. Era la gran mujer que sello su destino al mentirle a su señor con la esperanza de salvar a su familia.

Pero esa gran mujer tenía que admitir que al igual que su marido cometió muchos errores que arrastraron con ellos a su hijo, obligándolo a cumplir con sus deberes de heredero y como sangre limpia, exponiéndolo, entregándolo al mal solo para seguir con sus ideales de grandeza y superioridad.

Ahora frente a ella tenía a su hijo diciéndole que se marcharía para luchar por el amor de su vida, y muy a su pesar de todo no podía dejar de sentirse orgullosa del hombre en el que se había convertido Draco. Porque veía en sus ojos la decisión de luchar por Granger, escuchaba la fuerza de sus palabras, su valor y entrega.

-Draco. -Susurro su nombre con lágrimas en los ojos y acaricio su rostro con su mano libre. -Se feliz. -Le beso la frente y ambas mejillas.

Conmovido y permitiéndose ser todo lo sentimental que jamás se había permitido abrazo a su madre con fuerza y le beso la frente antes de irse con una sonrisa en los labios y su corazón encogido al entender que su madre lo quería tanto que solo deseaba que fuera feliz.

El plan que habían diseñado era suplantar al novio durante la ceremonia, Harry emplearía sus influencias en el ministerio, pidiendo un favor especial al ministro  para que al realizar los votos matrimoniales no se pronunciaran los nombres de los novios.

Habían tomado en consideración que las Señoras Malfoy y la Señora Smith comprobarían la identidad de los novios, pero muy especialmente de la novia, por lo que se decidió que Samanta tendría que casarse, solo con el ligero cambio que el novio seria Alexander con la apariencia de Draco.

El plan en si tenía sus riesgos, considerado que  solo hasta que las varitas de Alexander y Samanta se unieran se anularía automáticamente el contrato mágico que tenían, alguna de las pruebas para considerar la pureza de la unión era un circulo mágico en el altar, lo que no era problema tomando en cuenta que Alexander era un mago de sangre pura, pero el peligro radicaba en que Alexander debía interpretar a la perfección el papel de Draco además de que debían encantar el anillo que siempre llevaba el rubio en su mano que era el sello de su linaje y que solo los Malfoy podían portar o en su defecto crear una copia lo suficientemente parecida que pudiera utilizar Wood.

Esa era solo la primera parte, pues que Sam y Alex se casara, eso no aseguraba que permitieran a Draco desposar a Hermione, por lo que se acordó hacer bodas simultaneas.

Los padres de Granger estaban al tanto de la situación, pues su hija no les guardaba secretos y aunque creían que era demasiado joven para casarse la apoyaron sabiendo que Draco era su felicidad. Esa era la razón por la que Alex y Hermione se hicieran novios, para que fuera creíble para todos que se casaran tiempo después de dejar el colegio. Solo sus amigos sabían la verdad y muy a su pesar de que se tratara de Malfoy la apoyarían hasta el final.

Era entonces que la segunda parte del plan era que en el mismo momento en que se casaba Samanta y Alex con la apariencia de Draco en la mansión Malfoy, Hermione y Draco  harían lo mismo en la madriguera, sellando así su enlace con la persona que amaban.

Todo estaba preparado y estaba a solo días de que el enlace se llevara a cabo, pero después de la pesadilla que tuviera el rubio no pudo tolerar que algo pudiera salir mal y perder a su querida Leona, así que precipito las cosas.

Me gustaría decir que la vida es perfecta, que las personas buenas siempre son felices y que las malas siempre pagan sus culpas, pero la vida no es así de sencilla, no todo es blanco o negro. Los sueños no siempre se cumplen, las esperanzas no bastan para lograr lo que deseamos y la fe no basta cuando la has agotado.

Samanta no cumpliría su sueño de casarse en una gran fiesta, ataviada de un hermoso vestido de novia y  finas joyas, no bailaría su primer vals en la pista iluminada y arreglada con selectas flores, no  tendría la hermosa recepción, el rico banquete y los exquisitos vinos.

Hermione tampoco conquistaría sus sueños de verse a si misma ante el espejo mientras su madre y sus mejores amigas le ayudaban a arreglarse el cabello y ponerse el hermoso vestido con el que siempre había soñado, no caminaría del brazo de su padre que con orgullo la conduciría al altar, entregándola al hombre de su vida.

Los sueños, a veces solo se quedan en eso, se esfuman en el olvido. Pero a veces, solo a veces cuando estos sueños no se cumplen, no es del todo malo, porque en ocasiones esos sueños se transforman en algo distinto, las esperanzas cambian de rumbo y la fe se renueva ante la expectativa de un nuevo curso.

Hermione y Samanta no vestían de novias, no estaban arregladas como hubieran deseado o como lo hubieran soñado desde niñas.

La castaña llevaba un sencillo vestido azul hasta la rodilla, su cabello suelto no estaba arreglado con flores y a pesar de todo no dejaba de lucir tan radiante como la mas arreglada novia en su traje blanco. Sam usaba un vestido en tono verde un poco más corto que el de Hermione, tampoco llevaba joyas adornando su cabello o su cuello, no llevaba el largo velo blanco pero  igual sonreía como solo las mujeres enamoradas a punto de casarse pueden hacerlo.

Draco les convenció que lo mejor era dejar las complicaciones y limitarse a cumplir con sus deseos, después de todo eran mayores de edad y si tenían el valor para montar todo esa estratagema para lograr sus objetivos, podrían los cuatro presentarse ante el juez para que los casaran de manera simultánea para romper de tajo con ese estúpido contrato.

Sam sabia que con esa decisión perdería todo derecho a la fortuna de su familia, pero no era algo que le importaba, había aprendido que existían cosas que el oro no podía comprar, y que lo único verdaderamente importante era estar al lado de Alexander, el hombre de su vida.

La situación de Draco era la misma, sin embargo, tampoco le importaba mucho, podía trabajar y tener una vida buena, honorable y feliz a lado de su Hermione.

La vida no es perfecta, los sueños no siempre se cumplen, pero a veces, solo a veces cuando luchas por conquistarlos, cuando no te das por vencido y eres fuerte para afrontar los retos,  en el proceso te das cuentas que esos sueños cambian y se transforman en cosas diferentes que posiblemente no era lo que en un principio esperabas, pero que al final te dan una felicidad aun más grande de la que alguna vez soñaste.

Me gustaría decirte que la vida es perfecta, que los sueños siempre se cumplen, que las personas buenas siempre son felices y que las malas siempre pagan sus culpas, pero lo cierto es que no siempre es así. La verdad es que no puedo prometer que no sufrirás aunque seas bueno, porque a veces es inevitable, no puedo decirte que conquistaras todo lo que has deseado, porque en ocasiones y a pesar de los esfuerzos no podemos lograrlo, pero si puedo decirte que no debes de darte por vencido, que no debes dejar que tus sueños se pierdan por completo, transfórmalos, has de ellos algo nuevo.

La vida no es perfecta, pero es esa imperfección lo que nos hace darnos cuenta de lo valioso de los más pequeños detalles, del milagro escondido tras una cálida sonrisa y una mirada amorosa, porque sufrir solo te prepara para que cuando seas feliz aprendas a valorar lo que tienes y seas agradecido, porque siempre atesoraremos mas aquello que mas esfuerzo nos ha costado en conseguir.

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