Los Slytherin también tienen corazón

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Los Slytherin también tienen corazón

Un silencio prolongado, una suave caricia y un tenue beso en la inmensidad de la noche, les apetecía perderse por los pasillos del colegio para estar solos, para compartir la intimidad de un momento solo para ellos, necesitaba después de tanto dolor y miedo poder buscar el cobijo de su mutuo abrigo y compañía.

Caminaban por los pasillos desolados, solo alumbrados por la tenue luz que despedían sus varitas, en silencio para no ser descubiertos se perdieron en la noche en esos muros de piedra que tantos secretos guardan.

Salieron con sigilo del castillo y se adentraron en los jardines hasta llegar al lago. En ningún momento soltaron sus manos que estaban firmemente entrelazadas, caminaban e intercambiaban miradas, sonreían como no recordaban haber sonreído en su vida.

Hermione creía que justo ese día seria su mejor recuerdo y el más feliz, sabía con exactitud en qué pensaría cuando necesitara ahuyentar a un ejército de dementores, su patronus seria quizás más grande que el que una vez hiciera Harry para salvar a Sirius porque su recuerdo era simplemente glorioso, saberse correspondida era el mas grande regalo que pudiera recibir.

Se sentaron tan juntos como pudieron en el embarcadero del lago negro, sus pies colgaban  por el borde. Aun hacia frio muy propio de la temporada, era el fin del invierno pero tardaría un poco más de tiempo,  antes de que el calor llegara por completo. Pero Draco y Hermione no tenían frio su calor corporal los mantenía tibios y la elegante capa de Malfoy los cubría haciendo que estuvieran protegidos de las inclemencias del frio.

La media luna brillaba en el firmamento, pálida y enigmática como siempre, pero incluso esa noche brillaba de una manera especial y distinta solo para ellos, el cielo estrellado era un mar lleno de perlas relucientes, destellantes e inmensamente hermosas, y el lago tranquilo era un espejo que duplicaba la hermosura del cielo infinito plagado de brillantes.

Las mejillas de Hermione se tiñeron de rojo al sentir la mirada penetrante de Draco posada en sus labios, instintivamente mordió su labio con nerviosismo y eso provoco que el rubio platinado se viera en la necesidad de atacar sus labios con prontitud.

La beso largamente muy despacio, disfrutando de cada rincón de su boca, entrelazando su lengua cálida con la de ella en un baile íntimo lleno de éxtasis, por momentos solo acariciaba sus labios cerrando los ojos sintiendo como cada célula de su cuerpo vibrar y el calor iba en aumento, y se permitió abandonar su boca para seguir por la línea de su mandíbula depositando suaves besos y ligeros mordiscos que provocaron en la castaña un jadeo.

Las manos tímidas y temblorosas de Hermione  se deslizaban en caricias inexpertas en los hombro y el pecho de Draco haciendo que este sintiera una corriente eléctrica atravesándole la piel haciéndolo que se cimbrara ante el toque delicado de esos suaves y largos dedos que le exploraban indecisos. Suspiro con fuerza porque sabía que no era el lugar ni el momento por mucho que deseara poseerla ahí mismo, ella merecía algo más que sucumbir a las paciones sobre el embarcadero del lago negro.

Por eso la abrazo para aplacar sus impulsos y Hermione entendió que no podrían llegar mas allá, no por ahora, su momento pronto llegaría y como se había prometido a si misma se entregaría sin reservas y por amor.

-Te quiero. Susurro sobre sus labios y esa confesión la colmo de dicha.

-Yo también te quiero. -Repitió y con timidez acaricio su rostro antes de besarse nuevamente.

El viento soplaba suavemente agitando un poco las aguas tranquilas del lago negro, haciendo que en el perfecto espejo se formaran pequeñas ondas que distorsionaban el reflejo del cielo nocturno, sin embargo, ni Hermione, ni Draco lo notaron, estaban abrazados, la castaña enterraba su rostro en el pecho del rubio, suspiraba y temblaba pero no de frio.

El la pegaba a su pecho protector y acariciaba sus rizos castaños, besaba su pelo aspirando su dulce aroma y cerró los ojos un momento   pensando en lo ciego que había sido por tantos años, en el estúpido y arrogante carácter suyo, porque había perdido demasiado tiempo creyéndose el centro del mundo, el rey del universo, el príncipe de Slytherin, y sin embargo, hasta ahora que no tenía todo aquello que alguna vez había poseído se daba cuenta que todo cuanto necesitaba y todo cuanto quería lo tenía en sus brazos.

Abrió los ojos y todo era diferente, todo tenía una tesitura distinta y Draco era capaz de apreciar esos pequeños detalles que antes le parecieron tan insignificantes, tan comunes y corrientes y todo se debía a ella.

Ahora entendía muchas cosas que antes no comprendía, entendía lo que era la entrega, lo que era amar a alguien más y lo que eso implicaba, sabía que estaba dispuesto a enfrentarse a cualquiera, contra el mundo si era preciso,  por Hermione. Posiblemente seguiría siendo el mismo  hombre orgullos, altanero e insoportable pero con ella era distinto, con Granger era capaz de mostrarse tal cual era sin miedo, sin reservas.

Porque Draco Malfoy era un cabron narcisito y voluntarioso, arrogante y sarcástico pero Hermione Granger era capaz de sacar su lado escondido, ese lado bueno que se empeñaba en ocultar para no ser vulnerable. Esa Gryffindor era capaz de encontrar el lado bueno de alguien tan frio como él y transformarlo.

Regresaron al castillo y se despidieron cuando subieron las escaleras con un largo beso para después entrar a sus respectivas habitaciones.

Habían acordado mantener el secreto, fuera de la torre de premios anuales Samanta seria la prometida de Draco, Alexander y Hermione mantendrían la distancia de ellos para no levantar sospechas, nadie debía saber que a pesar del compromiso que los unía a Malfoy y Smith sus planes eran diferentes.

Todavía no tenían muy claro como harían para evitar ese compromiso, pero nuevas ideas se estaban fraguando en sus cabezas, eran capaces de todo con tal de que no los separaban.

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Pansy estaba sentada en uno de los sillones verde botella de la sala común de Slytherin, tenía los ojos rojos de tanto llorar, había estado así desde las vacaciones, para ser exactos desde que supo por sus padres que no se casaría con Malfoy como estaba previsto, aparentemente la familia Smith les habían ofrecido una tentadora oferta que no pudieron rechazar para romper ese compromiso para que su heredera fuera quien se comprometiera con Draco.

La morena estaba furiosa, nuevamente se sentía humillada y degradada, estaba cansada que la utilizaran, sus padres ni siquiera la tomaron en cuenta para decidir la anulación de su propio compromiso, a esas alturas tenía muy claro que Sam solo la había utilizado y estaba demasiado ofendida.

Contrario a lo que la mayoría pensaba de Pansy como de la gran mayoría de los miembros de Slytherin, no eran tan mala como pretendía, quizás era una facililla que se enredaba con cuando hombre se le antojara, pero lo hacia para llenar esa soledad que sentía.

Quizás su reputación no le ayudaba mucho y por  ello nadie la tomaba en serio de no ser que estuvieran interesados en pasar una noche de pasión enredados en sus sabanas. Pero después de unos cuantos besos y de sexo exótico y desembreando se hiban y la dejaban igual o mas sola que antes.

La mayoría podría pensar que eso no le importaba a la morena que fácilmente cambiaba de uno a otro galan sin perder demasiado tiempo en ello, pero lo verdad era diferente, cada vez que terminaba al amanecer sola, cada vez que los veía irse sin importar dejarla en la frialdad de la cama, sin darle siquiera un beso o decirle palabras amorosas que le calentaran el alma, se sentía solo un objeto que utilizaban y desechaban tan pronto saciaban sus intintos.

Pansy había aprendido a base tropiezos que el juego era utilizar o ser utilizados, por lo que se propuso después de su primer desengaño amoroso jamás caer de nuevo en las cursilerías de un amor que no existía. Draco fue el primer hombre en su vida y tan fácil como hacia accedido a formar parte de su listas de conquistas le había votado, tenia ciertos privilegios que nadie más tenia y era probablemente la chica de planta que el rubio siempre buscaba, pero nunca había existido verdadero amor entre ellos, ni siquiera de parte de la morena que se había dado cuenta que solo había sido un pasajero enamoramiento.

No lloraba por Draco porque no lo amaba, lloraba por ella, lloraba porque se sentía seca por dentro, vacia y utilizada solo como un objeto sexual sin sentimientos y estaba cansada, cansada de ser aquella que era requerida para calentar una cama cualquiera y abrir las piernas.

Lloraba porque al fin después de tanto tiempo y de haber visitado tantas y tantas camas estaba sola, sin nadie que se preocupara por lo que sentía, o lo que pensaba, por que debían saber que ella también tenia sueños que deseaba cumplir y añoraba tener el cariño y la protección de alguien que la viera como un ser humano y no como una  muñeca de carne y hueso.

Pansy Parkinson era una mujer ambiciosa y superficial, llena de defectos, egoísta y vanidosa pero una mujer al fin de cuentas que tenía anhelos y necesidades, que desea encontrar amor y no solo sexo rápido y caliente en sabanas desconocidas.

Estaba asqueada de si misma, infravalorada, menospreciaba y abandonada. Se sentía sola y olvidada, podía ser bella y venir de una buena familia de sangre pura, tener dinero a montones y la envidia de decenas de chicas, pero ninguna de todas esas chicas que se morían por ser como ella sabía que todo era solo una apariencia.

Lloraba en la sala común verde y plata en soledad, pues no deseaba que nadie supiera que la princesa Slytherin era también una humana que sufría y lloraba como cualquier mortal, ya mañana por la mañana se arreglaría para lucir impecable, se pendía su labial favorito para seducir a una nueva víctima y intentaría engañarse para creer que era ella la que ls utilizaba cuando era justamente lo contrario.

Con lo que no contaba la morena era que alguien mas no podía dormir y había bajado a la sala común a despejarse un poco ante la falta de sueño y la vio ahí, con el reflejo de las llamas danzando en la chimenea, sentada en el sillón verde botella con las piernas dobladas y abrazándolas fuertemente con los brazos, noto sus ojos anegados de lagrimas y su rostro pálido y triste. Posiblemente cualquiera pensaría que lucía deprimente ante esa nueva faceta que descubría una humana tras la fría apariencia, pero lejos de eso, por primera vez desde que la conociera se daba cuenta que esa morena que mostraba su fragilidad en verdad era hermosa.

Era una hermosura que nada tenía que ver con ese cuerpo escultural lleno de curvas pronunciadas y provocativas, no era por esos senos redondos y firmes que se erguían orgullosos y se mostraban rebosantes sobre el generoso escote, ni tampoco por esa breve cintura, esas caderas amplias y piernas torneadas. Era hermosa porque su rostro estaba limpio del maquillaje mostrando su piel tersa y enrojecida por el llanto, porque ni el mejor labial podría hacer lucir más apetecibles esos labios que ahora formaban un tierno puchero, y esos ojos brillaban aun mas por las lagrimas que corrian sin fin por sus mejillas y caian para perderse en su ropa.

Lucia hermosa en ese pijama de satín color rojo sangre, con el cabello negro despeinado cayendo por sus hombros descubiertos y un par de mechones se pegaban a su humedecido rostro, estaba hermosa porque se veía vulnerable y lloraba como una chiquilla y no pudo contener sus deseos de reconfortarla, se acerco sin pensar al sillón y la abrazo sobresaltándola.

La morena estaba débil y tan deseosa de afecto que ese cálido abrazo la trastorno más y lloro mares sin poder detenerse, lloro por sus padres que no le demostraban afecto o respeto, lloro por sus amantes incapaces de hacerla sentir una calidez verdadera, y lloro por ella, por su estupidez, por sus vagos intentos de cazar un amor donde solo encontraba bajas paciones. Y cuando se calmo un poco dejando de temblar entre esos brazos que la sostenía y la mimaban acariciando sus cabellos, sonrió porque a pesar de lo patética que sabía que lucía no le importo por primera vez no lucir despampanante o sensual porque se sintió un poco menos sola.

En los brazos de Zabini se sentía tranquila y en paz porque sus ojos no estaban llenos de ese brillo de lujuria o seducción, en esos orbes negros como la noche solo encontró comprensión a una soledad que el mismo también sentía.

La vida podía ser una porquería para Pansy, pero solo por ese momento de afecto compartido en sus brazos hizo que todo valiera la pena, y se sintió una persona completa y no solo un objeto que lucir o poseer. Dejo de llorar tiempo después, Blaiser no dijo nada, no la atosigo con preguntas  o cuestionamientos y ella agradeció ese detalle.

Cuando Pansy se sintió fuerte de nuevo levanto la cabeza del pecho del moreno y le miro a los ojos con agradecimiento y sin pensarlo lo beso, sin embargo, no era de esos besos que acostumbraba la Slytherin, no era un beso erótico, cargado de sensualidad o fuego, no era ese danza de lenguas posesivas y calientes, no era de esos besos urgentes y salvajes  que impetuosos se arrebataban antes de un encuentro carnal, fue mucho más que eso, fue un beso suave, el primero que daba sincero sin ningún trasfondo oscuro o cargado de deseo, era un beso limpio, cálido y agradecido.

Parkinson no era tierna, no era del todo buena, pero tampoco era mala, solo estaba necesitada de cariño, de un afecto que no conocía pero anhelaba y necesitaba con urgencia y que a lo largo de su vida había buscado con desesperación en la aceptación y la admiración de los demás, pero se había equivocado y lo había confundido con otro tipo de deseos que nada tenían que ver con el amor sincero.  

Por eso se sorprendió en la manera que beso a Zabini, porque nunca había besado a nadie de esa manera y eso la hizo sentirse iluminada. Se levanto con calma del sillón y el moreno hizo lo propio, Pansy le abrazo por la cintura y Blaiser la estrecho con delicadeza envolviéndola en sus brazos, la morena sonrió de nuevo con una sinceridad que nunca se había permitido beso su mejilla y se fue rumbo a las escaleras de las habitaciones, sintiendo como la presión de su pecho había desaparecido.

Zabini se quedo un momento de pie viendo en dirección donde se había ido la morena y acaricio sus labios sintiendo el leve cosquilleo que había sentido cuando Pansy los calentó con los suyos en un gesto tan tierno que lo estremeció.

 Hasta los Slytherin tenemos corazón pensó y sonrió con ganas el moreno antes de regresar a su habitación para dormir, sabía que algo había cambiado esa noche, sabía que el ya no era el mismo, así como sabía que Pansy también había cambiado ante sus ojos y ahora  mostraba su lado más encantador.

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