Dos caminos; Antoni y Magali

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Dos caminos; Antoni y Magali

Estaba molesto consigo mismo, como podía ser posible que tuviera tales debilidades delante de la leona, le parecía inadmisible estar como un idiota atrás de la castaña que parecía estar feliz de estar asediada por ese par de zoquetes. Pero no podía evitar ese calor corriendo  sus venas y subir a su cabeza haciendo que perdiera los estribos, habia utilizado todo su autocontrol para no molerlos a golpes por atreverse a ver a Su novia de con tal descaro.

Hermione se quedo confusa en la aula vacia tratando de meditar sobre el comportamiento irracional del blondo, pero no entendía del todo sus reacciones, pensaba que quizás todo se debía a que era demasiado posesivo y quería manejarla a su antojo, pero le parecía demasiado extremo ese comportamiento para alguien que se suponía la detestaba y que solo estaba movido por el deseo de obtener apagar sus deseos de hombre.

Ninguno de los dos regresaron a clases, no les preocupaba mucho el castigo por su falta, de cualquier manera Hermione había pedido permiso y a Draco no le interesaba en lo mas mínimo.

En la siguiente clase no se sentía con ánimos de sentarse al lado de Malfoy y tener que afrontarse de nuevo a sus reclamos infundados, por lo que se acomodo en un lugar vacio, cuando Malfoy entro y la vio sola en otra mesa que no era la suya se acerco a su asiento y tomándola de la mano la llevo a la mesa que siempre ocupaba.

La Gryffindor no quiso discutir, solo camino hasta el lugar y acomodo los libros que ocuparía para la clase.

-¿Estas enojada?

-No

-Entonces qué demonios tienes.

-Es que no logro comprenderte.

-No lo intentes, por muy inteligente que seas no lo lograrías. -Dijo simplemente, pero la verdad era que ni el mismo se entendía.

La clase avanzo con normalidad, Hermione se concentro en tomar apuntes intentando olvidar un poco todo lo que había pasado. Draco solo la veía con disimulo, la manera en que ponía toda su atención a la clase.

Descubría nuevos rasgos en esa mujercilla testaruda que lo sacaba de sus casillas, no era especialmente bonita, pero tenía una belleza peculiar. Veía sus ojos brillantes estrecharse cuando quería concentrarse en algo, la manera en que mordía su labio despreocupadamente y de manera tan inocente era un gesto por demás seductor. Se sorprendió de encontrar en ella tantas cosas que le gustaban.

Antes enrollarse en ese trato con Granger sus gustos eran muy diferentes, prefería las mujeres voluptuosas de figuras definidas, de pechos generosos, cinturas estrechas y caderas prominentes, rubias eran su debilidad, aunque no rechazaba a las morenas, pero en las castañas no encontraba nada especialmente motivarte, para su gusto eran demasiado comunes, incluso un par de veces la pelirroja Weasley había llamado su atención por su exuberante cabello y bien formado cuerpo, pero nunca en sus mas locos idilios hubiera imaginado que una común castaña lo estuviera trastornado de ese modo.

Escribía como loca cada palabra que dictada el profesor, pero incluso esa obsesiva manera de estudiar le parecía atractiva en ella, la manera en la que tomaba la pluma y la movía en suaves trazos sobre el papel, la curvatura que se formaba en su muñeca  que se movía con agilidad, la concentración de su rostro, esa seriedad evidente como si no hubiera nada más importante que esas aburridas palabras llenas de conocimientos le daban la apariencia de una musa griega de la sabiduría.

Apenas parpadeaba, y esos ojos castaños con pestañas espesas brillaban y parecían tan limpios, tan puros como si nada los empañara como si no ocultaran nada y se pudiera leer en ellos que no había nada turbio que opacara la entereza de esa guerra mujer.

Descubrió con asombro que la admiraba, porque si bien era una insufrible sabelotodo y una listilla exasperante que sentía que tenía todas las respuestas, y vaya que las tenia generalmente,  era valiente, tanto como para enfrenarse a cualquiera y tan digna y compasiva para no aprovecharse de saberse superior. Aplicando esa misma lógica se dio cuenta de muchas cosas, entre ellas que ese era el motivo por la que la había detestado, Granger era mucho mejor en todos los sentidos que el mismo y se negaba a reconocerlo porque ella era solo una hija de muggles y el a pesar de ser un sangre limpia no está a su altura.

Uno de sus rizos resbalo y cayó sobre su rostro, sin pensarlo Draco lo acomodo tras su oído, Hermione con naturalidad le sonrió antes de concentrarse de nuevo en la clase,  la chica ni siquiera noto como esa sonría sincera había paralizado al rubio.

Malfoy estaba enamorado, se negaba a admitirlo, pero tampoco era tan idiota para después de que una simple sonrisa de la leona lo dejara son aliento, no se diera cuenta que estaba perdido por ella.

Cuando termino la clase comenzaron a recoger las cosas, Hermione no quería discutir mas por lo que aplicaría la misma técnica de Malfoy, hacer como que nada había pasado.

-Si no te apuras llegaremos tarde. -Le dijo ayudándole a recoger sus cosas.

El rubio ocultando su turbación solo se apresuro. Cuando salieron del aula, la chica caminaba sujeta del brazo de Malfoy. Estando tan cerca se podía deleitar con el rico aroma que despedía.

-Te veo más tarde. -Se despidió el rubio cuando llegaron al aula de runas antiguas, Draco no estaba matriculado en esa materia.

-Hasta Luego. -Se puso de puntas para darle un suave beso y entrar a clases.

Después de las clases de la mañana de ese día, tendrían la tarde libre y para su suerte no había deberes pendientes por hacer.

-Acompáñame. -Le dijo tomándola por el brazo antes de que Zabini y Wood se le acercaran a su novia.

-A Donde.

-Vamos al lago.

-Pero iba a leer un libro.

-Pues llévalo y lees allá.

Llegaron a la orilla del lago, Draco fue el primero en sentarse con la espalda apoyada en el tronco de un árbol.

-Ven aquí. -Le pidió que se sentara entre sus piernas y ella obedeció recargando su espalda en el pecho firme del blondo. -De que el libro.

-Es un libro muggle. -Le informo. -Es la historia se llama "Dos caminos" y habla de  la vida  Antoni y Magali.  Tony como le llaman de cariño es un niño rico mientras que Magy es la hija de un campesino, habla de una amistad muy peculiar que los une y una decisión difícil que deben tomar llegado el momento.

-Se escucha interesante.

-Quieres que te lea. -le pregunto Hermione girándose un poco para verle a los ojos.

-¿Lo harías?  

Como toda respuesta le sonrió dulcemente, se aclaro la garganta y se acomodo para comenzar a leer en voz alta desde la primera pagina.

Esto paso hace ya tantos años que a veces me cuesta recordar si en verdad paso o si todo fue producto de mi imaginación, pero sea cual sea el caso debo decirte que aunque mi memoria pueda llegar a fallarme, el corazón nunca me dejaría mentir, y si bien mis recuerdos con los años se han empañado, en mi pecho está grabado como un tatuaje la decisión mas grande que tuvieron que tomar dos pequeños que siendo como el día y la noche se quisieron tanto y con tal fuerza que marcaron sus destinos con la tragedia.

Si te digo que eran como el día y la noche, digo toda la verdad, cuando ellos se conocieron eran apenas unos niños de apenas 8 años y correteaban por la hacienda entre juegos sin importar que él fuera el hijo de los patrones y ella solo una humilde chiquilla hija de campesinos.

Tony era un pequeño tímido y asustadizo,  no era para menos, si yo hubiera tenido un padre como el suyo no dudo que  temblaría al igual que el temblaba ante su presencia. Todavía recuerdo como se escondía en las caballerizas para que no lo encontraran. Sabes, quedo huérfano muy chiquito, se parecía tanto a la difunta Anna, el mismo cabello dorado como los rayos del sol,  dos luceros tan azules por ojos y esa piel tan blanca como leche recién ordeñada. Por eso siempre pensé que su padre no lo quería, le recordaba demasiado a su fallecida esposa, y nunca pudo perdonarle que fuera su nacimiento lo que la debilito hasta consumirse lentamente y morir cuando el pequeño apenas tenía dos años.

Pero que culpa podría tener el inocente, cuando una golpiza propinada como de costumbre por Don Damián le adelanto el parto a la ama Anna, pero supongo que como no podía con los remordimientos se le hizo fácil señalar al niño y así librarse de la culpa.

Fue muy triste, demasiado, todos la queríamos, ella era un ángel, un verdadero ángel compasivo, de mirada dulce, era muy bonita, la más hermosa criatura que había visto jamás, según se decía en ese entonces había sido prometida en matrimonio con Don Damián porque su familia le debía demasiado dinero. Pero sea cual sea el motivo por el que la amita llego a la hacienda, ella la ilumino con su presencia.

Muchas fueron las veces que ella contuvo el látigo del amo por defendernos, las misma veces que la pobrecita los recibió en propia carne, ella era un ángel y el peor que un animal... Creo que me he desviado mucho de la historia, pero debes perdonar, ya sabrás que a mi edad me es cada vez más difícil concentrarme.

Así, te hablaba de Antoni, ¡Pobre chiquillo! se crio solito a cargo de nanas que no aguantaban mucho los malos tratos del patrón y a pesar de que era fácil encariñarse con el niño, pronto se iban dejándolo en nuevas manos desconocidas. Por eso era solitario, nunca sonreía, se la pasaba encerrado y cuando cumplió 6 años llego Agustina para ser su institutriz, ella era tan cruel como el mismo patrón, supongo que por eso se convirtió en poco además de maestra en ama de llaves y algo mas, has de entender a que me refiero.

Por esos mismos días llego a pedir trabajo Ezequiel, un campesino humilde, pero no iba solo, tras sus pasos una chiquilla de cara redonda y chorreada, de pies descalzos, con dos trenzas mal tejidas y ropa tan desgastada y vieja que ya no le cavia un parche o remiendo mas, pero tenía una sonrisa tan enorme que apenas le cavia en el rostro,   unos enormes y traviesos ojos negros, tan negros como sus espesas pestañas y cabello, era morena, mas no tanto como su padre, era un color tostado poco común, Magali era su nombre.

En la hacienda siempre faltaban manos para trabajar la tierra y la necesidad de Ezequiel era mucha para no aceptar el trabajo mal pagado, al menos tendrían un  lugar para quedarse y comida que llevarse a la boca.

Magi era una niña vivaracha, alegre, sociable y hablaba hasta por los codos, era inquieta y sagas, les ganaba a los demás niños a trepar arboles o haciendo carreras y era la que mas aguantaba la respiración en el rio, pero no solo eso, recuerdo muy bien que de un solo golpe le rompió la nariz a Fermín otro niño por burlarse de que no tenia mama. Tuvieron que detenerla porque la fierecilla le hubiera sacado los ojos, desde entonces todos supieron que no era buena idea burlarse de ella y mucho menos mencionar a su madre muerta.

Dos años vivieron las cerca y a la vez tan lejos, Tony se la pasaba encerrado y Magi libre como el viento entre los matorrales o ayudando su padre en la siembre, era feliz con lo que tenia y hacia felices a todos los que la conocíamos.

Como se conocieron esos dos no lo sé bien, pero según me contara una cocinera años después fue ella la que entro sin permiso a la haciendo cuando se le escapo su rana favorita y llego ahí. Impetuosa como era cuando la atrapo se quedo curioseando en el lugar y fue cuando lo vio.

Tony con ropa almidonada y corbatín, pantalones cortos en azul marino y camisa blanca de botones, limpio y formal, Magi como siempre descalza, sus eternas trenzas un poco mejor hechas y su vestido viejo de algodón y manta, no podía faltar su enorme sonrisa y sus ojos curiosos brillar al ver a un nuevo compañero de juego.

Ya te imaginaras lo que fue ese encuentro el ni se movio solo la miraba con cara de susto como si en lugar de ser una niña fuera un animal salvaje, aunque ciertamente lo era Tony aun no lo sabía, Magi sin mayor pena se acerco y lo dio de arriba abajo con la misma gracia que se ve a un cualquiera. Dicen que le extendió la mano para saludarlo y este dio un paso atrás aun mas desconfiado.

Pero Magi si que era testaruda y esa resistencia no le duraría sin esperar más le volvió a sonreír y lo tomo de la mano para sacarlo de su encierro.

Esa niña fue culpable que el señorito Tony llegara con las rodillas raspadas, la ropa rota y enlodada, además del rostro sucio y el cabello despeinado, pero había valido la pena todo eso, lo sabrías si le hubieras visto la cara radiante de felicidad, el color rojo en sus mejillas y esa sonrisa tan llena y complacida tan idéntica a la de Magali que de solo verla sabrías que por primera vez en su corta vida Antoni era un niño completamente feliz.

-Esa niña me recuerda un poco a ti considerando el puñetazo que le dio a ese pobre niño. -Bromeo Malfoy, sobándose la nariz

-Que simpático, pero si es así tu me recuerdas a Tony.

-Yo no soy ni tímido, ni asustadizo.

-No lo digo por eso.

-¿Entonces por qué?

Hermione se giro para estar frente a Draco y le acaricio el rostro con ternura.

-Es que a veces creo que tú te sentías igual de solo que Tony, no me lo tomes a mal Draco, solo digo que en ocasiones sin importar que tan grande sea la casa donde vivas o el dinero que poseas eso no da la felicidad, Antoni era rico pero no era feliz, Magali apenas tenía que comer y vestir y era muy feliz.

El rubio sabía que tenía razón, pero como siempre su orgullo le impedía aceptarlo y como siempre que se quedaba desarmado sin palabras delante de ese rostro hermoso de Hermione la beso.

-Sigue leyendo. -Le pidió estrechándola más a su cuerpo cuando dejaron de besarse.

-Claro amor. -contesto sin pensar Hermione y Draco sonrió ante la palabra amorosa.

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