Alex y Sam

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Alex y Sam

La historia de Alexander y Samanta era muy peculiar, ambos eran hijos únicos de importantes familia de magos, por lo tanto eran solitarios y fue su compañía mutuo lo único que le dio felicidad en su infancia. Eran inseparables desde que tenía memoria y sus padres los comprometieron desde niños con la finalidad de acrecentar el poder y fortuna de ambas familias.

La idea parecía no desagradarle a ninguno de los dos, pues estaban tan acostumbrados el uno al otro que era lo más normal y conveniente, y siendo tan pequeños no comprendían del todo el tipo de compromiso por el cual se estaba uniendo, en su círculo social era demasiado común ese tipo de acuerdos, pero al igual que pasaba en el resto del mundo mágico la guerra lo cambio todo.

Fueron muchas las familias que se desintegraron ante trágicas circunstancias y aunque ambas familiar eran de sangre limpia no se involucraron directamente con el señor tenebroso, si sufrieron de los terribles embates de la guerra.

La familia Wood quedo en bancarrota cuando se cerraron varios de sus negocios por temor a ser atacado, eso sumado a diversas circunstancian hicieron que su fortuna se mermara considerablemente, teniendo que vender sus posiciones para salvar un poco y lograr llevar una vida mucho más modesta de lo que estaban acostumbrado. Por tanto ese compromiso fue roto por los padres de Samantha considerando inadecuado que se mantuviera un contrato de ese tipo con alguien que no estaba aportando nada al que había sido un ventajoso convenio.

Eso no logro distanciar a Alex y a Sam que siguieron siendo los mejores amigos, sin importar que la familia del chico no tuviera la posición privilegiada que había tenido, pero sin duda ser un buen estudiante le valió al chico para obtener una beca en el colegio y continuar sus estudios en Salem que era un colegio de mucho prestigio y sumamente caro.

Afrontar el cambio de vida había hecho que Alexander madurara y su carácter caprichoso y obstinado cambiara sobremanera, lo que no gozaba la chica Smith que siguiendo con sus lujos y excentricidades era frívola y superficial, sin duda su única debilidad y quizás el único que la conocía era Alex.

Secretamente Sam estaba profundamente enamorada de Alex,  pero era tal su amistad que nunca se había atrevido a confesarle sus sentimientos por miedo a que su amistad cambiara o se viera afectada. Por eso sin importar los reproches y regaños de sus padres seguían siendo los amigos inseparables, tan así que lo había seguido hasta Hogwards, a pesar de que no le agradaba la idea.

Sam era una chica sumamente bonita de tez blanca como la porcelana y ojos azules, su cabello rubio era rizado y corto hasta los hombros, de facciones finas en un rostro alargado, se notaba el porte distinguido propio en los sangre limpia, su cuello largo cetrino y su figura estilizada y bien formada le daban una apariencia angelical, no era demasiado alta, quizás del mismo tamaño que Hermione, a la cual aborrecía aun sin haberla conocido con anterioridad, el rechazo se debía a que ella fue el principal motivo por el cual el chico Wood había entrado al sistema de intercambios de Londres, deseaba conocer al trió de oro, especialmente a Hermione de quien se confesaba admirador ferviente.

Para colmo de sus males habían ido a parar justo a la torre de premios anuales y tendría que compartir habitación con su odiada enemiga, aunque esta no lo supiera, no lograba tolerar que Alex estuviera impresionado por alguien tan común y corriente como esa castaña.

Sam era sumamente orgullosa, vanidosa y narcisista, siendo hija única estaba acostumbrada a que todo girara en torno a su persona, era un poco arrogante e inteligente para conseguir lo que quería, pero quizás lo que más quería era precisamente lo único que no podía tener, el corazón de Alexander. Era una chica alegre a pesar de todo y sumamente selectiva con las personas, elegante y sociable, era su soledad lo que la hacía un poco amargada y solo le permitía a Alexander llamarle Sam.

Por el contrario de Alexander que si bien antes era de un carácter similar al de su amiga, había cambiado mucho a partir de que su familia quedara en la ruina, lo que de alguna manera agradecía profundamente, porque a pesar de no tener los lujos que antes tenía sus padres se unieron mas para salir adelante, trabajaban arduamente pero lucían mas felices, disfrutaban de las pequeñas cosas de la vida y de su familia.

La familia Wood había perdido sus mansiones, pero definitivamente habían formado un hogar solido lleno de amor y unión. No tenían sirvientes pero podían disfrutar de las satisfacciones que por pequeñas que parecieran hacia mucho no disfrutaban, preparar juntos una sencilla pero rica cena, una conversación agradable o un cálido abrazo.

El carácter de Alexander se había suavizado, ahora valoraba más las cosas y principalmente a las personas, era simpático y alegre de un carácter tranquilo y un conversador excelente, era muy inteligente hablaba varios idiomas y había aprendido a ser humilde.

Admiraba mucho al trió de oro pero muy especialmente a Hermione, por su origen sencillo y su amable personalidad, había investigado todo de Harry y Ron, pero con la chica había quedado cautivado. Se sentía afortunado de poderla conocer y convivir de esa manera con ella, lo que durara el intercambio.

Físicamente era un bombón en toda la extensión de la palabra, era muy alto y si bien no era extremadamente musculoso, su cuerpo estaba muy bien definido, su espalda ancha y fuerte, sus brazos bien formados y su abdomen marcado, tenía el mismo porte y andar elegante que Malfoy, y sus ojos verdes eran impresionantes y expresivos enmarcados por pestañas tupidas y largas, sus facciones masculinas, los pómulos marcados y una nariz tan recta como si hubiera sido moldeada,  la barbilla cuadrada que le sentaba muy bien, sus labios inferior era ligeramente más grueso y un lunar travieso muy cerca de este le hacía lucir muy sexi. Su cabello castaño cobrizo lo llevaba un poco largo y despeinado y a pesar de ello le daba un toque rebelde y cautivador. Más de una chica se detuvo a admirarlo cuando Hermione le mostraba el castillo, pero la castaña estaba demasiado obsesionada con Malfoy para notar las miradas coquetas de Alex, y a su vez el estaba demasiado embobado admirando a la Gryffindor para notar que Sam estaba muerta de celos y cada vez de mas mal humor, por lo que se porto aun más grosera y caprichosa.

Ayudo un poco en mejorar el humor de Samanta que Alexander le contara que Granger tenía novio, lo único que le afectaba era la tristeza en los ojos verdes del chico, al parecer estaba en verdad impactado por la leona.

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