Epílogo.
Elizabeth:
Años después:
Jadeaba sobre la boca de mi esposo mientras que el me embestía, sus enormes manos acariciaban mi espalda con posesividad y fuerza, sentí sus dedos apretar la carne mis piernas mientras seguía embistiéndome.
Estaba sobre el, moviendome como a el le gusta, gimiendo como a el le gusta y besandolo como a el le gusta. Mis manos se fueron a su cuello y el hizo hacia atrás su cabeza para que besara su cuello, a el le encanta que haga eso, le encanta sentir mis labios sobre su piel.
—Amo como me aprietas —me miró—, sigue montandome muñeca.
Puse mis manos en sus hombros para moverme con rapidez, ambos estábamos jadeando y gimiendo. Me encantaba ver a mi esposo loco por mi, que a pesar de los años seguía amándome como el primer día.
Se puso de pie para acostarme sobre la cama, puso mis piernas en su pecho para comenzar a embestirme, me sostuve de la sabana con fuerza ya que mi cuerpo estaba comenzando a tensarse con fuerza, deje salir mi orgasmo sin poder evitarlo.
Draco me embistió aún más fuerte para luego correrse.
El se inclino hacia mi para besar mis pechos mientras jadeaba con fuerza.
—Joder, que buen sexo —soltó una risa.
Salió de mi y me acomodó sobre la cama, el se quedo en el umbral de la puerta del baño, estaba tomando agua, luego vino hacia mi para besarme y pasar el agua de su boca a la mía. Me encantaba cuando hacia eso.
—Descansa, iré a ver a los niños..
El se vistió para salir de nuestra habitación, yo me acomode aun mas en la cama, me puse boca abajo y mire los anillos en mis dedos, al hacerlo sonreí como tonta, soy su esposa.
Su esposa.
Draco y yo llevamos casados cuatro años, nos casamos despues que nacio Diana, nuestra pequeña hija. Tal y como el siempre lo quiso, tuvimos una nena que actualmente tiene cinco años, Liam ahora es un niño de once años, que sigue siendo idéntico a su padre, al igual que Diana, que es la viva copia de el.
Ambos niños aman a su padre como a nadie, al igual que yo.
—Siguen dormidos —mire a Draco que entro a nuestra habitación, se acostó y se subió encima de mi para besar mi espalda— ¿Te he dicho que eres hermosa?
—Todos los dias mi amor —sonreí.
—Jamás me cansare de decirtelo —beso mi mejilla y se acostó a mi lado—. Debemos dormir, mañana tendremos un dia ocupado.
Se acurruco como cada noche. Besaba mi espalda hasta que se quedaba dormido. Sin duda he escogido el hombre perfecto.
(...)
Al dia siguiente:
Picaba las fresas para Diana mientras que se hacia el cafe. Sonreí al ver a Liam junto a Draco, ambos estaban alimentando a los animales como todos los días.
Ahora vivimos en el campo, cosa que adoro.
Al inicio, a Draco le costó demasiado acostumbrarse a esta vida tan tranquila, tuvimos algunas discusiones debido a ello, se frustraba porque extrañaba el mundo de las balas, las peleas y el mandar a todo el mundo. Luego entendió y dejó eso atrás por completo.
No tenemos un matrimonio perfecto, pero si sólido, a diario nos recordamos que nos amamos y que nos apoyamos a pesar de altas y las bajas, asi nos mantenemos enamorados y firmes en nuestro matrimonio.
Ahora es un hombre tranquilo o casi, descubrió que es muy bueno con la carpinteria y ahora se dedica a hacer muebles para vender, lo hace como pasatiempo, ya que nosotros tenemos el dinero suficiente para vivir.
Yo, trabajo desde casa haciendo diseños, videos y publicidad para algunas marcas que están en la ciudad. Me gusta sentirme útil y también ser ama de casa.
La verdad es que amo esta vida, amo este lugar, amo estar en la tranquilidad de nuestra casa y con nuestros hijos.
—Diana, ten mi amor —deje las fresas en la mesa.
—Gracias mami.
Bese su oscura cabellera, ella comenzó a comerlas mientras veía sus caricaturas. Yo salí de la casa con un par de vasos con limonada para mis hombres.
—Hola mis hermosos caballeros, tengan.
Ambos me recibieron los vasos. Draco me dio un intenso beso.
—Gracias muñeca —susurró.
—No hay de que mi amor —sonreí de manera nerviosa, el me pone nerviosa, han pasado años y el sigue poniendome asi—, por cierto, tus padres vendrán en un par de días, hay que preparar las habitaciones e ir por comida, ya no queda mucha.
—Dejame alimentar a los animales e iremos a comprar la comida, alista a los niños.
—Bien, ven conmigo mi amor.
Liam tomo mi mano y entramos a la casa. Diana seguía comiéndose sus fresas.
—Ve a darte un baño mi amor —el asintió—, ponte lindo que iremos de compras.
—Si mami.
Liam a su edad, es un niño muy listo y educado, Draco ha sido un buen padre durante este tiempo, ha educado bien a nuestros hijos, el es demasiado dulce y educado. Diana, es un poco territorial con su padre, es como el, bastante terca y un poco celosa.
Sentí los brazos de Draco rodear mi cintura, dejo un beso en mi cuello, luego su mano se poso en mi cuello.
—No iremos a ningún lado, voy a follarte en el baño —me susurro.
—Basta Draco, debemos ir a comprar la comida —susurre.
—Bien —bufó—. Iré a darme un baño, estoy un poco sucio.
Se aparto de mi para subir a nuestra habitación.
(...)
Empujaba el carrito, Diana estaba sentada en el carrito mientras miraba a todos lados, esta era una de sus cosas favoritas, ir de compras con nosotros.
—¿Y mi papi?
—No lo se mi amor —miré a todos lados—, no lo encuentro, debe estar con tu hermano.
Empuje aún más el carrito hasta buscar por todos los pasillos, mi ceño se frunce al ver a Draco hablar con una mujer, ella le sonreía de manera coqueta, pero el, estaba sereno.
De inmediato me acerque a el, sonreí de lado al ver que era una de las vecinas, ella vive a una casa de la nuestra, su esposo es dueño de un viñedo, desde que llegamos a este pueblo, ella no ha parado de coquetearle, ella es demasiado descarada.
—Draco amor —el me miró— ¿qué haces aquí perdiendo el tiempo?
—Nada importante muñeca —dejo las cajas de cereal en el carrito—, adiós señora Peters.
Comencé a caminar a toda prisa, estaba molesta o mejor dicho celosa. No me gusta que ninguna mujer se acerque a Draco, no las culpo, digo, mi esposo es hermoso, sexy y enorme, es la tentación de cualquier mujer.
Pero me choca que siempre le coqueteen a Draco creyendo que podrían tener una oportunidad con el.
(...)
—Elizabeth ¿seguirás molesta conmigo?
—Si.
—Pero yo no tengo la culpa de que ella me haya hablado —lo mire—, odio cuando peleamos.
El estaba cruzado de brazos y recargado del umbral de la puerta del baño. No tenia mas que la toalla de baño puesta.
Desde que salimos del supermercado, no quise hablarle porque estaba realmente celosa, hice la cena, dormí a los niños y me quede en la habitacion, no queria hablar con el, se que no es su culpa, pero no podía evitar estar celosa.
Me acerque a el y comencé a acariciar su torso.
—Muñeca, mírame —lo hice—, no estes celosa ¿si?
—No me gusta que te coqueteen Draco —dije un poco molesta—, me hierve la sangre.
—Pero no es mi culpa —metió la mano en mi nuca—, ellas no me interesan, la unica mujer que me enciende eres tu —murmuró—, la unica que me pone erecto eres tu, la unica mujer a la que amo, eres tu muñeca, solo tu.
—Entonces hazme el amor ahora —pedí—, solo hazme el amor a mi Draco.
—Lo que mi señora pida —sonrió de lado.
Me alzó en sus brazos para llevarme de nuevo a la cama. Definitivamente amo a este hombre, es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Lo amo demasiado.
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