Elizabeth.

—Vete, Draco.

—Me iré, pero vendré mañana y te quiero lista temprano para ir a la notaría... Voy a darle mi apellido a Liam y más te vale decirle que soy su padre.

—No haré tal cosa —negué—, es muy pronto para decirle eso a Liam, por Dios Draco, Liam ni siquiera me ha preguntado quien es su padre, no pienso decirle eso de golpe.

—Pues ve preparándolo muñeca, por qué tiene que saber que es un Valkov. —espetó— Mañana lista y temprano.

Paso por mi lado para irse. Yo solté todo el aire que tenía acumulado en los pulmones.

Entre al departamento, esto fue demasiado para mí en una noche.

—Ese hombre es aterrador —escuchë a mi amiga—, además de imbécil. Elizabeth ¿Que pasó realmente?

—En el club se armó una pelea.. —suspiré— Terminé lastimada y el me curo.

No tenía caso decirle la clase de persona que era Draco, ya tengo suficiente con haberlo visto matar a una persona. Además de que no tuvo tacto para decirme que era un mafioso.

Dios, en que lío me metí.

—Está molesto por no haberlo buscado —murmuré.

—Puedo imaginarlo, Pero no es tu culpa Elizabeth, si no lo buscaste fue por qué tuviste tus razones y el debe entender eso.

—Entenderlo, eso es lo que menos hará ahora... Lo único que me importa es que se haga sus estudios, me dijo que le dará su apellido a Liam.

—¿Así como así? —asentí— Pero... No lo conoces, no sabes que hace, no sabemos si es peligroso para Liam.

—Lo sé, pero no quiero complicar las cosas, haré lo que el me pidió, dejaré que le dé su apellido, pero yo misma pondré los límites.

Me importa si se molesta o me amenaza, se que es su padre Pero tampoco puede venir a exigirme nada así, mucho menos querer tener derechos sobre mi hijo cuando jamás estuvo presente.

Si lo oculte fue por qué así lo quise, por qué no necesitaba a nadie, Liam y yo estábamos bien los dos antes que llegara esa enfermedad.

Ahora que estará Draco presente, no sé si sea bueno o mano para nosotros.

Draco es un mafioso y no se a que grado, por lo visto es el jefe así que no se que es lo que hace exactamente.

Y de mi mente no salía aquella declaración, aquella noche alguien me había drogado, quizá fue uno de esos hombres de los que el hablaba.

Seguramente si me hubiese acostado con cualquiera esa noche y probablemente estaría muerta, siendo prostituta o muriéndome de una enfermedad, de solo pensarlo mi cuerpo se estremece del miedo.

Pero ya no puedo cambiar el pasado, es algo con lo que tendré que vivir siempre.

(...)

A la mañana siguiente. 

Liam amaneció con un mejor semblante, se notaba mas animado y con el apetito bastante abierto, cosa que me llena de mucha tranquilidad. Aunque no dormí nada por todo lo que paso anoche, fue un remolino de emociones y situaciones que me tenían mal. 

Pensaba en por que demonios no corri a la policia a denunciar este hecho, pero no lo hice por Liam, si estaba involucrada en eso, me llevarian a la cárcel y no puedo dejar a Liam solo. 

Yo, tengo que ponerle un alto a Draco, tengo que dejarles las cosas en claro y que no puedo exponer a Liam a ningún peligro. Esto es demasiado para el. 

Ahora quiere que darle el apellido a Liam, así de la nada. 

—¿Vas a salir mami? 

—Si mi amor —me senté en la cama—, tengo que hacer unas cositas pero volveré rápido. 

—¿Me quedaré solo? 

Iba a responder pero sonó la puerta, ese debe ser Draco. Al abrir la puerta, el estaba ahi, detras de el había una mujer algo mayor. 

—Buenos días muñeca, hermosa —me miro de abajo hacia arriba. 

—¿Qué es esto?

—Ella es Martha, la niñera de Liam. 

—¿Que? 

—Lo que oíste —entró al departamento—, será mientras vamos a la notaria, ella está capacitada para esto, además de que es de mi confianza. 

—Pero... 

—Hola campeón —se fue hacia Liam—, veo que luces mejor ¿comiste?

—Mi mamá me hizo panqueques. 

—No los como pero que bien —me miró—, hay que irnos. 

—No pienso irme y dejar a mi hijo con una desconocida —murmuré cerca de el.

—Te dije que no lo es, es una mujer capacitada para cuidarlo, además que serán un par de minuto así que mueve ese delicioso culo. 

No me quedo de otra que aceptar, iba a pedirle el favor a Sabrina pero ella ha hecho demasiado por mi estas semanas con Liam. Me despedí de mi hijo y tomé la carpeta con todos sus documentos, luego salimos del departamento. 

—Malditas escaleras —lo escuche quejarse detrás de mi. 

Cuando llegamos a afuera, divise las camionetas detrás de un auto lujoso. El se subio al auto del frente y abrió la puerta del copiloto. Me subí y el arrancó. 

—Las camionetas eran innecesarias. 

—No lo son, es mi seguridad... 

—Oye —lo mire—, si harás algo como lo de la niñera, avisame con tiempo, no vas a tomar decisiones sobre mi hijo tu solo ¿entendido?

—Pues me importa una mierda, haré lo que me plazca para cuidar a mi hijo... —respondió sin mirarme— ¿O me dirás que no tengo derechos? 

—Eres un imbécil. 

—Tus comentarios no me molestan, me han dicho cosas peores —sonrió de lado—, en una semana se irán a mi casa. 

—Estas loco si crees que me iré contigo. 

—Lo harás —dijo firme—, todo sea por el bienestar de mi hijo, ese departamento es pequeño, demasiado pequeño y quiero que el tenga una habitación para el. Nadie me dirá que no puedo. 

—Basta con eso Draco, deja de querer hacer las cosas a tu modo... 

—Las haré a mi modo por que me da la gana ¿está claro? Pasaste cinco años sin decirme sobre el, tengo el derecho de querer darle todo a Liam. 

—Jamás entenderás que tuve mis motivos. 

—Quisiste estar sola con el, creyendo que jamás iba a necesitarme, dime muñeca ¿que le hubieses dicho a Liam si preguntaba por su papa? ¿Le dirás que no lo conocías? 

—Iba a decirle que estaba muerto —murmure. 

—Claro —soltó con ironía—, algo sencillo ¿no? Puras mierdas... 

—Ya basta, solo olvida eso ¿quieres?

—Si claro, como si fuese sencillo —el auto se detuvo en un semáforo y me miro—, no voy a dejar a mi hijo ¿quedo claro? Me importa una mierda lo que digas.. 

—Eres un mafioso ¿crees que expondría así a mi hijo? Eres un peligro para el. 

—No me conoces muñeca, yo soy el peligro para los demás... Yo mando en esta ciudad y aquí se hace lo que yo diga, mi hijo estará más seguro que el maldito Rey de Inglaterra. 

El auto arrancó. 

No tenia caso seguir discutiendo con el sobre esto. Ya veo que es realmente imposible hablar con el como una persona civilizada. 

—¿Cómo lograste conseguir una cita en la notaría? —decidí cambiar el tema. 

—Amenacé a algunas personas —respondió con calma. 

—No puedes ir por la vida amenazando a las personas ¿sabes? 

—Si puedo... 

El auto se detuvo, el se guardo un arma en el saco, luego salimos. Me sorprendía la calma que estaba teniendo en este momento, la yo de antes estaría asustada al ver tantas armas y peligro rodeandome. 

Pero he pasado por tantas cosas que siento que no le temo a nada, a excepto perder a mi hijo. Estoy llena de miedos, pero también de fortalezas. 

La chica de la notaria nos guio hacia una oficina de registros, cambiar de apellido es algo que lleva meses de papeleos y Draco hizo que esto fuese en un par de minutos. El hombre comenzó a hacer los tramites totalmente nervioso ante la mirada de Draco. 

Tan solo con su aura oscura, intimida a cualquiera. 

—El niño sera Liam Valkov Mayer —dijo el hombre—, pueden firmar y legalmente el pequeño llevará ambos apellidos. 

Tome el bolígrafo para firmar, lo hice antes de arrepentirme de esto. Luego Draco lo hizo. El hombre ni siquiera lo miraba de lo nervioso que lo ponía, Draco es intimidante, pero siento que es caprichoso. 

Ahora lo que miro bien, cuando está callado y no dice idioteces, se parece demasiado a Liam, Sus facciones, el color de ojos, de cabello, de piel. Todo es exactamente igual a Liam, cada gesto, cada mueca, es todo de el.

No puedo creer que dure casi seis horas de labor de parto para que mi hijo se pareciera a el.

—Gracias —le dije al notario, este solo me dió un sentimiento.

Me entregó el nuevo documento que ahora decía que mi hijo tendría su apellido.

Draco salió y yo detrás de el.

(...)

Draco y Liam estaban hablando, se estaban conociendo mejor. Draco no hacia más que escucharlo con atención, el no perdía el tiempo de hacerle preguntas sobre que le gustaba, ver a Liam cómodo con el era extraño puesto que el, no le gusta hablar con nadie que recién conoce.

Bien dicen que la sangre es poderosa.

—Ten —le di la taza a Draco.

—No tomo café pero gracias.

Se me hacía turbio como la taza era diminuta en su mano.

—Tu eres enorme ¿Cuánto mides? —preguntó Liam con curiosidad.

—Un metro noventa y dos.

—Woo eso es muy alto —el rió— tu papá debe ser alto.

—Si, mis papás lo son, mejor cuéntame ¿Sabes leer?

—Si, mi mami me enseñó hace poco...

Siguieron con su charla de conocerse mejor.

Honestamente Liam jamás llegó a sentir curiosidad por saber quién es su padre, supongo que era por qué está aún muy pequeño, pero se que en cualquier momento me lo va a preguntar.

Tenía pensado decirle que su papá había muerto, pero con todo esto, tengo que serle sincera. Solo espero que lo tome de buena manera cuando le diga que Draco es su papá.

Mi vista se fue de nuevo hacia ellos, Draco caminaba de un lado a otro con Liam en sus brazos, mi pequeño lucía diminuto en los brazos de su papá. Draco acariciaba su espalda con suavidad y se mantenía con los ojos cerrados mientras lo hacía.

Liam poco a poco se fue quedando dormido. Luego lo acostó y se acercó a la cocina.

—¿Trabajas?

—Por ahora no, renuncié cuando supe la condición de Liam.

—¿Cómo estás haciendo para mantenerte? Las quimios son costosas..

—Tengo dinero ahorrado, era para mudarnos a otro sitio más grande pero después de lo que pasó con el..  Comencé a gastarlo en medicamentos y la estancia en el hospital.

—Comprendo, voy a darte dinero y no quiero un no como respuesta, tengo los medios suficientes para mantenerlos a ambos, quiero darles lo mejor.

—Draco..

—Draco nada Elizabeth, vas a aceptar el dinero que te de.

—Si es dinero sucio no pienso aceptarlo.. Yo valoro mucho mi libertad.

—No es dinero sucio maldita sea... Yo soy un empresario ante la sociedad y aunque no lo parezca, mantengo mis negocios en margen de lo legal para que no me jodan —masculló—, vas a aceptarlo y punto.

—Eres —mire hacia la cama y luego a el—, eres un imbécil controlador.

—Creeme muñeca, soy mucho peor —sonrió de lado—, aún más cuando se trata de las personas que amo.

—¿Amas? —me reí— dudo que las personas como tu amen a alguien. 

—Si —rodeó la isla y se posó frente a mi—, por qué yo ya amo a mi hijo —murmuró— y para mí, el protegerlo y darle lo qué no pude por cinco años, es lo primordial ahora, así que te vas a mantener en silencio mientras mal crio a mi hijo.

—No creas que te vas a salir con la tuya Draco —dije entre dientes.

—Ya lo hice —ladeó su cabeza—, cuando le di mi apellido... ¿Sabes? Soy un hombre caprichoso, lo que quiero lo consigo. Y si quiero, puedo tenerte.

—Ya quisieras —me aleje de él—. Jamás estaría con un hombre como tú.

—Uy muñeca —se volvió a acercar—, no digas nunca, por qué te puedes sorprender —me tomó del mentón—, he estado como un loco observándote desde hace tiempo—susurró en mis labios.

—¿D-De que hablas?

—Pronto lo sabrás.. —me dió un casto beso en los labios.

Se apartó de mi y se arregló el saco.

—Vendré mañana a ver a Liam, la niñera vendrá de nuevo... Y tu y yo, iremos de compras.

—No pienso ir a ningún lado contigo.

—Si, iremos, comparemos cosas para la habitación de Liam en mi casa, que pronto —volvió a acercarse—, será nuestra.

—¿Aún crees que me iré a vivir contigo?

—Lo harás muñeca, solo mira este lugar... Es una caja de fósforos —miró mi departamento—, no hay un lugar adecuado para que Liam descanse o juegue, le encanta leer —me miró— Y mandaré a hacer una biblioteca solo para el, la casa estará acondicionada para que el esté cómodo y sobretodo, seguro.

Es increíble como el juega conmigo. Solo quiere tener a Liam bajo su casa, lo peor es que el tiene razón mi departamento es pequeño y ahora con lo que el tiene lo hace incómodo para el por qué no puede salir a ningún lugar.

El solo me está sacando de quicio, es un idiota controlador sin remedio.

Hola hola ¿como estan? ¿que tal su fin de semana? Espero que bien, aqui les dejo capítulo de Draco, espero que les haya gustado. ✨

No olviden dejar sus votos y comentarios. 

Besos, Ross.