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Elizabeth: 


Días después. 


Metí la ropa en la bolsa y se la entregue a la chica, solté un suspiro cuando ella se fue. Hoy ha sido un dia pesado en la tienda, además de los clientes groseros que han venido, no entiendo, nada les cuesta ser amables con las personas que los atienden. 

Hoy me tocó trabajar en la caja, 

Pero normalmente estoy parada atendiendo a personas, en su mayoría mujeres y chicas que no están conformes con nada, que si no hay de color que le gusta o la talla, es realmente frustrante cuando se la pasan en el plan de mal educadas. 

Detesto a las personas así. 

Mañana llevaría a Liam al pediatra, últimamente ha estado con mucho resfriado, el clima en Londres ha cambiado mucho y eso a Liam está afectándole un poco. 

No quisiera ser paranoica pero cuido demasiado a Liam de todo tipo de enfermedades, eso es algo fundamental para mi, el cuidarlo es una de las mejores cosas que hago. 

—Elizabeth, puedes irte a comer, yo me encargo de la caja. 

—Gracias. 

Salí de la caja y de la tienda para ir al área de comida, trabajar en una tienda es agotador. Yo debería ser diseñadora gráfica, pero supongo que así es la vida. 

A veces pensaba en aquel momento en que me encontré con Arnold, no pensé que lo volvería a ver despues de tanto tiempo. Los pocos minutos o segundos que hable con el se notaba muy cambiado, mas maduro y más serio. 

Me alegro demasiado de no haber sentido nada al verlo, pasé años amandolo y entregándole mi vida y tiempo, es curioso lo ciegos que a veces solemos ser por amor que no nos damos cuenta de las señales que están a nuestros ojos. 

Me tarde un año y nueve meses en darme cuenta de las señales que ellos me daban. 

Las salidas de Astrid cuando Arnold tenía reuniones, las miradas y sonrisas que ella le daba, también esos acercamientos de ella hacia el. Yo estaba tan cegada y pensaba que era admiración y cariño que le tenía. 

Arnold, me trataba bien, no había nada fuera de lo normal en el, supongo que fue por que no quería que yo lo supiera, por que no tardó demasiado para casarse con ella. 

Con mi hermana. 

Alce la vista cuando alguien se sentó frente a mi, era ella Astrid. 

Hablando del diablo,

—Hola Elizabeth. 

—Astrid, cuánto tiempo. 

—Supongo, supe que trabajas en la tienda de abajo, yo soy la dueña de la tienda de arriba —sonrió con arrogancia—, Arnold me la dió de regalo de bodas. 

—Respondeme algo Astrid ¿tengo cara de que me importe? —tomé de mi bebida. 

Pase años anhelando tenerla frente a mi y golpearle la cara, pero ahora que está aquí, sentada frente a mi, no me causa la más mínima empatía, nada, me da hasta asco llevar su sangre. 

—Siempre haciéndote la mustia ¿no? Tratando de fingir que no te importa cuando se que si. 

—No —reí—, en realidad no me importa lo que pasa en tu vida, dejo de importarme cuando me traicionaste aquel dia y mis... Ellos, me echaron de la casa como una cualquiera. Tu sabes que yo jamás mentía. 

Ella no me respondió. 

—Lo único que querías era quedarte con Arnold ¿no es así? Siempre lo quisiste para ti. 

—Nos enamoramos...

—En dos meses, luego se casaron, tus padres los aceptaron y viven felices ¿no? Pero ¿sabes? Me alegra tanto poder haberme librado de todos ustedes, por que ahora soy feliz. 

—¿Siendo madre soltera? —preguntó con Burla— Dudo mucho que seas feliz teniendo un hijo de un hombre que no conoces. 

—Mi hijo es solo mío —dije entre dientes— Y si, soy muy feliz... Por que recibo amor verdadero, no como tu, que recogiste aquella basura, que por cierto, sigue siendo guapo. 

—¿De que hablas? 

—De que hace unos días me lo encontré en el parque —me encogí de hombros—, me dijo que estaba hermosa —suspiré—, sigue siendo tan dulce. 

Me puse de pie y lance la servilleta a la mesa y me encamine de regreso a la tienda. Cuando estaba por llegar, saque mi teléfono que sonaba insistente, jadeé al ver que era de la escuela. 

—¿Si?

—Señora Mayer, tiene que venir por Liam, no se siente bien. 

—Iré de inmediato —colgué. 

Llegué a la tienda y le dije a la chica que tenía que irme, tomé el casco de mi moto y sali rapidamente, no tenía que haberlo llevado a la escuela pero el me insistio, detesta faltar. 

Conduje hasta el colegio rápidamente, trataba de mantener la calma y no pensar en nada mas. Luego hablare con Sabrina sobre esto. 


(...) 

Mas tarde... 


Traje a Liam de la escuela, su maestra me dijo que le dolía la cabeza, ahorita estoy tratando de bajarle la fiebre, el solo tosia y tosia. Esta gripe no disminuía para nada. 

—Tengo frío mami —murmuraba. 

—Te pondré trapos con agua.. 

Fui a la cocina por agua, cuando regrese senté a Liam en nuestra cama y le saque su suéter, un jadeo se escapó de mis labios al ver unos moretones en su espalda. 

—Liam amor ¿te has lastimado con algo? 

—No mami —negó. 

—¿Estás seguro? —asintió. 

Toque con cuidado los moretones y el se encogió un poco, no puede ser, esta mañana no los tenía. 

—Iremos al hospital —tomé el teléfono— ¿Sabrina? ¿Donde estas?

—Atrapada en el tráfico ¿pasó algo?

—E-Es Liam, tengo que llevarlo al médico... Tiene unos moretones en la espalda y la fiebre no cede. 

—Dios —susurró—, alístalo enviaré un taxi y me lanzo al hospital. 

—Claro... 

Busqué un bolso y metí los papeles de Liam, al igual que los de su pediatra entre otras cosas. No quiero pensar que esto sea grave. 

—Iremos al médico —le dije a Liam, mi pecho se encogió al verlo cerrar y abrir sus ojos con pesadez—, no te duermas mi amor.. 

—No mami.. 

Lo vestí con algo abrigado, tomé dinero, llaves identificaciones, me asome por la ventana al ver que llego el taxi, tome el bolso y a Liam en mis brazos y salí del departamento a toda prisa, con cuidado baje las escaleras, el chofer me esperaba con un paraguas ya que seguía lloviendo. 

Me subí al taxi y el me ayudo con el bolso, no pasó demasiado tiempo cuando el arranco el auto hacia el hospital. 

Trataba de mantenerme en calma, no quería quebrarme al escuchar como Liam comenzaba a quejarse del dolor y a llorar. 

Yo acariciaba su cabello y tarareaba aquella canción que hacia que se durmiera. 

—Llegamos señorita. 

—Deje y le pago. 

—No, ya la señorita Dalton me pagó por adelantado, puede estar tranquila. 

—Gracias. 

La lluvia había parado, salí del auto y entré de inmediato, le pedí ayuda a una enfermera para que atendieran a Liam, ella lo acostó en una camilla y se lo llevo junto con un doctor. 


(...) 

Horas después. 


Habian pasado horas desde que se llevaron a Liam, el medico me dijo que le estaban haciendo algunos estudios para descartar cualquier cosa, Sabrina había llegado y no se ha despegado de mi lado. 

—Señora Mayer. 

—Doctor —me puse de pie— ¿como esta mi hijo?

—Bueno señora Mayer, las noticias no son tan buenas —hizo una pausa—, debido a los síntomas que me dijo que presentaba su hijo le hicimos uno para verificar mi sospecha, su hijo tiene Leucemia mielomonocítica juvenil.

—¿L-Leucemia? No —negué—, no es posible. 

—Lamento decirle que si —me entregó un papel— La leucemia mielomonocítica juvenil es un tipo poco común de leucemia que no es crónica ni aguda. Se inicia a partir de las células mieloides, pero generalmente no crece tan rápidamente como la AML ni tan lentamente como la CML. Esta leucemia ocurre con más frecuencia en los niños de poca edad, la edad promedio de cuatro años. Los síntomas pueden incluir piel pálida, fiebre, tos, moretones o sangrado que ocurre fácilmente, dificultad para respirar debido a la presencia de demasiados glóbulos blancos en los pulmones, sarpullido y agrandamiento del bazo, el hígado y de los ganglios linfáticos. Su hijo presenta alguno de los síntomas y el resultado arrojó positivo para Leucemia. 

—¿Qué es lo que hay que hacer? —preguntó mi amiga, yo no dejaba de mirar el papel. 

—La quimioterapia es el tratamiento principal para la leucemia en niños. Para algunos niños con un mayor riesgo de leucemia, puede que se administre una alta dosis de quimioterapia junto con un trasplante de células madre. Podrían emplearse otros tratamientos, como el tratamiento con medicamentos de terapia dirigida, cirugía y radioterapia en circunstancias especiales. Por suerte la leucemia de Liam ha sido detectada a tiempo, muchos padres a veces toman los síntomas como una gripe ligera y los automedican. 

Sollozaba sin control mientras miraba aquel papel, no podía creerlo.

Leucemia.

Mi pequeño tenía leucemia ¿como iba a afrontar esto? Ya antes estaba sola, ahora me siento mucho mas sola que antes. Pensé que estaba todo bien en mi vida, que tendría una vida tranquila siendo solo mi hijo y yo, pero ahora todo me dio un giro inesperado.

Recibir esa noticia no fue como un balde de agua fría, fue uno de agua caliente, por que estaba comenzando a desesperarme.

Mi mente me gritaba que fuera a casa de mis padres a contarles, pero mi razón me lo impedia, todos ellos me rechazaron junto con mi hijo cuando supieron de mi inesperado embarazo.

Aun podía escuchar esas palabras resonando en mi mente.

Lo peor es que la unica solución es un transplante de medula osea para mi hijo, pero debe ser de un padre o hermano.

Mi niño no tenía hermanos al menos no de mi lado.

Tampoco un padre, por que no lo conocia, no sabia quien era su padre.

Y han pasado cinco años de aquella noche en la que me desconocí por completo, me acosté con un hombre que hasta ahora no recordaba. No tenía una pista de ello, solo su nombre.

Draco.

Eso no me serviria de nada ahora, no cuando seguramente en el planeta debe haber más de un hombre que se llame Draco. No se que es lo que voy a hacer con mi hijo enfermo.

—Has sido fuerte siempre Elizabeth —me dije a mi misma—, tu puedes con esto y más. 

—Calma amiga.. 

—¿Que es lo que sigue doctor?

—Ya que la leucemia no está en estado avanzado, podemos comenzar con las quimioterapias e ir monitoreando cada paso y hacer estudios, esperemos que funcione, de ser asi, no necesitaria cirugia. 


(...) 


Estaba acariciando el cabello de mi hijo, el sonido de aquella máquina monitoreando su corazón me hacía quebrarme por completo. Mi niño pasó de tener una vida normal a esto, a un hospital. 

—Buscaré a ese hombre. 

—¿De que hablas? 

—A Draco, no se como demonios lo haré pero... Tengo que encontrarlo. 

—No —ella negó—, escuchaste al médico Elizabeth, si la quimioterapia sale bien, no será necesario.. 

—¿Y si no funciona? —cerré mis ojos— No quiero sonar pesimista pero si realista Sabrina, yo no quiero perder a mi hijo. 

—Eso no va a pasar.. 

—Quiero asegurarme de que eso jamás suceda —acomodé a Liam y me acerqué a ella—, yo podría no ser compatible con mi hijo, quizá ese hombre si lo sea, es su padre.. —susurré— Tengo que encontrarlo y decirle que me ayude con Liam. 

—Pero Elizabeth por Dios —susurró— ¿cómo vas a encontrar a ese tal Draco? Londres es enorme, jamás podrás encontrarlo. Es como buscar un cabello en el mar. 

—No se como le haré —dije firme—, pero tengo que encontrarlo, por ahora es la única persona que me puede ayudar con Liam, yo no quiero dinero o el apellido, solo su médula, quiero asegurarla para mi hijo. 

Se que Londres es enorme, pero tengo que buscar la forma de encontrar a ese hombre. Es el padre de Liam y la unica persona que podría ser compatible con el. No me importa si tengo que recorrer Londres entero, de que encuentro a ese hombre, lo encuentro. 

No puedo perder a mi hijo por nada del mundo, tengo que buscarlo.

Y se por donde empezar. 

En el club de hace cinco años, nada me asegura de que esté ahí, pero en ese lugar fue donde todo empezó. 



Hola hola.. Espero que esten bien y aqui les dejo el otro capítulo de Draco. Espero que les haya gustado, para el proximo capítulo habra encuentro entre Elizabeth y Draco, estará explosivo! Esperenlo con ansias. 🔥

Y recuerden que: 

Besos, Ross. 

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