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Elizabeth.


Cinco años después.


—Mami, hay que ir a la escuela.

—No —me acurruque a el, mi bebé soltó una risa suave—, mejor no vamos ¿Si? Mamá está cansada y quiere dormir un poco más.

—Pero mami, hay que llevar el planeta.

—Cierto —me senté y lo mire—, a cepillarse.

Salió de la cama y se fue corriendo hacia el baño, aún había tiempo de que se alistara y yo hacerle su desayuno.

El reloj en la pared indicaba las seis y media, saque el cupcake y lo deje sobre la isla de la cocina, coloque una vela sobre el y la encendí.

—¡Feliz cumpleaños mi hermoso caballero! 

Corrió hacia mi y lo alce para llenarlo de besos.

—Pide un deseo mi hermoso caballero.

Soplo la vela mientras cerraba sus ojos para pedir un deseo.

Estaba cumpliendo cinco hermosos años, cinco años de haber llegado a mi vida para darle un sentido y llenarla de amor.

—Gracias mami —beso mi mejilla.

—Te amo mi hermoso caballero —bese su nariz y lo bajé—, ve a cambiarte, nos iremos en un rato.

Se fue a cambiar y yo seguí con mi misión de hacerle su desayuno favorito para que coma en la escuela. Hoy lo llevaría al parque, luego al cine y a comer.

Por suerte en el trabajo me dieron el día libre para poder compartir con mi pequeño.

Mi mente viajó hace aquellos años duros para mí, con tan solo un mes de embarazo mi mundo cambió por completo. Mi padre o mejor dicho aquel señor, canceló mi carrera en la universidad justo cuando me faltaba solo un año para terminar, desafortunadamente no pude continuar aquella carrera así que no tuve más opción que trabajar estando embarazada.

—Estoy listo mami.

—Pero que hermoso estás —sonreí—, todo un príncipe.

—Pero tu no estás lista, llegaremos tarde.

Le di su chocolate caliente y lo senté a ver la televisión mientras me daba un baño en tiempo récord, todo esto lo aprendí cuando el nació, debía ser mas rápida que el ratón de las caricaturas, me aliste dentro del baño y salí, luego de eso aliste su bolso y comida.

—Toma el casco —lo tomó—, listo.

No sé cómo lograba hacerlo Pero tomé su mano, la maqueta del planeta, el casco y el bolso con su comida, así, salimos del departamento.

Se que es algo peligroso subirlo a una motocicleta pequeña, Pero es el único medio de transporte que tengo para llevarlo al colegio e ir al trabajo.

Lo subí a la motocicleta y le coloque el casco, luego nos fuimos hacia el colegio.

Liam amaba ir en motocicleta conmigo hacia todos lados, cuando íbamos de compras, cuando paseabamos, el y yo éramos los mejores amigos.

—Ten -le coloque el bolso y le entregué la maqueta del planeta—, ten un hermoso día mi príncipe.

—Tu igual mami —le dejé un beso en la mejilla.

Me quedé en la salida del colegio hasta que el entrara, me despedí de nuevo de el con un ademán, suspiré y me subí a mi motocicleta para regresar al departamento y ordenar todo para el cumpleaños de Liam.

Ser madre soltera no fue ni es un trabajo sencillo, Pero cada día que pasa siempre aprendo algo nuevo de el. Liam es un niño listo, además de extrovertido y muy social, desde que era un bebé jamás me dió problemas y se puede decir que fue un poco más sencillo lidiar con el.

Claro, hubieron noches en las que sentía que no podía, pero pensaba en que no debía rendirme con mi pequeño, que podía seguir así como lo he hecho todo este tiempo.

La que era mi familia jamás me buscó, jamás quisieron saber de mi o de mi hijo, para ellos fui la asquerosa zorra que se acostó con otro hombre.

Pero ellos no criticaron a Astrid que a los dos meses terminó casándose con Arnold, lo supe por qué ella se jactaba en sus redes sociales que se había casado con el hombre más maravilloso del planeta, importándole los comentarios de odio que recibía de las personas allegadas a nosotros, pero todo quedó atrás cuando ella dijo que la culpable era yo y que ellos se enamoraron sin verlo venir.

Arnold no me amó lo suficiente como para esperar al menos poder casarse con ella, entonces supe que ellos eran amantes y supieron aprovechar mi situación para hacer de las suyas.

Por supuesto que mis padres lo aceptaron para no ser la burla, no iban a dejar ir la oportunidad de tener un yerno exitoso.

No voy a negar que todo esto me dolió en el alma, lloré, sufrí, me culpé, pero después pude sanar y amar a mi hijo como nadie.

Al inicio de todo, quería quedarme con el para no estar sola y me di cuenta que no estaba bien, tome terapia y asistí a cursos de madres primerizas para poder cuidar a mi hijo estando bien mentalmente.

—Te estaba esperando.

—Sabrina -le di un abrazo—, pudiste entrar, tienes llaves.

—Las olvidé en el departamento, supongo que vienes de dejar al bebé en la escuela.

—Si —abrí la puerta del departamento y ella entró con las bolsas en sus manos— ¿Que es todo eso?

—Regalos —se encogió de hombros— y no quiero escuchar que son demasiados por qué nada es suficiente para consentir a mi sobrino.

—Pero es que son demasiados, no quiero que lo mal acostumbres.

—Nada que ver —hizo un ademán—, no le doy casi regalos a Liam, pero hoy será la excepción por qué cumple cinco años... Le traje cosas que puede usar, ropa, zapatos, pijamas, algunos autos.

—Y dices que no es exagerado —reí.

Sabrina y yo seguimos siendo amigas desde entonces.

Nuestra amistad se fortaleció por Liam, desde entonces Sabrina y yo somos amigas, más que eso, somos hermanas y ella me lo ha demostrado con el paso de los años.

Ella fue la única persona que me tendió la mano con mi hijo, me dió trabajo, me ayudó con sus cuidados y me cuidó durante el proceso de post parto. Ella y solo ella ha sido la unica persona que no me vio ni me juzgó, tampoco rechazó a mi hijo y por eso la adoro.

Ella es una de las pocas buenas personas con las que me tope en en el camino. 

—Gracias amiga. 

—Ay no —vino hacia mi para abrazarme—, cada año nos ponemos así.. 

—No puedo evitarlo, cada año me da mucha nostalgia el cumpleaños de Liam —nos separamos— hay muchas cosas que te debo Sabrina. 

—No tienes nada que deberme linda, eres mi amiga, eres mi hermana —me sonrio—, ahora organicemos los regalos para Liam por que cuando salga de la escuela lo llevaremos al parque, luego a comer y luego al cine —asentí. 

No se que haria sin ella, se ha convertido en mi unica familia. 


(...) 

Más tarde. 


Caminabamos por el parque, Liam iba comiendose una manzana acaramelada e iba de la mano con Sabrina. 

Yo por mi parte estaba tomando fotos, siempre estaba guardando recuerdos de Liam, me encantaba hacerlo, en casa tengo un álbum repleto de fotos de el en cada momento de Liam, desde que nació hasta ahora. 

Siempre me he ocupado de cuidarlo ya que el parto fue difícil, era primeriza y estaba asustada así que el parto se complico, luego pense en el y cuanto lo amaba, nació sano y hermoso. 

—Liam quiere ir al baño. Yo lo llevo linda, espéranos aquí... 

Asenti, me senté en una de las bancas a esperar a Sabrina. A pesar de todo, me sentía feliz con mi pequeño, solo siendo y yo en casa, cuidándonos, divirtiendonos. 

Hice lo mejor que pude para criarlo con amor, trataba de siempre tener tiempo para el, salimos de paseo, vemos películas, jugamos. Hago todo lo que esta en mis manos para que mi hijo siempre tenga esa sonrisa en su rostro. 

—¿Elizabeth? 

Mire hacia aquella voz, Arnold estaba parado frente a mi. 

—Eres tu... 

—Hola, Arnold. 

—¿C-Como estas? Ha pasado... 

—Cinco años —me puse de pie. 

—Si, estas muy diferente.. —me sonrio— Y hermosa ¿Como has estado? 

—He estado bien —respondí trémula—, me debo ir. 

—Espera.. 

—No —sonreí—, tengo que irme. 

Camine rápidamente hacia el área de los baños del parque, me daba demasiado asco tenerlo frente a mi. Tampoco quería que viera a Liam por nada del mundo, han pasado cinco años desde que ellos me sacaron de su vida como a una cualquiera. 

El se casó con mi hermana importándole poco lo que según sentía por mi, es verdad que cometí un error, pero ellos no me dejaron explicarles y Astrid me echó al agua diciendo mentiras, no voy a darles el gusto de verme de nuevo. 

Sonreí al ver a mi hijo, lo alcé en mis brazos, junto con Sabrina caminamos hacia el centro comercial para ir a ver la película que el tanto quería ver hace un tiempo. 

Hay momentos en que la tristeza me consume, en que me hubiese gustado con todo mi ser haber terminado mi carrera, haberme casado y tenido una familia. 

Pero como dicen por ahí, el hubiera ya no existe y ahora tengo una vida mucho mejor, mejor de lo que lo imaginaba. Mi hijo, es el mejor regalo de mi vida. 


(...) 


—¿Te gustó tu cumpleaños? 

—Si mami —se reía, estaba secando su cabello—, me gustaron los regalos que me dio mi tía Sabrina, todos estaban bonitos. Además de la película y la comida... Gracias por este cumpleaños.

—Claro que si mi amor, sabes que ella te da los regalos más bonitos —el asintió—, y no hay de que, sabes que siempre haré lo mejor que pueda para hacerte feliz, ahora ve a dormir mi príncipe, mañana hay escuela. 

Lo acomode en la cama y lo arropé. Me acosté a su lado y comencé a acariciar su cabello mientras le tarareaba una canción, cerré mis ojos por un momento y de inmediato aquellos recuerdos vinieron a mi. 

-Flashback-

Estaba de rodillas limpiando el suelo, tenía que lavar los platos después de esto. Me levanté y sentí como se movió mi bebe, ya eran seis meses de embarazo ya mañana entraba a los siete, tenía el dinero suficiente para tomarme un descanso de muchos meses y poder recuperarme para conseguir otro trabajo. 

—Elizabeth.

—Si señor —me limpié las manos. 

—¿Puedes atender una mesa? Es que la mesera está atendiendo otras mesas, la que atenderás es la del área VIP podrás llevar el carrito. 

—¿Esta seguro? 

—Claro, seguramente te darán buena propina. 

—Esta bien.. 

Me cambié rápidamente y tome el carrito que ya estaba preparado con comida, lo empujé hacia afuera de la cocina y camine hacia el área VIP, cuando entre me paralice por completo al ver a mis padres junto a Astrid y Arnold. 

Ellos me miraron y se sorprendieron. 

Seguí con mi trabajo y empecé a dejar la comida sobre la mesa, el silencio que se encontraba aquí era demasiado incómodo y algo filoso. 

—Elizabeth —mire a Arnold, el miraba mi abultado vientre. 

—¿Por que le hablas? —Astrid masculló. 

—No ahora Astrid, Elizabeth ¿estás bien? 

No podía responderles, no quería mirarlo ni el anillo de matrimonio en su mano. Mis padres se mantuvieron en silencio, no me miraron en ningún momento. 

—Estoy bien, gracias por preguntar señor, dejaré la comida y me retiro.. 

Camine con el carrito hacia la salida, pero escuche como algo se rompió. 

—Recogelo —era la voz de Astrid. 

Tome una fuerte y larga respiración camine hacia ellos y me agache como pude para recoger los trozos de vidrios. Cuando al fin termine me puse de pie como pude. 

—Aquí tienes tu propina —ella dejo un dólar en la mesa—, tómalo. 

Los deje ahi y sali junto con el carrito, me sentía tan humillada. 

-Fin del Flashback- 

Esos recuerdos me atormentaban y me hacían sentir mas fuerte por que luche por meses para sacar adelante a mi hijo, soy alguien fuerte, fuerte para el. Y debo mantenerme asi, por que el es mi motivo, mi único motivo. 

Cuando se durmió, lo mire y me di cuenta lo hermoso que es, es blanco como un papel, sus ojos son claros al igual que su cabello, nariz pequeña y labios finos. Cuando nació y lo vi por primera vez, supe lo que era el verdadero amor.

Además de que no se parece en nada a mi, debe ser igual a aquel hombre del club. 

Draco. 



Hola hola, ya hay capítulos mas seguidos cada vez, espero poder actualizar las demás que tengo en curso, asi que tenganme un poco de paciencia 🥺 poco a poco comenzaré a hacerlo.

Para el capítulo 4 se viene el POV de Draco, así que esperenlo con ansias. 

Por favor, tenganme un poco de paciencia que su querida autora hace lo que puede para darles un buen capítulo, prometo actualizar las demas, pero por favor no me presionen que así me generan bloqueo y no quiero bloquearme 😫 sean un poco empáticos conmigo pls.

Unas palabras de Draco: 

Y no olviden que: 

Espero que sigan el consejo de Draco ☺

Besos, Ross. 

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