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Elizabeth.
Dos semanas después.
Descargué el inodoro por tercera vez en media hora, me senté en el suelo mientras trataba de recuperar el aliento.
No sé que es lo que me pasa, Pero creo que son los nervios de la boda, estaba a tres días de casarme, es lógico que me sienta así.
Me puse de pie y salí.
—Has vomitado tres veces en un momento —dijo Astrid—, estás pálida y delgada.
—No se que me pasa —me tire a la cama y comencé a acurrucarme—, tengo demasiado sueño...
—Elizabeth, no te duermas... Tenemos que hablar —Astrid me movió un poco.
—¿Que pasa? —me senté en la cama.
—Dime algo Elizabeth ¿No estarás embarazada?
—¿Que? —me reí— no puedo estar embarazada, no es posible.
—¿Cómo que no? Arnold es tu prometido, es lógico que tengan sexo.
—No estás entendiendo —me puse de rodillas en la cama—, yo no podría tener relaciones con Arnold, el se fue de viaje hace dos semanas.
—¿Y antes de que se fuera?
—No, tampoco... Con la universidad y el con su trabajo no habíamos tenido... —me quedé en silencio.
—¿Que pasa?
—A-Astrid, ve por una prueba de embarazo ahora...
—¿Por qué?
—Hazlo por favor —ella asintió.
(...)
Sollozaba sin control al ver la prueba en mi mano, no podía creerlo.
Positivo.
Salí del baño y al mirar a Astrid ella lo entendió, luego se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro.
—Dios Elizabeth —me miró—, estás embarazada y no de Arnold.
—Yo no se... Te lo juro no se cómo pasó, no recuerdo bien con quién —sollocé—, pero se que fue en el club, me sentía extraña...
Comencé a recordar aquella noche, en la manera en como tuve sexo con aquel sujeto, de cómo me dejé llevar por el alcohol en mi sistema. Me siento como una cualquiera por haber hecho algo como eso, además de haber traicionado a Arnold quien me amaba.
Ahora no se que hacer.
—¿Sabes quién es al menos? —negué.
—No, no recuerdo cómo se llama o como luce, tengo vagos recuerdos de aquella noche.
—Calma ¿Si? Dime ¿Que piensas hacer?
—No se, no voy a tenerlo —negué—, l-lo que pasó aquella noche fue un error, no sabía lo que estaba haciendo —dije al borde de la desesperación.
—¿Estás segura?
—Si —asentí—, estoy segura de ello... E-esto quedara entre nosotras —me acerqué a ella—, no se lo digas a nuestros padres por favor.
—Pero...
—Pero nada Astrid, no quiero perder a Arnold, nos casaremos en tres días... —jadee— Te lo pido.
—Esta bien, no le diré nada a nuestros padres...
Nadie tiene que saber esto, nadie tiene que saber que estoy embarazada, esto solamente es un error. Nada más que eso, un error.
(...)
Al día siguiente.
Pasé toda la noche sin poder dormir. Trataba de hacer memoria y de recordar que fue exactamente lo que pasó pero nada funcionaba, por mas que tratara de pensar en todo lo que ocurrió aquella noche, es imposible.
Mi mente se encontraba en un limbo y me sentía muy frustrada y culpable por todo lo que hice.
¿Cómo pude hacer esto? ¿Cómo pude engañar a Arnold así?
A penas Astrid se fue, comencé a investigar clínicas para hacerme un aborto, no debo tener mucho tiempo así que podré hacerlo sin que nadie lo note.
Dios, me siento como una mala persona.
Pero no me siento en la capacidad de tener un bebé, además de que tengo que hacerme estudios clínicos para descartar cualquier enfermedad.
Me siento tan asqueada de mi misma que ni download podré mirar a la cara a Arnold. No después de lo que hice.
Llegué a casa de mis padres, vine por Astrid para que me acompañara por qué no quería ir sola, tome el pomo y trate de calmarme, abrí la puerta y en la sala estaban todos Sentados.
—¿Por qué las caras?
Mi mamá fue la primera en venir hacia mi, entonces me dió una fuerte bofetada a la cual no ví venir.
—¿Cómo te atreves a venir a esta casa? —la miré sin poder creerlo.
—Mamá ¿Qué pasa? ¿P-Por que...?
—¿Por qué? —me tomó del brazo y me llevó a rastras a la sala— Te arruinaste la vida Elizabeth ¡Estás embarazada! —exclamó
Jadee al escucharla, luego miré a Astrid quien no me miraba, solo sus manos, mi papá se mantenía serio mientras miraba hacia la nada.
—Mamá yo puedo explicarlo...
—¿Que vas a explicar Elizabeth? ¿Que te acostaste con otro hombre que no era tu prometido? —mi mamá me miraba con decepción— No sabes lo decepcionada que estoy de ti.
—Mamá escúchame, lo que pasó fue un error... —fui callada por otra bofetada, esta fue más fuerte.
—¡Cállate, zorra desvergonzada! No puedo creer que hayas traicionado a Arnold, un hombre que ha dado la vida por ti... ¿Desde cuándo estás con ese hombre?
—Mamá lo que pasó... Fue un error yo no lo cono...
—¿Te harás la que no sabes? —miré a Astrid— Por Dios Elizabeth, ayer me contaste que llevabas meses con ese tipo, cuando estábamos en el club festejando te desapareciste, yo misma te Vi con el, no quería creerlo pero tú me lo confirmaste ayer cuando te hiciste la prueba.
Un fuerte sollozo salió de mis labios al escuchar a mi hermana decir toda esa sarta de mentiras. Todas y cada una de esas palabras era falsa, yo no le dije eso a ella.
—Astrid dime qué esto es una broma por favor... T-Tu sabes que eso no es cierto.
—Eso quisiera decirte yo —se puso de pie— estás embarazada de un hombre que no es Arnold, te burlaste de el, cuando el estaba plenamente Enamorado de ti. Tu no lo mereces.
Y cuando pensé que todo no podría estar peor, Arnold apareció frente a mi, el bajo la mirada y luego la subió, en sus ojos había desprecio, un desprecio del cual nunca había visto en sus ojos.
Quería acercarme pero alzó ambas manos en señal de que no lo hiciera.
—Mi amor, escúchame...
—Ya escuché suficiente Elizabeth —dijo—, me queda claro que estos cuatro años de relación no te importaron nada, estoy tan decepcionado de ti, creí que eras una buena mujer, pero me equivoqué.
—No... Esto tiene una explicación, por favor —sollocé.
—No hay nada que explicar.
—A partir de ahora quedas fuera de esta familia —dijo mi papá—, aquí no eres bienvenida —me miró— y el bastardo que esperas tampoco, te quiero fuera de esta casa, de nuestras vidas... Y tu, verás cómo mantienes a ese... —dijo con desprecio— Por qué ya no cuentas más con mi dinero, te las arreglarás sola o mejor busca al padre de ese niño para que se haga cargo.
—No me hagan esto... —los miré a todos— Se los suplico, lo que pasó fue un error.. Arnold, me conoces cielo, sabes quién soy, sabes que te amo.
—Ya no creo en ti Elizabeth, lo lamento...
Mi papá me tomó del brazo con fuerza y me saco de la casa, la puerta fue cerrada en mi cara, yo me deslice por esta mientras tocaba una y otra vez implorando que me abrieran, que nada de lo que dijo Astrid es cierto.
Me habían tirado a la calle.
(...)
Más tarde.
Estaba acostada sobre aquella camilla de hospital, miraba el techo sin poder dormir, la luz me indicaba que habían pasado horas, ya había anochecido.
Trataba de no llorar por nada pero me era imposible no hacerlo, no cuando todo mi mundo se me vino abajo. No podía creer que Astrid me haya hecho esto, mis padres me trataron como una zorra, todo esto es mi culpa.
No sé cómo llegué aquí, Pero cuando desperté estaba acostada en esta camilla, lo único que recuerdo fue que iba sin rumbo por la calle mientras me mojaba con la lluvia.
—Señorita Mayer, soy el doctor Pierce ¿Cómo se siente?
—Mareada ¿Cómo llegué aquí?
—Pues una chica la trajo —señalo detrás de el—. Tuvo un desmayo, además de que presenta un poco de hipotermia... —miro un papel— Está embarazada.
—Si, ya lo sabía —murmuré.
—Bueno, tuvo suerte... Estaba a punto de abortar pero el bebé se aferró a usted —sonrió—, voy a hacerle una ecografía.
Un par de enfermeras entraron con una especie de máquina, el me levanto la bata y coloco una especie de gel frio en mi vientre, cuando coloco aquella máquina, pude ver un pequeño punto en la pantalla.
—Esta de al menos dos semanas...
Comenzó a hablar y a explicarme el tamaño, que estaba bien entre otras cosas. Yo no podía apartar la mirada de aquella pantalla, dentro de mi había un pequeño punto, algo que formaba parte de mi.
—¿Desea escuchar el corazón?
—¿Es posible?
—Si, ya a este tiempo tiene latido... —le asentí.
El corazón de ese punto comenzó a sonar, aquel latido era tan desincronizado, tan rápido y tan ruidoso.
No pude evitar llorar al escuchar esos latidos, me sentí como la peor persona del mundo, se había aferrado a mi y yo quise abortarlo.
Ahora estaba sola, mis padres, mi hermana y Arnold me dieron la espalda, las personas que amaba me dieron la espalda.
Astrid que es mi hermana inventó todo eso de mi, cuando jamás fue cierto.
Ahora que veía y escuchaba aquel puntito, supe que no estaba sola, que había alguien conmigo y sería este bebé, puede que un no este lista, pero aprenderé sobre la marcha.
—¿Esta todo bien, entonces?
—Si, debe mantenerse en reposo al menos dos días, sin nada de estrés o podría perder a su bebé.
—¿Me iré a casa?
—Si, no será necesario que esté aquí, Pero le recetaré vitaminas, para el dolor si tiene entre otras cosas que necesita... Además de una guía para primerizas, se nota que lo es.
—Gracias doctor...
—Vendré en un momento, puede cambiarse.
El se retiró, no pasó mucho cuando una chica entró, era alta y rubia.
—Hola —dijo con cautela—, soy Sabrina, yo te traje al hospital.
—Un gusto, Elizabeth —estreché su mano—, gracias por haberme traído, salvaste la vida de mi bebé.
—¿Estás embarazada? —asentí— Ay, luces de mi edad... Pero en fin, no hay de que linda, aquí hay ropa seca, la tuya estaba empapada, no se si te vaya a quedar...
Dejó la bolsa sobre la camilla y comenzó a sacar la ropa.
—En serio gracias —dije al borde del llanto.
—No llores que me harás llorar a mi —hizo un puchero—, el doctor dijo que estás bien que necesitas descanso.
—Si, me iré a casa...
—Entonces te llevo.
—Oh no, hiciste demasiado por mi.
—Me siento en la obligación de hacerlo linda o prefieres llamar a alguien no se, tus padres.
—No —murmuré—, no tengo a nadie... Todos ellos me desecharon cuando supieron que estaba embarazada.
—Dios Pero que crueles —susurró—, eso no se le hace a un hijo, jamás... Perdóname que me entrometa tanto pero ¿Tienes donde quedarte?
—Si, tengo un departamento pequeño... Es mío por suerte.
—Que alivio, al menos tienes un techo... Ven te ayudo a vestirte, debes estar algo sensible.
—De nuevo gracias.
Me sentía protegida por una desconocida que se tomó la libertad de traerme y quedarse.
Ahora tendría que pensar que haré para poder sacar a mi bebé adelante, se que será duro, Pero no difícil, no tengo a nadie más que mi bebe y no me importa de quién sea, este bebé en mi vientre es solo mío.
(...)
—¿Quieres algo de tomar? —le pregunté.
—Mejor pediré comida —saco su teléfono— ¿tienes hambre?
—La verdad es que no...
Sabrina me trajo en su auto, en el camino venía hablándome sobre su vida, lo que hacía entre otras cosas, me dijo que iba pasando en su auto cuando me vio caminar bajo la lluvia hasta que caí inconsciente sobre el suelo y me trajo.
Es una chica muy linda.
—Pero el doctor dijo que tienes que comer —se cruzó de brazos.
—No tengo apetito, lo único que quiero es estar sola..
—Entiendo —se sentó a mi lado—, me iré pero antes dame la receta médica y te comprare todo para poder irme en paz, no luces nada bien Elizabeth, me siento en la responsabilidad de cuidarte.
—No tienes que hacer esto por mi, no nos conocemos...
—Lo se, pero eres una jovencita aun, se nota que estás muy vulnerable y me dijiste que no tienes a nadie más, no puedo simplemente irme y dejarte asi, se que no nos conocemos pero podemos hacerlo ¿que dices?
Al final termine asintiendo, quizá esté cometiendo una locura con ella pero, no quiero estar sola en este momento, se que tome una decisión de tenerlo y me tocará aprender a ser independiente por que jamás lo había sido.
Lo unico que tenia era este departamento que era mio, se que mi papá no me sacara de aqui, asi que tengo que buscar la manera de como sostenerme, como seguir la universidad y mantener a este bebé.
Se que podre hacerlo, así me toque dejar todo atrás, se que podre hacerlo.
Hola hola buenos dias por aca, aqui en Colombia son las ocho jeje escribí este capítulo anoche por que no podía dormir, iba a subirlo anoche pero preferí dejarlo para hoy. ✨
Espero que les haya gustado.
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Besos, Ross.
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