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˖ ूʚ Little dolly ɞु ˖

Min Yoongi, un hermoso joven de tez blanca como la leche, de estatura mediana, con un perfil perfecto y una cara que refleja viveza y la frescura de la juventud. Yoongi en sí era un joven demasiado hermoso, pero la opinión que este tenía de si mismo era muchísimo mas diferente de la que cualquiera podría pensar de su apariencia física.

¿Por qué Yoongi se resistía a ser quien era, al ser un ser tan hermoso? Una simple razón, esa razón tiene nombre y apellido, y ese, es Park Jimin. Desde que conoció a Jimin en su primer año de bachillerato, supo que era el chico indicado, era apuesto, caballeroso, atento y servicial, el combo perfecto. Park Jimin era el modelo de hombre soñado, aunque como todos tenía sus propios defectos, pero Yoongi lo amaba con cada uno de ellos, solo había un pequeño problema: Jimin era heterosexual, ¿como lo sabía? Lo había escuchado mientras conversaba con su mejor amigo sobre sus preferencias en una ocasión.

Bonita sonrisa y cabello rizado, ese era el perfil de la "supuesta chica ideal de Park Jimin" pero, ahí estaba el problema, él no era una chica. Durante su casi finalizado año de preparatoria pensó y pensó en dejar la idea de algún día salir con Jimin, al parecer se había planteado en su cabeza el hecho de que llegar a tener algo con ese chico era ya de por si inaudito si se trataba de él, pero, ¿y si no lo atraía como Yoongi? Ahí fue donde nació su idea, ¿y si enamoraba a Jimin y luego le mostraba quien era en realidad? Estaría mintiendo, pero para él valía la pena correr el riesgo.

Desde el primer día de su último año escolar se presentó como Min Yoonji, una jovencita de cabello rizado, mejillas coloradas y labios afelpados, era hermosa vieras por donde la vieras. Yoongi tenía una dualidad enviadiable, fuera este hombre o mujer este se veía espeluznantemente hermoso. ¿Y con esa belleza logró su cometido? Park Jimin cayó completamente a sus pies casi de forma instantánea.

Jimin nunca había visto a una chica tan bonita, parecía una hermosa muñeca salida de algún comercial o algún catálogo de esos que su madre solía coleccionar, era su prototipo de chica ideal, pero había algo mas en esa chica que la hacia especial y lo hacía delirar de felicidad con sólo verla.

Jimin quiso salir con aquella chica, pero había algo en particular que la hacía muy atractiva según él. ¿Y que era eso que tanto le atraía? Ella era una chica difícil, y la cosa es que después de estar rodeado de facilotas e incluso "facilotes", que a su vida llegara aquella chica tan especial era algo nuevo y algo espectacular y mas por el hecho de que Yoonji fuera una chica de carácter difícil, todo un desafío.

Pasó seis meses cortejando a aquella chica que lo traía loco desde el momento en que la vio entrar por las puertas de la Preparatoria. Luego de seis meses en los que casi renunciaba a todo, al final consiguió el corazón de aquella chica, pero eso no quería decir que ella no tuviera normas o reglas para Jimin, porque vaya que si las tenía.

Si Yoonjinie, —como él la llamaba— decía que no podía tocar cierta parte de su cuerpo, así sería o Jimin recibiría indiferencia por su parte. Ella era una chica demasiado seria, no era para nada el prototipo de una chica normal, no era ninguna muñeca, no era ninguna barbie girl, ella era única e independiente. Si Yoonji quería algo, no necesitaba pedírselo a nadie, ella iba y lo conseguía por si misma.

Ella no era de las que esperaban Rosas de su amante y "novio", ella misma se compraba las Rosas si tanto las quería. No esperaba chocolates ni champaña, ella misma los conseguía, ya estaba harta de esperar a que los demás se encargarán de ella, confiar en los demás se había convertido en una maldita estupidez desde hace bastante tiempo atrás. Y es que no importaba si era Yoongi o Yoonji,  siempre había "buenos amigos" que le arruinaban la plena existencia. A duras penas se había arriesgado a intentar la cosas con Jimin, pero si iba a dejarse caer en las manos de este ya fuera en su nueva identidad o la vieja, lo haría con su propia personalidad, con su personalidad lastimada y que ansiaba ser curada por alguien.

En fin, el año ya casi había terminado, ambos se graduarían pronto y estaban de acuerdo en que querían continuar lo suyo incluso después de terminar el bachillerato.

— Yoonjinie, sé que no te gustan las cursilerías pero, ¿Quieres ir al baile de despedida conmigo?— Le pregunto con un pequeño ramillete en mano, esperaba que ella lo utilizara el dia del baile, —y si era posible— también el día de su graduación.

— Mm, no lo sé Jimin, ¿Debería ir?— Pregunto de forma traviesa, a veces jugaba con su novio solo para molestarlo un poco, y en esta ocasión logró que Jimin se pusiera un poco triste, su carita se deformó y agachó la cabeza. La debilidad de Yoongi era ver a un triste Jimin, ¿y quien podría resistirse a sus ojitos tristes y sus labios en forma de puchero? Ni siquiera la fuerte y pedernal Yoonji.

— ¿No iras?— Preguntó Jimin mientras jugaba con la cajita de flores entre sus manos.

— Claro que si iré tontito.— Respondió Yoonji mientras dejaba un beso en los hinchaditos belfos de Jimin.— Contigo iría hasta el fin del mundo, Jiminnie.

Y los ojitos de Jimin se iluminaron, su chica lo llamó de manera dulce y había dejado un beso en sus labios, era un hecho que ahora ya podía morir en paz. Se levantó y sujetó su cintura para besarla y luego darle mil vueltas en el aire, las cuales hicieron que ambos se marearan e hiciera que Jimin dejara caer a Yoonji al suelo.

— Jiminnie, a veces eres un tremendo idiota. ¡Ayudame a pararme carajo!— Le gritó desde el suelo mientras reía por lo desorientado que estaba su novio. Y así entre juegos y risas terminaron su día.

[...]

Al fin había llegado el dia, Yoonji se había arreglado como toda una dama, una dama muy bella. Jimin la esperaba en la sala de su casa, querían tener una foto antes de salir, pero tendría que ser una selfie ya que Yoongi en realidad vivía solo desde hace varios años. Yoongi —ahora convertida en Yoonji— bajo las escaleras y se encontró con su apuesto novio, el cual lucía un esmoquin negro que habían elegido juntos unos días atrás. Pero él no se quedaba atrás, había rizado su cabello tanto como a Jimin le gustaba, sus labios tenía cierto color rosa y usaba el ramillete de rosas que Jimin le había obsequiado, el cual hacía juego con su vestido color perla.

Se tomaron de las manos y fueron al lugar de la fiesta, sería el único momento antes de la graduación en el que podrían disfrutar con sus amigos y pasar un rato animado. Y precisamente la noche transcurrió tranquila hasta que entre varios amigos decidieron continuar la fiesta por su cuenta en la casa de Kim SeokJin, después de todo el mayor siempre tenía alguna que otra botella de licor que malgastar por ahí.

Tan grande fue la borrachera de Jimin y Yoonji que no pudieron evitar dejarse llevar por la emoción del momento. Desde que se sentaron juntos en aquel sofá un pequeño beso de piquito se había convertido en el más candente de los besos, a tal punto que ahora Yoonji se encontraba sobre el regazo de Jimin, quien lo acariciaba con dulzura y besaba lo más que podía la piel de su amada "novia"

De alguna manera ambos terminaron en alguna de las habitaciones en la casa de SeokJin. Los besos subidos de tono así como las caricias no se hacían esperar, pero, Yoongi despertó cuando Jimin empezó a bajar la cremallera de su vestido. Él no era una chica y Jimin se daría cuanta de ello esa noche, él quería que Jimin lo amara por quien era, pero no creía sentirse listo para mostrarle su verdadero yo en aquel momento.

Se apartó un poco, pero Jimin fue mas listo y lo acorraló con ambos brazos sobre la cama. — Dejame ir, por favor. — Suplicó en un suspiro al ver lo obstinado que estaba siendo su novio en aquel momento.

— No quiero dejarte ir, quiero que seamos uno esta noche, Yoonji. — Dijo mientras se miraban, miradas profundas. Ambos se deseaban, pero Yoongi no sabía si ceder o forcejear hasta que lo dejara ser libre.

— No podemos ser uno esta noche, no hoy.— Contestó mientras ladeaba la cabeza para no verlo, para no ver la supuesta decepción en los ojos de Jimin.

— Sientate a mi lado, por favor cariño. — Palmeó un lugar a su lado en la orilla de colchón y Yoongi obedeció sentándose a su lado. — ¿Te sientes bien conmigo? ¿crees que soy bueno para ti? Porque siento que te mereces algo mejor y por eso creo que quizá tu debas dejarme, cielo. Jamas te obligaría a hacer algo que no quieras, y mucho menos a estar en compañía de alguien como yo.— Le dijo entrecortadamente mientras acaricia una de las manos de Yoongi.

— Lo siento, — Respondió mientras una pequeña lágrima resbalaba por su mejilla, ya no podía seguir callando la verdad ante Jimin— No digas que no me mereces cuando la única verdad es que yo no te merezco, Jimin. No te merezco porque te he mentido durante mucho tiempo.— Contestó con la cabeza gacha por la vergüenza interna que sentía para con su novio.

— ¿A qué te refieres?— Preguntó suavemente.

— Yo no soy una chica, Jimin— Tomó la peluca rizada entre sus manos y la dejó caer al suelo. Dejó caer aquella máscara que había usado por casi un año, aquella máscara que al principio había pensado que era una buena idea, pero que ahora no era nada mas que una de las tantas causas de su dolor en la conciencia. — Entenderé si te enamoraste de Toonji, pero tienes que entender que ella no existe, yo la cree y ahora la haré desaparecer. No es tu culpa si quieres dejarme, después de todo yo fui quien te engañó, pero si vas a quererme tendrás que hacerlo como Yoongi y no como Yoonji.

Jimin no parecía sorprendido, solo escuchaba lo que Jungkook tenía que decir con mucha atención y sin interrumpir. Cuando este terminó de hablar, tomó el rostro del menor entre sus manos y besó sus labios con suavidad y lentitud, no había pasión ni lujuria, solamente era el amor puro que Jimin le tenía. — Yo ya lo sabía Yoongi, y no me enamoré de ti porque fueras una chica, me enamoré de ti y de tu personalidad vivaz, llena de gracia y belleza. Un alma independiente y amorosa, me enamoré del chico detrás de la máscara de muñeca, me enamoré de Yoongi, y no de Yoonji.

— ¿Cómo? ¿tu lo sabías? —Jimin asintió—¿Y por que nunca me dijiste nada? — Le preguntó cruzándose de brazos.

— Pensé en hacerlo al principio, pero pensé que tendrías tus razones para hacer lo que hacías —contestó con una pequeña sonrisa.

— Entonces digamos que estamos a mano, ¿no crees?— Pregunto Yoongi mientras le dedicaba otra sonrisa a Jimin.

— Digamos que si, mi amado Yoonie. — Tomó el rostro de Yoongi, ahueco su rostro y lo acarició para volver a besarlo — ¿Qué te parece si continuamos lo que dejamos pendiente, gatito?

— Jimin, eres un pervertido, pero un pervertido al que amo demasiado.— Soltó una carcajada y Jimin volvió a recostarlo en la cama. — Antes que digas algo tengo que decir que ya no seré tu pequeña muñequita, Par Jimin, jamas volveré a serlo.

— No importa, porque amo mucho mas a mi gatito que a esa muñeca de plástico.— Dijo acariciando las mejillas del menor y dejando besos por toda su cara.

— Soy un clásico, amor.— Guiñó su ojo y continuaron consumando su amor hasta caer dormidos. Era su primera vez, y estaban fascinados de estar juntos en esa primera vez. Ambos se amaban y así sería por el resto de sus vidas. No importaba quien le había mentido a quien, solo importaba que aquella pequeña mentira y aquella pequeña muñequita fueron quien cumplieron el sueño de Yoongi, volver a tener alguien en quien confiar, y justo Jimin apareció en su vida, ambos se cruzaron en la vida del otro para hacerla mas y mas feliz.

[...]

Una semana después Yoongi y Jimin recibían sus diplomas como un reconocimiento por el fin exitoso de sus estudios. En ese momento el bachillerato y uno de los tantos caminos de la vida empezaba a cerrarse, pero a la vez se empezaban a abrir nuevos caminos para ambos.

Yoongi acababa de bajar de la tarima en la cual le habían entregado su título, y con la mirada buscaba a Jimin entre toda la multitud de gente. Y por allá, sosteniendo un ramo de Rosas estaba su novio. Corrió como un loco enamorado y se lanzó a los brazos de su tae tae. Lloró en sus brazos y besó sus cara.

Lo peculiar de aquel día era lo hermosa que lucía la pareja. Yoonji había sido enterrada por Yoongi en lo mas profundo, ya no existía ni volvería aparecer jamás. Jimin lucía radiante con su traje al igual que Yoongi, pero había algo que hacía a Yoongi un poco diferente. ¿Y qué era eso tan diferente? El ramillete que se posaba en su mano, tal vez las Rosas ya estaban un poco marchitas, pero había insistido tanto en usarlo que a Jimin no le importó en lo absoluto comprar uno nuevo para él, aunque insistiera en hacerlo Yoongi no lo dejaría.

Ambos decidieron ir a casa y comenzar con la nueva etapa que comenzaba en sus vidas, estaba listos. Se iban a comer al mundo, mientras viven en su propio mundo y en su pequeña casa de muñecas.

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