01

˖ ूʚ Heart beat ɞु ˖

Un rubio de pequeña estatura y ojos gatunos corría de arriba abajo buscando uno de sus zapatos por toda su casa. Estaba muy emocionado, cualquiera se daría cuenta de ello con solo ver la expresión de su rostro.

¿Y por qué corría el pequeño Yoonie? Era más que obvio que tendría una cita con su querido y amado alfa. Hace mucho que no tenían una cita por culpa de las clases de ambos en la Universidad, si bien Yoongi tenía libre un día a la semana, este nunca coincidía con el día libre de Jimin y eso lograba frustrarlo en demasía.

Así que al fin después de esperar por meses la vacaciones, tendrían una salida como pareja. No sabía a donde lo llevaría su alfa en esa ocasión, pero estaba seguro de querer lucir bonito para Jimin y así hacerlo sentir complacido a tanto él y a su lobo. Asimismo, su lobo movía la cola con entusiasmo, sabía que muy pronto se encontraría con su mate y podrían disfrutar de un merecido rato juntos, pero el zapato perdido de Yoongi solo lo estaba haciendo todo más difícil esa tarde del demonio.

El sonido del timbre no se hizo esperar, era el anuncio de que su alfa ya le esperaba afuera de su casa, mientras que el aún estaba a medio vestir y sin siquiera haber peinado su cabecita. Corrió hacia la puerta y la abrió sin decir nada y volvió a correr por las escaleras para renovar su búsqueda. Mientras que el azabache sólo vio como su pequeño omega desaparecía de su campo visual por la tira de escaleras, de modo que decidió sentarse en el sofá y tomar una pequeña siesta para no perder tiempo, después de todo se notaba que el omega iba a tardar un poco más de tiempo en poder estar definitivamente listo.

El omega por fin encontró su zapato en el cesto de la ropa sucia y se lo colocó rápidamente. Se puso en pie nuevamente y se dio los últimos retoques para poder salir limpio y bonito. Cuando estuvo listo bajo a ver a su Hyung, pero cuando llego a la sala se encontró con una escena totalmente rara y tierna. Ahí estaba su Hyung, durmiendo pacífica y profundamente sobre el sofá mientras sonreía tiernamente. Sintió los latidos de su corazón acelerarse y corrió a buscar su teléfono para fines tiernamente malvados.

— No puedo perder esta oportunidad.— se dijo y tomó su teléfono con rapidez, cuando regresó a la sala se posicionó frente a su alfa y sacó no una sino más de diez fotos de su Jiminnie desde diferentes ángulos, así como una selfie tierna y una divertida en la cual ponía su dedo anular dentro de la nariz del mayor. Es un milagro que no decidiera probar todos los filtros de Snapchat en Yoongi ese día, aunque no habría importado de no ser porque tenían planes y Jimin tenia sueño pesado.

Con el afán de despertarlo se acercó lentamente al alfa y sonrió cuando lo vio arrugar su hermosa naricita. Y fue entonces que llegó a sus fosas nasales aquel delicioso aroma de menta y pinos, era tan relajante que casi lo hacía caer dormido ante su Hyung. Acunó un poco su rostro en su cuello y empezó a inhalar el aroma de su alfa, mientras que el contrario comenzó a despertar al sentir las caricias del omega sobre su cuello.

— Hola pequeño.—Saludó Jimin con los ojos entrecerrados y la voz un poco ronca.

— Hola alfa dormilón.— Sonrió y se carcajeó un poco cuando dijo eso, pero era la verdad, su alfa era en demasía  muy dormilón.

— ¿Nos vamos Yoonie?— Preguntó su alfa poniéndose en pie y ayudando al menor a hacer lo mismo que él.

— Sí — Contestó con un leve sonrojo en sus mejillas y sintiendo la alegría y los aullidos de felicidad de su propio lobo.

Ambos salieron de la casa con las manos entrelazadas y llenos de alborozo. El camino era a paso lento, era verano y ambos disfrutaban del calor del sol sobre su rostro y de la sombra que algunos árboles les proporcionaban al pasar bajo ellos.

— ¿A donde quieres ir, bebé? — Preguntó el alfa a su omega.

— No importa, Hyung. Por mi podemos ir a donde sea, elija usted.— Contestó.

— Yo quiero que elijas tu, quiero hacer lo que tú quieras.— Exclamó el alfa a la vez que dejaba caricias en las mejillas de su pequeño omega.

Y al final no lograrían ponerse de acuerdo. Porque ninguno de los dos quería elegir o anteponer sus preferencias a la del otro, porque cuando ambos iban de paseo nunca elegían algo en específico para hacer ya que lo único que querían era tener la compañía y cercanía del otro, eso era suficiente para ambos. De modo que en la mayoría de ocasiones terminaban eligiendo algo que hacer con piedra, papel o tijera o de manera espontánea.

Ese día en específico fue bastante espontáneo, se había encontrado con un puesto de helado y habían decidido comprar uno para cada uno y luego comerlo debajo de algún árbol que hubiera en el parque.

— ¿De qué sabor es su helado, hyung?— preguntó el Omega mientras saboreaba su helado de chocolate.

— Es de vainilla pequeño bebé, ¿y sabes por qué me gusta el de vainilla?— Le preguntó mientras acariciaba la naricita de su precioso Omega.

— No lo se hyung, ¿por qué? — está vez fue a Yoongi a quien le pico la mosca de la curiosidad.

— Porque es delicioso y me recuerda a ti.— Y esa era la verdad el olor a vainilla y caramelo del Omega era realmente dulce y hacía delirar al alfa de una manera inexplicable, y, al fin y al cabo, ese chiquillo con ojos de gatito y pucheros de fresa era su pareja predestinada.

— ¡Ay hyungie!— Chilló el menor al escuchar las palabras llenas de azúcar de su hyung. Y es que ver pasar a esa pareja por la calle era recibir un ataque de diabetes mezclado con muchas dosis grandes de amor y caramelos.

— Te amo, minnie.— Besó sus abultaditos belfos y luego repartió besos por toda su cara.

Y nuevamente el corazón de ambos volvió a acelerarse en un segundo, era un palpitar fuerte y sincronizado. Y es que ambos no sabían lo que les pasaba cuando estaban juntos, a Jimin le hipnotizaba la hermosa sonrisa de su pequeño bebé, y a Yoongi lo volvía loco la eye smile de su amado alfa, el efecto de la cercanía ante ambos era bastante hermoso y confuso.

No sabían si era por su carácter o su voluntad la manera en que los rasgos del otro lograban hipnotizarlos y hacerlos caer a los pies del contrario. Se hipnotizaban con su sonrisa y se desarmaban con su mirada. Ambos se derretían como un cubito de hielo al sol con solo dirigirse una miradita traviesa. Eran una hermosa parejita de predestinados que empezaban a vivir su vida juntos y que se amaban en demasía.

— ¿Sabes qué Yoonie?— Exclamó el mayor poniéndose de pie— Te llevaré a comer algo después de dar una vuelta al parque.

— Pero, acabamos de comer, Hyung.— Respondió el pequeño omega mientras hacía un puchero y sobaba su hinchadita barriguita. — Aunque ahora que lo dice me ha dado mucha hambre, se me han antojado las hamburguesas de Jinnie hyung. ¿Podemos ir a su cafetería?— Preguntó con una sonrisita y las manos hechas un pequeño puñito.

— Claro que si bebé, iremos a donde tú quieras.— Le ayudó a levantarse y comenzaron a caminar, pero había algo bastante peculiar en la forma de andar de ambos en ese momento.

Yoongi caminaba muy detrás de su Hyung y lo observaba detenidamente, observaba cada paso y movimiento de su cuerpo, y aquello había llamado tanto la atención de Jimin hasta el punto de traerle recuerdos de cierto episodio de la vida de ambos como pareja.

— Sabes Yoonie, en este momento me recuerdas mucho a Holly.— Le dijo mientras le sonreía y se detenía para esperar al menor.

— ¿Por qué?— Preguntó confuso.

— ¿Recuerdas ese día? — Yoongi asintió— estábamos paseando y tuvimos una pequeña discusión. Cuando íbamos por la calle tú caminabas detrás de mi y detrás de ti caminaba una pequeña bolita de pelo, y tú te diste cuenta de eso. Te diste la vuelta y viste a Holly, hiciste a un lado tu enojo y me rogaste por varios minutos el poder llevarlo a mi casa, ya que según tú sería buena compañía para mi mientras tú lograbas mudarte a mi apartamento.

— Lo recuerdo, Hyung. Como olvidar a la tipa esa.— Gruñó un poco molesto, hasta su lobo se sentía enojado de solo pensar en su mate siendo seducido por aquella beta resbalosa.

— Bueno, ese no es el punto, cielo. El punto es que desde ese día tienes la costumbre de hacer eso, seguirme desde atrás como Holly lo hizo contigo.— Rió ante su recuerdo y Yoongi junto a él.

— Es que desde que te conocí siempre me la he pasado dando vueltas a tu alrededor como un perrito abandonado de esos que en la calle te siguió. O sea, igual a Holly. — Sonrío y besó los labios de Hyung haciéndolo casi ver corazones con solo un beso.

Ambos rieron ante las palabras y acciones del otro, pero tal y como había prometido Jimin, tomó a su Yoonie por la cintura y lo llevó a la cafetería de seokjin y Namjoon. Aquellos eran un omega y un alfa bastante peculiares, ambos eran socios en aquella cafetería y aunque no quisieran admitirlo, era obvio que ambos se amaban en secreto, o al menos eso pensaban ellos.

Llegaron al lugar y saludaron a su querido amigo Hoseok, Un beta que hacía de part-timer en aquel establecimiento, aquel trabajo lo dejaba estudiar y le daba para comer y estar pendiente de su pequeño apartamento.— ¿La mesa de siempre?— Preguntó el pelinaranja a la pareja, la cual asintió gustosa.

Caminaron a la mesa del fondo del local, la que normalmente nadie quería por estar un poco más aislada de las demás, pero precisamente eso era lo que a la pareja le gustaba, ambos amaban el hecho de estar lejos del resto y darse amor sin tener que pensar en los demás, ademas que la vista no era tan mala como los demás pensaban, tenía una hermosa vista del parque y se podía ver a los niñitos correteando de un lugar a otro entre los toboganes y columpios.

Ambos amaban a los niños y a pesar de aún estar en la universidad, ambos había intentado que Yoongi quedara embarazado en múltiples ocasiones, pero al final terminaron dándose cuanta de que él omega tenía problemas con su fertilidad y era posible que solo lograran concebir uno o quizá ningún hijo, era triste para una pareja que ansiaba poder ver aunque sea uno de sus retoños, incluso Yoongi llegó a pensar en que Jimin lo dejaría por ser un omega que no podía cumplir con  una función que -según él- era básica para ser un buen esposo y omega. Aunque la cosas cambiaron cuando su alfa le dijo que jamás lo dejaría, y que, con o sin hijos ambos serían felices hasta el final de sus días.

— Te amo, Yoonie.— Soltó el castaño al ver a su pastelito sentado frente a él.

— ¿A que viene eso tan de repente?— Pregunto Yoongi mientras acariciaba la naricita de su mayor.

— A que te amo, y que te diré eso cada vez que tenga oportunidad de hacerlo.— Contestó inclinándose un poco para poder besar los abultados y rosaditos labios de su precioso y dulce omega de vainilla.

Después de varios minutos de haber ordenado, el pobre Hoseok apareció con una bandeja llena de comida, al parecer el apetito de Yoongi había aumentado considerablemente. Había pedido hamburguesas, papas fritas, una pizza, un par de hamburguesas, etc. Era demasiada comida la que había en la mesa, y eso que el pobre Jimin apenas había pedido un trozo de pastel, el cual ni siquiera tuvo la dicha de comer ya que Yoongi se dió a la tarea de hacerlo por él.

La mesa estaba llena de platos vacios y frente a ellos estaba un Yoongi satisfecho y un Jimin con cara de asombro. Su Yoonie jamás comía en exceso, pero al parecer esa palabra de quedaba muy corta al ver todo lo que había comido en aquel momento. Era realmente sorpréndete como aquella bolita de amor podía comer como si tuviera el mismísimo hades dentro de su estómago.

Con una sonrisa salieron el lugar, no sin antes despedirse de su buen amigo seokjin y de Namjoon. Nuevamente entrelazaron sus manos y fueron al apartamento, el cual muy pronto sería el hogar de ambos en unos meses.

Al llegar se sentaron juntos en el sofá y vieron por la ventana que la lluvia empezaba a caer, era extraño ver lluvia en pleno verano, pero daba igual si ambos estaban juntos y envueltos bajo el calor de una manta y de sus propios abrazos.

Yoongi recostó su cabeza en el regazo de Jimin, y el antes mencionado se dedicaba a mirar a su omega con ternura mientra peinaba y desenredaba cada uno de su cabellos. Y aquello le reportaba tranquilidad, ya que el olor de su omega lograba tener ese efecto tranquilizador en él. Aunque le llamo un poco la incomodidad del pequeño en su regazo, se veía un poco pálido y como si no se sintiera del todo bien, y sus sospechas fueron confirmadas cuando Yoongi se levantó de golpe para ir al baño y terminar vomitando todo lo que había comido ese día, al parecer si había sido demasiado para su pequeño omega.

— ¿Que tienes, bebé? — Le preguntó mientras sobaba su espalda y le ayudaba a ponerse de pie.

— Jimin tengo algo que decirte.— Soltó el menor con seriedad y aún sintiéndose un poco mareado, a lo cual el mayor solo asintió.

Yoongi se perdió de su campo visual y regresó unos minutos después con algo que no lograba divisar bien en las manos del menor. —No quería decírtelo hasta estar seguros de que todo estaría bien y que ya no habría mucho peligro, pero creo que ahora es necesario y justo que lo sepas.— levantó su mano y le mostró dos pruebas de embarazo. Y claro que las conocía muy bien, tanto como eran y cómo funcionaban, sabía que una rayita era negativo, y dos rayitas positivo.

Jimin lo miró con un frenesí de emociones internas, quería llorar, saltar, patalear y abrazar a su gatito de felicidad, y sin que se diera cuenta las lágrimas comenzaron a rodar por sus ojos.

— Seremos papás mi amor.— Le dijo un sonriente y lloroso Yoongi quien sobaba su pequeña barriguita de dos escasos meses de embarazo y continuaba sosteniendo las positivas pruebas de embarazo.

Sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre su pequeño y lo levantó por los aires de felicidad, pensaron que sus opciones se habían acabado al escuchar las palabras de los tantos médicos que habían consultado, pero ahora un pequeño milagro estaba creciendo en el vientre de Yoongi, su pequeño y hermoso omega. — Te amo mi amor, mejor dicho, los amo a ti y a nuestro pequeño cachorro.— Le dijo mientras los besaba tiernamente y dejaba que sus lágrimas se mezclaran con las de Yoongi.

"Sus latidos rebosantes de alegría eran únicos e inigualables, ahora ya no serían dos, ahora serian tres corazones latiendo juntos hasta el final"


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