La Tierra, hace 4.570 millones de años. Preparación planetaria para el precámbrico.

Durante el Precámbrico, comenzaron a surgir las formas de vida primarias. Este periodo duró entre 4.000 y 5.000 millones de años, hasta que se inició el Cámbrico.

Una gigantesca nave Nodriza se hallaba sobre el planeta. De ella salían centenares de naves orbe robot, dirigidas remotamente, a todos los confines de la esfera rocosa. Realizaban modificaciones geológicas. Hubo grandes períodos de glaciación. Necesitaban regular el clima del planeta y entonces trajeron La Luna. Tomaban muestras del suelo, la temperatura, la presión, y de todo lo que se pudiera tomar en cuenta para la implementación adecuada de la vida planetaria.

Hace 650 millones de años. Mutaciones en las fibras musculares.

En ésta "Revolución Ecológica", el planeta se calentó y dejo de ser una "bola de nieve", lo que propició el surgimiento de algas: antesala de la posterior presencia de la fauna en el planeta.

Las sondas descendían y continuaban realizando operaciones ya interviniendo en diversos factores ambientales para favorecer la aparición de animales, y cómo deberían ser más apropiadas sus características físicas, para el proyecto evolutivo.

Hace 100 millones de años. Preparando individuos, para producción tentativa.

Especies tipo lagartijas son capturadas y llevadas a bordo de la nave nodriza, para seguir allí con los experimentos, de forma controlada.

De algunas sondas, ya podían descender ellos. Anunnaki. Seres con unos "bolsos extraños metálicos", pico, sombreros estrafalarios, y rodeados de tentáculos y una especie de alas. Llevaban consigo extrañas insignias y representaciones, y unas tablillas de apariencia arcillosa con unas cruces (hoy conocidas como las Ankh, la llave de la vida egipcia) y otras simbologías. Ya podían pisar el suelo, más asiduamente en su creación planetaria, pues el clima y vegetación lo hacían mucho más estable.

Hace 65 millones de años. Estimulación de la corteza cerebral.

El planeta estaba poblado por enormes reptiles, que se comían unos a otros, y que dificultaban la proliferación de otras especies más pequeñas y con adaptaciones diferentes.

Algunos seres humanoides, reptilianos, producto de manipulaciones anteriores, eran ayudantes de los Anunnaki. Ellos decidieron que la línea de Dinosaurios, con cuerpos gigantescos y diminutos cerebros, no formaba parte de lo que esperaban para el plan evolutivo. Con sus ayudantes, tomaron al Purgatorius, un pequeño mamífero, y se llevaron cientos de especímenes a la nave Nodriza para futuras manipulaciones genéticas, antes de generar otro de sus grandes eventos.

La depuración biológica.

Arrojaron un enorme meteorito que extinguió al 75% de la vida en el planeta. Dejó un cráter de 200 kilómetros (hoy conocido como Chicxulub). Así se deshicieron del material orgánico que entorpecía sus planes evolutivos del planeta, a futuro. Una vez pasados los efectos de esta purga biológica, soltaron en el planeta su espécimen mamífero, ya manipulado, en las regiones apropiadas. Evolución monitoreada.

Hace 12 millones de años. Comienzo de la vida comunitaria.

Florecimiento y posterior extinción de muchos grandes mamíferos (mega fauna del Pleistoceno). Aparece Homo Habilis y se desarrollaban los humanos anatómicamente modernos. Daba comienzo la reciente Edad de Hielo. Vivían en incipientes comunidades. Los Anunnaki los visitaban y convivían con ellos, asiduamente, enseñándoles sobre la manipulación de objetos y el ambiente. Les enseñaban también a propagar a las futuras generaciones lo aprendido, las experiencias y la cultura.

Los Anunnaki con sus ayudantes reptilianos, creaban mega construcciones por todo el planeta, muchas en las mismas líneas de energía, en la misma disposición trigonométrica de algunas constelaciones, como fractales energéticos. Servían para extraer la energía de la estrella cercana, Sol, y otras estrellas más lejanas, como Alcíone, en la constelación Tauro, y convertirla en energía de la transmutación.

Utilizaban para esto una tecnología que licuaba la roca. Llevaban a cabo un proceso de levitación y así realizaban las construcciones. Esto les permitía manipular esta amalgama y obtener una rigurosísima precisión para montar las estructuras. Luego adquirían su temperatura y solidificación normal. Estaban hechas con mezclas rocosas, sílice y cuarzo, para la extracción de esta energía que brindaba inmortalidad al cuerpo físico.

Hace 6.000 años atrás. Legado de los Dioses.

En todas las culturas antiguas, en el planeta, existían estas enormes construcciones en las que hay representaciones de dioses reptiles, aun siendo pueblos que no se conocían entre sí. Realizaban imágenes de estos "dioses".

En la antigua Sumer, en Mesopotamia, quedaron grabados (que aún hoy podemos observar), con las figuras de lo que ellos pudieron interpretar, de la forma que tenían los visitantes, Dioses (Anunnaki).

Hace 4.000 años atrás. Obsequios de despedida.

Los Anunnaki se preparaban para retirarse. Debían dejar a sus creaciones Adámicas (humanas), con su libre albedrío evolutivo. Eran reglas universales que toda forma de vida, superior o inferior, debía respetar. Si no lo hicieran así, las consecuencias kármicas serían desastrosas. Normas cósmicas tan tangibles como la caída de un objeto que se destroza en el suelo, por la ley de la gravedad. Leyes inexorables. Ya no podrían seguir interviniendo en el devenir de la cultura e historia humanas. Pero dejaron obsequios y conocimiento, del fundamento de las verdades universales y de cómo funciona esta realidad multidimensional, fractal y holográfica. Conocimiento de la creación del todo.

Quedaron algunos faraones, con sus hijos híbridos con Anunnaki. Sus cabezas ovaladas y ojos negros como el carbón, fueron disimuladas con gorros altos faraónicos o pinturas de Horus en sus rostros.

Entre los objetos que quedaron en el Egipto antiguo como legado, fueron el bolso (artefacto de los Dioses), una llave de la vida Ankh de cuarzo y sílice, y las tablillas que explicaban con jeroglíficos, cómo utilizar estos elementos para modificar la realidad tridimensional y acceder a otros planos sutiles del universo multidimensional. Entonces, se subieron a la última sonda, que los llevó a la nave Nodriza y se retiraron de La Tierra. Partieron los Dioses, de regreso a las estrellas.

Cuando murió el último de los faraones, le dieron sepultura según sus rituales religiosos, junto con las tablillas, el "Bolso de los Dioses" y la cruz Ankh. Era demasiado tentador y peligroso dejar este conocimiento y poder, al alcance de cualquier persona. La idea era que se perdería en el tiempo, pues las tumbas sagradas tenían toda clase de sellos mágicos e inscripciones de poder, que impedirían a los saqueadores acercarse, pues multitud de maldiciones les caerían a quienes intentasen profanar estos sitios sagrados.

Hace 1378 años atrás. (611 D.C)

Desde las antiguas dinastías egipcias, hasta prácticamente la actualidad, hubo saqueadores de tumbas. Pero fueron unos turcos, en 611 D.C, que hallaron ésta en particular, y se llevaron las tablillas, el "Bolso de los Dioses" y el Ankh. Aunque no sabían cuál era su verdadero valor, ni mucho menos descifrar las tablillas, al llevarse las cosas fueron interceptados por otros saqueadores que los asesinaron. Y así, se fue perdiendo el paradero de éstos objetos, que nunca más pudieron volver a reunirse.

Hace 997 años atrás. Siglo XI.

El obispo de Worms, Bucecardo, habiendo tomado posesión secretamente de algunos de aquellos valiosos artefactos, entregó las tablillas y manuscritos a varios cardenales. Estos, se llevaron los manuscritos (copias de las tablillas), y las propias tablillas. Los ocultaron en diversos monasterios y abadías.

Del "Bolso de los Dioses" y del Ankh, nunca más volvió a saberse nada.

Hace 48 años atrás. Orden Zahorí.

En una ceremonia de la orden, le entregaron uno de estos manuscritos a un miembro honorífico, Arturo Zamorano, cuando éste tenía cincuenta años. Los que estaban presentes, aplaudiendo y admirando ese momento importante, eran sólo un grupo minoritario y selecto. Entre quienes aplaudían y seguían el ritual atentamente, se encontraban un joven de apellido Woordrue, y un hombre calvo, un tanto gordinflón, con mucho carisma y cierto aire de importancia.