Capítulo 13


18 de Abril.

Dante se despertó sobresaltado por los insistentes golpes en su puerta. Desnudo, arropado por las sábanas de su cama, estaba solo, como siempre, en su habitación. Se sentó y su voz sonó dudosa y somnolienta.

- ¿Golpean? ¿Quién es?

Entonces, ingresó Santino, con las manos en su espalda, acompañado por dos de los monjes de capuchas alargadas, enmascarados.

- Perdón que lo despierte, Dante, el maestro Crowley desea hablar con usted. Después de que desayune, claro.

- Ok... me visto y voy.-

Lo aguardaron afuera hasta que se hubo vestido y calzado. Parece que entre las costumbres de esta gente, estaban incluidas no respetar ninguna intimidad ni privacidad y meterse directamente en las habitaciones, a veces siquiera sin avisar, como el episodio de la noche anterior.

Santino y Dante, acompañados por los extraños y silenciosos acólitos, bajaron por la escalera de la torre, al primer piso. A la izquierda donde terminaban las escaleras, estaba el salón comedor, donde Dante se reunió con el resto de los comensales, para desayunar.

Una vez terminaron el desayuno, Dante con la comitiva acompañante, pasaron junto a unos baños grandes y almacenes, hasta llegar a un pasillo que daba al estudio de Crowley. A ellos se habían sumado Beatriz y Virgilio que ayudaba a Edityr, el ciego, para que no tropezara. Dante se había percatado de cuánta gente lo acompañaba siempre para todas partes, y cuántos recaudos se tomaban.

Ese pasillo era amplio, cubierto con una alfombra roja, con algunos altares y candelabros, estatuas a un lado y una gran ventana, que daba al exterior del castillo, al otro. Lámparas con múltiples cristales, alumbraban toda la estancia.

Llegaron al estudio, cuyas puertas estaban custodiadas por los mismos guardias misteriosos que abundaban en el castillo. Entraron los cinco, quedando fuera sus escoltas.

Crowley sostenía una taza de café humeante, parado detrás de su escritorio.

- Espero que haya descansado y desayunado bien, amigo Dante.

- Sí gracias...

Dante tenía ciertas dudas, y algún que otro temor acerca de esta entrevista tan formal y matutina con Crowley. ¿Se habría enterado o visto algo de lo que había sucedido con Beatriz la noche anterior? ¿Cuál era, exactamente, su relación? Sea como fuere, seguramente no le causaría ninguna gracia enterarse de esto...

En seguida pudo disipar estas dudas, cuando su excéntrico anfitrión dio un sorbo al café y habló de forma tranquila y pausada. Fue en ese momento que se percató que sobre el escritorio, estaba el Jnum, o bolso de Toth.

- Necesito que toques este artefacto. Sabemos que al Jnum le está faltando un objeto que se debe insertar en la rendija.

- De acuerdo.

Sintió un gran alivio que fuera sólo eso. Se aproximó y tocó el dichoso Bolso de los Dioses.

Todo a su alrededor se volvió blanco refulgente. Una imagen apareció en el centro de la escena. De alguna manera, el asa había sido retraída, y eso permitía que una llave grande de cuarzo y piedras incrustadas, pudiera ser insertada en la ranura ubicada en la parte superior del Jnum.

Mientras esto sucedía, alguien recitaba unas frases en un idioma antiguo, como una letanía.

- "¡Ishtar-Ishta Pa Mabacha Cha Kur Enni-Ya!"

Entonces, la llave producía un sonido como de pistones o de encastres, y automáticamente se introducía completa en la rendija o cerradura.

- ¿Estás bien?

La imagen desapareció por completo.

- ¿Qué viste, Dante? ¿Qué pasó?

Dante estaba sentado sobre la alfombra, y se le habían caído los lentes. Beatriz y Crowley le ayudaban a levantarse, mientras intentaba ubicarse en la realidad.

- Pe... Perdón... estoy... fatigado. La llave era una... figura, la he visto antes... creo que era egipcia...

Crowley, ansioso hacía chasquear los dedos mientras solicitaba a Virgilio que se apurara, que le trajera algo lo más rápidamente posible.

- Papel y lápiz, por favor...

Dante tomó la hoja y garabateó la imagen de la pieza que todavía se hallaba en su cabeza de la visión que acababa de tener. La figura era de una elipse pequeña, atravesada por dos partes abiertas, y una porción mucho más larga hacia abajo, formando una especie de cruz.

- Era algo así...

Crowley la reconoció en el diseño rudimentario, inmediatamente.

- Ah... es el Ankh, la llave de la vida... si, si...

El hombre calvo y un poco obeso, y la dama de rasgos misteriosos, observaban hacia abajo a Dante, que aún no se había incorporado del todo, con miradas de satisfacción. Beatriz mantenía su mano apoyada en el hombro de Crowley.

- Jnum y Ankh forman la pieza y la cerradura. Ankh es la llave. La llave de la vida.- Aclaraba el maestro calvo y regordete, con mirada de satisfacción.

- Si... ví cómo se insertaba y la giraban. Estaba hecha de piedras, o cuarzo o algo así...

- Perfecto. - Beatriz estaba muy alegre.

- Y decían una frase... "Ishtar- Ishta Pa Mabacha Kur Enni-Ya!... y también sé dónde está este "Ankh ". Es en Turquía-

Cuando Dante dijo esto mientras se colocaba los lentes, y se ponía de pie, todos lo miraban extasiados y muy animados por la información vital que les iba a proporcionar.

Crowley inmediatamente se encaminó hacia la biblioteca a la derecha del escritorio y retiró unos mapas que estaban enrollados. Los depositó sobre la madera lustrada del escritorio y se sentó en su cómodo sillón. Se colocó sus lentes cuadrados de leer, y ya estaba presto a anotar todo lo que su invitado porteño pudiera indicarle. Dante se acercó y se colocó a su lado. Tomó un lápiz que estaba allí, para anotar.

- Está en un lugar específico de Turquía, casi en la frontera con Siria. Es un templo en ruinas. Si me permite el mapa, puedo mostrarle el lugar exacto - Dante marcaba con un lápiz el lugar en el mapa. - Es acá.

- Perfecto, Dante.

- Perdón, maestro Crowley. Debo interrumpir...

Alguien había hablado, y el maestro calvo levantó la vista del papel, arqueando una ceja, de curiosidad.

Edityr miraba hacia Dante, aunque todos supieran que no podía verlo en realidad.

- Dante... ¿Hay una duda... algo que quieras preguntarnos y no te animás a hacerlo? No tenemos que guardarnos cosas...

- Eh... sí...

Dante se sintió confuso y a su vez descubierto. Estaba ensimismado y cabizbajo. Fugazmente comenzó a formarse en su mente la idea tangible de que no podría, bajo ningún concepto, ocultarles nada a estas personas.

- Yo... me preguntaba... cuándo podré hablar con mi hermano Juan Carlos y decirle que estoy bien. El celular que me dieron, no tiene señal...

- Ah, perfecto. Vamos a llamarlo desde Turquía. ¿Hay algo más, Dante? - Le preguntaba Crowley, inquisitivamente.

- Sí, por favor... ¿Cuántos objetos o frases más vamos a necesitar? ¿Cuánto puede tardar todo esto?

De pronto, pero por tan sólo un instante, el rostro de Crowley se tornó sombrío e inexpresivo.

- ¿No te estamos tratando bien?

- N... no, no es eso... ¡Todo es perfecto!... pero extraño mi vida... tengo pacientes... mi madre...

- Sí. Lo entendemos. Falta poco. Son siete frases. Ya tenemos tres. Y aparte, son dos objetos.

Beatriz puso una mano cariñosa sobre la espalda de Dante.

- En cuanto no te precisemos más, vamos a darte tu pago y vas a volver a tu vida normal. ¡Te doy mi palabra!

- M... muchas gracias... y perdón si los ofendí...

Dante estaba cabizbajo, y sentía que realmente había sido desagradecido, con todas las atenciones que habían tenido con él.

Crowley, mientras sostenía la taza de café, también puso su otra mano en su hombro, para intentar animarlo. Había cambiado su actitud, y ahora se lo veía muy amable y comprensivo, como había sido siempre con Dante.

- No hay problema, amigo Dante. Entendemos que es muy duro todo esto, y muy nuevo para usted. Muy pronto habrá terminado todo, se lo prometemos.

Seguramente, como vieron que Dante no volvía a estar plenamente conforme, y que habían descubierto que guardaba para sí, algunas dudas, lo trataban con especial amabilidad. Virgilio era ahora quien lo acompañaba, con su brazo sobre sus hombros, hasta su habitación en el piso de arriba, como si fueran grandes amigos de toda la vida.

Una vez se fueron aquellos, Crowley les hablo a los que quedaban allí con el: Santino, Edityr y Beatriz.

- Bueno, ahora vamos a estudiar el mapa de Turquía, con las indicaciones que me dejo Dante, así nos preparamos lo antes posible para la expedición en busca del "Ankh".

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