3. shots in the air.

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٬ making bad decisions.



Marjorie había optado por volver a su casa, según ella la aventura del motel había finalizado y unos simples adolescentes no podían hacer nada más que lo ya hecho. Por más que sean muy astutos para ser unos simples niños de su edad, necesitarían más que ser un poco inteligentes. Margie lo había considerado una cosa de un día, normalmente así eran.

Al intentar regresar a su casa se encontró con una persona que había estado rondando por su cabeza desde la última vez que lo vio, le hacía revolver su estómago de una manera extraña. ¿Qué significaba eso?

—Oye, ¿Marjorie?

—Así es, Rafe Cameron —respondió Brown, sin detenerse y continuando su caminata. Haciendo que Rafe tuviera que seguirla apresurado.

—No he parado de pensar en la chica que me dió una cerveza la noche pasada.

—¿Sí? Cuéntame más sobre ella —preguntó de forma sarcástica, con una sonrisa brillante en su rostro.

—Es graciosa, inteligente y a mi padre no le gustaría que esté con ella.

—Suena muy genial para ti.

—Te ves muy segura, ¿no quieres probarlo? —Dijo Rafe, coqueteando en forma directa con Marjorie. Pero Brown no se iba a dejar conquistar por un kook, mucho menos cuando implicaría tener que hacer enojar a sus amigos al enterarse de ello.

Apunto de llegar a su casa, una notificación de su teléfono celular distrajo a Margie, ya que se trataba de un mensaje de los pogues. Avisándole que ya sabían de quien se trataba el dueño del Grady-White y que se dirigiera con urgencia al chateau.

—Mierda.

Rafe se veía interesado en saber qué ocurría, pero lo que más quería era averiguar más sobre ella y ganarse su confianza. Nunca se había mostrado tan interesado en alguien, porque normalmente las chicas son las que lo buscan a él. Toda su vida había sido de esa manera, tenía todo más fácil que los demás.

—¿Tienes tu moto? —Preguntó Marjorie.

—Sí. —Contestó con una sonrisa cómplice—. Espera. ¿Cómo sabes que tengo una moto?

—Eres Rafe Cameron. Vamos, no tengo mucho tiempo.

—Está bien, Marg.

—Marjorie para ti. No eres mi amigo, Cameron —dijo Margie, le estaba agrandando la conversación con Rafe. Pero sabiendo que sus amigos no estarían de acuerdo, no podía hacerse ver con el kook y eso lo tenía muy en claro. Así que tuvo que tomar una alternativa.



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—Gracias por traerme, Cameron. —agradeció Marjorie una vez que bajo de la moto con cuidado. Sacándose el casco de su cabeza de forma delicada para no arruinar su cabello, dejándolo en las manos de Rafe.

—Fue un placer. ¿Estarás con los..., pogues? —Preguntó el Cameron.

—Sí. Debo de ir o se enfadarán.

—Cuando quieras se puede repetir —se despidió el chico, una vez que colocó el casco que anteriormente usó Margie detrás de él, aceleró y con rapidez logró irse.

Marjorie caminó lo que le faltaba para llegar al chateau. Le había pedido a Rafe explícitamente que la llevara antes de la ubicación donde se encontraban sus amigos, no iba a permitir que reconocieran que el kook era quien la había traído.

Una vez que llegó, tocó la puerta y rápidamente John B. la abrió, con una sonrisa de alivio en su rostro. Mientras JJ llegaba a verificar de quién se trataba.

—¡Por fin! Tardaste una eternidad. ¿Que ibas, en una tortuga? —Dijo el rubio, Marjorie hizo una mueca y se adentró al chateau.

—De todos modos, ¿por qué tanto apuro? —Preguntó Brown, sentándose en uno de los sofás del porche a un lado de Pope.

—El Grady-White era de Scooter Grubbs, el que desapareció en el huracán. Lo encontraron muerto. —soltó Pope rápidamente.

—Y lo más importante... Haremos una fiesta —dijo Kiara.

—¿Qué? Esperen... No es cierto, ¿verdad? —Respondió incrédula— ¡JJ, si tan solo me llego a enterar que esta fue tu idea!

—¡Fue idea de todos! Ya lo hemos discutido —defendió John B. a su amigo, Pope observaba con una sonrisa, sin estar del todo conforme. Por lo qué Margie buscó apoyo en él.

—Mira, lo qué pasa es que tardaste bastante... No pude detenerlos. Ya es tarde —respondió Heyward.

—Siéndoles sincera, creo que no podré dejarlos solos durante todo el verano. Creí que la idea era pasar desapercibidos —dijo con sarcasmo Marjorie.

—¿Eso significa que nos ayudarás a hacer la fiesta? —Preguntó Kie.

—No me queda de otra... —respondió Margie y rápidamente recibió sonrisas de parte de todos.



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Luego de comprar la cerveza, vasos de plástico y entre otras cosas necesarias para la fiesta que organizaban. Se dirigieron con todo hacia la playa, en el lado pogue.

JJ y Kiara se habían encargado de correr la voz sobre lo que harían en la noche, haciendo que rápidamente, muchos pogues comenzaran a llegar. Cuando uno escucha alboroto, quiere formar parte, y por ello turistas comenzaron a unirse a la fiesta, con la participación especial de los tan amados kooks.

—¿Que hace ella aquí? —preguntó con disgusto Kiara al observar a Sarah, la aclamada princesa de figure eight en compañía de su novio, Topper.

Kiara en su año kook había forjado una linda amistad con Sarah, pero tan pronto como eso, ambas comenzaron a odiarse de un día para el otro. Y lo que lo hace aún más gracioso... La rubia es hermana de Rafe.

—No existe una fiesta en la que ellos no estén presentes... Era algo, predecible. —expresó Margie con incomodidad, todos simplemente se dedicaban a observar aquel grupo.

—Lo que faltaba... Rafe Cameron. —dijo JJ, al mismo tiempo en el que Cameron caminaba con una cerveza en su mano.

Marjorie solo se quedó callada al observar ese nombre, y darse cuenta que no era una mentira. Pero, ¿por qué se había puesto de tal manera? Después de todo era nada más un chico de los muchos.

—Es mi peor pesadilla. —respondió Kiara ahogándose barbaridades de cosas.



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La oscuridad abordó la playa y la luna se reflejaba en el océano, mientras Marjorie se la había pasado observando a todos sus amigos bajo los efectos del alcohol. Era irónico como un simple vaso te animaba a hacer cosas que sobrio nunca tendrías las agallas para siquiera intentarlo.

Margie odiaba el alcohol.

Gracioso, ¿verdad? Trabajando la mayor parte del tiempo en un lugar donde lo que más se vende es esa bebida, mucho más, teniendo a su padre consumiéndolo.

Todos los pogues se la pasaron toda la noche coqueteando con turistas, pero claro, Marjorie alejaba a todo aquel que se le acercara.

—Oye, Brown. ¿Por qué tanta soledad? —preguntó Rafe Cameron, sentándose a un lado de ella. Ambos se encontraban en un lugar alejado a todos. Era algo, conveniente.

—Me siento mejor así, ¿sabes? Algunas veces es mejor tomarse un tiempo de tantos kooks presumidos. —bromeó Marjorie, tenía a un claro ejemplo a su lado, por lo que al captarlo este se rio.

—Oh, ¿entonces soy un presumido? —inquirió Rafe alzando sus cejas— Así que así es como me ves.

—Quizás, ¿pero eso está mal? Digo, es un halago para todos ustedes. Presumir sus cosas de niños ricos es lo que más les gusta.

—Yo no soy así...

—Claro. ¿Y como yo puedo probar eso? —dijo Marjorie con una sonrisa incrédula, mientras observaba a la nada misma. Rafe, por otro lado, no podía quitarle los ojos de encima, parecía estar ahogándose en los iris de Brown.

—Hay muchas formas.

—Dime una, y veremos si es cierto. —desafió.

Rafe, tardó unos segundos, pero finalmente se dignó a hacer algo. Tomó con su mano la cara de Marjorie, esta no hizo más que sobresaltarse, pero sin moverse de su lugar. Ambos se miraban a los ojos, con una pasión inexplicable, se lograban conformar con tan poco.

Pero no tardaron mucho en bajar la mirada en sus labios, dispuestos a entrelazarse sin tenerle miedo a lo que conllevaría ello. Sus amigos, estarían enfadados, Marjorie lograba escuchar los gritos de los pogues en la profundidad de su cabeza. Un Cameron y una Brown, sonaba algo gracioso.

Rafe acercó su cabeza a la de Margie, ambos sentían la respiración agitada del contrario, de alguna manera morían por el otro. Extraño. Días atrás resultaría algo imposible, una simple cerveza hizo que todo hiciera un tan famoso efecto mariposa. Marjorie lograba oler el sabor a cerveza que Rafe tenía en su boca.

Un disparo.

—¡Mierda! ¿Y ahora qué? —maldijo Cameron con decepción, mientras se levantaba del suelo. En cambio, Marg se mantenía en la misma posición, ¿en serio estaba dispuesta a besarlo? ¿O solo era por la estúpida atracción que tenía hacia él?

Otro disparo.

Marjorie se removió en su mismo lugar y su piel se erizó instantáneamente, no solo era por el hecho de que temía por su vida, sino porque le recordaba la muerte de su madre. Pero ella sabía exactamente de quién se trataba detrás de esa pistola, y desearía que no fuera en quien estaba pensando.

Cuando recuperó la consciencia, se fue rápidamente del lugar, dejando a Rafe atrás. Prácticamente, actuó como si nada hubiera pasado, pero para su sorpresa los disparos provenían de cierto rubio que había robado una pistola de una escena del crimen.

—¡Chicos! ¿Que sucedió? Tan solo me voy unos minutos, y ustedes... Pierden el control. Realmente no sé qué esperar. —dijo mientras observaba fijamente al rubio.

—JJ, eso sucedió. —expusó Pope con decepción y enojo en su rostro, expresión que compartía Kiara.

—¡Maldición, JJ! ¿En serio trajiste el arma aquí? —preguntó Marjorie, pero notó algo que le llamó toda la atención— ¡John B!

Este se encontraba golpeado y yacía en la arena mojada, se había desmayado y Margie no sabía que había sucedido. La preocupación invadió su cuerpo, corrió rápidamente hacia él y se agachó para poder observarlo mejor.

—¡Ayúdenme, ahora!

Los pogues obedecieron y levantaron a John B para llevarlo cuidadosamente a la Twinkie, luego preguntaría el día siguiente porqué tenía todo su rostro morado. Pero en este momento, solo quería asegurarse de que llegara a salvo a casa.

Marjorie se sentó mientras Pope y JJ recostaban a John B a un lado de ella. Este abría delicadamente los ojos, aún sin tener absolutamente toda la consciencia necesaria.

Una vez que JJ encendió el motor y aceleró, Margie logró observar por la ventanilla a Rafe y cómo se mantenía inmóvil. John B en ese momento se quiso levantar, pero le dolió el tan sólo intentarlo, por lo que se mantuvo sobre las piernas de Marjorie durante todo el viaje.

—Tranquilo.. Ya falta poco. —le susurró Margie con delicadeza.



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Brown apenas había podido dormir luego de la fiesta, no solo por la intranquilidad que le daba el saber que JJ podría tener consecuencias por tener un arma y utilizarla. Sino por la situación que casi pasó con Rafe, estaba segura que era destinado a no suceder y en el fondo estaba contenta por ello. Pero, por otro lado, necesitaba haber probado esos labios aunque sea una sola vez.

De alguna forma ambos se entendían con la mirada y por la misma transmitían sentimientos aún no descubiertos, quizás suena algo difícil de creer, incluso Marjorie no quería aceptarlo. Pero así era, ellos dos completaban el rompe cabezas. Sus piezas una vez que se unan, se lograría ver un hermoso amor.

Pero después estaban los pogues, ¿que opinarían de ello? Estarían completamente enfadados, Margie de por si sabe que siquiera estar cerca de él le traería demasiadas cosas malas por delante.

No planeaba hacer nada en el día. No tenía trabajo, que le molestaba, porque nunca está de más trabajar por unas monedas extras. Y no tenía que juntarse con los pogues, aunque ellos son algo espontáneos y no puede saberlo con claridad.

Se levantó de la cama y se dirigió a la sala de estar, evidentemente, allí se encontraba su padre. Él yacía en el sofá, su brazo extendido hacia el piso sostenía una botella de cerveza. Mientras que alrededor habían unas cuantas más.

—Papá... —llamó Marjorie, era algo matutino tener que despertarlo de la misma manera todos los días.

—Buen día. —dijo su padre sin abrir los ojos todavía. Su voz ronca y áspera daban escalofríos. Su rostro, descuidado, la barba estaba lo suficientemente larga para hacerse pasar por un vagabundo.

—Vamos. Levántate. —ordenó.

—No... No. —respondió—. Quiero pasar tiempo contigo. Cómo en los viejos tiempos.

—No estás en las condiciones. Otro día será, ahora debes de descansar.

Su padre finalmente se levantó del sofá y caminó vagamente hacia su habitación, Marjorie detrás de él agarraba las botellas de cerveza que se encontraban en el camino.

—Mañana iremos a la playa, y... Compraremos helado. —dijo Liam en su mal estado.

—Sí... Claro. —contestó frunciendo el ceño, su padre nunca antes se había comportado infantil al estar borracho.

—Dile a tu madre que busque mi traje de baño... Ese que les da mucha risa a ustedes... —pidió, mientras se acurrucaba en la cama, cerrando levemente sus ojos.

Marjorie sonrió debido al recuerdo que su padre mencionó, una lágrima cayó suavemente por su mejilla y esta con rapidez se la limpió. Al salir de la habitación observó por última vez a Liam recostado en su cama, él aún no ocupaba el espacio de su madre ni en su peor estado.

Después de todo, Margaret siempre estaría presente. En los recuerdos que quedan dentro de toda la casa, en los corazones de sus personas más cercanas, y más que nada, en la mirada de su hija.




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٬ MY OWN SPACE.
cada vez tardo mucho más en
actualizar esta historia, perdónnn
🥲🥲🥲

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