Un día, alguien le dijo a Jungkook que se iba a enamorar, o de la peor forma o incluso de la más bonita.

Mientras observaba a Jimin sonreír y la suave curvatura que su vientre se marcaba más día a día, él sabe que ha sido de la mejor forma.

Quién lo diría, ¿no?

La forma en que el destino obra no es siempre la mejor, pero entonces decidió que podría serlo para él, colocando a la persona correcta en el momento indicado.

Enfocándole tan precioso e irreal, con las mejillas cubiertas de stickers en forma de fresas y sus labios rechonchitos formando una mueca de inconformidad cuando se encontraba enfadado, o una sonrisa de diente chuequito cuando estaba demasiado excitado.

Y por todo lo bueno del mundo, si hay algo que Jungkook desconoce es cómo será el futuro, pero desea con el corazón que la vida le alcance para ver llegar a su hijo y a los que vengan, mientras tiene la oportunidad de compartir todo eso con el omega que le tocó.

Su amor, su vida, su compañero del alma.

Jimin es como su luna y sus estrellas, como todo lo que resplandece en su vida y desea protegerlo de todo.

—¡Oh! ¡Mira, mira!

Nuevamente sonríe, observando la expresión risueña de su omega y el contraste a luz de su tierno sticker, combinado con el sonrojo natural y el aroma dulce, cálido y lleno de alegría.

Y ojalá que el amor terminara por describir todo lo que está sintiendo en esos momentos, sosteniendo la mano de su luna en ese mundo un tanto difícil, en el que ambos se encontraban varados a la espera de su primera ilusión.

No importa su edad. No importa cómo, cuando o porqué.

Jungkook es Jimin y Jimin es Jungkook.

—Amor.

Jimin parpadea en su dirección, prestando atención mientras los rizos rubios le resbalan por el rostro. Un rostro lleno de inocencia, belleza y nobleza.

El amor que Jungkook sentía por su omega era inmenso, casi insuperable.

—Te amo.

El omega explota en colores ante los ojos del alfa y con un ligero apretón, le transmite toda la paz que Jungkook ha deseado por siempre.

—También te amo, Jungkookie.

Jungkook está planeando crear su propio lenguaje para poder describir todo eso que Jimin le está haciendo sentir.

En un futuro. Sí, por supuesto que lo haría.

Pero por ahora, justo en esos instantes, está decidido a disfrutar de su omega amante de las planillas de stickers afrutados.

Y aquello es igual de maravilloso, cómo lo es su pequeña familia.