capítulo 39

Taehyung observó la marca de Jimin y suspiró por lo bajo.

Él ni siquiera estaba sintiendo esos pinchazos en el pecho, ni otra cosa que no fuese un fuerte dolor de cabeza por el montón de tonterías que pasaban por su cabeza.

Sintió a su omega removerse, inquieto y quizá algo enojado.

—Supongo que felicidades, ya sabíamos que pasaría —murmuró quedo, medio sonriendo ante la agitación repentina en su pecho.

Había algo extraño en el hecho de ver al imperturbable omega en ese estado y aquello no pasó desapercibido para Jimin, quien frunció su entrecejo y le golpeó suavemente el hombro.

—¿Quieres hablar sobre ello? —preguntó, tímidamente y respetando los espacios de Taehyung.

—Lo hemos hablado.

—Bueno, sí. Pero sigues aquí sin decir más que "yo lo puedo" —puntualizó, usando comillas en sus cortitos dedos.

Taehyung negó con el nudo en su garganta y esa estúpida cosa que le estaba rompiendo por dentro. Maldijo a todos, quitando a Jimin de enmedio.

Era solo que no entendía el rumbo que algunas cosas tomaban y como, de ser tan despreocupado, el propio destino le había dado una bofetada.

En esos meses habían pasado muchas cosas. Cosas que ahora se volvían un tanto distorsionadas porque no encontraba la forma de acomodarlas, aunque las memorias fueran todas únicas.

Jimin le dijo una vez, que las almas estaban destinadas a encontrarse y en algún punto, sin importar la espera, todo valdría la pena.

Todo lo que decía Jimin era cierto, él era un ángel.

Su imega pareció acomplarse a un compañero que lo hacía sentir bien. Solo a él.

Pero su parte humana, aquella que era rabiosa y un tanto obstinada, pero siempre real, había decidido que las cosas no tenían que ser así.

—Uno crea sus lazos, Tae. No puedes obligarte si no quieres.

—No, no quiero.

Frunció el entrecejo ante la pronta presencia del objeto de su devoción humana y chasqueó, masajeando su pecho con fuerza para aliviar el escozor que su omega provocaba y aceptó las caricias suaves en su nuca por parte de la pequeña y rellenita mano de Jimin.

Quizá, cuando estuviese un poquito mas preparado para aceptarlo sin el temor de terminar destrozado por su animal interno, Taehyung podría explicar con lujo y detalles como su atención fue robada por un imbécil que le llenaba el corazón, la parte que su omega no quería aceptar porque ya había encontrado a su pareja destina.

La parte difícil que tenía que aceptar que se había enamorado de otra persona.

Él. Su yo humano.

—Es una mierda Jiminie —suspiró, levantándose de la banca en que permanecían y acomodando la mochila sobre sus cansados hombros.

Dió una caricia a la regordeta y bonita mejilla y asintió para si mismo.

—Pero me gusta la mierda.

Todavía estaba sonriendo cuando alcanzó al imbécil de Jungkook y sostuvo su mano, asustado y un tanto desesperado por no romperle el corazón a otra persona.

Esa que su omega quería. Pero esa que no era para él.

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