capítulo 35

—Jimin, ¿que demonios con tu celo?

Taehyung frunce el entrecejo y sostiene a un asustado Jimin.

Trata inútilmente de proteger a su mejor amigo, incluso si es un omega también y poco puede hacer.

—No sé, no sé... —Jimin solloza contra su hombro, frotando de vez en cuando la punta de su pequeña nariz.

Taehyung le envuelve en un abrazo y lo empuja suavemente hacia la pared, con su cuerpo frente al más pequeño y sus manos frotando su espalda.

Incluso para él, resulta extraño.

Jimin nunca se adelantó con algún celo. Siempre fue puntual, ni un día más, ni uno menos. Así que Taehyung no puede explicar lo que sucede y cómo es que este se disparó en pleno receso escolar.

Chasquea la lengua, enfadado consigo mismo.

¿Por qué no puede hacer algo más?

El aroma de Jimin es tan dulce y tan atrayente, que la atención de los alfas no se hará esperar y...

—¿Bebé?

Taehyung entre cierra los ojos, pegando más a Jimin contra su cuerpo y ladeando el rostro para observar a un preocupado Jeon Jungkook.

Jimin parece confundido, quedándose estático por un instante y al siguiente empujándole para fundirse en los brazos de su alfa.

Lejos de sentirse ofendido, Taehyung se siente alividado.

Porque detesta a Jeon Jungkook, pero es el alfa de Jimin, y sabe que no hay mejor protección que ese imbécil.

Suspirando, Taehyung cabacea hacia su mejor amigo.

—Sacalo de aquí, es peligroso. Te dejarán salir y... no lo sé, sólo no seas estúpido —hay una muda advertencia en sus palabras, pero se obliga a dar media vuelta y dejar a su amigo en el par de brazos que lo calmaban.

Y no es que le agrade.

Taehyung detesta la fea sensación de saber que perdió a quien en realidad nunca tuvo de esa forma. Pero es la única forma en que Jimin estará a salvo.

Min Yoongi aparece entre su montón de recuerdos y aunque desee que no sea así; una sonrisa se dibuja en sus labios.

Mierda. Lo odia.

Mientras Taehyung se aleja con toda esa repentina felicidad que le suele invadir de sólo pensar en la sonrisa más bonita del mundo, Jungkook muerde su labio inferior con los ojos cerrados y el pequeño cuerpo de su novio envuelto entre sus brazos.

Taehyung no le ha dicho nada y el celo de Jimin es casi devastador para su pobre olfato y las hormonas que están nublando su juicio.

—Oye... —murmuró, besando la coronilla de su chico—. ¿Quieres ir a casa?

Y aunque su casa no es exactamente lo que quiere decir, Jungkook desea que sea Jimin quien tomé en parte esa decisión.

Espera, espera, espera.

Aún no, Jungkook.

Aprieta los ojos con fuerza, negando para si mismo. No es lo correcto, no debería estar pensando en eso. Es sólo que su alfa está siendo realmente afectado.

Las pequeñas manos de Jimin se deslizan por sus hombros y con sus ojitos brillantes y rebosantes de lágrimas, asiente.

—Sí, hyung.

Para ti siempre es sí.

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