—Papá, ya basta —Jimin abultó sus labios, luciendo como una pequeña cosita tierna que su padre tenía que cuidar de todo y de todos.

—He dicho que no, y no hay nada que pueda hacerme cambiar de op-

—Bebé, por supuesto que puedes salir a dar una vuelta con tu chico. Jungkook, por favor, cuida de mi niño y regresa antes de las 10 —la omega empujó suavemente el cuerpo del alfa joven y este tomó la mano de Jimin, tratando de ignorar la mirada de su suegro.

—¡Pero, cariño!

Sin perder más tiempo, Jimin apuró el paso para salir de su casa y pasar de la pequeña discusión que sus padres tenían.

No lo entendía.

En serio que no podía entender porque su padre continuaba negándose a la idea de que Jungkook ya formaba parte de su vida. Jimin lo quería y su cariño era correspondido.

Su papi tenía que superarlo.

—¡Cuídate, mi amor, ya hablamos de como puedes hacerlo!

Las mejillas del omega se sonrojaron ante el grito de su madre y llevó su mano libre hasta cubrir sus ojitos.

—Hyung...

Jungkook apretó el agarre en su mano, soltando una risita que intentó disimular con un carraspeo.

—Tus padres me ponen nervioso, pero tienes que conocer a los míos.

Jeon tiró del pequeño rubio, deteniendo su avance y haciéndole girar, hasta soltar su mano y tomarlo de la cintura. Impulsó el cuerpo contrario hasta tenerlo elevado y lo atrajo contra su pecho, dejando un besito en la punta de la menudita nariz de su omega y otro más profundo en sus labios de cereza.

Jimin se sentía tan suave y calentito, que no podía dejar de sentirlo.

Rompiendo el beso con un chasquido, lo dejó de nuevo en el suelo y esperó a que Jimin envolviera sus brazos alrededor de su cuello y escondiera su rostro en la curvatura de su cuello.

—Amo que seas tan tímido y después pidas besitos —murmuró, acariciando la espalda de su omega.

—N-no soy t-tímido.

—Ahora dilo sin tartamudear.

Jimin dejó un beso en su cuello y Jungkook se removió un poco inquieto. El omega seguía siendo tan inocente.

—T-Tenemos que alejarnos. Mi papá está e-en la puerta.

Jungkook siseó. Su lobo erizandose.

Él tenía que arreglar las cosas con su suegro.