Lee Taemin no parpadea. El alfa está demasiado concentrando en su pequeño príncipe y sonríe, negando para si mismo.

Noup.

—Papi —La dulce voz del niño de sus ojos, le ablanda por completo.

Taemin entonces coloca el periódico sobre la mesa, prestando total atención a su bebito. En algunas ocasiones puede ser un poco distraído y detesta adjudicar cosas que por supuesto, su luz no podría preguntar ni en broma.

—Entonces... ¿por qué Jungkook hyung no puede darme besos en la boquita?

Ay no. El alfa abre y cierra la boca, escuchando de fondo la risa de su compañera de vida y admirando el tierno sonrojo de su pequeño príncipe.

—¿Quien es Jungkook? ¿Un amigo? Uh bebé, los amigos no se besan en la boca.

Los pequeños regordetes dedos de Jimin, se mueven hacia su mejilla, tocando el sticker de estrella que le adorna.

—J-Jungkook hyung es mi.. mi alfa.

Alto. El alfa niega, muy consternado y regresando su atención a la preciosa omega que continúa untando mermelada en su pan.

¿Alfa? ¿Su bebé con alfa? ¿Qué? No, no, debe ser... ¿Quizá un chico que está detrás de su dulce príncipe? No puede ser lo que está imaginando, ¿verdad?

—¿D-de que m-me estoy perdiendo Sumin?

La omega rueda los ojos, sonriendo hacia su bebé de mejillas regordetas y sintiendo su pecho calentarse ante la preciosa imagen de su hijo. Jimin es tan bonito que en algunas ocasiones, se pregunta que hizo para merecer un ángel como él.

—Lamentablemente sólo tu consternado padre puede resolver esa duda. Pero si te sirve de consuelo, yo pase por lo mismo y terminé marcada y con un hermoso bebé en mis brazos.

Y, ante la mirada de incluso un exaltado padre alfa, la imagen abochornada de su bebé lo es todo.