Capítulo 7
—¡Maldita sea, Thomas! ¡¿Cómo pudiste ser tan tonto y descuidado?!
—¡Era un muñeco de Chewbaca ! ¡Me emocioné, lo siento!
—¡Eres tonto! ¡¿Sabes cuán asustada debe estar esa niña?! ¡Ayúdame a buscarla!
—¡Sí, Sí!
Recorrimos toda la tienda desesperadamente, ya sea agachado nuestras cabezas o girándolas hacia varias direcciones.
—¿Bebé? —dije husmeando debajo de un estante—. ¿Bebé? —ahora vi debajo de una mesa—. ¡Niña, ¿donde estás?! —levanté un mantel y no vi nada, sin embargo, en ese momento sentí un golpe en mi cara
Caí de espaldas contra el suelo y levanté mi vista, una señora de unos 50 años aproximadamente me miraba furiosa, oh neptuno, no era un mantel, había levantado la falda de esa señora.
—Lo siento —me disculpé—. Se me perdió mi hij... —estaba apunto de decir la palabra hija, pero me detuve—. mi sobrina
La señora ni siquiera me dijo nada, simplemente rodó los ojos y se alejó de mí.
Me levanté de inmediato y ví a Thomas salir de la tienda, imité su acción pero yo tomé una ruta diferente. Mi vista estaba clavada en el piso todo el tiempo, mi oído pendiente de escuchar algún llanto. No iba a mentir, estaba muy preocupado, ni siquiera era mi hija y ya sentía una sensación de miedo en mi cuerpo, miedo por si algo malo le había pasado, era sólo una pequeña y estaba perdida en un mercado lleno de peligros, entre ellos: ladrones o peor aún, violadores. Sentía que en algún momento lloraría por la desesperación, pero al parecer alguien me ganó.
—BUAAAAAAAA —al identificar aquel llanto irritante, rápidamente giré para buscar a la niña, seguí el sonido hasta que este me llevó a una fuente de agua, efectivamente, la bebé estaba parada ahí dentro, llorando a gritos y mojándose las piernas
Solté un suspiro al darme cuenta de que la fuente no estaba funcionando y en ella había muy poca cantidad de agua, no quería imaginarme la escena de la niña ahogándose ahí.
—Ay bebé —sentí que me desmayaba al verla así, me acerqué a ella y la amarqué, luego la sacudí sobre la fuente para que el agua goteara
Me miró con felicidad, pero aún seguía llorando, acercó sus manos a mi cara, sabía perfectamente qué quería, siempre hacía eso cuando quería que la abrazara, pero ahora no podía, ya que si lo hacía, me mojaría mi camiseta.
—Tranquila, bebé. Ya estoy aquí —esas palabras no fueron suficientes, su llanto incrementó al querer que la abrazara
Éramos el centro de atención, todo el mundo me miraba como si fuera el peor padre del mundo, rodeé los ojos y la envolví en mi chamarra para poder abrazarla contra mi pecho, ella, con sus pequeños brazos, rodeó mi cuello y recostó su cabeza en mi hombro mientras intentaba calmarse, soltando varios sollozos entrecortados y parando su terrible llanto.
Junté mis labios e hice una mueca. Di media vuelta y caminé de regreso a la tienda en donde había ocurrido el incidente. Al llegar ahí, encontré a Thomas gateando en el piso, de seguro la seguía buscando. Me acerqué a él, conteniendo todas las ganas de gritarle que tenía y aclaré mi garganta lo suficientemente fuerte como para que me escuchara.
Alzó la mirada y se levantó de golpe asustado.
—Oh Dios. ¡La encontraste! —exclamó mirando con victoria a la bebé—. ¿En dónde estaba?
En ese momento le di una pequeña bofetada.
—En una fuente —y la bebé se rió
—Lo siento —dijo apenado, pero esa carita no lograba convencerme
—Ah, cállate y vámonos
Caminamos directo a la tienda de remate, un silencio incómodo se formó en el ambiente, quería romperlo, pero no quería hablarle, había sido muy tonto y se merecía que no le hablara.
—Dyl... —no le respondí—. Dylan —tampoco dije nada—. Amooooor —se paró delante de mí y detuvo mi paso
—¿Qué? —le dije serio
—No estés así conmigo. Me duele cuando no hablas todo el tiempo como retrasado
—¿Ah sí? Eso debiste pensarlo antes de dejarla sola, solo por ver un muñeco ridículo de Chewbaca
—Oye, no me culpes, no fue mi intención. Me descuidé, ¿sí? A cualquiera puede pasarle, ¿recuerdas aquel día en el que te olvidaste de mí en las montañas y tuviste viajar media hora solo para recogerme?
Solté una carcajada, nunca olvidaría ese día.
—Aún lo recuerdo, cuando volví, estabas mojado, muriendo de frío, ese día llovió a cántaros —volví a reír—. No me hablaste durante una semana
—¿Ves? —levantó una ceja
—Ya, está bien. Ya no estaré así, lo prometo
—Así me gusta
Tomé su mano y me miró con una sonrisa, esa sonrisita que provocaba que sus ojos se hicieran chinitos. Llegamos a una mesa llena de ropa de bebé y comenzamos a buscar algo bonito, pero barato. Habían de todo un poco, muchos colores, muchos diseños, tantos que se me hacía muy difícil encontrar algo para la pequeña.
—Mira —dije mostrándole una camiseta celeste
—Esa es de hombre, baboso
—Ay. Pero le quedaría bien
—Busca algo de mujer, Dylan
Continuamos buscando entre aquella montaña de ropa, Thomas logró sacar un vestido rosa palo, con unas rosas en el pecho y la falda estaba hecha con una tela... ah, no sé de qué material sea, yo no sé de vestidos.
—Este me gusta —dijo mirándolo atentamente
—Póntelo —bromeé y me dio un golpe en la cabeza—. Ya, ya, amargado
Entré tanto buscar, conseguimos un par de camisetas y pantalones, cuatro pares de medias, un mameluco, una colcha, un gorrito, y dos suéteres, sé que es demasiado pero tanto yo como Thomas, nos emocionamos un montón mirando tanta ropa tan chiquita.
—Ok, esto nos costará un ojo de la cara —dijo Thomas admirando toda la montaña de ropa que se encontraba en el carrito de compras
—Ya lo sé, pero mira el lado bueno, muy pronto se irá —giré mi cabeza y vi algo muy tierno, por lo que solté un chillido—. ¡TOMMYYYYYY! —chillé y corrí hacia un estante, tomé lo que había visto y regresé con él hacia mi novio
—¿Un traje de panda?
—¡Es una pijama! ¡Comprémosla!
Thomas me miró serio, hice un puchero y rodó los ojos para después asentir con la cabeza.
—Está bien, llévalo
Solté un grito de festejo y caminamos a las cajas, dispuestos a pagar TODO lo que habíamos comprado.
—¡Mira Tom! —exclamé tomando un cintillo pequeñito de la caja—. Sostenla —le di a la niña y él la cargó—. ¡Un cintillito! —coloqué el mismo en la cabeza de la niña
—Dyl... no podemos gastar nuestro dinero en cosas que no necesita, déjalo ahí —dijo retirando el cintillo de la cabeza de la niña
—Pero combinará con el vestido que le compramos, ¡por favor, Tommy, por favor!
—Dylan tenemos que comprarle pañales y demás cosas
—Pero sólo es un cintillo, cuesta un dólar, anda, le quedará bonito
—A veces no sé cómo logras convencerme —soltó un suspiro—. Llévalo
Solté un grito de victoria y puse el cintillo sobre la caja.
En total salieron veintiocho dólares con setenta y cinco centavos, a Thomas casi se le salieron los ojos cuando la cajera pronunció esa cantidad. Después de pagar, salimos de dicha tiendecilla.
Le coloqué el cintillo a la nena y continuamos caminando hacia otra tienda para comprar un biberón y pañales.
—Dyl, ve con ella por los pañales, yo buscaré el biberón
—Entendido —tomé a la niña de los brazos de Thomas y caminé a la sección de pañales
Una vez ahí comencé a buscar la misma talla que nos había dado la chica de la farmacia aquella vez. Cuando los encontré, los tomé del estante y giré sobre mis talones para regresar con Thomas, pero recordé que un cambio de pañales también engloba usar pañitos húmedos, por lo que busqué un paquete.
—Awaewaaa —balbuceaba la niña mientras yo buscaba pañitos de manzanilla—. Awaaewaawaa —esta vez sentí que se intentaba escapar de mi agarre, ya que se agachaba en mi brazo como si quisiera tocar el suelo, giré mi cabeza y la miré intentando alcanzar un unicornio de peluche que estaba en el piso
—Oh, con que eso es lo que quieres —dije tomando el unicornio, ella estiró sus brazos en señal de que lo quería—. Está bien, tenlo, pero luego lo devolveremos —dicho esto le entregué el peluche y ella se lo llevó a la boca
Mi vista volvió a aquel estante y continué buscando unos segundos más hasta que logré encontrar los pañitos. Sonreí con victoria y regresé con Thomas, quien se encontraba al lado de la cajera.
—Listo, Tommy, compré pañitos húmedos para poder limpiarla
—Buena esa, hora paguemos
Después de darle lo que correspondía en dinero a la vendedora, esta nos quedó mirando, después su vista se posó en la niña.
—¿Qué ocurre?—preguntó Thomas
—¿Van a pagarlo?—nos preguntó señalando el unicornio de peluche
—Oh, no, no, esto no —dije retirando el peluche de las manos de la niña, quien comenzó a gimotear por mi acción
—Oh no, no vayas a llo... —su llanto irritante hizo que Thomas se callara—. ¡AAAAAH! ¡RAYOS, DALE EL PELUCHE!
Rápidamente lo tomé y se lo di a la bebé, quien de inmediato dejó de llorar y abrazó con ternura aquel muñeco. Thomas traía una cara de pocos amigos, su ojo derecho se cerraba cada dos segundos, se notaba que estaba perdiendo la cabeza.
—¡Nos llevamos ese peluche, porque si vuelvo a escuchar un llanto más, juro que me arranco toda mi cabellera oxigenada! —exclamó mirándome, yo sólo reí
—Bien, entonces con el peluche serían $25 —dijo la señora—. Pero, por compras mayores a dicha cantidad, llevan gratis una pañalera —dicho esto, nos entregó un bolso rosado enorme—. Cuídenla bien, chicos, es una niña muy linda
—Quisiera escuchar qué dice sobre ella cuando vea todas las gracias que hace —Thomas le dedicó una sonrisa falsa y le entregó el dinero, tomó las fundas, tomó la pañalera y se la colgó al hombro
Volví a reír, se veía tan ridículo cargando la pañalera.
—Amor, te ves tan femenino caminando con ese bolso
—¿Qué esperabas? Soy gay, me gustan los...
—Eh, eh, no delante de ella —Lo interrumpí
—Da igual, no nos entiende
***
—Dios, estoy muy cansado —dijo mi novio dejando las cosas en los muebles de la sala
—Tú no cargaste a la niña todo el tiempo
—Pero llevé las bolsas
—La niña pesa más
—Qué más da, quiero mi cama
—Te acompaño
Subimos las escaleras a paso lento, en el camino iba dando palmaditas en la espalda de la bebé, quien dormía y babeaba en mi hombro.
Al llegar a nuestra habitación, Thomas se pegó un clavado en la cama, sonreí al verlo así, se veía muy tierno.
—No sabes cuánto me alegra que esté dormida —dijo mirando a la bebé con una sonrisa—. Por lo menos tendremos algo de tiempo para estar juntos
—Claro, podríamos ver una película
—No me refería a eso —levantó las cejas y se lamió los labios de esa manera tan sexy que siempre acostumbra a hacer
—Ohhh, ya entendí. Pero... ah espera, primero lo primero —dejé a la niña en la cama y busqué debajo de la misma una caja grande, me levanté con ella y corrí a buscar una cobija, la coloqué ahí dentro junto con una almohada, rápidamente regresé a la cama y tomé a la nena dormilona, torpemente caminé -porque estaba apurado- a la caja y coloqué a la bebé ahí dentro, no sin antes dejarle su pequeño unicornio
—Dylan, ¿en serio la dejarás en esa caja?
Me quité los zapatos y gateé hacia él.
—No le pasará nada —comencé a dar pequeños besos en su cuello, pude sentir como su cuerpo se estremecía
—Dyl... —soltó un gemido cuando comencé a succionar su cuello—. Basta... mañana debemos... ir... ahhh al trabajo
—¿Y? -pregunté recostándome sobre él, colocando mi mano en su cabeza como si fuera una almohada para él
—Que me van a ver, idiota —sonrió y yo reí
Su sonrisa bastó para comérmelo a besos, su lengua jugueteaba con la mía salvajemente, podía sentir su aliento fresco en mi boca, sus labios finos y delicados encajaban a la perfección con los míos, mordí su labio inferior y lo miré a los ojos, aquellos ojos en los cuales cualquier persona pudiera perderse.
Pero sólo yo puedo perderme en ellos.
Bajé mi mano hasta su entrepierna y desabroché el pantalón de Thomas, quien me ayudó a quitárselo por completo. Ahora era mi turno, esta vez, giramos y él se encargó de todo, con sus bellas manos, desabrochó mi pantalón y lo tiró por lejos; me sonrió y se lanzó los labios. Comenzó a desabotonar mi camisa y miró mi torso con deseo, se acercó lentamente y pasó su lengua sobre él, tuve que cubrir mi boca para que mis jadeos no despertaran a la bebé.
—Ahhh... Tommy, ten... piedad
Thomas solo rió y mordió ligeramente mis pezones, subió a mis labios, mientras que yo le quitaba su camiseta.
Esta vez me tocaba a mí, lo tumbé para quedar sobre él y besé sus labios con desesperación, sus manos jugueteaban con mi cabello y las mías con su bóxer, hasta bajarlo por completo. Rápidamente me despojé de mi ropa interior, quedando ambos completamente desnudos, su piel estaba caliente y se sentía delicioso cuando entraba en contacto con la mía. Nuestros labios no se despegaban, entrelacé nuestras manos y metí mi lengua en su boca, gimió ante tal acción.
—Dyl... —su respiración se agitaba cada vez más—. Hazlo ya
—A sus órdenes, mi niño
Thomas giró para quedar boca abajo debajo de mí, acerqué mi miembro a su entrada y entrelacé nuestras manos.
—¿Listo? —le pregunté a propósito, solo para que se cabreara porque no entraba en él de una vez por todas
—¡Maldita sea, Dylan! ¡Hazlo de una vez!
Sonreí, había logrado mi objetivo.
Besé sus labios y entré lentamente en él, pude ver como apretaba la sábana con fuerza, sus jadeos junto a los míos eran lo único que se escuchaban en la habitación.
Comencé a moverme más rápido y más fuerte, Thomas hundió su cabeza en la almohada para ahogar sus fuertes gemidos y gritos.
—Dyl... Dyl... ¡DYL! —gritó cuando me corrí dentro de él
Salí de él y me recosté a su lado, nuestros pechos subían y bajaban al ritmo de nuestra respiración, Thomas me miró y se me acercó para después abrazarme.
—Te amo
—Y yo a ti —le respondí apegando mi cuerpo al suyo, de inmediato solté un grito de asombro—. ¡THOMAS!
—¿Qué? —preguntó sorprendido por mi repentina actitud
—¡No nos protegimos! —Thomas me golpeó y yo solté una carcajada
—Cállate, tonto, despertarás a la niña
—Lo siento, lo siento
Y en ese momento, un llanto insoportable abundó en la habitación.
—¡DYLAN O'BRIEN ERES UN IDIOTA!
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HOLAAAAAAAAAAA YA SÉ QUE DEBEN ODIARME PORQUE NO SUBÍ CAPITULO EN MÁS DE UNA SEMANA JSJSJSJS PERO EL COLEGIO ME TIENE OCUPADISIMA :)
Lo siento :)
Yyyyy disculpen mi manera de escribir el smut xdxdxd fue la primera vez que escribí algo así xd prometo mejorar uwu
Otra cosa más, gracias a MimiLocura por arreglar las letras de la portada UwU te amo ❤️
Sin más que decir me voooy alv *c va volando en el unicornio de peluche de la bebé*
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