Capítulo 51
--------------------------------------------------Semanas después------------------------------------------------------
Narrador omnisciente:
—Papááááá —Dyylan despertó de una merecida siesta al escuchar unos pasitos y la voz de la pequeña que amaba tanto, abrió sus ojos lentamente y lo primero que vio fue la silueta borrosa de su hija con algo cuadrado en sus manos
—¿Qué? —fue lo único que pudo articular puesto que recién había despertado
—Mira lo que tengo aquí —y una sonrisa muy grande se formó en su rostro mientras le enseñaba la figura cuadrada y borrosa
—No veo, ¿qué es? —se incorporó en la cama y tomó lo que la niña tenía en sus manos
—Es la bolsa de maquillajes que me regaló mi tía Holland en navidad
—Oh, bueno, ve a maquillar a Kaya, porque papá está cansado —dicho esto, el castaño dejó la bolsita a un lado y se tumbó sobre las sábanas otra vez
—Ay papá, no seas aburrido, mi tía está cocinando y me dijo que viniera a molestarte a ti, porque estaba muy ocupada como para jugar conmigo
Maldita Kaya, pensó.
—Amor, en serio estoy cansadísimo, prometo jugar contigo más lueguito
—Pero yo quiero jugar ahora
—Reina Claudia ya te dije que no —el tono de voz de su padre la asustó, así que decidió no molestar más y regresar con Kaya
—Tía...
—¿Te dijo que no? —giró sobre sus talones para mirarla y la niña asintió—. Déjalo
—Pero de verdad quería usar mis maquillajes
Kaya pensó durante unos segundos mientras cortaba en pedacitos un tomate riñón, y cuando una idea macabra atravesó por su cabeza, sonrió y se acercó a la pequeña, luego se arrodilló a su altura y acarició su carita.
—¿Por qué no lo maquillas dormido?
—¿Dormido? —la mayor asintió—. ¿Y si se enoja?
—Para nada, no lo hará. Anda, déjalo guapo, yo te doy permiso —le guiñó un ojo y la niña asintió dudosamente
Subió las gradas pensando en la reacción que tendría su padre, muy en el fondo tenía miedo, pero también le daba gracia imaginar la cara que haría cuando Dylan se viera al espejo. Entró al cuarto sigilosamente y abrió su bolsita, sacó las sombras, y con una brochita, esparció el color morado sobre los párpados de Dylan, lenta y delicadamente, para que su papá no despertara. Contuvo la risa cuando espació sombra azul sobre sus cejas, tomó el labial fuxia y lo colocó en los labios, en ese momento recordó que Kaya siempre pintaba sus mejillas para que también tuviesen color, así que aplicó labial en las mejillas de su padre... y un poco en su nariz para que combinara, por suerte, Dylan era de sueño pesado y nunca abrió un ojo.
Ya estaba, se veía radiante, definitivamente su padre amaría su nuevo estilo.
La niña guardó todas sus cosas en su bolsita y regresó a la cocina para acompañar a su tía.
—¿Lo hiciste? —le preguntó y la niña asintió—. ¡Esa es mi niña!
Había pasado una hora desde que Claudia se lució maquillando a Dylan, Kaya había terminado de hacer la cena y le había pedido a su sobrina que le ayudara a poner la mesa para comer. La chica caminó hacia la sala para tomar el teléfono y hacer una llamada, sin embargo, al ver al cartero dejando correspondencia en su buzón, detuvo todo lo que iba a hacer y decidió despertar a su amigo, puesto que este se encontraba ansioso por que la correspondencia llegara, la aceptación a una nueva película podía estar en alguna de esas cartas que estaba dejando el cartero.
—¡DYLAN EL CARTERO!
Al parecer, el castaño ya estaba despierto, puesto que bajó por las escaleras en menos de un parpadeo, Kaya contuvo la risa al verlo con la cara llena de maquillaje, el cartero y sus vecinos lo verían así.
Dylan llegó hacia el cartero y lo miró con una sonrisa, sin embargo, el hombre de bigote casi se infarta al ver al muchacho con cara de payaso.
—Buenas tardes
—Buenas tardes —dijo el cartero mirándolo raro
—Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos —le decía impaciente al señor, quien colocaba las cartas en el buzón nerviosamente, ya que lo estaba intimidado, además, con la cara así, el pobre no sabía si estaba dejando la correspondencia de un loco o de un payaso
—Esto es todo —de un movimiento rápido, Dylan sacó todas las cartas del buzón y corrió de vuelta a casa—. ¡OIGA CARA DE PAYASO, LA PRÓXIMA AVÍSEME QUE LAS SACARÁ EN SEGUIDA!
Dylan hizo una mueca y se detuvo en seco, ¿cómo lo había llamado? Quiso preguntárselo, pero al ver al cartero alejarse a paso rápido, decidió no hacerlo.
—Niño O'Brien, ¿qué le pasó en el rostro? —le preguntó Aida, una humilde anciana que vivía en la esquina—. Se ve más guapo que de costumbre —comenzó a reír
—Esto ya es natural señora Aida —le guiñó un ojo y entró a su casa, mientras la anciana continuaba riendo—. ¡KAYA! ¡KAYA! ¡KAYA! ¡YA LLEGÓ! —gritó al adentrándose a la cocina, de inmediato, su amiga y su hija soltaron una carcajada—. ¿De qué se ríen? —de inmediato, Kaya le tomó una foto y se la enseñó, el muchacho abrió los ojos como platos y miró asombrado a ambas
—Eso te pasa por dormir antes que jugar con tu hija
—Claudia voy a matarte —estaba un poco enojado, pero al ver a su niña riendo, el también soltó una carcajada, para él era imposible enojarse con ella—. Bueno, a decir verdad, no me queda tan mal
—Bueno, me dijiste que ya llegó tu tan esperada carta
—Ah, ¡sí! —chilló enseñándosela
—¡OH POR DIOS! —comenzó a dar saltitos y se le acercó—. ¡ÁBRELA! ¡¿QUÉ ESPERAS?!
—¡ÁBRELA TÚ, TENGO MIEDO!
—¡AH PINCHE CULERO! —rompió el sobre y sacó la carta
—¡OYE SUAVITO!
—¡El sobre no importa! —dirigió su vista a la carta para comenzar a leerla—. Señor Dylan O'Brien... bla bla bla bla... director nos vale tres hectáreas de caca... ¡AAAAAAAH! —soltó un grito
—¡¿QUÉ?!
—¡ESCUCHA! ¡Usted ha demostrado tener todas las cualidades para el personaje Dave, es por eso que lo hemos contratado para la película: "La primera vez"!
—¡AAAAAAAAH! ¡LO HICE! —gritó y Dylan la abrazó
—¡LO HICISTE! ¡LO HICISTE!
—¡NO SÉ DE QUÉ HABLAN, PERO LO HICISTE! —Claudia se unió al abrazo
—¡Tengo nuevo trabajo, mi amor! —Dylan la cargó en sus hombros
—¿En serio?
—Sí —respondí con una sonrisa
—¿O sea que tendré más tíos?
—Sí
—¡Aaaah! ¡Qué emoción!
—Vayan a cambiarse ambos, hoy mismo te toca ir Dylan —dijo Kaya sin despegar su vista de la hoja—. Ah sí, pero primero límpiate la cara que luego te confundirán con la chica
—Oh sí. Llamaré a T-Pose para que cuide a Claudia mientras hablo con el director —dicho esto, Dylan subió las escaleras con su hija en sus hombros para ponerse guapo
***
Dylan:
—¿Estás lista amor?
—Sí papá —apareció detrás de mí con una sonrisa
—¡Qué lindo peinado traes!
—Me lo hizo mi tía Kaya
—Porque su padre aún no aprende a peinarla —dijo Kaya de pronto
—Algún día lo haré, lo prometo —le sonreí tímidamente y ella negó con la cabeza—. Bueno vámonos —me acerqué a Kaya—. Volveré en la noche, ¿sí?
—Está bien, suerte —me percinó y yo le sonreí
—Gracias —dicho esto, caminé directo a la puerta
—¡Adiós tía Kaya! —Claudia se despidió de ella con la mano y juntos salimos de la casa
***
—Ahora busquemos al director —susurraba mientras avanzaba a paso lento por el nuevo estudio en el que trabajaría
Ya no era novedad para mí entrar a un estudio, llevaba dos años en esto de la actuación y ya no me sorprendía ver las luces, los atuendos, las pantallas verdes, los escenarios y las cámaras, sin embargo quien aún se emocionaba era Claudia.
—Hola, disculpa —detuve el paso de un hombre robusto y más alto que yo—. ¿Sabes en dónde está Jon Kasdan? El director de...
—¡JOOOOOON! —su fuerte grito me interrumpió
Un hombre de cabello negro se nos acercó, su rostro mostraba seriedad absoluta, sin embargo cuando el otro chico me señaló, su cara pasó a ser alegre.
—¡Dylan! —exclamó contento, se me acercó y me dio un buen apretón de manos
—Hola, Jon, ¿verdad?
—Exacto —su vista se posó en Claudia, quien se encontraba escondida detrás de mi pierna—. ¿Y quién es esta lindura?
—Es mi hija, saluda Clau —le susurré
—Hola —susurró sin despegar su mirada del piso
—Hola lindura —su vista fue hacia Tyler—. Y tú eres Tyler Posey, ¿verdad?
—Sí, ¿de dónde me conoce?
—Por favor, ¿crees que no veo Teen Wolf?
—Oh vaya, me siento famoso
—Ven Dylan, necesito que conozcas a tu compañera —dijo Jon tomándome del brazo para que caminara junto a él, le hice una señal a Tyler para que me esperara con Clau y él asintió con la cabeza, luego caminé con Jon por un largo pasillo
Doblamos por una esquina y continuamos caminando, mi vista estaba clavada en las paredes, el montón de portarretratos llamaban mi atención. Giramos hacia la izquierda y entramos al primer cuarto que había en el pasillo. Entramos al mismo, pude ver un montón de personas trabajando frente a varias computadoras. Al fondo de toda esa habitación se encontraba una chica rubia, sentada en una silla sumamente nerviosa, sus manos reposaban sobre sus rodillas y su vista recorría cada centímetro del cuarto. Cuando cruzamos miradas, sonrió y se levantó de la silla para caminar hacia mí.
—¡Hola! —exclamó sin quitar la sonrisa de su rostro—. Tú debes ser Dylan, ¿verdad?
—Sí —respondí secamente
—Mucho gusto —tomó mi mano—. Soy Brittany Robertson, pero puedes llamarme Britt
***
—¡De verdad estoy muy contenta de poder trabajar contigo! —exclamó más feliz que nunca
—Soy una persona normal, no tengo nada de especial —me levanté de hombros
—¿Estás loco? —se detuvo en seco para mirarme—. ¡Eres Dylan O'Brien! ¡Stiles Stilinski! ¡Todas las chicas mueren por ti!
—No lo creo —sonreí
—Ah por favor, eres muy simpático
—Gracias
Pobre chica, si tan solo supiera que me gustan los hombres.
—Háblame de ti, ¿qué es de tu vida?
—Pues, estoy soltero...
—¡¿Soltero?! —me interrumpió contenta
—Sí, desde hace algunos meses
—¡Yo también estoy soltera!
Nadie te preguntó, nadie te preguntó.
—Qué genial —simulé felicidad
—Bueno, cuéntame más
Esta chica no se cansa, ¿o qué?
—Pues, vivo con una amiga
—Con Kaya Scodelario, ¿verdad? —me volvió a interrumpir, Britt era peor que los paparazzis
—Sí
—¿Y por qué?
—Pues porque...
—¡Papá! —otra voz me interrumpió, pero esta sí me agradaba
—Hola amor —dije en cuanto llegó conmigo, besé su mejilla y ella se abrazó a mi cuello
—Ah... —miré a Britt, su rostro demostraba absoluta decepción—, es... tu... ¿hija?
—Sí
—¿Quién es ella papá? —preguntó una Claudia curiosa
—Es... —estuve a punto de decir nueva tía, pero para ser sincero, parecía que Britt detestaba a los niños, podía verlo claramente en su rostro—, ah es una nueva compañera de trabajo, se llama Britt
—Soy Cauda —extendió su mano hacia la rubia, sin embargo ella no hizo nada—. Soy Cauda
—Ah sí, me llamo Britt —dijo secamente, ignorando el saludo de mi hija
—Esta señora es una maleducada —me susurró en el oído
—Lo sé, pero tú no lo fuiste y eso es lo que importa, ¿no? —le susurré y asintió—. Ahora ve con tu tío Posey, llegaré a casa en la noche, ahora debo trabajar con Britt
—¿No puedo quedarme? —hizo un tierno puchero, el cual provocó que besara su mejilla
—No mi vida, esta vez no puedes
—Ay —besó mi mejilla y la dejé en el suelo—. Adiós papá —dicho esto se fue con Tyler
—Nada de correr, ¿sí? —le grité y ella asintió—. Recuerda lo que dijo el doctor
—Sí papá —me mandó un beso volado y tomó la mano de mi amigo
Solté un suspiro y Britt me miró atentamente.
—¿Por qué nada de correr?
—Tuvo una operación hace un mes, el doctor dijo que no debe hacer actividad física, tú sabes, para recuperarse
—Oh, entiendo —se quedó callada un momento—. Bueno, creo que debemos hablar con el director
—Claro
En el camino nadie dijo palabra alguna, pude notar que Britt estaba nerviosa y quería hacerme conversa, pero no sabía cómo. En ese punto me alegré, no quería hablar con ella, había rechazado el saludo de mi bebé y eso no se le hace, no puedo creer que siendo mujer no hubiese caído ante sus encantos como pasó con Holland o Crystal, por favor hasta los hombres se emocionaban con ella. Pero Britt era diferente, era como si para ella Claudia era un bicho raro, y si continúa así, creo que no nos llevarnos bien. Llegamos a una de las habitaciones de producción, lugar donde el director nos entregó los guiones para analizarlos y saber sobre las preparaciones que debíamos tener para la película. Dejé el guión a un lado cuando reunió a todo el cast y nos dió algunas indicaciones, supongo que debo leer el guión en casa.
Será un largo día.
***
—¡No jodas! —exclamó Posey en el teléfono al mismo tiempo que soltaba una carcajada—. ¡¿En serio te la vas a ponchar?!
—¡No sabía! —exclamé frustrado mientras caminaba por la calle directo a mi casa
—¡Pero si el título lo dice todo! ¡La-Primera-Vez! ¿Qué esperabas? ¿Qué jugaran con ositos de peluche?
—Soy un tonto —tomé el puente de mi nariz—. Y con lo bien que me cayó
—¿Y si se terminan enamorando?
—¡No! ¡Qué asco! ¡Iug! ¿Cómo puedes decir eso?
—Nadie sabe, ponte y con ella te viras en algún momento
—¡Ya soy virado!
Soltó una carcajada.
—Ay Dylan, creo que ya es hora que te consigas a alguien para que tu corazoncito joto sane de una vez
—No creo que ella sea la indicada, además, prometí a Tyler que regresaría con él
—Bueno, el tiempo lo dirá, ¿no?
—Claro —en ese momento había llegado a casa, por lo que saqué mis llaves y abrí la puerta
—Bueno bro, suerte con la chica, debo colgar, ¿ok? Claudia ya está con Kaya
—Está bien, cuídate, te quiero, gracias por cuidar a mi niña
—No hay de qué. Yo también te quiero, adiós —colgué y cerré la puerta
—¡Ya llegué! —grité mientras subía las escaleras
—No me digas —exclamó Kaya desde su habitación
—¡Papá! —Claudia salió de nuestra habitación y corrió hacia mí
—Hey, hey, no corras —dije cuando me abrazó—. ¿Qué dijo el doctor?
—Ya sé, ya sé —se abrazó a mi pierna—. Pero te extrañé
—Ay qué linda eres —la cargué y besé su mejilla—. Pero nos vimos en la tarde
—Pero igual, ¿vemos la tele?
—Claro
Narrador onmisciente:
—Papá, deja eso y ve la tele —le rogó la pequeña por enésima vez a su padre
—Dame un segundo, ya casi termino —respondió Dylan manteniendo su vista en el guión
Por más que le hubiera prometido a su pequeña que vería televisión con ella, Dylan tenía curiosidad por saber qué otras cosas traumantes debía hacer con Britt, comenzaba a estresarse con la idea de que debía "hacer el amor" entre comillas, con ella. ¿Qué haría un gay con una chica al momento de tener "su primera vez"? Que él recuerde, nunca ha tenido sexo con alguna mujer, y esta sería la primera vez que pasaría. En parte se sentía nervioso y asustado. Pensó en Thomas, si viera la película, ¿cómo reaccionaría al mirar esa escena? ¿Sentirá dolor? ¿Remordimiento? Por un instante quiso hacerlo para que su exnovio se sintiera mal.
—¡Eso dijiste desde que comenzó Bob esponja! —exclamó la pequeña quitándole el guión de las manos
—Ya lo siento —dejó el guión de lado y abrazó a su hija
Solo pasaron cinco minutos y la curiosidad regresó nuevamente, se moría por seguir leyendo. Tanta era su curiosidad que ni entendía lo que miraba en la televisión. Solo veía a Bob esponja conversar con Patricio en su casa, ni siquiera podía concentrarse, porque su curiosidad lo distraía.
—Ya se acabó —dijo Claudia triste, en ese momento reaccionó y se percató de que la esponja amarilla ya no estaba en la pantalla, si ella no se lo decía, nunca se iba a dar cuenta—. ¡No, ya comenzaron las noticias!
—Busca algo más —Dylan le dió el control y ella buscó el botón +Channel
—Está bien
Dylan aprovechó la situación para continuar leyendo el guión, Claudia oprimía una y otra vez el botón mientras su vista no se despegaba de la pantalla. Pasaron algunos segundos hasta que la niña se detuvo al ver a alguien conocido en la televisión. Abrió los ojos y la boca al mismo tiempo y cubrió esta última con su mano. Aquel chico que había reconocido era nada más y nada menos que su papi Tommy.
—¡Papá! ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira! —chilló, pero este la ignoró
Giró su cabeza y lo vio otra vez con su absurdo guión. Rodó los ojos y le quitó el montón de hojas de sus manos.
—¡Oye! —exclamó Dylan indignado
—¡Deja eso y mira! —chilló y señaló la televisión
Dylan levantó la mirada y el corazón casi se le sale por la boca al mirar a su tierno exnovio en la pantalla. Se acercó lentamente y lo observó, definitivamente era él, su precioso cabello rubio seguía igual de lindo que como lucía antes de irse. Su cara de bebé era la misma, sin duda no había cambiado nada a diferencia de Dylan. Sintió una ligera sensación extraña en su estómago y en su garganta, la primera delataba que aún sentía millones de cosas por él, ya que con solo verlo sintió su mundo volver a funcionar; y la segunda delataba que le dolía estar alejado de él y que lo extrañaba demasiado. Tomó a su hija y la sentó en su regazo. La abrazó y colocó su mentón sobre su pequeño hombro, sin quitar su vista de la pantalla. Thomas cargaba a un bebé con suma cautela, ambos se encontraban en un autobús, no sabía su paradero, pero lo que más llamó la atención de Dylan fue que Thomas cargaba a ese niño como lo hacía con Claudia: nervioso y con cuidado. Sonrió levemente al recordar todo lo que pasaron en el trayecto al orfanato, tantas risas, sorpresas y lágrimas, podían vivir algo así ahora, si tan solo Thomas nunca se hubiese ido.
—¿Es la misma película que viste cuando llegué tarde aquella vez? —le preguntó al recordar aquel día
—¡Chi! Estaba cargando a ese mismo bebé
—Increíble
—¿Él también me cargaba así cuando era bebé?
—Obvio, recuerdo que una vez te cargó de cabeza para que te callaras
—¿En serio? Háblame sobre él
Dylan soltó un suspiro sin despegar su vista de la televisión, dudó un par de segundos en si contárselo o no, al final decidió hacerlo a pesar de que aún sentía cierto dolor dentro de sí mismo.
—Era un tonto —soltó una risita—. Recuerdo que una vez lo obligué a vestirse de mujer embarazada para poder entrar a un motel. Fue muy divertido, te coloqué en su pecho y te amarramos fuertemente a él, simulando que tu trasero era su panza y tu cabeza su chichi
—¿Qué es una chichi?
—Ah, es lo que tiene tu tía Kaya aquí —señalé mi pecho
—Oh entiendo
El resto de la noche, Dylan habló y habló a su hija sobre Thomas, una sensación de alegría llegó a él al recordar todas las estupideces que pasaron juntos. De tan concentrado que estaba, no se dio cuenta de que su pequeña se había quedado dormida apoyada a su pecho.
—De hecho te llamaba bola de pelos —rió y cuando la miró dormida, sonrió y la cargó para recostarla en la cama—. Pobre de mi princesita —susurró para después besar su frente y salir de la habitación
Caminó hacia el balcón, pensando en todo lo que le había contado a su hija, se dio cuenta de que en verdad extrañaba a Thomas, no le importaba el mensaje, lo hechaba tanto de menos que podía tirar al suelo su dignidad solo para escuchar su voz, admirar su rostro y besar sus finos labios.
Mandó al diablo todo y sacó su celular, la luna resplandecía afuera y era la segunda cosa más brillante que había visto en el día, la primera era su ex novio en la televisión. Miró el contacto con nerviosismo, una extraña sensación de miedo se produjo en su estómago. Oprimió el botón llamar y llevó el celular a su oreja. Sabía que estaba haciendo mal, que estaba ignorando el mensaje de Thomas, pero ya estaba cansado de uno: que su hija llore y pregunte por él y dos: de vivir sin él.
Sonó una, dos, tres veces, pero nada, no contestaba.
Estuvo a punto de rendirse y colgar, sabía perfectamente que no le iba a contestar, sin embargo un sonido diferente al timbre de la llamada provocó que se quedara en shock sin saber qué hacer, ya no era la operadora como la vez anterior, Thomas -o quien quiera que estuviera en la línea- había contestado.
Pudo escuchar una leve respiración entrecortada, quería hablar, decirle que regresara de una buena vez y así vivir juntos otra vez, sin embargo no podía articular palabra alguna, eso fue hasta que Thomas se atrevió a hablar:
—¿Dylan?
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