Capítulo 50

Me quedé parado en mi lugar boquiabierto, sin poder creérmelo, ya era su padre, después de todo lo que tuve que pasar, por fin logré serlo. Sin querer, un par de lágrimas brotaron de mis ojos, las cuales limpié rápidamente con el dorso de mi mano. Carmen, quien se encontraba a mi lado con una gran sonrisa de orgullo en su rostro, me dió un pequeño empujón en la espalda para que caminara hacia la jueza. Asentí con la cabeza y lo hice, tomé los papeles con una sonrisa y los abracé contra mi pecho.

—Se lo agradezco muchísimo —le dije a la mayor con la voz quebrada—. No sabe lo feliz que me siento

—Me imagino, Dylan —me sonrió—. Ahora ve con tu pequeña, supongo que debe estar esperándote en casa

En el hospital, pensé tristemente.

Asentí con la cabeza y salí de ahí con Carmen, quien de inmediato me abrazó contenta, felicitándome a cada momento y agitando mi escaso cabello. Una vez terminado el abrazo, vi a Kaya sentada en el fondo, con una mirada llena de curiosidad, ella se había ofrecido en acompañarme en este momento tan importante, y nunca me negué, además la necesitaba a como de lugar, así no la dejaran entrar como pasó hace unos minutos.

—Dime que esa sonrisa es porque mi niña ya es O'Brien —me dijo en cuanto se acercó lo suficientemente a mí, asentí con lágrimas en mis ojos y una gran sonrisa se formó en su rostro—. ¡Lo hiciste! ¡Lo hiciste! ¡Lo hiciste! —chilló mi amiga dando saltitos—. ¡Te lo dije! ¡Te lo dije! ¡Estoy orgullosa de ti!

—Gracias —musité limpiándome las lágrimas de mis ojos y la abracé—. Sigo sin creerlo

—¡Pues hazlo! ¡Claudia ya es O'Brien! —exclamó contenta mientras levantaba sus brazos

—Esperen a que los demás lo sepan

—Entonces vayamos a contárselos —dijo Kaya tomando mi brazo

—Espera, primero lo primero —miré a Carmen y le sonreí—. Muchas gracias por todo Carmen, sin usted no lo hubiera logrado

—¿De qué hablas Dylan? Todo lo hiciste tú, yo simplemente te califiqué

—Pero gracias por ponerme buena nota, profe —le guiñé un ojo y ella asintió

—Te lo merecías Dylan, te felicito —me miró con una sonrisa—. Cuídala mucho, es una lindura, espero que se mejore

—Eso haré, gracias, y... adiós —la abracé, acto seguido fui al hospital con Kaya

***

Cuando llegué al hospital, lo primero que hice fue ir al auto de Posey y buscar el peluche de Clau, en efecto ahí estaba, en el suelo del asiento del copiloto, un poco sucio como de costumbre y aún húmedo por el incidente. Corrí junto a Kaya hacia la habitación de Clau y me sorprendí al ver que aún no salía de la operación, al verme confundido, Holland se me acercó y me contó que la operación duraría doce largas horas, que debían ser muy cuidadosos porque abrirían los pulmones de Claudia para drenar el agua. La noticia me cayó como un balde de agua fría, no podía creer que mi pequeña niña debía soportar todo eso. A partir de ese momento mi felicidad se había ido, lo único que pasaba por mi cabeza eran pensamientos de lo que posiblemente ocurriría después, tenía muchísimo miedo de que algo le pasara, de que después de por fin ser su padre legal, ella muriera y me dejara solo. Rezaba por que no sea cierto, que lograra sobrevivir y juntos podamos ir a casa.
Kaya se había ofrecido en quedarse conmigo, los demás fueron a sus casas a descansar. Eran las cuatro de la mañana y no podía conciliar el sueño, era muy difícil para mí intentarlo mientras la preocupación abundaba mi ser.
Una hora después la puerta por fin se abrió, rápidamente me levanté y caminé hacia el doctor.

—¿Salió todo bien? ¿Cómo está Claudia? —pregunté rápidamente

—Tu niña es una completa luchadora —me sonrió mientras acariciaba mi hombro—. Está muy bien, un poco decaída por la anestesia, pero es normal

Cubrí mi rostro y suspiré aliviado, al borde de las lágrimas.

—¿Puedo pasar a verla?

—Desde luego —me hizo un ademán y entré rápidamente

En cuanto la vi despierta, solté una risita y una lágrima rodó por mi mejilla, estaba viva y eso me ponía muy feliz.

—Pa... pá —musitó débilmente y me acerqué a ella a paso lento, escondiendo a Corny en mi espalda

—Hola mi amor, ¿cómo te sientes? —tomé su pequeña mano y ella apretó la mía con fuerza

—No muy bien —dijo con dificultad—. Aún me duele. No quiero que te vayas otra vez, ¿ok?

—No voy a irme mi vida, aquí estaré —comencé a acariciar su cabeza

—Tuve mucho miedo

—Pero como eres valiente lo afrontaste tú solita, ¿verdad?

—Chi

—Mira quién vino a visitarte —dicho esto, le enseñé a Corny y sus ojos se iluminaron

—¡Corny! —exclamó con felicidad, la voz rasposa y débil—. Gracias por venir, ¿qué tal estaba el sol? —acercó el peluche a su oreja—. Oh, me hubiese gustado estar contigo amigo —sonreí al ver que abrazó a Corny con ternura

—¿Quieres que te traiga algo más de casa? —le pregunté mientras acariciaba su cabeza

—No papá, quiero que te quedes aquí

—Está bien

—Sube —me hizo una seña para que me recostara a su lado, lo hice y la abracé delicadamente para no lastimarla ni tocar el tubo que traía en su pecho, que no sé para qué servía—. Sabes, estuve pensando en que moriría en la piscina, pero no pasó, ¿qué hubieras hecho si estuviera muerta?

—Amor, ¿por qué piensas eso? —la miré serio—. No lo sé, primero hubiera llorado, me hubiese tirado al piso para gritar y llorar. Te hubiese abrazado muy fuerte y te hubiera arrullado como cuando eras una bebé

—¿Algún día me dejarás? —preguntó tomando mi mano

—No amor, nunca lo haría, siempre estaremos juntos, ¿sí?

—Chi papá, prometo nunca morirme, siempre estaré contigo —me abrazó y soltó un suspiro—. Tú prométeme que nunca te vas a morir y siempre estarás conmigo

—Lo prometo bebita —besé su frente sintiendo un gran nudo en mi garganta, ella bostezó—. Vaya vaya, parece que alguien tiene sueño

—Chi —apegó su cabeza a mi pecho y suspiró—. Noches papá

—Buenas noches mi vida

Y ese momento fue el único en el que pude dormir tranquilo.

***

—Dylan —abrí los ojos al escuchar la voz del doctor—. Veo que han dormido bien

—Mmmm —fue lo único que pude decir, ya que aún estaba aturdido por haber dormido, ¿cuánto? ¿ocho horas?

—Debo darte los resultados sobre tu nena —al escuchar esas palabras, rápidamente me incorporé en la cama

—Soy todo oídos

—La operación fue todo un éxito, como ya te lo dije, Claudia es muy luchadora con apenas tres años. Debe quedarse aquí durante cinco semanas hasta que se recupere por completo —asentí con la cabeza—. Nada de levantarse ni hacer esfuerzos, trata de no abrazarla para que no toques la sonda pleural, que es el tubo que tiene en el pecho, en dos días se lo sacaremos, ¿ok? Si siente molestias dile que es normal, tú la conoces, supongo que sabes como distraerla

—Sí —respondí firmemente

—Puedes quedarte el tiempo que quieras, pero trata de no dormir con ella, ¿sí? Necesita espacio y puede lastimarse, por lo menos hasta que le quitemos la sonda, ¿ok?

—Entendido

—Vendremos más tarde a hacerle unos rayos X para verificar el funcionamiento de sus pulmones. Volveré en un par de horas, si necesitas algo, solo oprime este botón y las enfermeras vendrán corriendo hasta aquí

—Está bien—dicho esto, salió de ahí y me dejó solo con Clau

Giré mi cabeza y miré a mi pequeña dormir como un angelito, sonreí al recordar que por fin puedo decir que soy su padre.

—Ya eres O'Brien, mi amor —le hablé mientras la miraba atentamente—. Ya eres mi hija

———————————————————————————————————————————4 días después————————————————————————————————————————————————

—Y en este momento, él supo que jamás había sido feo. Él no era un pato sino un cisne. Y así, el nuevo cisne se unió a los demás y vivió feliz para siempre. Fin —dicho esto, cerré el libro y lo dejé en la mesita de noche

—Me encanta que me cuentes ese cuento, papá —me dijo apegándose más a mi pecho

—Y a mí me encanta contártelo —besé su frente

—¿Cuándo nos iremos de aquí?

—En un mes, mi vida, ya nos lo dijo el doctor

—Pero mañana es Navidad —dijo tristemente

—Eso no quiere decir que Santa no te traerá regalos

—Santa no viene a los hospitales —dirigió su vista al suelo—. Me lo contó una niña

—Pues si ese gordo no viene le daré una paliza con mi bate —dije levantando su carita

—También tenes a mis tíos, ellos sacarán sus uñas enormes y sus dientes filosos. ¿Por qué tu no tienes esos poderes de mis tíos?

—Porque soy humano, mi poder es el sarcasmo

—¿Qué es sacrasmo?

—Sarcasmo Clau

—Como sea, ¿qué es?

—Es...—no sabía cómo explicárselo—, pues con eso humillas a alguien, ¿entiendes?

—¿Qué es humillas?

—¿Sabes qué? Olvidemos esto, mejor veamos algo de televisión

Encendí la televisión y en seguida se mostró en la pantalla a Bob Esponja y Patricio talando un árbol mientras cantaban alegremente una canción de Navidad. Claudia se recostó en mi pecho mientras mantenía su vista clavada en la tele. Minutos más tarde, Bob Esponja había terminado y en seguida comenzó uno de los mayores clásicos de la Navidad: Mi pobre Angelito. Y cuando esta película terminó, mi reloj comenzó a emitir pitidos, dando a entender que ya era 25 de diciembre.

—¡¿Qué hora es?! —exclamó después de soltar un sonido de asombro

—La doce, Clau —la abracé cuidadosamente—. Feliz Navidad

—¡Feliz Navidad, papá!

Claudia se bajó contenta de la cama y corrió hacia la ventana, rápidamente fui tras de ella por si acaso le ocurría algo, tenía miedo y quería cuidarla de todo mal.

—Cuidado, pequeña traviesa —dije y de inmediato la tomé en brazos—. ¿Qué crees que haces?

—Espero a Santa, papá

—Santa tiene que ir por muchas casas, no creo que seas la primera

—Shhh —colocó su dedo en mis labios—. No seas amagado y esperemos

----------------------------------------1 hora después--------------------------------------------------------

—Ya se está tardando mucho —dijo con tristeza mientras recostaba su cabeza en mi hombro

—Tiene muchos pedidos, ya vendrá —solté un gran bostezo—. Vamos a dormir

—No —sus ojos comenzaron a cristalizarse—. Quiero que venga, no quiero estar dormida para cuando me haya dejado mis regalos

—Por lo menos vamos a la cama, te hará mal el frío —la cargué y caminé hacia la misma

Me recosté a su lado y la abracé con cuidado.

—¿Y si Santa nunca viene?

—Sé paciente corazón, ya vendrá, ahora duerme, ¿sí? Papá está cansado

—Bueno —su voz sonó muy triste—. Noches papá

—Descansa hijita

----------------------------------------------7 horas llenas de sueño después------------------------------------------------------------------

El sonido del varios golpes en la puerta me despertó, caminé a paso lento y giré la perilla de la misma, la abrí y abrí los ojos como platos al ver a todo el cast de Teen Wolf con un montón de regalos en sus manos.

—¡SORPRESA! —chillaron todos

Abrí ligeramente mi boca y giré sobre mis talones para cerciorarme si Claudia había despertado. Lo hizo, y quién no con semejante grito. Estaba sorprendido, se supone que nada de esto estuvo planeado y que Tyler traería la cocinita. Nada más.

—¡Tíos! —chilló contenta mi pequeña mientras aplaudía desde su cama

—¡Feliz Navidad amor de mi vida! —Kaya fue la primera en abrazarla—. ¡Mira todo lo que nos dejó Santa para ti!

—¡Chiiiii! ¡Regaloooos!

—Hermano —giré mi cabeza y vi a Posey entrando con una gran caja—. Aquí está la cocinita

—Gracias T-Pose —lo abracé—. Feliz Navidad

—Feliz Navidad Dylan —me sonrió

—Bien, ¿quién entregará el primer regalo a la princesa más valiente de todas? —preguntó Holland y Kaya levantó la mano—. Bien Kaya, hazlo

—Sé cuánto amas las princesas, así que le pedí a Santa que te trajera un castillo para que puedas jugar en él —dicho esto, sacó el castillo de la envoltura y Claudia sonrió

—¡Qué lindo! —chilló

—Clau, agradece mi amor —le dije y ella asintió

—¡Gracias tía Kaya!

—¡Ahora yo! —chilló Orny—. Yo le pedí a Santa que te trajera un mini juego de Lacrosse —lo colocó sobre su regazo—. Para que cuando te recuperes, seas la mejor jugadora y les ganes a toda esta bola de inútiles que tienes como tíos

—¡Oye! —se quejaron Daniel, Colton y Posey

—¡Gracias tío Ony! —Claudia le dio un beso en la mejilla

—Yo te pedí una gran funda de golosinas —dijo Daniel sonriéndole—. No más no te las acabes todas en un día

—¡No lo haré! ¡Gracias tío Daniel!

—¡Yo le pedí a santa una bolsa de maquillaje! —exclamó Holland enseñándosela—. Para que maquilles a tu papá antes de salir a la calle

—¡Buena idea! ¡Gracias tía Holland!

—¡Feliz Navidad a todos! —el cuerpo se me heló al escuchar la voz de Hoechlin detrás de mí, cuando giré para mirarlo, él ya había entrado con su regalo para dejarlo sobre el regazo de Clau

—¡Pa, viniste! —a Claudia no se le quitaba la sonrisa del rostro

—Sí lindura, debía darte tu regalo —mi hija observó la caja contenta—. Pero no lo dejes así, ábrelo —mi niña comenzó a romper el papel y soltó un sonido de asombro al ver lo que Tyler le había regalado

—¡Un rompecabezas de Bob Esponja! ¡Me encanta! ¡Gracias pa! —lo abrazó y llenó de besos su cara

—No hay de qué primor

—¡Es mi turnoooo! —chilló Crystal y empujó a Hoech, quien se me acercó con una pequeña sonrisa en su rostro

—Viniste —susurré

—No, soy un holograma —usó el sarcasmo

—¿De verdad? —Posey se unió a la conversación y tocó a Hoech—. ¡No es cierto!

—¡Sáquese de aquí Posey! —exclamó el ojiverde empujando a nuestro amigo, lo que provocó que una carcajada saliera de mi boca

—Definitivamente el sarcasmo solo es para mí —le guiñé un ojo y continuamos riendo

Así, todos le dieron su regalo a Clau, quien agradecía contenta a cada uno, y quién no estaría contenta con un castillo, una muñeca, dos osos enormes de peluche, un vestido de princesa, una Barbie, un equipo de Lacrosse, dulces y demás.

Claudia estuvo a punto de abrir el regalo de Colton, si no fuera porque un hombre vestido de Santa entró de la nada soltando su típica risa de: "Ho—ho—ho".

—¿En dónde está la niña más linda del mundo? —exclamó

—¡Santa! —chilló Claudia y Santa se le acercó—. Un momento, el Santa que vi en el cento comercial no era chino

—¡Sorpresa! —Santa se quitó su barba, dejándonos ver a un Ki sonriente y feliz

La quijada casi se me va al suelo, eran años que no veía a mi viejo amigo, y que llegara justamente en navidad, era algo increíblemente hermoso.

—¿Te conozco? —preguntó Claudia curiosa

—¿No te acuerdas de mí? —le preguntó preocupado Ki

—No... —Claudia lo miró atentamente, parecía que después de algunos segundos se había acordado de quién era—. ¿Ki? ¿Eres tú?

—¡Sí princesita!

—¡Volviste! —chilló y se lanzó a sus brazos—. ¡Tío Ki, te extrañé mucho!

—Y yo a ti lindura —se separaron y Ki me miró sonriente—. ¡Dylan! —chilló y se lanzó hacia mí—. ¡ESTÁS PELÓN! —soltó una carcajada—. ¡Me voy dos años y tú te conviertes en un coco!

Todos rieron y yo fulminé con la mirada a mi amigo.

—¡Estamos juntos de nuevo! —chilló Kaya abrazándonos a ambos

Sólo nos falta Thomas, pensé.

—Tío Ki, ¿Santa no te dejó otro regalo? —le preguntó curiosamente

—Pues... —dijo buscando en la bolsa que había traído Posey—. Aquí hay una gran caja —dicho esto sacó una caja enorme, la cual contenía la cocinita

—¡¿Qué es?! —exclamó abriendo los ojos de par en par y le ayudé a quitar el papel de regalo de la caja—. ¡Es grande! ¡Una persona puede entrar aquí!

Todos nos quedamos callados y apenados, ya sabíamos a dónde iba todo esto. Cuando rompió y tiró el papel al suelo, su cara nos mostró felicidad absoluta.

—¡La cocinita! ¡Santa sí me la trajo! ¡Eso quiere decir que...! —se quedó callada observando a todo el mundo—. ¡Debió traerme a mi papi Tommy!

Oh no, aquí vamos de nuevo.

—Clau, no...

—¡Sí! —me interrumpió y se bajó de la cama con cuidado—. ¡Mi papi debe estar en la bolsa! —corrió hacia la misma y la abrió, su cara de felicidad pasó a ser de tristeza y decepción

Metió su cabeza en la bolsa con desesperación, movió sus brazos en su interior en busca de Thomas, al no encontrar nada salió de ahí y me miró triste. Hice una mueca, esperando su llanto y posteriormente el mío. Me agaché a su altura y abrí mis brazos, ella soltó un sollozo y corrió hacia ellos. Cerré mis ojos para evitar llorar delante de todos, suelo ser tan sensible que al escuchar el llanto de Claudia, me pongo a llorar también. Acaricié su espalda mientras sentía cómo mi camisón se humedecía con sus lágrimas.

—Yo le dije que no quería juguetes —habló en medio del llanto—. Yo solo quería que él estuviera aquí con nosotros

Ya no podía más, sus palabras rompieron mi corazón y provocaron que un par de lágrimas se escaparan de mis ojos.

—Tranquila, tranquila

—¿Por qué Santa no pudo traerme a mi papi? —preguntó al separarse de mí

—De seguro no lo encontró, amor

—¿Y si mi papi no quiso venir?

—No, no digas eso. Él te ama, ¿sí? —dije limpiando sus lágrimas—. Va a volver pronto. Debes seguir esperando

—Ya esperé mucho

Iba a decir algo, sin embargo Kaya, quien tenía un poco de lágrimas acumuladas en sus ojos, se sentó a mi lado.

—Debes ser paciente, corazón —le dijo tomando sus manos—. No importa lo que pase, debes esperarlo, pronto vendrá

—Pronto, pronto, siempre es pronto —Kaya la abrazó—. Ya quiero que vuelva, tía

—Ya. No llores lindura. Si dejas de llorar prometo hacer todo lo posible para encontrar a tu papi, ¿sí?

—¿Lo prometes? —le preguntó mientras se limpiaba las lágrimas

—Sí corazón, pero ya deja de llorar

—Está bien

Todos nos quedamos en silencio observándola tristes, hasta que Holland decidió romper el silencio.

—Ven Clau, vamos a armar tu cocinita, ¿sí?

—¡Chi! ¿Podemos jugar con mis otros juguetes?

—Claro linda

—¡Vamos!

Holland la cargó y se sentaron juntas en la cama ahí, de inmediato, los demás se acercaron a ellas para jugar.

—Viejo, si algún día llego a ver a Thomas en mi vida, te juro que le partiré la cara hasta que no quede ni un rastro de ternura en su rostro —me dijo Ki con cierto enojo en su voz

—No tiene caso Ki, de hecho aún estoy confundido, no sé por qué se fue después de haberme dicho que me amaba

—¿Porque es idiota?

—No tiene sentido

—Para mí sí, Thomas siempre ha sido uno

—El tiempo lo dirá, ¿no?

—Tienes razón, pero eso no quita que le dejaré por lo menos un ojo morado

—Estás loco, Ki


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