Capítulo 39
Llegué a mi casa empapado, ignorando todo lo que se encontraba a mi alrededor. La lluvia había caído a cántaros después de que el tren se fue, y a decir verdad, no me importaba el hecho de mojarme, sino que Thomas se hubiera ido y yo no sabía a dónde. Dónde encontrarlo o qué pueblo buscar. Se había ido y no había marcha atrás.
Al ingresar a la sala, encontré un pedazo de papel en la mesa de centro, cosa que se me hizo extraño, puesto que Kaya y yo habíamos limpiado toda la casa, con una expresión de confusión en mi rostro, lo tomé y leí su contenido:
"En serio lo siento Dylan, no sé lo que pasó, espero que puedas arreglar las cosas con Thomas, te prometo que nunca más pasará, y... también espero que te vaya bien en tu nuevo trabajo, espero ver tu serie pronto.
Con cariño: Fer ❤️"
Arrugué la hoja con mi mano y la tiré por lejos. Suspiré cerrando los ojos y a lo lejos escuché el débil llanto de mi hija. Caminé lentamente siguiendo el sonido, hasta que este me llevó a su habitación, en donde se encontraba parada en su cuna, llorando y balbuceando cosas incoherentes.
—Pa...pi —me dijo con dificultad debido al llanto en cuanto me coloqué delante de ella—. Papi T-tomm-y
—Ya —susurré y la cargué, automáticamente se abrazó a mi cuello, las lágrimas comenzaron a salir desesperadamente de mis ojos cuando su llanto incrementó—. Tranquila mi amor, tranquila —dije con la voz entrecortada mientras acariciaba su espalda—. Papi se fue de viaje, amor, papi se fue de viaje
—¡Papi Tommy! ¡Papi Tommy! —no podía calmar su llanto
—In spite of all the danger... —intenté cantarle la misma canción que Thomas solía cantarle, pero mi voz sonó pésima y desafinada debido al llanto
Me senté en una silla mecedora y abracé a mi hija contra mi pecho, mientras ambos derramábamos lágrimas por la misma persona, lamentando su pérdida y pidiendo con cada sollozo que regresara. Minutos más tarde nos habíamos quedado dormidos.
***
Abrí los ojos al escuchar la puerta de la habitación abrirse, inmediatamente, divisé una imagen borrosa de Kaya entrar, cuya cara seria cambió drásticamente a sorpresa al mirarme, de seguro me veía pésimo por haber llorado tanto. Al notar que Claudia estaba dormida en una mala posición sobre mi regazo, me levanté y la acomodé en su cuna para que siguiera durmiendo.
De inmediato, Kaya se acercó a mí y acarició mi mejilla con delicadeza.
—¿Qué ocurrió? ¿Es por Thomas? —asentí con la cabeza y ella me abrazó, sin querer solté un sollozo y rompí en llanto—. Ay Dyl, tranquilo, ven cuéntamelo todo
Asentí con la cabeza y volví a sentarme en la silla mecedora, ella se sentó en una que estaba a mi lado. Una vez "un poco calmado" comencé con el relato, le conté absolutamente todo y cada cierto tiempo ella acariciaba el dorso de mi mano, para darme una cierta sensación de tranquilidad.
—Lo que no entiendo es por qué te dijo te amo antes de irse, es decir no tiene lógica, si te amara no se hubiera ido
—No sé, no tiene importancia, el punto es que tuve la oportunidad de que se quedara conmigo, de que viajase con nosotros a Los Ángeles y vivamos una vida nueva
—Tranquilo —susurró acariciando mi espalda, de alguna manera eso lograba calmarme—. Las cosas pasan por algo, y no te culpes, él fue quién se fue y te dijo cosas horribles, ese beso no fue tu culpa, no engañaste a nadie, porque estaban peleados y prácticamente habían terminado
Asentí con la cabeza intentando calmarme, llevé mis manos hacia mi nariz y la miré, automáticamente me sonrió y acarició mi mejilla.
En su totalidad, Kaya tenía razón, pero aún sentía un poco de culpa dentro de mí.
—Ya no llores Dylan —me suplicó haciendo puchero—. Eres muy lindo como para llenar esa hermosa cara de lágrimas —sonreí y bajé la mirada al suelo, Kaya tomó mi quijada y la levantó, obligándome a que la mirara—. Tranquilo, ¿sí? Me tienes a mí, que ahora me tendrás más cerca, tienes a Ki y a tu bella hija. Comenzarás una nueva vida apenas llegues a Los Ángeles, será como empezar desde cero
—Gracias Kaya, en serio te quiero muchísimo —la abracé y besé su frente
—Yo te quiero aún más, Dylan. Ven, sigamos guardando las cosas
***
—¡¿En serio te vas?! —exclamó Bruno mirándome sorprendido y yo asentí—. Hombre no duraste ni dos meses aquí, ¿es porque soy negro? ¿Estoy huesitos no son suficientes para ti? —soltó un alarido debido a que Phil le pegó en las costillas—. Bueno... espero que te vaya bien, Dylan, cuida muy bien a tu pequeña
—Eso haré —le sonreí y le extendí mi mano, él la tomó—. Sólo una cosa más —saqué un sobre y se lo di, él lo miró con curiosidad—. En este sobre hay una carta, pero no es para ti, si algún día llega Thomas y te pregunta por mí o por Clau, le entregarás ese sobre sin decir nada más, ¿ok? —asintió y le di una palmada en su espalda—. Gracias Bruno
—No hay de qué —me abrazó—. Adiós pequeña niñita —Bruno tomó la mano de Claudia, pero ella se deshizo de su agarre y miró con curiosidad su cabello chino, extendió sus manos y lo tomó entre sus dedos para después jalarlo con fuerza—. ¡AAAAAAAH!
Comencé a reír y alejé a la bebé del moreno, quien levantó su cabeza y miró seriamente a mi hija.
—¡Eres una traviesa! —ella rió provocando una risita por parte de él—. Pobre de tu papi, de seguro de grande serás una tremenda
—¡Dylan, ya vámonos! —escuché el grito de Kaya
—¡Voy! —le hice una señal y ella bajó las escaleras—. Adiós Bruno, gracias por todo
—No hay de qué, regresa cuando quieras, espero que tu serie esté buena
—La estará si yo seré el protagonista
—¡Uy perdón que modesto! —exclamó y ambos reímos—. Será mejor que vayas, después tu amiga se pondrá histérica
—Sí lo sé, adiós Bru
—Adios Dylan —me abrazó—. Adiós pequeña
—Dile "adiós Bruno" —le dije a mi hija y ella lo miró
—¡Os uno! —agitó su mano y él sonrió
—¡Adiós chicos!
Después de despedirme con la mano, giré sobre mis talones y caminé escaleras abajo. Ahí estaba Kaya subida a un taxi con una mirada seria.
—¡APÚRATE WE! —me gritó y subí al taxi
***
Me encontraba sentado en un bus que nos llevaría a otro pueblo en el que tomaríamos un avión hacia Los Ángeles. Mi cabeza estaba apoyada sobre la ventana y mi vista clavada en la nada. Salí de mi estado de trance cuando sentí que Kaya me tocó el hombro, traía un par de churros en sus manos.
—¿Quieres un churro? —me preguntó con la boca llena y yo tomé el otro
—Gracias
—¿Por qué estás triste?
—No, no es nada —suspiré y dirigí mi vista hacia la ventana de nuevo, le di un mordisco a mi churro
—Es por Thomas, ¿verdad? —asentí con la cabeza aguantándome todas las ganas de llorar que tenía—. Ay Dylan
—Nada de ay Dylan, me preocupa, ¿sí? No sé en dónde está o si algún día lo volveré a ver
—Ya lo hablamos Dylan, debes intentar olvidarlo, ¿sí? —asentí con la cabeza—. Ya no te estreses, vas a ver qué cuando lleguemos se te irá toda esa preocupación por lo linda y enorme que es esa ciudad
—Lo intentaré
***
En cuanto llegamos al pueblo, tomamos un taxi y fuimos directamente al aeropuerto, Kaya fue a comprar las entradas y yo me dediqué a curiosear el lugar.
—¡Viiiiiiii! —chilló Claudia al ver un avión
—Es un avíon, amor, a-vión
—Avón —me miró contenta y yo besé su mejilla
Minutos más tarde ya nos encontrábamos caminando por la zona de abordaje, subí con miedo al avión y busqué nuestros asientos.
—¡Es aquí! —chilló Kaya y se sentó en uno de los asientos que se encontraban casi al final
Me senté a su lado y comencé a temblar.
—Tranquilo —me dijo riendo
—Estoy nervioso, lo siento
—Es normal cuando vas a volar en avión la primera vez, ¿quieres ir en la ventana?
—¡SÍ! —chillé como si fuera un niño pequeño y me cambié de puesto
—Bien —Kaya cruzó sus brazos y cerró los ojos—, este será un viaje un poquito largo
Luego de que el piloto diera varias indicaciones sobre qué deberíamos hacer y qué no al momento de que el avión despegara, mis oídos percibieron el sonido de las turbinas encenderse.
—¡Ay madre mía! —grité mientras colocaba una mano en el techo y con la otra sostenía a Claudia contra mi cuerpo
—Dylan, cálmate —me decía Kaya sin dejar de reír
—¡No te rías! ¡¿Y si se cae el avión?! ¡AH! —grité en cuanto este comenzó a avanzar
—No se va a caer nada, relájate, pondrás tensa a Clau
—Está bien, me callo —me crucé de brazos, sin embargo, cuando la velocidad del avión aumentó, volví a gritar—: ¡Santa mierda!
—¡Dylan modérate el hocico, tu hija está presente!
—¡Ata meda! —chilló ella
—¡¿Ves lo que provocas?! —mi amiga me dio un buen golpe en el brazo
—Déjala, está siguiendo el ejemplo de su padre —besé la mejilla de Clau y Kaya volvió a golpearme
—Eres un tonto
El avión volvió a acelerar, y antes de que pudiese gritar otra vez, Kaya me fulminó con la mirada y cubrió mi boca. Retiré su mano de ahí para abrazarla y esconder mi cara en su cuello en cuanto sentí que comenzábamos a elevarnos, abracé a Claudia fuertemente y ahogué un grito cuando sentí unas leves cosquillas en mi estómago.
—¡Dylan basta!
—¡Vamos a morir!
—¡No seas tonto, mira ya estamos volando! —me alejé de ella y observé la ventana, era verdad, las personas comenzaban a verse muy pequeñas desde arriba, incluso los edificios
—Ay Dios mío —musité
—¡Viiiii! —exclamó Clau sin despegar la mirada de la ventana
—Kaya, ¿podrías sostener a mi hija un momento?
—Claro —dicho esto la tomó en brazos—. ¿Para que me...? ¡Ah qué asco! —exclamó en cuanto tomé una bolsa y comencé a vomitar en ella
***
La ciudad era increíble, luces, autos y edificios por doquier. Los rascacielos fueron lo que más llamaron mi atención, eran gigantescos, nunca antes había visto algo así, en el pueblo en el que vivía solo habían casas y un par de edificios, añgunos muy maltratados, nada novedoso como aquí.
—¡Bienvenidos a Los Ángeles! —chilló Kaya levantando los brazos
Tomamos un taxi y Kaya le indicó la dirección de lo que al parecer era su nuevo hogar. No podía dejar de ver por la ventana, era una imagen muy bonita para contemplar y no me la quería perder.
Llegamos a su casa y quedé impactado, era enorme y lujosa, las paredes estaban decoradas con cuadros de su familia, cada esquina tenía un adorno diferente, tenía una gran televisión en la sala, las luces amarillas colgaban y alumbraban cada habitación, dándole un toque hogareño y acogedor.
—¿Qué tal? —me preguntó con una sonrisa
—Es increíble, ¿cómo lo...?
—¿Cómo lo pagué? Pedí un adelanto de mi sueldo
—Wow —susurré, con el sueldo miserable que solía ganar, no me alcanzaba para pagar ni la cuarta parte de esto
Y ahora ganaría miles de dólares.
Kaya ordenó pizza y yo calenté leche para Claudia, al terminar de comer, mi amiga me indicó dónde sería mi nueva habitación, la cual era lo suficientemente grande para mí y Clau. De inmediato, acomodé todas nuestras cosas y con la ayuda de Kaya, armamos la cuna de Claudia, luego me cambié y le puse su pijama a mi pequeña, mi amiga fue a su habitación después de darnos un abrazo a cada uno y un beso de buenas noches. Claudia y yo recostamos en la cama y ella se acurrucó en mi pecho para automáticamente quedarse dormida.
—Pobre de mi niña —susurré acariciando lentamente su pequeña espalda, besé su frente y apagué la luz para dormir
Creí que hoy tendría una noche tranquila, pero no, porque en cuanto apagué la luz, los pensamientos llegaron a mi mente, y el dueño de ellos era Thomas. Miraba el techo mientras me preguntaba qué estaría haciendo en este momento, o en qué lugar se encontraba; por más que quería, no podía sacarlo de mi mente, y ese "te amo" resonaba en mi cabeza una y otra vez mientras recordaba la imagen del tren alejándose de mí. Me odiaba por amarlo tanto, quería olvidarlo ya y dejar de pensar en él, pero se me hacía imposible. Ahora tendría una nueva vida, y de algún modo debía superarlo.
Nuevamente los pensamientos me atormentaron, una terrible sensación de miedo atacó mi cuerpo, al observar el techo me di cuenta de que esta sería mi vista antes de dormir durante todo el tiempo que estaría con Kaya, hasta que conozca a alguien más, quizá en mi trabajo. La idea que más me aterraba era trabajar como actor, temía hacerlo mal y que me despidieran nuevamente, creo que no superaría un fracaso más. Soy un desastre.
En medio de mis pensamientos negativos y todo mi miedo acerca de mi futuro, quedé profundamente dormido.
***
A la mañana siguiente desperté temprano por el tono de llamada de mi celular, fruncí el ceño al ver en la pantalla: Número desconocido. Deslicé el dedo por la pantalla y pronuncié una palabra apenas audible:
—¿Hola?
—Buenos días, por favor con el señor Dylan O'Brien
—Sí, con el mismo
—Un gusto, me presento, mi nombre es Jeff Davis y soy el director de la serie en la que vas protagonizar, de seguro tu amiga te lo comentó, ¿verdad?
—Sí, sí me lo dijo
—Bien, me alegra escuchar eso, te llamaba porque necesito que vengas al estudio en la tarde, ya sabes, para que conozcas a tus compañeros de trabajo, necesito que socialices con ellos para que se pueda evidenciar que son mejores amigos en la serie
—Ah ok, ¿a qué hora paso por ahí?
—Ven a las dos y media, te enviaré la dirección por correo
—Está bien, muchas gracias
—Gracias a ti Dylan, te espero, adiós
—Adiós —colgué y guardé mi celular
—Papá —giré sobre mis talones y vi a Claudia mirándome con sus ojos apenas abiertos
—Buenos días dormilona —besé su frente y ella tomó mis mejillas
***
Me encontraba caminando directo al estudio, Kaya no pudo cuidar a Claudia, por lo que tuve que llevarla conmigo. Doblé una esquina y encontré mi lugar de destino, miré las puertas y sentí una ligera sensación de miedo en mi estómago. Solté un gran respiro y entré. Observé todo detenidamente, habían un montón de cámaras, pantallas verdes, personas y vestimentas de todo tipo. Estaba tan concentrado mirando a mi alrededor, que a veces chocaba con alguien y tenía que disculparme. De pronto, Claudia comenzó a retorcerse entre mis brazos, por lo que tuve que bajarla y caminar junto a ella.
Hubo un momento en el que se soltó de mi agarre y corrió hacia una chica vestida de princesa.
—¡Claudia! —chillé y comencé a correr, giró por una esquina, desapareciendo así de mi vista y por lo que tuve que acelerar el paso
Al girar por la esquina choqué con alguien y fuimos directo al piso. Abrí mis ojos y vi a un chico moreno, de cabello largo y oscuro, ojos oscuros y la quijada levemente torcida.
—¡Lo siento! —me disculpé sintiendo vergüenza por dentro y lo ayudé a levantarse
—Descuida, todo bien —me miró detenidamente—, ¿de casualidad tu nombre no es Dylan?
—Sí, soy Dylan O'Brien
—Un gusto compañero —estrechó nuestras manos—. Mi nombre es Tyler Posey
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AL FIN APARECIÓ EL QUIJADA CHUECA, DIGO T-POSE JSJSSJ <3
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