Capítulo 16

—Dyl

—Déjame

—Has pasado una hora mirando la canasta, vamos a casa ya

—No puedo... la abandonamos y eso no me lo voy a perdonar —dije mientras pasaba mis dedos por el filo de la canasta

—Si vas a seguir con tus berrinches, por mí está bien, haz lo que quieras

Sorbí mi nariz y tomé el unicornio de peluche, su unicornio, el que le había comprado con mucho cariño para ella, lastimosamente, la maldita monja no se lo llevó con ella. Abracé el peluche y olfateé su olor. Nunca lo olvidaría. Miré la puerta del orfanato y pensé en varias formas para entrar, pero no se me ocurría ninguna, todas traerían consecuencias, y sabía que si iba allá con la excusa de que quería adoptar a la bebé, Thomas no iba a querer o la monja me daría a otra niña. Rendido, después de estresarme con demasiados pensamientos, me levanté del piso y miré a mi novio con los ojos vidriosos.

—Vámonos —sorbí mi nariz y miré por última vez el orfanato

Él asintió y sonrió, tomó mi mano y juntos caminamos directo al terminal para tomar un autobús.

***

Miraba a la ventana atento, extrañaba sentir un pequeño bulto entre mis brazos que se moviera inquieta y balbuceara cosas sin sentido. Extrañaba su carita tan tierna y sus ojitos azules.

—Dyl tranquilo —me decía Thomas mientras acariciaba mi espalda lentamente, tal y como me gustaba que lo hiciera cuando estaba triste

—La extraño, Tommy —dije con mi vista clavada en la ventana

—Ven aquí —me hizo una señal para que me acercara y eso hice, recosté mi cabeza en su pecho y lo abracé, necesitaba consuelo

Sin embargo, mi mala suerte cada vez era más grande, ya que la canción The Reason retumbó en mis oídos en cuanto el chofer alzó el volumen de la radio.

Sé que no soy perfecto
Hay tantas cosas que no quise hacer
Pero sigo aprendiendo
Hoy solo sé que yo te hice sufrir
Quiero que sepas antes de partir

—Puta madre —susurré y tapé mis oídos

Que hoy por fin encontré
Una razón para mi
Para cambiar lo que fui
Una razón para seguir
La razón eres tú

—¡Apaguen esa cosa! —exclamé y me escondí en el pecho de mi novio

—¿Qué tiene?

Suspiré.

—Hubo una noche en la que tuve que cantarle esa canción a Olla para que dejara de llorar, tú no estabas, esa noche nos peleamos

—Oh lo recuerdo

Nadie dijo ni una palabra más, ambos nos dedicamos a escuchar la letra de la canción y su melodía.

Perdón por lastimarte
Es algo que jamás podré olvidar
El dolor que sentiste
Sólo quisiera poderlo borrar
Para decirte toda la verdad

Mi vista estaba clavada en el suelo, sin querer una lágrima escapó de mi ojo derecho, recordar esa noche solo hería más mi corazón. Poco a poco sentí que me quedaba dormido, mis ojos pesaban, había llorado más de una hora y no había dormido bien desde que la bebé llegó a nuestro hogar, por lo que caí en un profundo sueño.

***

—Amor. Dyyyl —escuchaba la voz de Thomas a lo lejos—. Bebé, despierta

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue a Thomas sonriéndome, ¿acaso estaba en el cielo? Porque estoy viendo un hermoso ángel frente a mí.

—Vamos a merendar, dormilón

Asentí y bajé del autobús sin soltar el unicorniode peluche. Entramos a un mini restaurante y Thomas pidió dos platos de arroz con chuleta asada.
Nos sentamos en una de las mesas, hacía frío y no había bajado mi chaqueta, por lo que me apegué a Tommy y miré lo que hacía en su celular.

—¿Qué haces? —le pregunté con la voz entrecortada

—Llamo a Ki para avisarle que ya estamos de regreso

—Oh

Su dedo pulsó el botón de llamar y de inmediato se escucharon los timbres de la llamada.

—¡Hola tortolos! —chilló nuestro amigo cuando contestó

—Hola Ki —dijo Thomas—. Te llamaba para avisarte que ya estamos de regreso

—¿Ya la dejaron?

—Sí —dijo Thomas algo desanimado

—¿Y qué pasó? ¿Se les hizo feo? ¿La extrañan?

—Pues tuvimos que envolver una colcha a la canasta para que no se escapara. Y pues un poco

—A mí sí se me hizo feo —dije de pronto—. Y también la extraño

—Pensé que estabas durmiendo o algo parecido, Dylan

—Estoy despierto Ki, no hablo, porque no estoy de ánimos, lo siento —comenté sin despegar mi mirada de mis manos que estaban sobre la mesa

—Bueno, me alegro que ya estén de regreso, los extraño un montón

—Y nosotros a ti. Mañana en la mañana estaremos allá

—Está bien. ¡Adiós! Y Thomas, abraza mucho a Dylan para que ya no está triste, los quiero —mi novio rió ante el comentario de mi amigo

—Ok, adiós.

Colgó el celular y lo guardó en su bolsillo. De inmediato la comida llegó, Thomas comió todo lo que había en su plato, en cambio, yo sólo me comí la mitad, no tenía hambre y sabía que si comía mucho podía vomitar. Já. Con esa palabra llegó un recuerdo a mi mente, cuando la bebé vomitó encima a Thomas cuando estábamos a punto de ir a la fiesta de Kaya. Sonreí al recordar aquellos días que nunca volverán.

***

—Dyl, ya no estés triste, no me gusta verte así

—Perdón Tommy, pero la extraño —musité mientras jugaba con mis dedos

—Sólo piensa que está en un lugar mejor, ¿sí? Las cosas pasan por algo

—Sí, lo sé

Me acosté en su pecho y comencé a juguetear con uno de los botones de su camisa.

—¿Sabes? Detesto conocer personas —comenté sin despegar la vista del botón

—¿Por qué?

—Porque tarde o temprano terminaré diciéndoles adiós

Thomas me miró con preocupación, tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos.

—Es parte de la vida, ¿no? Conocer personas y decirles adiós —dijo mientras acariciaba el dorso de mi mano

Miré sus preciosos ojos y besé sus labios.

—Ya le dije adiós a Olla. A ti no quiero decirte adiós nunca

Thomas sonrió y me apretó contra su pecho.

—Eso no sucederá

—No quiero que me dejes nunca —susurré y me quedé dormido nuevamente en su pecho

***

—¡NO SIENTO EL TRASERO! —chillé al bajarme del autobús después de casi ocho horas de viaje

—Yo tampoco. Creo que quedé más plano de lo que ya estoy —dijo Thomas mientras tomaba las maletas

Caminamos directo a la salida del terminal y observamos nuestro pequeño hogar natal.

Estábamos en casa.

Quiero llorar.

Estoy feliz de haber regresado, pero triste de haber dejado a la bebé muy lejos de nosotros.

—Hola de nuevo antigua vida —sonrió mi novio y continuó caminando, no sé cómo puede estar tan feliz

Lo alcancé y caminé a su lado, luego hicimos parar un taxi y le dimos nuestra dirección al taxista.

***

Al llegar a nuestra casa, un olor a pañal nos recibió, cosa que hizo que recordara a Olla.

—¡Hogar dulce hogar! —chilló Thomas y subió corriendo las gradas

Observé nuestro pequeño departamento, se sentía muy solitario, callado y tranquilo. Ya no se veía a una pequeña gatear, llorar y balbucear por doquier. Sólo había silencio y nada más.

De inmediato, el teléfono de Thomas comenzó a sonar.

—¿Hola? —dijo al contestar y sonrió—. ¡Hola Ki!... Sí ya llegamos... todo bien... sí, sí... solo Dylan... sí ya le ha de pasar... ¿en la noche?... ok... les esperamos... no vengan con las manos vacías... adiós

—¿Era Ki? —pregunté acercándome y él asintió

—Ve ducharte que vendrá con Kaya a ver películas

—Tú también báñate, apestas

Sonrió.

—¿Y si lo hacemos juntos? —preguntó inocentemente

—Hágame el honor, señor Sangster —hice un puchero y ambos subimos al baño

***

—¡HOOOOLAAAAA! —chilló Ki y saltó sobre nosotros, provocando que fuéramos directo al suelo

—¡Quítate, chino! —exclamé

—¡Mi espalda, imbécil! —chilló Thomas

—¡LOS EXTRAÑÉ TANTOOOOO! —dijo besando nuestras mejillas varias veces

—¡YAAAA KIIII! —gritamos al unísono mi novio y yo

—¡YA QUÍTATE CHINO! —escuché el grito de Kaya—. ¡QUE YO TAMBIÉN QUIERO!

Dicho esto, empujó a Ki a un lado y nos abrazó de igual manera que él.

—Ya Kaya —dije riendo

—Lo siento —dijo y se levantó, luego nos ayudó a levantarnos

—¡Miren lo que trajimooooos! —exclamó Ki enseñándonos un montón de snacks

—¡Vamos a ver una película! —exclamó Thomas y corrió a prender el televisor

Yo sólo sonreí falsamente y ayudé a Ki a colocar la comida en diferentes platos.

—¿Qué te ocurre? —me preguntó preocupado

—Nada, no es nada

—Extrañas a la bebita, ¿no?

—No, no. Estoy bien en serio —mentí y me alejé de él para que ya no me preguntara nada más

Sino me pondría a llorar.

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