Capítulo 11
—No creo que esto sea una buena idea, Dyl
—Shhhh, tú calladito Tommy. Ahora déjame ver cómo te luce ese vestido
—Espérate que no sé cómo se cierra esta madre
—Déjame ayudarte, ábreme
En menos de un parpadeo, la puerta se abrió lentamente, entré y no pude evitar soltar una carcajada. ¡Mi novio, estaba usando un vestido! Creo que es una de las cosas más graciosas que pude haber visto en toda mi vida.
—Oh por Dios. Necesito tomarte una foto
—Tú me tomas una foto y yo te corto los huevos
—El que no disfrutará serás tú si lo haces
Recibí un golpe por su parte y la niña rió.
—¿Vas a ayudarme? —preguntó mirándome
—Está bien
Volví a reír y dejé a la niña sentada sobre una pequeña tabla que había ahí. Me coloqué detrás de Thomas y le ayudé a subir el cierre.
—¿Por qué yo tengo que vestirme de mujer y tú no?
—Porque tú eres la pasiva, ya no te quejes
—Odio cuando tienes razón
—Te queda bien, ¿no?
—Sí, combina con mi cabello —habló con sarcasmo
—Bien, ahora quítatelo, nos llevaremos este
***
—Todavía no entiendo cómo vamos a esconder a la niña
—Tú tranquilo, Tommy. Tengo todo bajo control. Ahora vamos a maquillarte
—¿Ya pusiste el video de Yuya?
—Está cargando
En cuanto el video comenzó, seguí cada paso que ordenaba la Queen Yuya. Mientras colocaba ese polvo rosado en las mejillas de Thomas, quien comenzó a toser varias veces.
—Ahora el delineado
Tomé el tubito negro y lo pasé por los párpados de Thomas.
—No te muevas, no te muevas
Pero el muy pendejo estornudó y provocó que rayara toda su frente con negro.
—¡Thomas!
—¿Qué? Quería estornudar
—¿Sabes cuán difícil es esto?
—¡Ya lo siento!
—¡Caca!
—Ahora no niña, ¿sí? —dije mientras limpiaba el rostro de Thomas
Minutos más tarde logré transformar a mi novio en una bella señorita de cabello rubio.
—Ufff, si fueras una chica en verdad, hasta yo me hago heterosexual por ti
—Cierra la boca, Dylan. Quiero verme
Le extendí un espejo y observó su rostro mientras recorría sus dedos por él, analizándolo detenidamente, asombrado por mi grandioso trabajo.
—Wow, estoy muy bonita
—Ma... má Ommy
Solté una carcajada al escuchar aquel intento de hablar por parte de la bola de pelos.
—No soy tu mamá, niña —dijo mirándola serio—. Bien Dyl, ahora, ¿cómo la escondemos?
Levanté una ceja y lo observé, su mirada demostraba miedo, miedo por lo que era capaz de hacer.
—Mira, primero —tomé a la niña y una manta larga—: sostenla en tu regazo —lo hizo—. Ahora coloca sus piernas hacia atrás y... —tomé la manta y cubrí completamente a la niña
Di una vuelta alrededor del cuerpo de Thomas, apretándola fuerte para que no se le cayera, coloqué la cabeza de la niña en el lado izquierdo del pecho de mi novio y continué envolviendo sólo en la parte de su estómago para similar un gran vientre. Estaba funcionando.
—Bien, ahora ponte el vestido
—¿Me ayudas?
—Claro
Con mucho cuidado, tomé el gran vestido y lo alcé en los aires para deslizarlo sobre el cuerpo de Thomas. Cuando el vestido ya estaba en su lugar, sonreí observando mi gran obra de arte, ahora mi novio parecía una chica embarazada. Sólo que con un pecho.
—¡Me veo deforme!
—Espera, Tommy —tomé un par de medias hecho pelota y le coloqué en el lado vacío para que sus "pechos" queden igual—. Listo. Sólo falta tu peluca —tomé una peluca rubia que había comprado y se la puse encima—. Estás lista
—¿Me veo linda? —hizo un tierno puchero y yo besé sus labios
—Eres la niña más linda que puedan ver mis ojos —se sonrojó
—Dyl, basta. Me sonrojas
—Aaaaaa... Caca... Ommy
—Tú silencio, celosa —dije tomando su pequeña cabeza, la cual simulaba ser uno de los pechos de Thomas
—Ya disfrázate. Esta niña pesa
—Oh sí, ya voy
Tomé un gran poncho, —que parecía de origen mexicano— y me lo puse, tomé un pasamontañas y un bigote falso y me los puse de igual manera. Escondí un poco mis lunares con base y cubrí mi rostro con una bufanda, dejando libres mis ojos para poder ver, Thomas imitó mi acción.
Estábamos listos, ahora sólo faltaba que diera resultado.
—Veamos, tú te llamas Thomasa Sangster y yo soy Carlos Santa Ana O'Brien, venimos de México y traes ocho meses de embarazo. No te olvides de fingir la voz de una chica, rubia bonita
—Creo que esta es la estupidez más grande que hemos hecho en nuestra vida, Dyl
—Eh, soy Carlos Santa Ana, no lo olvides
—Oh sí, disculpe Carlos Santa Ana, pero pienso que mi nombre es muy estúpido. No existe el nombre Thomasa
—Entonces serás Panchita Sangster
—Insisto, eres pésimo para los nombres, pero prefiero Panchita que Thomasa
—Buena esa
Caminamos lentamente hacia el motel, ya que como Thomas traía a la bebé sujeta a su vientre, se podía caer si corría o hacía algún movimiento brusco. Entramos lentamente sin levantar sospechas, tomé su mano, mientras él tomaba su vientre falso con su otra mano.
—¡Hola hermana! —intenté sonar como mexicano, pero fallé en el intento de hablar español—. Mi esposa y yo queremos una habitación
La mujer nos miró atentamente, como si sospechara de nuestra identidad, levantó una ceja y comenzó a buscar quién sabe qué en un cajón.
—Nombres
—Carlos Santa Ana O'Brien y...
—Panchita Sangster —estuve a punto de soltar una carcajada debido a lo tonto que se escuchó la voz de mujer de Thomas
Al ver que la mujer tenía una expresión de confusión en su rostro me atreví a hablar:
—Es que verá, mi padre es mexicano y mi madre es americana. Y pues mis suegros son mitad mexicanos y mitad británicos
—¿Están seguros de que ustedes no conocen a un par de chicos, uno rubio y un moreno, el rubio, alto, ojos bonitos, súper lindo la verdad, junto a una niña?
Apreté mis puños, ¿cómo se atrevía a decir que Thomas, MI THOMAS, tenía ojos bonitos y era súper lindo? Sólo yo puedo decirlo.
—¿Se puede saber por qué se anda fijando en la belleza de sus clientes? ¿No se supone que tiene que trabajar?
—Carlos, cálmate. De igual forma no los conocemos, amor —Thomas falló nuevamente al intentar hacer una voz de mujer
—Thomas es mi primo Panchita. No dejaré que diga eso de él
—Sólo dije que era lindo, es todo. No es para tanto señor Santa Ana —intentó disculparse la mujer
—Sí, pero de donde vengo eso es algo inaudito
—¡Dyl... Carlos, basta!
—¡Caca!
Thomas:
La niña comenzaba a moverse en mi cuerpo, era obvio, de seguro la pobre estaba muy incómoda, por más que intentaba tranquilizarla, se me hacía imposible.
—No, no ahora no —susurré sobando mi falso vientre—. Carlos, deja de pelear amor. Coge las llaves y vámonos, tengo mareos y quiero dormir —le dije a Dylan mientras lo pateaba sin que nos viera la recepcionista
—Espera, Panchita, que no he terminado
—¡Sí has terminado! —dije jalando su oreja—. ¡Llévame a la habitación, ahora!
—¡Está bien, está bien! ¿Me da mis llaves?
—Aquí tienen, disfruten su estadía—dijo la mujer entregándonos las llaves de una mala manera
En cuanto llegamos a la habitación, me retiré rápidamente aquel incómodo vestido y saqué a la bola de pelos de su envoltura.
—Dylan, jamás vuelvas a hacer un escándalo como ese
—¿Por?
—¡Porque la niña comenzó a hablar y tú como pendejo retando a la vieja esa!
—¿En serio?
—¡Sí!
—No me di cuenta, lo siento
—Por eso el mundo está como está —dije mientras limpiaba mi rostro
—¿Qué dijiste?
—Awewaaa... awaa —ambos giramos nuestras cabezas y vimos a la niña bajarse de la cama, Dylan se colocó delante ella y extendió sus brazos para atraparla
—Ven aquí, peque. Ven
La niña dio un paso sin soltarse de la cama, dio uno más y rió, pero al tercero sus pies se enredaron y cayó de cara al suelo. Comenzó a gimotear, Dylan y yo abrimos los ojos como platos y corrimos hacia ella.
—No, no, no
Y entonces comenzó a llorar a gritos.
¡Dios, ¿por qué aquí y ahora?!
—¡Rápido haz que se calle o nos correrán! —le grité y Dylan tomó a la niña en brazos para mecerla rápidamente de derecha a izquierda y viceversa
—¡Duérmete niña, duérmete ya, que viene el coco y te comerá!
Pero no funcionaba.
—¡Diablos, diablos, diablos!
Comencé a correr en círculos mientras tomaba mi cabello y lo tiraba. Dylan optó por taparle la boca, pero eso empeoró las cosas, ya que el llanto sonaba aún más fuerte.
—¡Dámela, dámela! —grite, rápidamente la llevé al baño y cerré la puerta
—¡No seas tonto! —chilló y corrió al baño para abrir la puerta
La bebé lo miró con lágrimas en sus ojos y levantó sus manitas para que la cargara. Eso hizo, ella se abrazó a su cuello mientras lloraba.
—Yaaaa. Yaaaa. Shhhh. No pasó nada, sólo que casi te rompes la nariz por intentar caminar
Observé a mi alrededor y encontré el chupón en la cama, me acerqué a ellos con el chupón en la mano, el cual introduje en la boca de la bebé. Mi novio acarició lentamente su pequeña cabeza mientras le tarareaba una canción de cuna. Poco a poco el llanto disminuía.
—Eso es
Dylan:
Recosté a la bebé en la cama mientras admiraba como se retorcía sobre esta, me recosté a su lado y comencé a acariciar su barriguita. Después de unos minutos levanté la mirada y vi a Thomas con el biberón en su mano. Se recostó al otro lado de la niña y me lo dio, lo tomé y le retiré el chupón para reemplazarlo por el biberón. Me senté apoyándome en la cabecera de la cama y coloqué a la niña sobre mi regazo.
—¿Prendo la tele? —me preguntó Thomas y yo asentí
La pantalla que estaba frente a nosotros se encendió haciendo un pequeño ruido, dejándonos ver una escena no muy agradable para nuestros ojos.
Porno.
—¡Cámbiale, cámbiale! —grité tapando los ojos de la niña
Rápidamente, Thomas oprimió un botón del control, otra escena porno apareció.
—¡No puede ser!
—¡Mis ojos vírgenes! —Thomas me miró diciéndome: ¿es en serio?—. ¿Qué? No me mires así, eres el único con quien he...
—Suficiente información, ya entendí —me interrumpió
—¿Ya puedes cambiar? La niña quiere beber su lechita sin mi mano en su rostro
—Oh, lo siento —volvió a oprimir el mismo botón, pero en la pantalla seguían saliendo aquellas escenas—. Dios, ¿es en serio? ¿Aquí solo ven porno?
—Es un motel, ¿qué esperabas?
—Seguiré buscando, puede que haya algo
Mientras Thomas seguía cambiando de canal, la bebé se había terminado su leche, por lo que le retiré el biberón de la boca para dejarlo en la mesita de noche. Segundos después la pantalla nos mostró algo más que porno: Dora la exploradora.
—Chiiiii —chilló la niña, pero Thomas cambió para seguir mostrándonos más porno
De pronto, se escucharon un par de gimoteos, seguidos del llanto de la niña, rápidamente le quité el control a Thomas y puse Dora. Con suerte la niña dejó de llorar para después aplaudir contenta.
—¿En serio vamos a ver Dora? —me preguntó Thomas rodando los ojos
—Es esto o ser echados de aquí, o ver porno
—Tienes razón
Media hora llena de tortura había pasado, tanto Thomas como yo, sentíamos que perderíamos la cabeza si seguíamos viendo un segundo más de aquel programa horroroso.
Ambos soltamos un suspiro en cuanto terminó. Al fin acabó nuestra tortura.
Pero otra comenzó, sobre todo para Thomas:
Barney.
—¡APAGA ESO, APÁGALO! —gritó Thomas mientras abrazaba una almohada
Pude notar que la niña se asustó cuando Barney creció, ya que soltó un quejido y escondió su cabeza en mi pecho.
—¿El control? —pregunté buscándolo por toda la cama—. ¡El control!
—¡APÁGALO! ¡APÁGALO!
Rápidamente busqué el control en la cama, pude notar que la niña había gateando hasta Thomas. Decidí concentrarme y encontrar el control de una vez por todas antes de que mi novio explotara, él odia a Barney con todo su ser, y si el programa seguía, creo que no vendrían cosas buenas. Al no encontrar el control decidí apagar la televisión desde el botón en ella. Lo oprimí y solté un suspiro mientras me recargaba sobre la tele.
—Muy bien Tommy. Tu enemigo se ha ido —giré sobre mis talones y vi a Thomas abrazando a la bebé con una expresión de susto, parecía que en lugar de ver a Barney vio a una viejita en tanga—. ¡Tommy! ¡Thomas! —lo abofeteé y despertó de su trance
—¿Ya se fue?
—Sí, se ha ido
—Menos mal
—Al parecer ella también lo odia igual que tú —dije señalando a la bebé
—No la culpo, ese dinosaurio es iug... No sé ni cómo explicarlo
—Entiendo. Ahora, ¿por qué no vamos a dormir?
—Buena esa
***
Desperté por el molestoso canto de un gallo, en cuanto abrí mis ojos, vi a la niña durmiendo y a Thomas de igual manera, sólo que tenía su pie izquierdo fuera de la cama y un poco de saliva salía de su boca y mojaba la almohada. Se veía muy adorable.
—Tommy —lo llamé moviéndolo ligeramente—. Thomas —al ver que no despertaba, grité—. ¡PANCHITA!
—¡¿Qué?! —dijo en cuanto despertó de un salto
—Despierta, pendejo. Tenemos que irnos
—Ah... ¿a dónde?
Le tiré una almohada.
—A comprar rositas en el mercado
—¿Y nosotros para qué queremos rositas?
—Dios mío Thomas, ¿en dónde está tu cabeza?
—En mi cuello, ¿por?
—¿Puedes dejar de hacerte el pendejo y ducharte para poder transformarte en Panchita de nuevo?
—Ya, ya voy
***
—Muchas gracias por elegirnos, tengan un buen viaje —nos dijo la recepcionista, ya no era la misma vieja que nos atendió la noche anterior, sino una chica de aproximadamente veinte años
—Gracias Linda —la chica me sonrió y yo le devolví la sonrisa, era muy amigable a comparación de la anciana de ayer
Giré sobre mis talones después de haber cancelado y salí de ahí junto a Thomas para continuar caminando. En todo el camino nadie dijo palabra alguna, lo cual se me hizo muy raro, ya que si Thomas permanece callado es por algo malo que hice. Giré mi cabeza y lo vi, traía la mirada clavada en el suelo, pero no era normal, se notaba que estaba enojado, pero ¿por qué? Intenté tomar su mano, sin embargo la retiró de inmediato, simulando tomar su falso vientre, es decir a la niña. Hice una mueca y continué caminando, decidí no prestarle atención, de seguro es alguna tontería y no tenía ganas de pelear. Una vez que salimos de aquel pueblo, Thomas se quitó todo lo que tenía encima, incluso a la bebé. Se sentó en una roca un poco alejado de mí, fruncí el ceño y tomé a la niña en brazos para llevármela a otra roca. Una vez ahí la coloqué en el piso delante de mí y tomé sus manitas para ayudarle a caminar. Un paso, una sonrisa, dos pasos un "eh" por su parte, y al tercero ya estaba en mis brazos. Me levanté de la roca y caminé lentamente con ella por todo el terreno. Me daba tanto gusto verla así, dando sus primeros pasos, me sentía tan orgulloso como si en verdad fuera mi hija, sentía un ligero miedo por si de repente caía, tenía miedo de que algo le pasara, de que se hiciera daño. Sonreí al escuchar su pequeña risita, de seguro estaba contenta por poder caminar. Me miró y luego señaló a Thomas para después caminar hacia él. Sin querer pisó una pequeña roca y su cuerpo fue directo al piso, pero fui más rapido y coloqué mi mano en su pancita para que no cayera. Después de mucho tiempo logramos llegar hasta Thomas, quien no hizo ningún movimiento cuando me senté a su lado, simplemente continuó viéndose en el espejo mientras se limpiaba el maquillaje.
—¿Tommy? —me ignoró—. ¿Qué te ocurre?
—Nada —dijo sin despegar su mirada del espejo
—Thomas —dije su nombre en señal de advertencia
Soltó un suspiro y me miró.
—Me dolió la forma en como le sonreíste a esa chica
—¿La del motel?
—Sí
—Pero... ¿qué? Creo que estas exagerando
—¿Que exagero? Por favor, ¡la llamaste linda!
—¡Porque era su nombre! ¡Así decía en su identificación!
—¿Crees que no conozco tus intenciones?
—¿No me crees? ¡Thomas deja de ser idiota, por favor! ¡No te enojes por una tontería!
—Vámonos
—¡Thomas! —ya me estaba cabreando, estaba actuando muy inmaduro
No me respondió, simplemente siguió caminando sin dirigirme la palabra.
—Vamos bebé —dije desanimado, ella me miró triste, se había dado cuenta de que habíamos peleado—. No pongas esa cara, estaremos bien
Media hora había pasado ya, en la cual Thomas no me dirigía la palabra, y en verdad eso me estresaba, detestaba tanto no poder hablar con él. La niña se encontraba abrazada a mi cuello mientras balbuceaba un "bababababa" sin sentido, de pronto, soltó un gimoteo y comenzó a retorcerse entre mis brazos, de seguro ya no quería que la cargara, por lo que la bajé y con cuidado la ayudé a caminar. Andamos muy poco, me cansaba el hecho de tener que agacharme para poder sostenerla. De pronto, se abrazó a mi pierna y me miró tiernamente.
—Oh no. No te llevaré así —le dije poniendo mis brazos como jarra en mi cintura, ella cambió su cara a una completa tristeza; suspiré—. Tú ganas
Moví mi pie libre hacia adelante y después el otro en el que se encontraba la pequeña, quien soltó una gran carcajada cuando lo hice, agarrándose cada vez más fuerte de mi pierna. Por un momento, paré para descansar, solté un largo suspiro y limpié algo de sudor que había en mi frente, fue entonces cuando la bebé se soltó de mi pierna y comenzó a gatear hacia Thomas. Estaba a punto de llegar hasta él, de repente, una roca se cruzó en su camino, la cual utilizó para pararse y dar un par de pasitos. La observé con una sonrisa, ¡estaba caminando! ¡Me siento como un padre orgulloso! Cuando iba a dar su quinto paso, cayó al piso, cerré mis ojos, esperando su llanto, pero no fue así, ella se levantó y continuó caminando y cayéndose cada dos segundos.
Creo que voy a llorar.
Después de un par de minutos, logró llegar hasta Thomas.
—¡Ommy! ¡Ommy! —le gritaba emocionada justo cuando se había abrazado a su pierna, él la miró sin expresión alguna en su rostro—. Ommy —dijo en un tono más bajo y me señaló
Thomas forzó una sonrisa y me miró, yo solo me encogí de hombros.
—Ommy... Caca —me volvió a señalar, esta vez yo sonreí, sé a donde iba esto
Mi novio soltó una risita y tomó a la pequeña en brazos para después acercarse a mí y besar mis labios. Lo abracé contra mi pecho y aspiré el delicioso aroma de su perfume.
—Lo siento, Dyl. Lo siento mucho
—Tranquilo, ya pasó
La bebé comenzó a aplaudir contenta y ambos besamos cada una de sus mejillas. Decidimos tomarnos un pequeño descanso, por lo que la bajamos y la ayudamos a aprender a caminar.
***
Después de una tarde llena de risas y caminatas, logramos llegar a otro pueblo, a diferencia del anterior este era más pequeño y aterrador que el otro, un montón de borrachos yacían en las calles, tirados, dormidos, algunos en muy mal estado, otros insultaban a lo primero que veían.
—¡Miren un par de maricas con una niñita! —exclamó uno de los borrachos—. ¡Me gustan tanto las niñitas!
La bebé soltó un gimoteo del susto y se aferró aún más a mi cuello, obviamente se notaba que tenía mucho miedo.
—Tranquila, yo te protegeré —le susurré y la abracé aún más fuerte
—¡Qué niña más linda! —gritó un tipo con terrible aspecto, tenía la mayoría de sus dientes superiores podridos y la cara sucia—. ¡Me encantan las niñas, déjame cargarla!
Rápidamente alejé a la niña de ese tipo y aceleré el paso.
La bebé soltaba balbuceos que demostraban su miedo, por lo que tomé su manta y cubrí toda su carita para que nadie la viera.
—¿Logras ver un hotel o algo? —negué con la cabeza ante la pregunta de Thomas—. Demonios, necesitamos de urgencia un maldito lugar en donde dormir. Éste lugar me da escalofríos
—Y dímelo a mí, tengo cientos de miradas posadas en la niña
—No permitas que nadie le haga daño
—Eso hago
Después de dejar un poco aquel ambiente lleno de alcohol y borrachos, logramos visualizar una casa decente con un montón de luces saliendo de sus ventanas, al parecer había una fiesta. Thomas me miró como preguntándome si deberíamos ir ahí o no.
—No tenemos opción —respondí—. ya andamos por todo el pueblo y no hay ningún motel u hotel disponible. Veamos si tenemos suerte
Caminamos directo a aquella casa, no me daba mucha espina, pero preferiría ir ahi antes que congelarnos en ese pueblo tenebroso. Al llegar ahí, Thomas tocó la puerta, la música estaba demasiado alta, por lo que nuevamente la tocó pero utilizando un poco más de fuerza. Segundos después, la puerta se abrió, dejándonos ver a una chica rubia con una botella en su mano.
—¡Hola! —nos saludó amablemente—. ¿Puedo ayudarlos?
—Hola, sí. Mira, mi amigo Thomas, mi hija y yo necesitamos un lugar en donde dormir, hemos viajado un montón para llegar hasta aquí y aún tenemos un largo camino por recorrer, no sé si serías tan amable de alquilarnos una habitación para los tres? No te incomodaremos para nada, lo prometo
La chica dudó unos segundos y estaba en todo su derecho, yo tampoco prestaría una habitación de mi casa a un trío de desconocidos.
—Por favor. No queremos que la nena se enferme —dijo Thomas y la niña giró para mirar a la chica, quien de inmediato soltó un awwww al verla
—Está bien, sólo por esta cosita linda —dijo acariciando los cachetes de la bebé—. Síganme
Entramos a la casa y evitamos cualquier contacto físico con alguien. Todo el mundo bailaba, cantaba, bebía y gritaba, era una fiesta salvaje. Subimos varias escaleras mientras apretaba a la bebé contra mi pecho, temiendo que le pasara algo. Llegamos al tercer piso y la chica abrió una pequeña puerta que llevaba directo a la azotea.
—Es lo único que tengo, disculpen, pero todas las habitaciones están ocupadas
—No importa, nosotros nos acomodaremos —le guiñé un ojo
—Está bien —me sonrió y ella salió de ahí
—¿Así que ahora soy tu amigo? —me preguntó Thomas en cuanto la chica cerró la puerta
—¿De qué hablas?
—Te escuché Dylan, dijiste: "mi amigo Thomas, mi hija y yo". ¿A ella la llamas hija y a mí "amigo"?
—Tommy, tuve que mentir para que nos dejaran entrar. Sabes bien lo que sucede si digo que somos novios, no nos hubiesen dejado entrar, no sabíamos si la chica era homofóbica o no
—¿Te avergüenzo?
—¿Qué?
—Te avergüenza decir que somos novios
—¡No! —levanté la voz y noté que la bebé se asustó—. ¡Entiende que tuve que mentir!
—¿Por qué mejor no dices que ya te hartaste de mí?
No respondí, simplemente fruncí el ceño y dejé a la bebé en el suelo. Lo miré incrédulo.
—Jamás me hartaría de tí, ¿por qué dices eso?
—Da igual, ¿sabes? Iré a buscar algo de comer para los dos —dicho esto salió furioso dando un portazo
—Ommy —giré sobre mis talones y vi a la niña mirando la puerta con tristeza, me senté a su lado y la abracé
***
Veinte minutos habían pasado ya, con cada segundo que pasaba, más preocupado me ponía, ¿en dónde se metió? Tenía muchas ganas de ir a buscarlo, pero no podía dejar sola a la pequeña en un lugar tan peligroso.
¡¿Qué hago?!
Caminé en círculos por toda la azotea, mirando mi reloj y tomando mi rostro todo el tiempo. Un balbuceo se escuchó de pronto, miré a la niña jugando con su unicornio y su osito de peluche y sonreí. Me agaché a su altura y acaricié su pequeña cabeza.
—¿Si te dejo sola por unos minutos, ¿serás capaz de no llorar y hacer travesuras?
No respondió, solamente rió y tomó mi nariz. Sonreí.
—A quién engaño. Mira, voy... a ver... a Tommy
—¡Ommy! —exclamó contenta
—Sí, Tommy. Voy a verlo, quédate aquí, ¿sí? Yo volveré... en seguida
Ella asintió con la cabeza, sólo espero que me haya entendido. Me levanté del suelo y caminé directo a la puerta, miré a la niña por última vez y salí de ahí a la velocidad de la luz.
Corre Dylan, corre. Corre que la niña está en peligro. Me decía a mí mismo mientras recorría mi vista por todo el lugar.
Chicas bailando, chicos bebiendo, botellas, vasos y música por doquier, pero en ningún lado estaba Thomas. Logré llegar a la cocina, busqué por todos lados, no estaba. Fui a los baños, tampoco. Al comedor, menos. Hasta que mis pies me llevaron hasta la sala, lugar en el cual logré reconocer su hermosa cabellera dorada. Sonreí por un microsegundo, pero luego las lágrimas salieron de mis ojos al ver lo que estaba haciendo.
Thomas se estaba besando con una chica, su mano derecha estaba aferrada al trasero de ella y con su otra mano la atraía hacia él para besarla con más violencia.
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Capítulo largo, I know xd algunos serán largos y otros cortos, no se sorprendan xdxdxd
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