Capítulo 10
Después de nuestro acto inmaduro lleno de llantos, mocos y babas, Thomas y yo decidimos caminar hasta encontrar alguna tienda, casa o gasolinera en donde podamos comer algo.
La niña continuaba llorando, mi cabeza comenzó a doler, Thomas ni siquiera me hablaba, tenía a la niña en sus brazos e iba un par de metros más adelante que yo.
Odio cuando se pone así.
Continuamos caminando en silencio -solo ambos, ya que la niña seguía gimoteando- durante quince minutos. Miraba mis zapatos sin expresión alguna, pensando en qué le diría a Thomas para disculparme. Había sido un completo tonto, ahora por mi culpa estábamos en medio de la nada, caminando a quién sabe dónde, junto a varios peligros a nuestro alrededor. Sin embargo, no me arrepiento de haberles gritado a toda esa gente mala que trataba mal a la bola de pelos.
¿Te estás escuchando? La estás defendiendo otra vez. Pensé y me abofeteé mentalmente.
Estaba cansado, me dolía la cabeza y me estresaba el hecho de no poder hablarle a Thomas. Solté un gruñido y aceleré el paso para hablarle de una vez por todas.
—Tommy —me ignoró, opté por agitar mis manos delante de su cara, dando pequeños saltitos—. Toooommy —otra vez lo mismo—. Thomas —silencio por parte de él y llanto por parte de la niña—. Brodie —nada—. Thomas, Thomas, Thomas, Thomas, Thomas, Thomas, Thomas, Thomas, Thom...
—¿Qué? —me interrumpió sin mirarme
—¿Estás enojado?
Me lanzó una mirada asesina y aceleró el paso, imité su acción y logré alcanzarlo nuevamente.
—Tommy no te enojes, lo siento, en serio
—No me hables
Volvió a adelantarse, pero esta vez ya no avancé, quería darle su espacio un momento para que se le quite el enojo. Miré a la niña, quien lloraba sobre el hombro de Thomas y me miraba, intenté calmarla haciéndole caras chistosas, pero era inútil. Me acerqué un poco y comencé a mover mi dedo como si fuera un gusano, ella extendió su mano como si quisiera tomarlo, por lo que se lo acerqué a ella, quien de inmediato lo tomó con su pequeña mano y se lo llevó a la boca. Comenzó a mordisquearlo con sus diminutos dientes que estaban en proceso de crecimiento, como si de una paleta se tratara, suspiré aliviado, al fin logré callarla.
Thomas giró su cabeza y nuestras miradas chocaron, al ver la razón por la cual la niña había parado su llanto, regresó su vista hacia adelante y continuó caminando.
—Ah no puede ser —susurré mientras caminaba con mi dedo en la boca de la bebé, ¿tendría que ir todo el viaje así?
***
—Tommy, ¿podemos cambiar de lugar? —pregunté después de varios minutos
Thomas giró a la bebé, quien comenzó a gimotear en cuanto retiré mi dedo de su boca, pero antes de que pudiera llorar a gritos, Thomas llevó su dedo a la boca de la bebé, por suerte se calló y no volvió a pronunciar algún grito, solo balbuceos sin sentido. Miré mi dedo, estaba magullado debido a toda la saliva que estuvo recibiendo en los últimos minutos. Solté un sonido de asco y lo limpié en mi ropa. Cuando ya estaba seco avancé hasta Thomas y caminé a su lado, una vez más, fui ignorado.
—Tommy ya no estés enojado
Otra vez silencio total.
—¡Thomas Brodie-Sangster deja de ignorarmeeeeeeeeeee! —le grité después de pararme delante de él, provocando que detuviera su paso
—Dylan, hiciste que nos echaran, ¿cómo no quieres que me enoje y te ignore?
—¿Si te doy un beso me perdonarás? —hice un tierno puchero, cerré mis ojos y levanté mis labios, esperando un beso, pero sólo recibí una bofetada como respuesta—. Tommyyyyyyyy
Otra vez me dejó en visto.
Cansado, corrí hacia él y lo abracé por la espalda para cargarlo por los aires.
—¡Idiota estoy con la niña! ¡Se me va a caer!
—¡Agárrala bien!
—¡Dylan! ¡Sabes que odio que me cargues!
—Te bajaré sólo si me perdonas
—¡Eres un tramposo! ¡Ya, te perdono! ¡Bájame!
Obedecí. Al bajarlo con cuidado, besé sus labios.
—Te amo
—Yo te odio —dijo fulminándome con la mirada
—¿Te cargo de nuevo?
—También te amo, Dyl —fingió una sonrisa y continuó caminando
—Así me gusta
Una hora después logramos visualizar una gasolinera, caminamos hasta ella y entramos a un minimercado para comer algo.
Compramos una papilla de manzana para la bebé, dos gaseosas y dos platos de arroz con pollo frito. Nos sentamos en una de las mesas para comer lo que habíamos comprado.
—Ya sé por qué llora tanto —dije mientras observaba la boca de la niña
—¿Por qué?
—Le están creciendo los dientes
—Diablos, ¿en serio?
—Sí. En la revista que teníamos en casa decía que cuando a un bebé le crecen los dientes se pone muy irritante
—Ya veo por qué se puso así. Compra por lo menos dos helados para que no le duela tanto
—También sería bueno comprarle un chupón, para que lo muerda en lugar de nuestros dedos
—Buena esa
Después de comprar el helado y el chupón, los tres salimos de aquel minimercado para continuar caminando.
***
Mi reloj mostraba las 2 y media de la tarde, habíamos caminado durante varios minutos, tal vez horas, Thomas y yo ya no sentíamos los pies.
—Descansemos —dije rendido y me senté en una roca
—Aquí no Dylan
—¿Por qué?
—Es un campo lleno de flores, las abejas nos podrían picar
—Buen punto
Después de 15 minutos de caminata, nos sentamos a descansar en una pequeña llanura, ya no habían flores, lo que quería decir que estábamos a salvo. Nos sentamos en una roca cada uno y suspiramos cansados. Tomé la gaseosa que había comprado anteriormente y la abrí para poder beber su contenido.
—Mira, allá parece que hay un edificio pequeño —señalé a sus espaldas y él giró—. Calculando, llegaremos ahí en un par de horas, justo cuando el sol se haya puesto
—Menos mal, pero esta vez te toca cargarla, ya me duelen los brazos
—Quién te manda a tener esos brazos tan flacos —recibí una piedra como respuesta—. Lo siento
La niña, -de seguro cansada de estar en los brazos de Thomas- comenzó a moverse hasta que este la soltara, al ver su comportamiento, mi novio decidió dejarla en el piso para que jugara con las hierbas y la tierra contenta.
Thomas:
Dylan y yo habíamos decidido abrir uno de los helados para dárselo a la bebé, hace un par de minutos había comenzado a llorar otra vez y queríamos callarla de una u otra forma. Cuando lo probó, sonrió y no nos molestó más. Qué alivio.
Una abeja voló delante de mis ojos, fruncí el ceño y agité mi mano para ahuyentarla. La muy condenada se posó en la cabeza de la bebé, por lo que volví a agitar mi mano delante de ella. Después, aquel insecto voló directo al pico de la gaseosa de Dylan, quien tomó la botella para llevársela a su boca.
—¡Dyl no! —traté de advertirle pero fue inútil, la abeja ya estaba dentro de la boca de Dylan, quien me miró confundido—. ¡Escupe lo que bebiste! ¡Tienes una abeja en la boca!
Abrió los ojos como platos y de inmediato escupió la gaseosa, pero nunca a la abeja. Comenzó a toser varias veces hasta que la abeja se paró en su lengua y luego voló directo a su labio para picarlo.
Cerré mis ojos y esperé lo peor.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡AAAAAAAAAAAAH! —gritaba mientras se tomaba el labio y corría en círculos
—Ay, Dyl —me levanté y corrí hacia él—. ¡Dyl!
—¡Duele! ¡Duele! ¡Dueleeeee! —cuando llegué hasta él me abrazó
—Ven aquí —tomé su mano y lo llevé hasta donde estaba la bebé, quien reía como loca al ver lo que le pasó a Dylan
Busqué el chupón en la pañalera y lo coloqué en la boca de la niña para después quitarle su helado -el cual estaba casi derretido- y lo coloqué en el labio de Dylan, mientras este se quejaba varias veces.
—Auuuu, auuuu, auuuuu
—Tranquilo, tranquilo
Sentí muchísima pena por él cuando vi una lágrima deslizarse por su mejilla.
—Dyl, estás llorando —reí por lo bajo y él se limpió aquella lágrima
—No, no, no, soy macho, yo no lloro
Reí ante sus palabras y besé sus labios lentamente, pude percibir que soltó un sollozo en mis labios.
—Dyl, ¿en serio te duele tanto?
—¿Quieres que te traiga una maldita abeja para demostrártelo?
—No gracias, estoy bien
—Aggg, maldita abeja, pero se ha de estar muriendo la condenada, eso me alegra
—Deja de maldecir a la abeja, Dyl. Ahora, ¿dónde está la...? —mi voz fue interrumpida por un balbuceo
Ambos giramos nuestras cabezas y vimos a la pequeña agarrándose de una piedra para poder ponerse en pie.
—¿Estás viendo lo mismo que yo?
—¡Sí! ¡Está intentando caminar! Crecen tan rápido —fingió llorar y limpiarse una lágrima
La niña nos miró y se sacó el chupón de la boca para sonreírnos, intentando decir que nos sintamos orgullosos por su acción.
—Ven aquí, bola de pelos —me agaché a su altura y me sonrió mientras movía sus pequeños pies hacia adelante
Dio dos pasos y en el tercero cayó al suelo, Dylan y yo cerramos los ojos, esperando un posible llanto insoportable de su parte. Pero no, ella simplemente rió y se levantó para continuar caminando.
Dylan se colocó detrás de ella y la tomó de sus bracitos para ayudarle a caminar y llegar hacia mí.
—¡Vamos nena, tú puedes!
La bebé reía mientras caminaba lentamente hacia mí, Dylan simplemente sonreía debido a la emoción de la niña.
—Ven, ven, un poco más. ¡Ya casi llegas, bebé!
En un parpadeo, ella se encontraba en mis brazos, Dylan y yo soltamos un grito de victoria en señal de festejo.
—Qué orgulloso me siento —Dylan fingió llorar
—Lo mismo digo
—Será mejor que continuemos
***
Varias horas después logramos llegar al edificio que habíamos visto anteriormente, el cual no era uno normal, sino un motel llamado: "A dónde quieras."
—Rayos, ¿en serio pasaremos la noche aquí? —preguntó Dylan mirando la puerta
—Ya es muy tarde y es nuestra única opción, vamos
Empujé la puerta y ambos entramos mientras una campanita sonaba sobre nosotros. De inmediato, una señora apareció en la recepción.
—¿Puedo ayudarlos caballeros?
—Ah, sí. Queremos una habitación
—¿Simple o doble?
—Simple —respondió Dylan
—Ok... pero... —miró a la niña con curiosidad—. Ella no puede entrar
—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté extrañado
—Porque esto es un motel, no un hotel. No se permiten bebés
—Pero ella no molesta, ni siquiera llora en las noches, ¿verdad Thomas?
—Sí. Es la bebé más tranquila de todas —mentí sintiendo cómo mi pulso se aceleraba
—Lo siento, pero no puedo dejarlos pasar con ella
—Sólo será una noche, por favor, no tenemos donde dormir —le rogué y ella negó con la cabeza
—Mierda —susurró Dylan y los tres salimos de ahí
—¡Tenemos que entrar, así sea lo último que haga!
—Sí sabelotodo, pero ¿cómo?
—¿Alguna idea?
Dyl colocó su dedo índice en sus labios y observó una alternativa a nuestro alrededor. Su vista se posó en algo que de encontraba detrás mío, sonrió y tomó mi mano.
—Ya sé qué hacer
—¿Qué?
—Míralo tú mismo —me señaló una tienda de disfraces
—¿Disfraces? Que, ¿seremos las tortugas ninja? Tenemos que esconder a la niña, Dyl
—Es por eso que tú serás la mujer embarazada más bonita de todo el mundo
—¡¡¡¿QUÉ?!!!
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¿Qué creen que hará Dylan? jsjsjsjsj solo yo lo sé xd
Cierto, gracias por esto :')
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