Capítulo 9
—¿Por qué se fue? —me preguntó una Claudia más calmada, quien se encontraba junto a mí apegada a la ventana, observando a Ben caminar por la acera.
—Fue su decisión —respondí abrazándola contra mi pecho.
—No debiste dejarlo ir si lo amabas.
—Él lo quiso, amor. Intenté que se quedara, pero fue imposible.
Claudia giró su cabeza y me miró con sus ojos rojos debido al llanto, su expresión pacífica cambió completamente a enojo.
—Todo es tu culpa—susurró.
—¿Qué?
—¡Es tu culpa! —se separó de mi agarre—. Si Ari no fuera tu novia, mi papi no se hubiera ido.
—Pero yo no sabía que...
—¡Mentiroso! —exclamó enojada y corrió a su cuarto—. ¡Te odio! —dicho esto cerró la puerta de golpe y el silencio abundó mi hogar.
Hice una mueca y caminé hacia la puerta para acercar mi oreja a ella, dudando en si sentirme culpable o no por lo que acababa de pasar. Al escuchar el llanto de mi hija, no pude evitar romper en llanto y descender hasta llegar al piso, recogí mis rodillas y recosté mi cabeza sobre ellas.
—Clau, abre la puerta, no es mi culpa —le hablé entre sollozos a la puerta.
—¡Vete! ¡No quiero escucharte!
—Clau... —suspiré rendido, sabía que por ningún motivo me abriría la puerta—. Lo siento —musité esperando una respuesta suya, pero lo único que obtuve fue su llanto.
De pronto, mi celular emitió un tono de notificación, así que lo saqué de mi bolsillo para desbloquearlo, lo primero que vi fue un mensaje de Ari:
"Llegaré en una hora, bebé, espero encontrar una rica cena, porque tengo antojo de langosta. Te amo <3"
Lo que me faltaba. Rodé los ojos y bloqueé el celular, ni siquiera tenía ganas de responderle. Lo único que quería era regresar el tiempo, porque joder, esta semana había sido increíble, sentía que volvía a tener dieciocho años, cuando ambos éramos felices, hasta que... él se fue, aún sigo con la duda de por qué lo hizo.
Al día siguiente, amanecí con un potente ardor en los ojos, cosa que me hizo estar de mal humor todo el día. Después de desayunar en un completo silencio incómodo, Ari nos propuso ir al parque para pasar más tiempo en familia. Accedí solo porque vi los ojos de Clau iluminarse al escuchar aquella palabra, a pesar de que no tenía ganas de ver al sol brillar. Al llegar ahí, mi pequeña fue directo a una resbaladera, mientras que Ari y yo fuimos a sentarnos a unos columpios, en silencio, no podía decir cualquier estupidez como solía hacerlo habitualmente, no ahora que me sentía tan vacío por dentro, me carcomía el hecho de que Ben me hubiese dicho hoy el sí, incluso en este momento podríamos estar jugando contentos en el parque, pero como la vida me odia, mis fantasías e ilusiones no podrán cumplirse. Me era imposible quitármelo de la mente, era un pensamiento que me provocaba estrés y sufrimiento a la vez.
—Joe —Ari desvío mis pensamientos, así que giré mi cabeza para mirarla.
—¿Sí?
—¿Qué te ocurre? Te veo muy triste, ¿estás bien?
—Estoy bien —le mentí, lo más falso que le pude haber dicho, decir que estás bien con una sonrisa, cuando por dentro estás roto y lo que más necesitas es un abrazo y consuelo.
—¿Pasó algo? —al parecer no se había comido mi mentira.
—No, no.
—De seguro tiene que ver con Ben, siempre te pones así cuando piensas en él, Joe Mazzello, ¿qué pasó? —su voz sonó dura y me ocasionó terror, percibía celos en ella.
Suspiré y me llevé las manos a la cara al mismo tiempo que recargaba mis codos en mis rodillas, debía decírselo, porque cuando lo descubriera me iría peor, claro que no quería hacerlo hoy, no tenía planeado una buena manera para contárselo y que no se enojara, pero no tenía escapatoria.
—Sí, es por él —solté esperando lo peor.
—¿Qué ocurrió?
—Es parte del elenco de Bohemian Rhapsody, trabajamos juntos.
Su boca adquirió la forma de una O, sus cejas se levantaron y tomó ambas cadenas del columpio mientras me observaba.
—¿Te ha dicho algo?
—No, lo juro, no hemos hecho nada —saqué mis habilidades de actor para mentir—. Lo único fue un par de golpes que le di.
Soltó una carcajada.
—¿Por qué?
—Porque lo odio —volví a mentir—. Te juro que lo veo y quiero aplastar su cara.
—Por un momento creí que me dirías que aún lo amabas, pero ya veo que no.
—Solo te amo a ti —y una vez más mentí.
—Awwww, eres tan tierno —acarició mi mejilla con una sonrisa.
—Papá, juguemos —de pronto escuché la voz de mi hija, quien se acercó hacia mí y se paró sobre mis piernas, agarrándose de las cadenas del columpio—. ¿Sí?
—Está bien —dicho esto tiró de mi mano para llevarme a la resbaladera.
Subió por la escalera y yo fui detrás de ella, la senté en mi regazo y ambos nos deslizamos, soltando un pequeño grito. Caí al piso de trasero al no frenar a tiempo, provocando la tierna risa de Clau, quien giró y me miró atentamente después de parar su risa. Se lanzó a mí y rodeó mi cuello con sus brazos. Confundido, la abracé mientras recostaba mi cabeza sobre su hombro.
—¿Y el abrazo? ¿No que me odiabas? —le pregunté.
—Lo siento, papá —me miró triste—. Perdón por portarme mal ayer, no te odio, te amo y mucho.
—Oh, pequeña —susurré y sentí un nudo en la garganta—. Te perdono, yo también te amo.
—Subamos otra vez —tomó mi mano y me levanté con ella.
------------------------------Al día siguiente--------------------------------
—¡Tío Allen! —chilló Clau mientras perseguía al nombrado en cuanto llegamos al set, había sido el primero al que vio caminando hacia su camerino.
—¡Hola, hermosa! —Allen la cargó y besó su mejilla—. Hola, Joe —lo saludé con una sonrisa.
—Ten, tío, mi papá hará una fiesta por mi cumpleaños el sábado, te espero —dijo dándole una tarjeta con temática de Bob Esponja.
—¿Una fiesta? —Roger se les acercó—. ¿Habrá comida?
—Muchos dulces, abuelito —dicho esto, Clau le dio otra tarjeta.
—Entonces ahí estaré —se guardó la tarjeta en su bolsillo y fue a alistarse para comenzar a trabajar.
—Yo también me apunto —dijo Allen dejándola en el suelo.
—Gracias, tío —sonrió al ver a Brian caminar frente a ella—. ¡Abuelito Briiiiii! —sacó una tarjeta de su mochila y fue tras él.
—Así que le harás una fiesta, ¿eh? —ahogué un grito al escuchar la voz de Gwil detrás de mí.
—¡Maldita jirafa, vas a causarme un infarto algún día!
—¡Deja de decirme jirafa o yo te diré tucán! —exclamó agitando las manos en el aire—. ¿Me van a invitar a la fiesta?
—Obvio, ten —le di una tarjeta.
—Bob Esponja, ¿eh? ¿Y el rubio joto y cojo irá?
—¿Quién?
—Ben, baboso.
—Ah, pues... no lo sé.
—¿No lo sabes? ¿No que ya regresaron?
—Estuvimos a punto, hombre. Hasta que Ari volvió y me dijo que está embarazada.
—Oh, guau —levantó sus cejas—. Felicidades, ¿supongo?
—Gracias.
—Pero... invítalo, en plan de amigos.
—No lo sé, me dolería, además no sé qué escusa decirle a Ari.
—Ah, Ari, Ari, Ari, que se vaya al diablo —dijo rodando los ojos.
—¡Oye! —lo golpeé en el brazo y comenzó a reír.
—Ya, lo siento —se disculpó abrazándome—. ¿Lo hablaste con Clau?
—Sí, me dijo que obviamente quería invitarlo, pero que yo tome la decisión.
—Invítalo, al carajo todo, solo se vive una vez.
—¡Gwilym! —ambos nos sobresaltamos al escuchar la voz de Lucy, así que giramos sobre nuestros talones para mirarla—. ¡Deja de chantajear a Joe!
—¿De qué habla? —le pregunté a mi amigo.
—Solo quiere ganar la maldita apuesta de que tú y el rubio joto y cojo volverán.
—Es porque shippea Hardzzello —dijo Roger acercándose.
—¡Roger, solo empeoras las cosas! —lo reprendió Lucy.
—Como sea, por más que aún tenga un poco de rabia hacia el rubio joto y cojo, quiero verlo en la fiesta —dicho esto, Gwil se alejó de mí.
***
—Bueno, creo que hemos terminado con las invitaciones —dije tirándome sobre uno de mis sillones favoritos de mi camerino.
—Nos sobró una —repuso mi hija un poco triste.
—¿Quieres invitar a Benjamín? —ella me miró con duda, al parecer no sabía si responder afirmativa o negativamente.
—Sí —susurró con vergüenza.
—Está bien, ve a buscarlo y dale la invitación.
—¡Gracias, papá! —exclamó contenta, besó mi mejilla y salió del camerino para buscar al rubio joto y cojo.
Sacudí mi cabeza y me reí de mí mismo al darme cuenta de que ahora yo también lo llamaba así. Sin embargo, la preocupación llegó de nuevo cuando los celos de Ari inundaron mis pensamientos, sabía que se enojaría y que probablemente me haría la guerra, pero no podía negarle a mi pequeña hija que tanto amaba.
Después de algunos minutos pensando, la puerta se abrió e instintivamente mi vista se dirigió hacia esta, ahí estaba Clau, quien caminaba seria hacia mí.
—¿Qué te dijo?
—Que tal vez no pueda ir porque tiene un crompomiso.
—Compromiso, Clau —le corregí riendo.
—Como sea —se sentó a mi lado—. ¿Será que me mintió porque le tiene miedo a Ari?
—No conocemos su vida, amor. Tampoco podemos obligarlo.
—Ya sé.
***
El gran día era hoy, 26 de octubre, los globos y las serpentinas adornaban el lugar que había alquilado. Había dulces y snacks por todos lados, una fuente de chocolate y un puesto de palomitas. Una gran piñata de Bob esponja y Patricio estrella colgaba desde el techo, todo estaba perfecto, apenas era la una de la tarde y ya me sentía muerto, a pesar de que Lucy, Adria y Priya me habían ayudado. Claudia estaba hermosa, Adria se había encargado de ayudarla con su vestido -que me costó un ojo de la cara- y de hacerle un bonito peinado. En cuanto la vi entrar al local, volví a enamorarme de ella y no pude evitar tomarle un montón de fotos.
Ella era la más nerviosa y contenta, no podía dejar de repetirme que ya quería que llegaran todos para dar inicio a la fiesta, incluso me contagiaba sus nervios.
Los primeros en llegar fueron Brian y Roger, quienes trajeron consigo un par de bolsas muy grandes y abrazaron a mi hija en cuanto llegaron, le dieron sus regalos y ella agradeció para después dejarlo en una bodega que habíamos asignado para colocar todos sus regalos. Después de que ambos me saludaran con un gran abrazo, Rog fue directo al DJ para encargarse de la música.
—¡Qué emoción, siempre he querido usar esto! —exclamó contento y encendió el equipo—. ¡Ahora un éxito inolvidable! ¡I'm in love with my car!
—¡Roger. no empieces con tus cochinadas, hay niños presentes aquí! —le gritó Brian y Roger se encogió en su asiento.
Más tarde llegaron Manuel, Aaron, Allen y Melanie, cada uno le dio su respectivo regalo y Clau fue a guardarlos, más tarde los abriríamos uno por uno.
—¡Que viva la cumpleañera! —todos giramos nuestras cabezas y vimos a Gwil con una pequeña cajita envuelta en papel de regalo rosa.
—¡Tío Gwil! —chilló Claudia y corrió hacia él para abrazarlo.
—Feliz cumpleaños, pequeña niña hermosa —besó su mejilla y le entregó su regalo.
—¡Gracias, tío! —exclamó mi pequeña y fue a la bodega.
Sonreí y fui a la mesa de los bocaditos para beber un vaso de refresco, estaba muy cansado y mi garganta me pedía a gritos algo de líquido en ella. Casi escupo lo que estaba bebiendo cuando alguien tocó mi hombro, giré sobre mis talones, y al ver a Tyler frente a mí, me atoré con el refresco, cosa que provocó que comenzara a toser mientras me ahogaba.
—¡Joe! —escuché su voz y comenzó a dar varias palmadas en mi espalda hasta que logré recuperar mi respiración—. ¿Estás bien?
—Sssí —y volví a toser, él soltó una carcajada.
—Parece que viste un fantasma, tranquilo.
—Tonto —lo golpeé en su brazo y me abrazó.
—Te extrañé mucho.
—Yo también, grandote.
—¿Dónde está Clau? Quiero darle su... —su voz fue interrumpida por un grito.
—¡Papá Tyler! —y en menos de un parpadeo, Tyler corrió hacia ella y la cargó por los aires para después llenar de besos su cara, sonreí al verlo así, me gustaba que Claudia lo siguiera considerando como su padre, a pesar de que ya no estuviéramos juntos.
—¡Dios, estás muy hermosa!
—Gracias —sus mejillas tomaron color y lo abrazó.
—Ten, te traje esto —le entregó la bolsa—. Feliz cumpleaños, amor.
—¡Gracias! ¿Qué es?
—Es una sorpresa, pero créeme que te encantará.
—Anda, dime.
—Bueno, está bien. Es una caja de pinturas de cien colores, con un cuaderno de Bob Esponja para que hagas cientos de dibujos.
—¡Dios! ¡Es el mejor regalo del mundo! ¡Gracias, pa, te amo! —besó su mejilla y Tyler la bajó.
—Yo te amo más, corazón, ahora ve a guardarlo para que nadie te lo quite —ella asintió contenta, con un precioso brillo en sus ojos que delataban que estaba más feliz que nunca.
—Fue un lindo regalo de tu parte —comenté mientras me acercaba—. Gracias.
—No hay de qué, créeme que si fuera por mí, le compraría el mundo entero.
—Lo sé muy bien —lo abracé y juntos fuimos con el resto para divertirnos un rato.
Los amigos de Clau comenzaron a llegar más tarde, su amiga Rose ya se encontraba junto a ella disfrutando de todos los bocaditos.
El último en llegar fue Sebastian, quien en cuanto vio a Clau, corrió hacia ella para cargarla y abrazarla con dulzura.
—¡Mi princesa linda! —exclamó mientras mi hija reía—. ¡Feliz cumpleañoooos!
—¡Gracias, tío Sebas!
—Mira lo que te traje —la dejó en el suelo y abrió la bolsa.
—¡Un traje de Bucky! —exclamó emocionada—. ¡Y tiene hasta la máscara y el brazo!
—¡Exclusivos para la niña más linda del universo! —abrió los brazos y ella se lanzó hacia él para abrazarlo, no pude evitar sonreír al verlos así.
—¡Eres el mejor, tío Sebas!
Ya casi estaban todos, pero faltaba alguien: Ben, al parecer nunca vendría. Ah sí y el payaso, quien no tardó en llegar y animar el ambiente, haciendo jugar y reír a los niños.
—El niño o niña que mejor baile tendrá premio —dijo el payaso por el micrófono—. ¡Música DJ! —dicho esto apuntó a Gwil y a Roger, quien oprimió un botón para que la música se reprodujera, sin embargo, no se escuchó nada.
Mis amigos comenzaron a oprimir varios botones a la vez para que funcionara, pero nada, algo había pasado, hace unos minutos estaba bien y justo ahora se estropeaba.
—¡Oigan, jirafa británica y Santa Claus, apúrense que no tengo todo el día! —exclamó el payaso y todos soltaron una carcajada.
—¡Ya! —chilló Rog y la música comenzó.
Negué con la cabeza y me senté en una silla para continuar con mi grabación, la música estaba tan animada que incluso Manuel se unió a bailar con los niños; una gran sonrisa se formó en mi rostro al ver a Claudia bailando como si fuera a una profesional, de verdad era muy buena en el baile, pero como la cumpleañera no debe ganar en su propia fiesta, el ganador fue Manuel, aunque no lo crean.
—Papá —Claudia se encontraba a mi lado—. ¿Cuándo vendrá mi papi Benny?
Apagué la cámara y la miré.
—No lo sé, corazón, disfruta de la fiesta, no te estreses por eso.
—Ta bien.
Los juegos continuaban, decidí dejar a Allen al mando de la cámara y me alejé un poco, donde se encontraban los adultos conversando. Vi a lo lejos a Adria y a Ari conversando y comiendo entre risas, mi novia me hizo señas para que fuera con ellas, así que lo hice, me senté a su lado y ella rodeó mi cuerpo con su brazo.
—¿Qué tal la fiesta, amor? —me preguntó con una sonrisa.
—Bien, está... chistosa —fue lo único que pude decir, porque más incómodo no me podía sentir.
—Se te fueron las ideas de la cabeza, ¿eh? —me molestó Adria.
—Ah cállate —mi novia la golpeó.
—Chicos, ¿foto? —nos preguntó Lucy de pronto, acercándose con una cámara instantánea.
—Claro —Ari apegó su cabeza a la mía y yo sonreí levemente.
—Awww, se ven muy hermosos —exclamó mi amiga y nos dio la foto—. ¡Iré a fotografiar más cositas! —dicho esto se fue corriendo.
Minutos más tarde, regresé para continuar disfrutando de la fiesta, todos los niños se encontraban sentados comiendo hot dogs y refresco.
La fiesta casi terminaba, podía ver a Clau espiando la puerta casi todo el tiempo, de seguro esperaba a Ben, pero sabía que no llegaría nunca, no a estas horas. El payaso se paró al frente de todos, llamando la atención y dando un par de palmadas.
—¡Muy bien, ahora quiero que el papito de nuestra querida Claudia venga aquí para dar un discurso! —exclamó y yo sentí los nervios de punta.
—¿Yo? —pregunté señalándome, aunque creo que fui muy obvio.
—No, el Santa Claus, ¡claro, tú!
—¡Respeta mis canas! —gritó Roger desde el equipo de DJ.
Caminé torpemente hacia él y me detuve para observar a todos, me sentía un poco nervioso al ver todos esos ojos mirándome, nunca antes había hecho algo así.
—¡Ahora, Joe, di tu discurso al público!
—Bueno... muchas gracias a todos por...
—¡Espera, espera! —me interrumpió y todos rieron—. ¡Aquí también debe estar la cumpleañera! ¡Ven aquí Claudita! —y en menos de un parpadeo, mi hija se encontraba a mi lado tomando mi mano—. Prosigue.
—Como decía, gracias a todos...
—¡Aguanta! —volvió a interrumpirme—. ¡Aquí debe estar su mami! ¡Venga seño!
—Ella no es mi... —cubrí la boca de Clau antes de que dijera lo que ya sabía que diría.
—¡¿Cuál seño?! —gritó Ari desde atrás y yo intenté no reír—. ¡Soy joven aún! —dijo cuando ya estaba a mi lado.
—Ahora sí Joe, habla.
—Gracias a tod...
—¡Espera! —rodé los ojos—. Falta su tía Lucy, véngase, señorita —Lucy caminó hacia nosotros, riéndose en el camino—. ¿De qué se ríe? ¿Me vio cara de payaso?
Todos rieron.
—Ahora sí, Joe, puedes hablar.
Tomé aire.
—Decía...
—¡Espera que faltan la jirafa parlanchina, Santa Claus y cabeza de algodón!
Esta vez yo también reí al escuchar el último apodo, Gwil, Roger y Brian se acercaron con expresión seria mientras todos se reían de ellos.
—Ya, Joe, habla.
—Bueno, quiero agradecer...
—¡Espera aún falta...!
—¡Ah ya cállate, cállate, cállate que me desespeeeeeras! —gritó Quico desde atrás y todos lo miramos confundidos.
—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó Adria.
—¿Esta no es la fiesta de la buena vecindad?
—¡No! —exclamamos todos.
—Ah, perdón, fiesta equivocada —dijo nervioso y se fue.
Golpeé mi mano contra mi cabeza y suspiré cansado.
—¡Juro que le daré un buen golpe con el palo de la piñata, a quien me interrumpa otra vez! —exclamé mirando al payaso y tomando el palo con ambas manos.
—Bueno, pero no se enoje —se disculpó.
—Bien, quería agradecerles a todos...
—¡Papi Benny! —Claudia me interrumpió y corrió hacia atrás.
—¡Ahhhh! —grité a punto de perder la cabeza y giré sobre mis talones, levantando el palo sobre mi cabeza, a punto de golpear a quien había llegado... un momento—. ¡¿Ben?! —exclamé asombrado.
—Hola, Joe, qué bonita manera de recibirme —dijo con una sonrisa nerviosa y con Clau en sus brazos.
—¡¿Qué hace él aquí?! —exclamó Ari a mi lado, intentando no llamar la atención, pero falló.
—Ella me invitó —Ben señaló a Clau con una actitud burlona
—¡Joe! ¿Lo invitaste?
—Tranquila, dije que Clau me invitó, nunca mencioné a Joe.
—¡Quieras o no eso lo involucra a él porque él organizó todo esto!
—¿Y? No he venido a quitártelo, vine por Clau.
—¡No creas que no conozco tus intenciones, rubio oxigenado! —Ari lo señaló con su índice.
—¡¿Cómo me llamaste, bruja amorfa?!
—¡Pelea de rubiaaaas! —gritó Roger por el micrófono.
—¡Ya basta! —los separé a ambos y cargué a mi hija—. ¡Cálmense! Ari, cariño, si Ben está aquí es porque de algún modo formó parte de la vida de Clau y debes respetarlo. ¡Y tú, no le vuelvas a hablar así a mi novia! —giré hacia Ben, sintiendo completo arrepentimiento al ver que sus ojos demostraban tristeza por mis palabras.
—Excelente —susurraron ambos y fueron a sentarse lo más lejos que pudieron entre ellos.
Giré sobre mis talones y vi a todo el mundo mirándome, lo cual fue incómodo para mí. Aclaré mi garganta y regresé al lado del payaso.
—Bueno, hemos tenido un entremés de la rosa de Guadalupe, ¡ahora continuemos con la piñata! —los niños gritaron en señal de festejo, cosa que hizo que todos se olvidaran de lo que había pasado.
Sonreí y dejé a mi hija en el suelo, quien besó mi mejilla y corrió hacia Ben para abrazarlo. Decidí seguirla, no sé si era por instinto o porque realmente lo deseaba.
—Llegaste tarde, como siempre —sin querer una sonrisa salió de mi boca, me sentía muy nervioso.
—Peor sería no llegar —me devolvió la sonrisa y los tres nos sentamos en unas sillas que estaban cerca de ahí.
—¡Foto! —chilló Gwil fingiendo la voz de Lucy con su cámara instantánea frente a nosotros, la foto salió de ella en menos de un parpadeo y nos la dio
—¡Gwilym, vuelve aquí! —mi amigo comenzó a correr de una Lucy muy enojada.
Ambos negamos con la cabeza y reímos.
—Joe —sentí los pelos de punta al escuchar la voz de Tyler detrás de mí, tragué saliva y giré sobre mis talones para encararlo, su rostro no estaba nada feliz.
—Tyler... hola.
—¿Lo invitaste? —preguntó mirando con desprecio a Ben, quien de inmediato se intimidó con su mirada—. ¿Ya son amigos de nuevo?
—Solo lo hacemos por Clau, nada más —mentí y abrí los ojos muy grandes al verlo cerrar sus puños—. Tyler, tranquilo, no ha pasado nada entre nosotros —volví a mentir mientras tomaba sus puños.
—Les hiciste daño —susurró sin quitar su mirada de Ben.
—Tyler, basta.
Pero mis palabras fueron en vano, ya que, en menos de un parpadeo, ya se había lanzado contra él para acorralarlo contra la pared mientras tomaba su camisa. Al ver que levantó su puño, a punto de golpearlo, corrí hacia él y lo tomé para que no le hiciera daño.
—Tyler, por favor, detente.
—Quítate, Joe —me miró furioso—. Solo quiero devolverle todo lo que lloraste por él.
—¡No! —exclamé y me coloqué en medio de ambos—. Si le vuelves a tocar un pelo, no respondo, Tyler, así que más te vale alejarte antes de que yo reaccione mal contra ti.
Esas palabras fueron suficientes para que Tyler lo soltara y calmara su ira, dedicó una mirada asesina a Ben, y dio media vuelta para regresar con el elenco de The Pacific, quienes también miraban a Benjamín como si fuese el mismísimo Judas. Di media vuelta y lo miré, su cara demostraba absoluta incomodidad.
—Qué agradables son tus amigos —comentó con sarcasmo.
—Lo siento mucho, es que te odian... ya sabes, por lo que pasó.
—Lo sé, y tienen derecho a odiarme.
—Tranquilo, ¿quieres ir por un poco de ponche? —pregunté mientras acomodaba su camisa, la cual había sido arruinada por Tyler.
—Solo si me alejas de las miradas de odio de tus amigos y tu novia.
—Hecho, vamos.
Narrador onmisciente:
—¡Es hora del pasteeeeel! —chilló el payaso y todos corrieron a la mesa.
—Papi —lo llamó Clau y este la miró—. ¿Puedes pararte a mi lado? No quiero que Ari esté ahí.
—Si tu papá quiere —miró al mencionado—. Joe —el pelirrojo giró sobre sus talones ante su llamado—. Dice Clau que si puedo estar a su lado.
Joe miró a Ari, quien conversaba alegremente muy lejos de ellos junto a Ally, miró la mesa y luego a su novia otra vez. Sabía que Ari le reclamaría, pero este momento era especial y no desperdiciaría una oportunidad así.
—Al diablo Ari, claro que puedes —le sonrió y Claudia festejó dando brinquitos.
Los tres fueron hacia la mesa y se colocaron frente al pastel, cuyas velas fueron encendidas por Lucy. Todos los miraron raro, y era obvio, ¿por qué Joe estaba tan cerca de Ben sabiendo que su novia estaba ahí? Era bastante sospechoso para el resto, a excepción de los pocos que sabían sobre lo que había pasado en los últimos días. Todos comenzaron a cantar, Claudia sonrió mientras observaba las velas, luego miró contenta a sus padres, a quienes abrazó tiernamente. Ari giró y se encontró con una tremenda sorpresa: su novio y Ben se encontraban a cada lado de Clau con una sonrisa muy grande, abrazándola por la espalda. Caminó hacia ellos furiosa, dispuesta a hacer una escena de celos, Adria trató de detenerla, pero no pudo, ella ya estaba al lado de Joe.
—¿Qué te has creído tú? —le dijo en un susurro.
—Amor, es el cumpleaños de Claudia y ella quería que Ben estuviera aquí.
—Yo debería estar ahí.
Al escuchar aquella frase, Claudia giró para mirarla y dijo:
—Es mi cumpleaños y yo decido con quien estar, ¿ok? Ya vete —le dedicó una mirada asesina y luego regresó con el resto para sonreírles tiernamente como si nada hubiese pasado.
—Ari, basta, entiende lo que significa Ben para ella —dicho esto, Adria la tomó del brazo y la alejó de ahí, pero la chica señaló con su índice y su dedo medio sus ojos y luego a su novio, dándole a entender que lo estría vigilando, Joe rodó los ojos y miró a Ben, quien simplemente le sonrió para que dejara de preocuparse, quería darle la mano, pero no podía.
—¡Cumpleaaaaños, Claudiiiita! —cantaban todos los presentes en coro—. ¡Que los cuuuuumplas feliiiiiz!
—¡Taratarataá! —chilló Gwil.
—¡Happy birthday to you! —cantaron todos mientras aplaudían
—¡Tu yu, tu yu! —gritó Gwil levantando las manos y el resto lo miró raro.
—¡Happy birthday, Claudita! ¡Happy birthday to you!
—¡Tu yu, tu yu! —ahora Allen se le unió.
Todos comenzaron a aplaudir contentos por la niña, quien no podía dejar de sonreír en ese momento tan feliz para ella, porque no podía pedir más, tenía a sus padres, sus tíos y amigos a su lado, y a Ari lejos de ella.
—¡Que sople las velas! ¡Que sople las velas! —chillaron Allen y Gwil mientras aplaudían.
Joe y Ben se acercaron al pastel junto a ella al mismo tiempo, la miraron con una sonrisa y tocaron su espalda para incitarla a soplar las velas. Pero Ben mandó todo al carajo, estaba oscuro y sabía que nadie los vería, así que tomó con delicadeza la mano de Joe, quien no hizo nada más que mirarlo con amor y disfrutar el momento.
—Pide un deseo, Clau —le susurró Joe y ella lo miró.
—Cierra tus ojos, puede que se vuelva realidad —le dijo Ben y Clau obedeció.
"Que mis papás vuelvan a estar juntos y que Ari se vaya a otro planeta". Dijo en su cabeza y a continuación sopló las velas. Todos aplaudieron en señal de festejo y de inmediato, los padres de la nena la abrazaron con dulzura al mismo tiempo, formando un bonito abrazo entre los tres.
—No me importa que se vayan a casar, yo sé que te ganaré la apuesta, Lucy —le susurró Gwil a su amiga, quien miraba con una sonrisa a los tres, deseando en su interior que todo volviese a ser como antes entre ellos.
—Ya no me importa la apuesta, Gwil, solo quiero que sean felices.
—¡Que muerda el pastel! ¡Que muerda el pastel! —chilló Allen.
—¡Pero sin aplastarla! —Joe advirtió con su dedo a Roger, quien se había acercado apropósito para hacer una maldad.
—Ya, ya está bien.
—Adelante, Clau —le dijo Ben y ella se acercó al pastel para morderlo, mientras Joe desde atrás cuidaba que nadie la aplastara.
La niña mordió el pastel, ensuciando toda su boca con crema amarilla, todos volvieron a aplaudir sin dejar de tomar fotos. Claudia tomó un poco de crema con sus dedos índice y giró para ensuciar con crema la cara de sus papás, quienes simplemente soltaron una risita al verse algo sucios.
—¡¿Quién quiere pastel?! —preguntó Joe y todos los niños gritaron: "¡Yooooo!"
***
—Clau, está cada vez más grande —susurró el rubio al mismo tiempo que se llevaba un pedazo de pastel a su boca.
—Lo sé, parece que fue ayer cuando te vomitó encima —Joe recibió un golpe por parte del mayor y comenzó a reír—. Lo siento, se supone que no deberíamos ni hablarnos aquí, mi novia está roja de los celos.
—Déjala, quedamos como amigos, ¿recuerdas? —Ben se levantó de hombros con una indiferencia muy grande.
—Sí.
—¿Cómo le hiciste para fijar una fecha para su cumpleaños? —Benjamín cambió de tema, porque se había formado un silencio incómodo.
—Pues, 26 de octubre fue aquella noche en la que ella llegó a nuestras vidas.
El rubio levantó ambas cejas, no podía creer que Joe había recordado eso, él, que a veces ni el propio cumpleaños de Ben solía recordar.
—Qué astuto —dijo sorprendido.
—¡Ey, Mazzello! —Joe giró su cabeza ante el llamado de Adria.
—¡¿Qué pasa, Adria?!
—Ven aquí.
—Volveré en seguida —el rubio asintió y Joe fue hacia la chica, dejándolo solo junto a Claudia.
—Clau, ve a jugar con tus amigos —le dijo Ben—. Anda, no te aburras aquí conmigo.
—No eres aburrido, pero solo porque me lo pides me voy —dicho esto, la pequeña se fue saltando hacia los demás niños después de haber besado su mejilla.
Ben se levantó de su asiento y fue a buscar un basurero para tirar su plato y cuchara. Caminaba con la hermosa foto que Gwil les había tomado, la cual le provocó una sonrisa inmediata, la sonrisa de Joe se veía verdadera, parecía que el chico se sentía a gusto con él, y su niña se veía más que preciosa, en verdad parecía una princesa. Suspiró al pensar que nada podría ser así, al mismo tiempo que tiraba la basura. Al girar, estuvo a punto de chocar contra Ari, sino fuera porque se detuvo a tiempo.
—¿Qué? —dijo Ben sin importancia.
—Nada —le sonrió—. Solo vine a molestarte un rato.
—Mira, Ari, si es por Joe, él y yo solo somos amigos, te prometo que no ocurrirá más.
Más de lo que ya ocurrió. Pensó a punto de soltar una carcajada.
—Él me dijo que te odiaba, y si te odia, no pueden ser amigos. Te estaré vigilando, ¿me oíste? Porque no dejaré que ningún tipo con cara de joto me quite a MI Joe —resaltó aquella palabra.
—Haz lo que quieras, de todos modos, me casaré con otra persona.
—Qué pena me da por ambos, hacían una linda pareja —la chica utilizó un tono de voz muy irritante y odioso—. Hacían, porque esto ya no existe más —dicho esto le quitó la fotografía de sus manos y la partió en dos frente a sus ojos.
Ari rio y se fue de ahí, tirando ambos pedazos de la foto al suelo, los cuales fueron tomados por el rubio. Limpió una lágrima que había salido sin querer de su ojo derecho y contempló la foto rota, ambos estaban separados por la abertura, solo Claudia, quien estaba en medio, había sido dividida por la mitad.
Ojalá te atores con la torta y te mueras. Pensó mientras la observaba caminar hacia Joe para besar sus labios, sabía que lo hacía apropósito para provocarlo, pero por más que quería ir hacia ella y partirle la cara, no lo hizo.
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Capítulo largo para compensar mi ausencia y todo lo que lloraron en el cap anterior :')
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