Capítulo 8

—¡Es Ari! —exclamó Joe en un susurro y miró a Ben muy asustado.

—¡Volvió la bruja! —chilló Claudia.

—¿Qué hace aquí? —murmuró Ben—. Me dijiste que habían terminado.

Entonces el pelirrojo sintió el miedo recorrer por sus venas, había olvidado completamente que aquella noche de su dulce beso, él le había mentido sobre Ari para poder acercarse a Benjamín.

—¡No lo sé! —fue lo único que se le ocurrió decir.

—¿Joe? —escuchó la voz de su prometida seguida de unos pasos en las escaleras.

—¡Aquí estoy! —le gritó—. ¡Rápido, al armario! —corrió al mismo y abrió la puerta de este para que Ben entrara en él.

El rubio no dudó ni un segundo, rápidamente fue a dónde Joe le había ordenado y se sentó en el piso, escondiéndose con algunas prendas e intentando no hacer ruido.

—Quédate aquí —le susurró y Ben lo miró dedicándole un: "¿es en serio?" con su mirada, cerró con cuidado y corrió a la puerta—. Clau, continúa mirando la película, actúa como si Ben no estuviera en el armario —su pequeña asintió y reanudó la película.

Joe salió decidido a correr y alejar a Ari del cuarto, pero al verla a un paso de él, soltó un grito.

—¡Mi amor! —chilló ella y se lanzó a sus brazos, Joe dudaba en si abrazarla o no.

—Ho-hola Ari —dijo nervioso.

—Te extrañé muchísimo —ella juntó sus labios y por un momento el mayor se sintió raro, no eran los mismos labios que llevaba besando en toda la semana.

—Oh... yo también, pero ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar grabando? ¿Por qué no me avisaste?

—Quería que fuera sorpresa —le sonrió—. Y lo otro debo hablarlo contigo, pero no aquí, vayamos al cuarto.

—¡No! —exclamó bloqueando la puerta.

—¿Por qué no? —le sonrió—. Vamos, ¿o acaso tienes a tu nueva amante encerrada ahí?

—No, no, nada que ver, olvídalo, tuve un día pesado, vamos —abrió nervioso la puerta y juntos entraron, pudo notar el nerviosismo en los ojos de Claudia, quien no se molestó en saludar a la chica, sino pausó la película y caminó hacia la puerta.

—Me avisas cuando se vaya, papá —dicho esto la niña fue a su habitación.

—No me sorprende que siga siendo una malcriada —murmuró Ari y ambos se sentaron en la cama.

—¿Qué es lo que quieres decirme? ¿Ya no me amas? —se hizo el ofendido y por una parte deseó que le dijera que sí.

—No, corazón, no es eso —miró al piso y luego tomó su mano, Joe ya no se sentía como antes—. Pedí permiso algunos días para quedarme aquí, porque estoy algo delicada de salud.

—¿Qué tienes?

¿Te vas a morir?

Ari suspiró y llevó la mano de Joe a su vientre plano, levantó su mirada y le sonrió.

—¿Te falta algún órgano? —le preguntó Joe muy asustado, la chica rio.

—No, no es eso. Hay alguien más aquí aparte de tú y yo.

¿Ben?

—¿Claudia?

—No tontito —volvió a reír—. ¡Estoy embarazada!

En ese momento no pudo detestar más a su vida, todos sus planes se habían ido a la basura, lo único que él quería era romper con ella en cuanto volviera y así vivir feliz junto a Ben y Claudia. Pero ahora no podía, no cuando iba a tener otro hijo. Ya no podía hacer nada, ahora debía casarse con ella y afrontar su vida separado del rubio y este con su comprometida. Ya nada sería como lo planeó.

Abrió ligeramente la boca mientras observaba a una sonriente Ari que no podía dejar de llorar por la felicidad que sentía, Joe también quería llorar, pero porque su vida estaba arruinada. Decidió sonreír al final, tampoco quería que Ari se sintiera mal, así que la abrazó y una lágrima se escapó de sus ojos.

—Owww, Joe, estás llorando —Ari lo besó y Joe sintió un nudo en la garganta.

—Es que estoy muy feliz —su voz sonó entrecortada.

De pronto, pensó en Ben y quiso pegarse un tiro, de seguro estaba escuchando su conversación, aunque deseaba con todo su ser que no fuera así, luego se lo explicaría, mañana sería el día siete y el rubio debía darle su respuesta. Pero lastimosamente la vida estaba siendo dura con él, ya que Ben se había concentrado en escuchar su conversación, al principio se alegró, creyó que Ari le diría que encontró a alguien más y así ambos serían felices, porque lo había decidido, mañana le daría el gran sí que uniría sus vidas para siempre. Pero al escuchar la frase: "¡Estoy embarazada!" sintió que el mundo se le vino encima y un nudo en su garganta que lo incomodaba y había dado paso a las lágrimas. No creía lo que escuchaba, ambos tendrían un bebé, lo que llevaba a una boda segura, ahora Joe estaba condenado, ya no tenía escapatoria, no podía abandonar a su bebé, no cómo él lo hizo con Claudia cuando era una bebé, tampoco sería tan egoísta y le diría que los abandonara, no le dejaría cometer el mismo error.
Pero él quería estar con él, Joe se había comportado muy lindo con él toda la semana, haciéndole recordar aquellos buenos momentos de cuando eran pareja, los recuerdos trajeron nuevas sensaciones y pensamientos, era una decisión difícil, pero lo había escogido a él, quien siempre había reinado su corazón. Lastimosamente ya no sería como esperaba, ahora él debía hacer su vida aparte, tal vez con Bella o incluso con otra chica o chico, quizás esto era una prueba de que ellos ya no podían estar juntos nunca más, porque las cosas siempre pasaban por algo. Se había ilusionado, lo peor que puede cometer el ser humano con alguien que no podrá estar junto a él.

Se apegó a la puerta del armario e intentó calmarse, detestaba que cuando estaba a punto de lograr algo, todo se iba al caño por una simple razón. Trató de no sollozar ni hacer un escándalo, solamente se limitó a llorar en silencio observando el techo.

***

—¿Alguien más lo sabe? —le preguntó Joe y ella negó con la cabeza llevándose las manos a su cara.

—¡Debo contarle a mi mejor amiga! ¡Y a mis papás! ¡Y a mis primas!

—Deberías ir a contarles —dijo sin dejar de pensar en el pobre de Ben que debía estar incómodo en el armario.

—No, no, tú vendrás conmigo.

—No —ella lo miró confundida y un poco dolida—, es decir, dejémoslo para otro día, no estoy preparado aún, la noticia me cayó como balde de agua y tengo mucho miedo de ver a tus padres, ¿y si me asesinan?

De pronto, los ojos de Ari se llenaron de lágrimas.

—¿No estás feliz por nuestro bebé?

—¡No! No es eso, estoy muy contento, te amo demasiado, ¿ok? No quiero que llores, por favor —la abrazó y ella asintió—. ¿Por qué no vas a casa de tu mejor amiga? Se pondrá muy feliz con la noticia.

—¿No vienes conmigo?

—No, mi vida, uno: debo ensayar el guión para Bohemian Rhapsody, dos: ustedes son mujeres y se entienden, pero yo no me siento cómodo cuando estoy con ambas, y tres: debo ayudar a Clau con sus tareas.

—Bueno —dijo desanimada, este no era su Joe.

—Llévate mi auto si quieres —le extendió sus llaves y acarició su rostro al verla triste—. Amor, no te pongas así, te prometo que mañana daremos un gran paseo, ¿ok? Te consentiré en todo lo que quieras.

Joe, eres un idiota.

—Claro, está bien —dicho esto depositó un beso en sus labios y se levantó directo a la puerta—. Te amo.

—Yo también —le sonrió falsamente y ella salió de la habitación.

El pelirrojo suspiró y colocó sus manos sobre sus rodillas para apoyar su cabeza en ellas y comenzar a llorar. Tomó una almohada y la aplastó contra su rostro para amortiguar sus gritos en ella y dejar ir toda esa ira que lo consumía. Le dolía demasiado, ahora sí ya no podría tener su vida perfecta junto a Ben.

Pronto sintió que unas manos tocaron su cabeza, así que la levantó y vio al rubio arrodillado frente a él en el mismo estado que él, sus ojos rojos y humedecidos por las lágrimas. Joe se limpió las suyas con su mano y se enderezó, en cambio Ben se sentó a su lado y observaron el piso en silencio.

—¿Escuchaste todo? —Ben asintió, su vista no se despegaba del suelo.

—Me dijiste que... —sollozó—, que ya no estabas con ella —el pelirrojo permaneció callado sin saber qué decir—. ¿Por qué me mentiste?

—Lo lamento, pero era la única forma para que cedieras, te quería de nuevo en mi vida, algo cambió en mí esa noche, por eso hice todo lo posible para recuperarte.

—Pero no debiste mentir.

—Perdón, soy un idiota —cubrió su rostro y suspiró para después mirarlo con lágrimas en los ojos, permanecieron un momento en silencio, pero luego Joe se atrevió a hablar—. Benny, no hablaba en serio, no la amo, solo te amo a ti —tomó sus manos, pero él de inmediato las retiró.

—Vas a tener un bebé, Joe.

—Ya sé, pero podemos idear un plan B.

—¡Ya no hay plan B! —gritó y se levantó de la cama para enfrentarlo—. ¡Se acabó! ¡No puedes abandonarlos solo por mí! —su voz sonaba entrecortada debido a las lágrimas—. ¡No soy nadie para que los dejes! ¡Te hice daño y nunca me lo perdonaré! ¡No me mereces!

—¡Sí eres alguien! ¡Eres el amor de mi vida! ¡Te amo y no me importa lo que hiciste! ¡Solo quiero estar contigo de nuevo!

—Joe, afronta tus responsabilidades, no los abandones. Créeme que quiero quedarme con ustedes, pero esto no está bien, porque ambos tenemos pareja y las engañamos.

—¡Maldita sea, me odio! —gritó y escondió su cabeza entre sus manos.

Ambos permanecieron en silencio, Ben mantenía la espalda pegada a la pared y la mirada clavada en el techo.

—Te iba a dar el sí —dijo el rubio de pronto provocando que el pelirrojo levantara su cabeza, volvió a sentarse a su lado y se apoyó en el hombro del menor.

—Lo siento —musitó Joe mientras sentía ganas de matarse y tomó las frías manos del rubio para sollozar junto a él—. Lo siento tanto.

—No es tu culpa.

Ambos se miraron y juntaron sus labios, las lágrimas caían desde sus ojos a los mismos, podían sentir ese sabor salado en sus bocas cuando desaparecían en ellas. Cuando se separaron, ambos se miraron sumamente tristes, diciéndose con la mirada que se necesitaban el uno al otro.

—Te amo, Benny —la voz entrecortada de Joe provocó otro nudo en la garganta en Ben.

—Yo también, Joe —se abrazó a su pecho y el pelirrojo sintió una corriente en su estómago al escuchar esas palabras.

—Prométeme que pase lo que pase, nunca dejarás de amarme.

—Nunca dejé de hacerlo —se separó de él y lo miró a los ojos—. Voy a amarte hasta el último día de mi existencia.

Ambos se abrazaron durante un largo rato, si pudieran vivir así toda la vida lo harían y nunca se separarían, por lo menos estarían juntos y eso era lo que importaba. Se separaron un momento y se miraron a los ojos, el silencio reinaba la habitación, hasta que Joe decidió hablar:

—¿Entonces?

—Entonces, ¿qué?

—¿Qué pasará con nosotros?

—Debemos seguir caminos diferentes, no podemos estar juntos.

—¿Hoy será nuestra última noche juntos? —el rubio asintió—. Benny, íbamos tan bien.

—No podemos —repitió mientras sorbía su nariz.

—Claro que podemos, huyamos juntos donde nadie nos encuentre —Joe tomó muy ilusionado sus manos, pero Benjamín negó con la cabeza.

—Es imposible, Joe. Nos hallarán de todas formas, tal vez el destino lo quiere así y por eso no podemos estar juntos.

—Odio al maldito destino por separarme de ti —susurró el pelirrojo mientras acariciaba la mejilla de su amado—. No quiero que te vayas otra vez de mi vida.

—Debo hacerlo, no hay marcha atrás.

—Pero si me amas, ¿por qué no renuncias a todo para estar conmigo? —aquella pregunta dejó frío a Ben.

—Algún día lo entenderás, aún no estoy preparado para explicártelo, además, no soy egoísta, tienes a tu familia y no puedes perder todo por mi culpa.

Joe permaneció un par de segundos callado mientras lo observaba triste, pidiéndole a gritos con su mirada que no se fuera, ¿qué era eso que tenía que explicárselo? ¿La razón por la que se fue acaso? Moría por preguntárselo, pero no quería arruinar los últimos minutos junto a él.

—Entonces si está es nuestra última noche, amor mío, dame un beso con el que te pueda recordar —al escuchar esas palabras, Ben acabó con la distancia entre ambos con un tierno beso.

Sus labios jugueteaban lentamente y volvían a mezclarse con sus lágrimas, parecía que mientras más contacto tenían, más tristes se ponían. Joe mordió el labio de Ben, quien metió sus manos en la camisa del menor para acariciar su torso. Sus lenguas chocaban, al igual que sus respiraciones agitadas contra sus bocas al momento de separarse un segundo para tomar aire. Sin embargo, cuando sentían que ya no podían más, se separaron. Ben no dijo más, se levantó de la cama y caminó hacia la puerta, pero Joe no lo permitió, lo tomó del brazo y lo jaló hacia él para abrazarlo y llorar sobre su hombro.

—No te vayas, por favor —sus cuerpos se mecían de izquierda a derecha muy lento.

Si esta es mi última noche contigo, abrázame como si fuera más que tu amigo.

Ben se abrazó más a Joe y sollozó en su hombro, no quería irse, no de nuevo, pero tenía que. De pronto la puerta emitió un chillido al abrirse y Joe cerró los ojos para no ver a su hija entrar.

—¿Papá? ¿Papi? —preguntó confundida—. ¿Qué pasa?

Ambos chicos se separaron y la miraron mientras limpiaban sus lágrimas e intentaban calmarse, se arrodillaron a la altura de la niña y se miraron para decidir quién iba a hablar primero; al final, Joe fue el valiente.

—Clau, papi tiene que irse.

—¿Y la película?

—Lo siento —soltó Ben con el corazón hecho trizas al ver cómo la expresión de la pequeña cambiaba a completa tristeza.

—¿Por qué? ¿Te vas a ir otra vez?

Ben asintió y la niña comenzó a llorar para luego lanzarse a sus brazos.

—No te vayas otra vez, por favor, papi.

—Clau, escúchame —ambos se separaron—. Estaré contigo, pero ya no con tu papá, él tiene algo importante que decirte.

Claudia miró a su papá muy confundida, buscando una respuesta por parte del pelirrojo.

—Me dijiste que volverían a ser novios —le dijo con la voz quebrada—. ¿Por qué me mentiste?

—Lo íbamos a hacer, hasta que Ari me dijo que vas a tener un hermanito.

—¿Hermanito? Pero yo no quiero un hermanito, quiero que dejes a Ari y que mi papi Benny viva con nosotros.

Los muchachos no podían más, no podían evitar sentirse culpables por el sufrimiento de ella, a pesar de que no querían, porque odiaban verla triste, la niña era su entera adoración y preferían la muerte a que ella sufriera.

—Debo irme, corazón. No tenemos otra alternativa —le dijo Ben.

—Papá —una lágrima se deslizó por su mejilla—. Dile que no se vaya, por favor.

El mencionado permaneció en silencio, dolido y con un pequeño dolor en el pecho llamado culpa. Al ver que no hacía nada, soltó un sollozo y abrazó con todas sus fuerzas a su papi, quien lloró junto a ella y besó su mejilla.

—No te vayas, por favor, quédate.

—No puedo, amor.

—Pero, ¿por qué?

—Por tu hermanito, por Ari y porque me voy a casar con otra chica.

Y eso fue suficiente para que la pequeña soltara un grito mezclado con su llanto.

—Tranquila, mi amor —le susurró el rubio acariciando su espalda, Joe observaba en silencio la escena, por un momento recordó cuando su niña era una bebé y Ben intentaba calmarla—. Te veré en el trabajo de tu papá, prometo que jugaré contigo.

—No... será... lo... mismo —a la pequeña le costaba hablar gracias al llanto.

—Lo sé, pero tu papá y yo no podemos hacer nada, debes ser una niña muy fuerte y feliz y sobre todo respetar nuestra decisión, cuando seas más grande entenderás por qué lo hice.

La niña lo miró y limpió las lágrimas acumuladas en sus mejillas, acariciándolas y disfrutando el momento.

—Te amo, papi —dijo entre sollozos, cosa que conmovió al rubio.

—Yo también, corazón, desde que llegaste a mi vida lo he hecho.

—Espera —dicho esto, la niña fue a su habitación a quien sabe hacer qué, Joe y Ben se miraron confundidos, segundos después la niña llegó con algo brillante en sus manos—. Como el plan de mi papá y mío no funcionó, ten —le extendió un sonajero de plata con forma de estrella con una luna y un trío de estrellas en él.

—¿Su plan? —preguntó el rubio tomando el objeto y sorbiendo su nariz.

—El de convencerte para que te quedes —Ben asintió con melancolía—. Es mi sonajero, mi papá me lo compró cuando era bebé, al menos eso me contó, no creo que le importe que te lo regale, porque sé que te quiere mucho, ¿verdad papá? —Joe asintió en cuanto la miró—. Cuando yo no esté agítalo y me recordarás.

—Porque eres mi estrella —susurró el mayor y Claudia asintió—. Gracias, princesa.

Ben se levantó y miró a Joe, quien contenía las lágrimas cubriendo su boca y mirando el techo. El rubio lo tomó de imprevisto y lo envolvió con sus brazos, el menor no dudó en abrazarlo, sintiendo el calor de su cuerpo en el suyo. Luego se separaron lentamente, y Ben cargó a Claudia para abrazarla con todas sus fuerzas, depositó un beso en su mejilla húmeda por las lágrimas. La pequeña había comenzado a llorar de nuevo, sintiéndose cada vez peor porque su papi se volvería a ir. El rubio la dejó en el suelo y los miró, luego giró y caminó hacia la puerta, pero antes de que saliera, Joe corrió hacia él y besó con pasión sus labios, disfrutando su último beso con él, sintiendo aquel revoloteo en su estómago que solo él podía ocasionar. Al separarse tomaron sus manos y Ben se alejó de él poco a poco hasta que se soltaron. Pronto, llegó Claudia a abrazarse a la pierna de Joe, quien de inmediato la cargó y observó junto a ella cómo el amor de su vida bajaba las escaleras y se iba de su vida, su pequeña, quien no dejaba de llorar, se abrazó a su cuello y recostó su cabeza ahí para humedecer la camiseta de su padre con sus lágrimas. Hubo un momento en el que Ben despareció, el pelirrojo sospechaba que se encontraba de camino a la puerta de entrada, y no se equivocó, al escuchar el sonido de esta, una lágrima se escapó de su ojo y pudo sentir cómo su corazón se hacía añicos.

Y una vez más, Ben se había ido.

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Ojalá no quieran matarme u.u me voooooooooooooooy

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