Capítulo 48
Joe:
Lo tenía delante de mí con una enorme sonrisa en su rostro, sus mejillas completamente empapadas a causa de las lágrimas y los pequeños sollozos que no le permitían hablar, si no estuviéramos en un momento así, yo podía jurar que se estaba ahogando en llanto.
—¡Joe, no puedo... no pue-do creer-lo! —su emoción era como la de un niño pequeño a quien por fin le habían comprado lo que deseaba.
—Pues créelo, Benny, entonces, ¿eso es un...?
Como respuesta se lanzó contra mí para juntos caer al suelo, al abrir mis ojos después del impacto, pude apreciar su bella sonrisa y es que veía su sonrisa y todos los momentos que pasamos juntos se proyectaban en mi mente, jamás creí que tendría una relación tan larga y estable, eso fue antes de conocer al ángel que lloraba de felicidad sobre mí.
—¡Sí, Joe! ¡Sí quiero ser tu esposo! ¡Te amo joder, te amo! —entonces tomó mis mejillas y juntó nuestros labios en un hermoso y romántico beso.
De pronto, se escucharon un montón de gritos y celebraciones con aplausos, Benny se retiró de mi regazo y miró a todos con una sonrisa. Entonces tomé su mano y coloqué el anillo en su dedo anular derecho, él me miró con lágrimas en sus ojos después de que besé su mano ahora con el anillo, y se lanzó a mis brazos para llenarme la cara de besos.
—¡Nos vamos a casar! ¡Seré Benjamín Mazzello! —gritó al resto enseñando su anillo, todos se acercaron para felicitarnos.
—¡Pas! —al escuchar aquella voz, giramos en su dirección y abrimos nuestros brazos para que nuestro pequeño fruto de amor nos abrazara—. ¡Estoy muy feliz, por fin se casarán!
—Sí, mi amor, por fin uniremos nuestras vidas —dije mientras la cargaba y besaba su mejilla.
—Joe, en serio eres un tonto —me dijo mi futuro esposo tomando mi brazo.
—¿Y eso por qué?
—¡Solo a ti se te ocurre pedirme matrimonio cuando estoy todo sucio y húmedo después de grabar!
—Ah por favor, ¿acaso querías que la propuesta fuese cliché con una cena llena de luces, rosas, frente a la playa y ambos vestidos de traje? Tu novio y ahora prometido es Joe Mazzello así que no esperes cosas normales conmigo.
—¡Te amo, tonto! ¡Te amo! —exclamó soltando una risita y estampó sus labios contra los míos.
—¡Que vivan los jotos! —chilló Gwil y Lucy le pegó—. Digo... ¡que vivan los novios!
—¡Que vivan! —entonces Ben y yo cerramos nuestro acto de amor con un beso.
—¡Ven aquí, mi querido prometido! —exclamé y cargué a mi bello rubio mientras saba varios saltitos con él bajo el ruido de su preciosa risa.
------------------------------------Dos años y medio después-----------------------------
Claudia:
—Claudita —sentí que alguien tocó mi hombro.
—¿Mmmm? —murmuré abriendo los ojos.
—Despierta, mi corazón, debes ir a la escuela.
Cuando su imagen se aclaró por completo, pude divisar a mi papá delante de mí con su típica sonrisa amigable, bostecé mientras me incorporaba en la cama y lo abracé.
—Buenos días, papá.
—Buenos días, cielo —entonces me cargó por sorpresa, no pude evitar soltar un grito, luego bajamos las escaleras entre risas
—Buenos días, papi —dije cuando entramos a la cocina.
—Reina, vas a matar la columna de papá.
—Ay, Benny, sí aguanto.
Después de un desayuno lleno de risas y bromas, corrí a mi cuarto a cambiarme, tomé mi mochila y a Corny y bajé corriendo las escaleras, puesto que, como de costumbre, ya estaba tarde. Mi papá encendió el auto, me despedí de papi con un besito y salí corriendo hacia el auto mientras papi regañaba a papá por no apurarse. Sin embargo, antes de poder subirme, Shaggy me tumbó contra el llano y me miró con sus ojitos de perro regañado, en su boca traía un calcetín de mi papá, con esa mirada sabía perfectamente que quería jugar.
—Shaggy, ahora no, debo ir a la escuela —no hizo caso y prefirió colocarse sobre mí e impedir que me levantara, su fuerza era increíble, porque ahora era enorme y yo seguía siendo pequeña.
—¡Perro cochino, déjala ir! —al girar mi cabeza, vi a mi papi corriendo hacia nosotros con un tubo de periódico en su mano.
Pero Shaggy me acorraló, se recostó sobre mí y me abrazó.
—¡Perro pendejo, suéltala! —ahora mi papá se había acercado para agarrarlo a madrazos con su suéter, mi papi lo hacía con su periódico.
Papi cargó a Shaggy con esfuerzo para llevarlo lejos de mí, entonces me levanté de inmediato y junto a papá corrí hacia el auto; cuando cerramos las puertas vimos cómo mi perro se lanzaba contra mi papi y le llenaba de lengüetazos su cara.
—¡Eres un héroe, Benny! ¡Regresaré para salvarte, mi amor! —chilló mi papá por la ventana y arrancó el auto.
***
—Gracias por ayudarme con mi tarea, Sam —dije mientras caminábamos juntos por el jardín.
—Para mí siempre será un placer ayudarte, Clau —me sonrojé cuando me sonrió.
De pronto, un leve dolor en la parte baja de mi espalda me atacó, provocando un ligero quejido de mi parte. Me detuve en seco, tomando mi parte afectada, y Sam palideció.
—¿Qué... qué tienes, Clau?
—No lo sé, me duele aquí —le señalé dónde me dolía.
—Diablos, siéntate —tomó mi mano y me llevó a una silla que había cerca—. ¿Te llevo a la enfermería?
—No, tranquilo, estaré bien.
—¿Segura? —amaba el rostro de preocupación que tenía, era tan atento conmigo que si fuese por mí lo hubiera besado, así como papá besa a papi.
—Miren, son el nerd y la adoptada —Kameron, un compañero se nos acercó.
—Lárgate, tonto, este no es buen momento para tus tonterías —habló Sam con firmeza y valentía, mientras se paraba delante de él.
—Sammy, basta, no le prestes atención —intentaba ser lo más dulce posible para que no peleara, sin embargo, me ignoró completamente.
—¿Por qué? ¿Qué tiene la adoptada? ¿Otra vez se va a morir con su famoso y ridículo Pepe?
—¡No hables así de ella! —entonces mi amigo se lanzó contra él para comenzar a golpearlo.
Solté un grito y me levanté para separarlos, mas todo esfuerzo era en vano, si me acercaba demasiado, corría el riesgo de recibir alguna patada en la cara, así que simplemente me limité a gritarles que pararan y a pedir ayuda. Pero no creí que con mis gritos atraería a la directora, quien separó a ambos con un estruendoso grito.
—¡¿Se puede saber por qué están peleando?! —su voz y actitud me asustaban.
—Directora, él me pegó —Kameron se hizo el inocente.
—Porque comenzó a decir cosas feas de Claudia, él comenzó —se excusó Sam.
—Suficiente, los quiero a los tres en la dirección, ¡ahora!
***
—Lamento haberte metido en este problema —me susurró mi amigo muy apenado mientras ambos aguardábamos en detención mientras la directora hablaba con nuestros padres.
—No, descuida, fue muy lindo de tu parte —le sonreí—. Mira cómo te dejó la ceja —dije con pena mirando aquel lugar afectado, había un poco de sangre en ella.
—Solo es un raspón, Clau, por ti haría lo que sea.
Ok ahora me decía cosas bonitas como las que se dicen mis papás. Sonreí nuevamente y lo abracé, sintiendo esas tontas mariposas en mi estómago. Levanté la cabeza y le planté un besito en su nariz.
—Te quiero mucho, Sam —murmuré contra su pecho, sintiendo los latidos de su corazón.
—Y yo a ti, Clau, ¿ya te pasó el dolor que sentías?
—No, aún sigue —respondí con una mueca.
—Oww, tranquila, ven aquí —entonces me abrazó y comenzó a acariciar mi espalda con delicadeza.
Nuestro abrazo hubiese durado más tiempo, de no ser porque la puerta se abrió de golpe y tuvimos que separarnos, noté cómo Sam palideció al ver a mis padres en la entrada.
—Claudia —habló papi con firmeza, no pude evitar agachar mi cabeza apenada y con miedo, a pesar de eso, Sam tomó mi mano para calmarme.
—Reina Claudia —esta vez fue mi papá, ahora sí estaba en problemas—. ¿Viste la entrada épica que hicimos papi y yo? ¿Apoco no parecíamos los Avengers? —preguntó tomando mis manos muy alegre, una risita salió de mi boca, era de esperarse una cosa así de mi papá.
—¡Joe, por favor! —exclamó mi papi molesto y él guardó silencio—. Vámonos a casa, Reina.
—Sí, papi —giré para abrazar a Sam, mas mi padre fue más rápido y me alejó de él de inmediato—. ¡Papi, solo quiero despedirme!
—¡De ninguna manera volverás a acercarte a ese niño! —dicho esto, me cargó y salió de aquel cuarto.
—Benny, no seas tan duro —mi papá, como siempre el más dócil, intentaba salir a mi favor.
—No, Joe, desde que se junta con ese niño ha tenido problemas.
—Papi, no exageres —rodé los ojos.
—Ya basta, no quiero escuchar una palabra de ambos hasta que lleguemos a casa.
Mi papá y yo compartimos una mirada cómplice, papá cerró los ojos, indicándome que obedeciera, suspiré cansada y así lo hice, no quería ganarme más problemas.
***
—Bueno, ahora quiero saber, ¿qué tienes con este niño? —mis padres se encontraban sentados delante de mí, me miraban atentamente y eso llegó a incomodarme, aunque la mirada de papá era más compasiva, la de papi destellaba fuego de lo enfadado que estaba.
—Se llama Sam, papi —hablé seria mientras lo miraba enojada.
—Como sea, ¿qué son?
—Solo amigos y ya.
—Mentira, te gustaba cuando eras más pequeña.
—¡¿Entonces por qué preguntas algo que ya sabes?! —grité harta de la situación—. ¡Sí, me gusta! ¡De hecho lo quiero de la forma en que ustedes se quieren y no saben cuánto deseo que me pida ser su novia! ¡Y eso a ti no debe importarte!
—Cielo, tranquila —papá tomó mis manos y las acarició.
—Lo siento —dije con la voz quebrada, estaba a punto de llorar y no entendía el por qué de mis cambios de humor.
—¿Cuántos años tienes, Clau? —me preguntó papi después de soltar un suspiro.
—Casi once.
—¿Y nosotros?
—Mmmmm, ¿cincuenta? —no pude evitar reír ante la cara que ambos hicieron.
—¡Veintinueve y Joe treinta!
—¿Y qué tiene que ver eso?
—Que estás muy chiquita para tener novio y pensar en todas esas cosas tontas.
—Yo soy grande, en serio —entonces me paré sobre el mueble—. ¿Ven?
—Clau, no, bájate mi vida —dijo papá tomando mis manos—. Papi tiene razón, no tienes edad para eso, pero tampoco hay que ser tan duros, Benny.
—Ya me quedan dos años para ir a la secundaria, ¿ahí sí podré ser su novia?
—No, señorita, usted no tendrá novio hasta que vaya a la universidad.
—¡Pero, papá! —me quejé.
—Sin peros, jovencita —interrumpió y rodé los ojos.
Iba a decir algo en contra de ambos, de no ser porque sentí cómo algo humedecía mi ropa interior, así que corrí al baño sin avisar, dejando a ambos con la palabra en la boca.
Joe:
—Esta niña, ¡Claudia, vuelve aquí, no hemos terminado! —chilló mi novio enfadado.
—Amor, tranquilo, no seas tan duro con ella y dale su espacio, está experimentando su primera corazonada y no puedes quitárselo, ¿o no recuerdas que nosotros nos enamoramos a los dieciséis?
—Pero esto es diferente, ella es mi princesita y no quiero que nada malo le pase, por culpa de ese niño tonto su rendimiento bajó.
—Lo sé, entiendo tus celos y coraje, debemos hablar correctamente con ella, pero por ahora déjala que llore y se desahogue
De pronto, un grito por parte de mi niña nos hizo sobresaltar.
—¿Clau? —pregunté y de inmediato ella comenzó a llorar, por lo que sin dudarlo seguimos el sonido hasta que arribamos al baño, donde ella lloraba sentada en el inodoro—. ¿Qué pasa, cielo? ¿Qué tienes?
—¡Sangre! —exclamó señalando su ropa interior y luego el inodoro.
Abrí los ojos sumamente sorprendido, miré a mi novio, quien se encontraba en mi mismo estado.
—¿Ya ves lo que hiciste, Ben? Tú y tus regaños provocaron esto.
—¡En lugar de echarme la culpa, llama a una ambulancia!
***
—Ya, mi bebé, tranquila —decía mientras la abrazaba contra mi pecho, no dejaba de llorar.
—Es que me duele mucho, papá.
—Diablos, perdón por provocarte esto, mi cielo, no fui mi intención hacer que pasaras corajes —dijo Benjamín acariciando su espalda.
—Bien —el doctor suspiró llamando nuestra atención—. No sé cómo no se dieron cuenta, pero la sangre que expulsó su niña por su intimidad es gracias a su menarquía.
—Doctor, somos un par de tontos, no hable con palabras raras con nosotros —pedí mientras abrazaba a mi bebé.
—Que su hija acaba de experimentar su primera menstruación.
—¿Y eso con qué se come? —preguntó mi novio y el doctor rodó los ojos.
—¡El período! ¡Andrés, el que viene cada mes!
Ben y yo nos miramos completamente asustados y asombrados, sin embargo, no pudimos evitar reír a carcajadas al ser tan tontos por no reconocer con facilidad lo que tenía nuestra pequeña.
—¿De qué se ríen? Esto duele mucho y ustedes se lo toman a chiste.
—Es que somos un par de tontos, amor —me excusé—. Oiga, doctor, pero mi hija tiene casi once años, ¿no es muy temprano para eso?
—Cada ser humano tiene un cuerpo diferente, hay niñas que experimentan su primer periodo incluso a los dieciséis años, otras a los diez años como su nena.
—Diablos, qué mala suerte —musitó mi novio acariciando la espalda de mi bebé.
—Claudita, no tienes por qué preocuparte —habló el doctor lo más dulce posible—. Esto es algo normal que debes experimentar cada mes y el dolor es pasajero, con una pastilla te pasará, se llaman cólicos menstruales.
—¿Pero no moriré desangrada?
—No bonita, esto no te mata.
—Oh, qué bien.
—Gracias por venir, doctor, en serio, y perdón por ser tan tontos —dijo mi novio mientras le pagaba por la consulta.
—No hay de qué, cuídenla muy bien y si necesitan algo...
—Le hablaremos a Lucy, gracias —lo interrumpí y él salió de la casa.
—¡Mi preciosa niña está creciendo! —exclamó mi novio abrazando a Claudia.
—Papi, esto no es un logro, es horrible, me siento mal —Clau mantenía su expresión seria.
—Tranquila preciosa, calentaremos una bolsa con agua para colocártela en la pancita y te daremos una pastilla, ya verás que te mejorarás —Benjamín besó su sien mientras ella asentía.
Tomé mi celular y de inmediato marqué el número de Lucy, mientras observaba cómo mi novio ayudaba a mi hija a recostarse en la cama.
—¿Joe? ¿Qué pasó? ¿Incendiaron la casa?
—No, no, es solo que... por fin llegó el momento.
—¿De qué hablas?
—Andrés visitó a Clau, y necesitamos que vengas aquí a...
—Iré en seguida con toallas higiénicas y pastillas para los cólicos, dile a mi bella sobrina que esté tranquila.
***
—Aquí tienes tu bolsita —dije mientras me sentaba al lado de mi hija, quien estaba acostada bajo las cobijas con Corny y Shaggy a su lado, coloqué la bolsa de agua caliente sobre su estómago y ella colocó sus manitas sobre esta para después cerrar sus ojos aliviada.
—Cielito, antes de que te quedes dormida, tómate tu pastilla para los cólicos, te hará bien —dijo Lucy mientras le extendía la pastilla junto a un té que le había preparado—. Ya verás que así te sentirás mejor, mi amor.
—Eso espero, gracias tía —le sonrió.
—Descansa, Reina —habló mi novio besando su frente y caminó junto a nosotros hacia la puerta.
—Los amo, adiós.
—Si necesitas algo, pegas un grito —dije mientras los tres salíamos de la habitación, suspiré en cuanto cerré la puerta.
—Ya no es una bebé —comentó mi novio, sus palabras me dolieron.
—Ley de la vida, mis queridos padres responsables —Lucy se encogió de hombros.
Narrador omnisciente:
El gran día para Joe y Ben había llegado al fin, llevaban casi tres años planeándolo y hoy por fin se casarían por la iglesia, puesto que por el civil ya se habían casado días atrás. La iglesia desafortunadamente no aceptaba este tipo de matrimonios gracias a sus ideales antiguos y sus creencias, pero el gran deseo de la pareja era estar en un altar y por lo menos simular un matrimonio eclesiástico, ¿y qué fue lo que hicieron? Fácil, un matrimonio en la playa, y como no encontraron un cura que no fuera homofóbico, le pagaron cien dólares a Gwil para que los casara.
Ben despertó temprano en casa de Lucy, la pareja había quedado en dormir en casas diferentes para no verse antes de estar en el altar, por lo que mientras el rubio se bañaba, Joe seguía durmiendo en la casa de Gwil. Y si se preguntaban por la pequeña que alegraba la vida de ambos padres, en estos momentos se encontraba en la casa de Adria desayunando junto a Corny y Shaggy.
—¿Cómo amaneció el futuro esposo de Joe Mazzello? —le preguntó Lucy a Ben, mientras este se sentaba en la mesa para desayunar junto a ella.
—A punto de cagarme en los pantalones por los nervios —recibió una risa por parte de su amiga como respuesta, a continuación, un plato de huevos revueltos con jamón fue colocado frente a él, junto a un vaso de jugo de naranja con zanahoria.
—Come, Benny, lo necesitas.
¿Cómo le estará yendo a Joe? Pensó sonriendo y regresó con su plato de comida.
***
—¡Gwil, por Dios, despierta! —el pelirrojo saltó de la cama y corrió a la ducha.
—¿Qué pasa, Joe? —preguntó el británico con molestia.
—¡Pasa que son las cuatro de la tarde y debemos estar allá en dos horas!
—¡Diablos, el maldito despertador no sonó! ¡Voy corriendo a cambiarme!
***
—Tía Adria, me encanta muchísimo mi vestido.
Claudia no podía dejar de mirarse al espejo y dar muchas vueltas al rededor del cuarto de Adria, estaba contenta y muy emocionada por ir al altar para ver a sus papás casarse, había esperado este momento toda su vida y por fin se había hecho realidad.
—Pareces una princesa, cielo, ya casi llegará la tía Mel para que te haga un lindo peinado —en ese momento el timbre de la casa sonó—. Oh, es más, acaba de llegar.
No pasaron más de cinco minutos, cuando la rubia entró muy emocionada a la habitación, directo a abrazar a su pequeña sobrina.
—¿Lista para tu gran y hermoso peinado? —le preguntó la chica.
—¡Mi cabello es todo tuyo, tía!
***
Oh, la playa, las olas del mar, la arena y el gran sol reluciente en el cielo, cuatro elementos indispensables para la boda de la pareja favorita de muchos.
El auto de Lucy se estacionó a un lado de la carretera y de él bajaron, la familia Malek Boynton y el futuro esposo de Mazzello, este último más nervioso que nadie y era obvio que estaría así, en unas horas uniría su vida con su alma gemela.
—¡Benny! —escuchó un grito, por lo que giró en busca de aquella voz y sonrió al borde del llanto al ver a Michael, su hermano corriendo muy contento hacia él con los brazos abiertos, una vez que llegó con él, lo abrazó muy fuerte, como si su vida dependiera de ello.
—Mike... viniste —susurró con la voz quebrada, no había aguantado el llanto, el rubio asintió en el pecho de su hermano—. ¿Mamá está...?
—No quiso venir, Ben, ya sabes por qué —comentó muy desanimada, el rubio bajó la cabeza y suspiró.
—Entiendo...
—Ey, no te desanimes, recuerda que si ella no te apoya, yo estaré para ti —musitó acariciando la mejilla de su hermano y limpiando sus lágrimas—. Además, te casarás con Joe Mazzello, el sueño de cualquier adolescente —esa última frase hizo sonreír al rubio.
—Gracias, Mike.
—En serio estoy muy feliz de que al fin lograste estar con Joe y formar una familia con él, después de todo lo que has pasado, eres mi orgullo —Ben no pudo evitar romper en llanto ante tan bellas palabras.
Y es que era verdad, desde sus dieciséis años sufrió el rechazo de sus padres cuando se enteraron que era homosexual, lo rechazaron tanto que llegaron al extremo de enviarlo a un lugar para curarle su aparente enfermedad. Pero el amor que se tienen fue más grande que cualquier cosa y juntos pudieron huir de todo eso e intentar salir adelante con tan solo diecisiete y dieciocho años, luego llegó la pequeña y ustedes saben el resto de la historia.
—Te quiero, Miike, gracias por nunca dejarme solo a pesar de todo —el rostro del rubio estaba completamente empapado de lágrimas.
—Siempre estaré contigo, hermanote, ahora limpia esas lágrimas que debes estar guapo para tu boda.
—¡Papi! —aquella voz lo hizo sonreír, al mirar detrás del hombro de su hermano, vio a su pequeña hija vestida de blanco, con una corona de flores y una canasta llena de pétalos.
La pequeña corrió hacia él y ambos se abrazaron—: ¡Hola, papi, te extrañé muchísimo! —la niña no dejaba de dejar besitos en el rostro de su padre.
—Y yo a ti, Reina, estás muy hermosa —repuso acariciando su mejilla.
—Tú también, papi, aunque, ¿estás llorando? ¿Qué pasó?
—Es la felicidad, cielito, nada más —finalizó con otro abrazo a su hija y suspiró contento—. Él es tu tío Michael, amor, es mi hermano.
—¡Hola, lindura! ¡Por Dios, mírate! ¡Parece que fue ayer cuando te vi tan pequeñita!
—¡Mucho gusto, tío Michael! —Claudia abrazó al rubio con ternura—. ¡Por todos los cielos, tengo más tíos que estrellas!
***
—Dios, gracias porque al fin pude cumplir este anhelo tan grande —susurró Joe al altar, la boda estaba a punto de empezar, todos estaban sentados en sus lugares esperando a que la boda del siglo iniciara.
Giró y sonrió, miró a sus hermanos y a sus amigos de Bohemian Rhapsody y de The Pacific, especialmente a Tyler, quien lo miraba melancólico, aún sentía algo por su pequeño Joe, pero sabía que su corazón siempre le perteneció a Ben y era con él con quién merecía estar toda su vida después de todo lo que habían pasado, de todas maneras, quería que su chico fuera feliz.
—Aquí está tu padre sensual —Gwil sorprendió al saco de nervios de Joe, quien lo miró asustado—. ¿Y? ¿Qué me dices? ¿Me queda bien?
—S-sí... —fue lo único que pudo decir.
—Oye tranquilo, parece que te vas a orinar encima, todo saldrá bien, ¿sí? —Joe asintió y dejó que su amigo lo abrazara para que pudiera calmarse.
No se dio cuenta, pero en menos de lo que cantaba un gallo, la marcha nupcial comenzó, lo que provocó que el pelirrojo entrara en pánico. El sonido de todos levantándose llamó su atención, por lo que dio media vuelta y no pudo evitar sollozar al ver a su precioso novio caminar junto a Rami hacia él. Estaba hermosísimo, era un mismísimo ángel y él juraba que podría mirarlo todo el tiempo y jamás se cansaría. Traía ese traje blanco que a Joe tanto le encantaba, una pequeña rosa roja en su pecho, su cabello rubio algo crecido y esa sonrisa que alegraba la vida de Mazzello desde que tenía memoria. Sonrió aún más al ver a su hermosa hija detrás de él, tirando un montón de pétalos de rosas y sonriendo muy emocionada a todos los presentes. La dama de amor: Lucy, caminaba detrás de su sobrina con su hermoso vestido rojo y reluciente, y detrás de ambas estaban las damas de honor: Adria, Melanie, Priya, Jessica, la esposa de Allen, Mary, la hermana de Joe, en total siete muchachas contando con la pequeña Claudia. En cuanto tuvo a Ben delante de él, no pudo evitar tomar sus manos y besarlas, el llanto apareció de repente y sollozó mientras cubría su rostro, por lo que el rubio lo abrazó tiernamente para que se calmara, provocando un "aww" por parte de toda la audiencia.
—Estás hermoso, cielo —le susurró acariciando su rubia cabellera.
—Lo mismo digo, amor —la sonrisa no se le borraba del rostro a Benjamín.
Su más preciado tesoro, Claudia, abrazó a ambos muy contenta y corrió a la primera fila tomando la mano de Manuel para no perderse. Entonces la pareja se sentó en sus respectivos asientos frente al altar y suspiraron para que la boda diera comienzo.
En el transcurso de la boda, Joe jamás soltó la mano de su futuro esposo, quería estar seguro de tenerlo con él hasta que la celebración terminara. Gwil leyó la primera lectura, luego comenzó un canto, el cual provocó el llanto en el pelirrojo, estaba tan contento que todo lo ponía sensible, ¿y quién no en un momento así? Salmo, segunda lectura y el evangelio, Joe moría por que llegara la parte más emocionante de la boda, quería unir su vida junto a Ben de una vez por todas, pero se le hacía tan interminable, Gwil hablaba y hablaba sin parar, parecía que alguien le hubiese dado cuerda durante dos días enteros y por eso no se callaba de una buena vez, o al menos eso pensaba Mazzello. Pero por fin llegó el momento más esperado: los votos, donde el padre los hizo levantarse de sus asientos y mirarse a los ojos. Ni Joe, ni Ben se contuvieron a mostrar una sonrisa al otro, en sus estómagos un montón de mariposas batallaban sin cesar gracias a toda la alegría y emoción que estaban sintiendo, no había palabras para describir el sentimiento más bonito que habían experimentado en toda su vida.
—Adelante, cielo —le susurró Joe guiñándole un ojo y Ben aclaró su garganta para comenzar:
—Joe, mi futuro esposo, ese niño tan inocente de dieciséis años que conocí en la preparatoria, quien no sabía nada de matemáticas y por eso siempre debía echarle una mano —rodé los ojos y ambos reímos—. Debo decir que no me arrepiento, porque desde el día que decidimos ser novios, supe que nuestras almas estaban destinadas a estar juntas sin importar lo que pasara. He pasado por infiernos y demás dolores cuando estuve alejado de ti y Clau, así que lo único que me queda por decir es que estoy muy agradecido, porque tuvimos oportunidad para reencontrarnos y demostrarle al mundo que sí podemos, que logramos salir adelante, tener una hija hermosa y un matrimonio hermoso. Estaré para ti hasta que la muerte decida llevarme, si tú sangras, te curaré, si lloras, limpiaré tus lágrimas, si caes, te ayudaré a levantarte y si mueres antes que yo, amor mío, viviré hasta el final de mis días pensando en ti y deseando estar a tu lado. Te amo, Joe Mazzello.
—Cielo... —la voz del pelirrojo se escuchó terrible debido al llanto—. Te amo. Gwil, ¿puedo ya besarlo?
—Todavía no, querido —el británico movió su dedo índice de derecha a izquierda con una cara muy graciosa—. ¿Por qué mejor no dices tus votos?
Asentí aclarando mi garganta, tomé un gran respiro y comencé:
—De verdad me he quedado sin palabras con lo que has dicho, Benny. Solo me queda decir que eres el amor de mi vida desde aquellos días en que estudiábamos en la preparatoria, luego la huida, que definitivamente cambió nuestras vidas, de no hacerlo jamás hubiésemos tenido a nuestra pequeñita —Joe giró su cabeza y vio a Claudia, quien le sonreía desde su lugar—. De verdad creo que nuestro amor ha superado hasta lo imposible, nadie logró separarnos, porque ambos luchamos por mantenernos juntos. Estoy muy feliz de tenerte en mi vida, eres como el aire que respiro, porque con solo verte siento que mi vida cobra sentido, la sangre fluye por mis venas a un ritmo acelerado, producto de mi corazón que se vuelve loco por ti, eres el primer y último pensamiento que tengo todos los días y cada que despierto y te veo dormido a mi lado, no puedo pedir más, porque no creo tener más felicidad al tenerte conmigo. Gracias por ser mi esposo, Benny. Te amo como no te imaginas y prometo estar contigo y amarte hasta que uno de los dos deje de brillar.
Su rostro estaba empapado en lágrimas para cuando Joe terminó de hablar, al percibir varios sollozos provenientes del público, giró su cabeza nuevamente y vió a la mayoría llorando, incluso Gwil lo estaba haciendo.
—¡Dios ya, adelantemos todo! ¡Clau, mi cielo, los anillos! —exclamó y Lucy tomó de la mano a la niña para darle una pequeña almohada con los anillos sobre ella.
—Aquí tienen, pas —dijo con una sonrisa muy amplia, y Joe tomó uno de ellos.
Tomó la mano de Ben y colocó el anillo en su anular, finalizó con un pequeño beso en el dorso de su mano sin dejar de mirar su rostro, Ben le enseñó una sonrisa ante sus muestras de cariño y tomó el anillo que faltaba para ponérselo en el anular de su pareja.
—Joe Mazzello —habló Gwilym de pronto, captando la atención de los novios atención, Clau fue a sentarse de inmediato—. ¿Aceptas a Benjamín Jones como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?
—Acepto —respondió tomando la mano de su hombre.
—Benjamín Jones, lo mismo que le dije a Joe pero al revés, no mames ya se me secó la garganta —ambos rieron ante aquel comentario.
—Sí, acepto.
—Entonces, en la sagrada casa del señor, aunque estamos en una playa, pero bueno, si hay alguien que se oponga a esta boda, que hable ahora o calle para siempre.
Silencio, nadie dijo nada.
—Bien...
—¡Alto, yo me opongo!
Joe supo que algo malo pasaría cuando Ben le apretó la mano en cuanto aquella voz femenina llenó el ambiente. Con terror de lo que fuera a pasar, giró su cabeza y sintió que la sangre se me fue a los pies.
La persona que había interrumpido la boda era nada más y nada menos que la madre de Ben con un arma en su mano.
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El siguiente capítulo ya es el finaaaaaaaaaal 🤧
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