Capítulo 41
—¡Este es preciosísimo! —exclamó mi tía enseñándome uno, y, a decir verdad, ella no mentía para nada.
El vestido era hermoso, tenía unos volantes que lo hacían ver gigante, no traía mangas, y un cinturón grueso y gris lucía en la cintura, era tan grande que pensaba que no me quedaría bien, pero me equivoqué, cuando mi tía me lo puso, me encantó tanto que no podía dejar de sonreír cuando me miraba al espejo. El vestido encajaba perfectamente comigo, parecía que estaba diseñado especialmente para mí.
—Le quedó divino —dijo la dependiente.
—¿Tú qué dices, Corny? —le hablé a mi unicornio mientras le enseñaba mi vestido—. ¿Parezco una princesa?
—No pareces, eres una princesa —me mimó mi tía—. Y por eso nos lo vamos a llevar cueste lo que cueste.
—Gracias, tía —la abracé—. Es muy lindo.
—No tienes de qué agradecerme. Ve a sacártelo mientras lo pago, ¿sí? Luego iremos por un helado, ¿qué te parece?
—Es una muy buena idea, ¿podemos comprar algo elegante para Corny, también? Y algo para Shaggy, ¿él también puede ir a tu boda, tía?
—Claro, mi amor, puedes llevarlo, compraremos algo muy lindo para ambos, para que Rami no sea el único guapo en mi boda.
—Pero mis papás también son guapos.
—Ve a cambiarte, Clau.
***
—Bueno, ¿qué podemos llevarle a Corny? —interrogó mi tía.
—Yo creo que un corbatín está bien.
Ella asintió con dulzura y tomó mi mano para caminar a lo largo de los grandes y repletos pasillos del centro comercial. Entramos a la sección de ropa masculina y buscamos un corbatín para niño.
—Ahora busquemos un color bonito, ¿te gusta el azul?
—Mmm no lo creo, Corny tiene su cuerno amarillo, creo que le vendría mejor el dorado
—Bien, el dorado será —se paró en puntillas y alcanzó el corbatín—. Pónselo —obedecí y miré a mi peluche con una sonrisa, se veía increíblemente bien.
—¡Sí le queda!
De pronto, unas voces que reconocería en cualquier lugar desviaron mis pensamientos, incluso mi tía Lucy iba a decir algo, pero guardó silencio cuando también las escuchó. Sonreí y caminé junto a ella siguiendo las voces y maldiciones que ahora se escuchaban. Me alegró tanto ver a mis papás y al tío Gwil probándose trajes de diferentes colores y diseños, aún no se percataban de nuestra presencia, por lo que caminé a paso lento y sorprendí a mi papá por la espalda, quien pegó un grito muy agudo y saltó para abrazarse a mi papi y juntos mirarme con terror mientras mi tío Gwil se moría de la risa.
—¡Reina Claudia, ¿qué haces aquí?! —gritaron al unísono.
—De compras —levanté mis hombros.
—¿Nos están siguiendo? —preguntó mi tía.
—En realidad no. No pensamos que vendrían aquí, pero como Ben es un dramático, obligó a Joe a venir por un traje para tu boda, porque si dejaban todo para el último probablemente se terminarían —Gwil rodó los ojos.
—¿Y Shaggy? ¿Lo dejaron solo en casa? —pregunté muy asustada.
—No, corazón, él está ahí —mi papá señaló un bolso que traía tío Gwil en su hombro, me le acerqué, abrí el bolso y sonreí al ver a mi cachorrito dormido ahí dentro.
—Pero no se puede traer animales a un centro comercial.
—Clau, sino se pudieran traer animales aquí, los guardias de seguridad hubiesen dejado afuera a tus padres hace una hora.
—¡Gwilym! —chillaron mis papás al unísono.
—¡Es la verdad!
—Mejor concéntrate en cuidar bien de Shaggy —papá lo miró mal—. Bueno, yo estaba probándome un traje, ¿no?
—Los esperaremos hasta que vean sus cosas de machos —habló mi tía abrazándome.
—Ben, ¿puedes ayudarme con el traje por favor?
—Ay, Joe, pero ciérralo y ya.
—¡Ese es el problema! ¡No cierra!
—¿Quién te manda a ser tan nalgón?
—Ah, pero bien que disfrutas de este culito irresistible.
—¿Pueden dejar de hablar suciedades delante de su hija? —los regañó tía Lucy.
—Ya perdón... ¡Aaaaah no cierra mierda!
—Prueba otra talla.
—Pero ayúdame a quitármelo.
Mi papi se acercó a papá para quitarle el traje, pero como estaba tan apretado este no cedía y... se rompió. Papá abrió los ojos muy grandes y miró a papi, quien se notaba a leguas que quería asesinarlo.
—Dime que no pasó lo que estoy pensando.
—Pues si piensas que el pantalón se rompió, creo que estoy muerto.
—¡Joe!
—Tranquilo, solo lo pagamos y ya.
Y así, mi papá continuó rompiendo más pantalones, creo que además del que se compró, tuvo que pagar por tres más. Mi papi estaba a punto de perder la paciencia, sin embargo, se contuvo a regañar a papá. Ahora le tocaba a mi papi.
Joe:
—A ver, te ayudo —dije mientras le colocaba el saco a mi novio—. El gris te sienta muy bien, amor.
—No me gusta.
—Por Dios, ya es el quinto que te pruebas y ninguno te gusta —se quejó Gwil mientras rodaba los ojos.
—Calladito te ves más bonito, jirafita. Joe, ¿me ayudas?
—Claro, bonito —tomé el nuevo saco que se había probado esta vez, era un marrón que de por sí le quedaba estupendo, lo ayudé con las mangas y luego caminé frente a él para abotonarlo, cuando llegué al botón de más arriba, le sonreí, toqué su nariz y le di un pico—. Mírate, te queda hermoso.
—Este sí me gustó —comentó mientras se observaba en un espejo muy grande.
—Ponte esta corbata, papi —Claudia le tragó una de color negro—. No sé de colores, pero espero que te quede.
—Muchas gracias, princesa —dije y la tomé para envolverla en el cuello de mi novio y comenzar a hacer el nudo—. Una vuelta por aquí, otra por acá y listo —me aparté de su vista y me coloqué detrás de él para observarlo mientras me abrazaba a su espalda—. Eres hermoso, mi amor —pude percibir que sus mejillas tomaron color—. ¿Te imaginas? Tú así, igual de guapo, pero con un traje blanco, caminando hacia mí en el altar, con Clau detrás lanzando muchos pétalos de rosas y yo conteniendo las lágrimas.
—Ay, Joe, sería muy hermoso.
—Algún día nos casaremos, haremos nuestra boda de ensueños junto a nuestra bebé y nuestra familia.
—Oigan, tórtolos, ya sabemos que se aman y que hoy en la noche habrá gritos felices en su casa, pero ya, tenemos hambre —dijo Gwil y el par de mujeres que nos acompañaban asintieron con la cabeza.
—Ya, jirafa amargada.
Luego de comprar los trajes, fuimos a un Mc Donald's, Lucy, Clau y Gwil fueron por la comida, este último nos dejó al perrito de Clau a nuestro cuidado, como estábamos al aire libre, decidí sacarlo para que respirara un poco, ya que temía que el pobre se ahogara ahí dentro.
—Hola, pequeño Shaggy, ¿qué tal el clima en ese bolso? —lo único que hizo el perrito fue bostezar y comenzar a morder mis dedos para que lo soltara—. Ok, te suelto —lo dejé sobre la mesa y de inmediato se recostó en ella—. Oye, deja de ser perezoso.
—Se parece tanto a ti —comentó mi novio.
—No es cierto.
—Duerme, muerde y babea todo el tiempo, eres tú, pero en versión canina.
—Pa qué te digo que no si sí.
—Mejor bájalo de la mesa, la va a ensuciar, luego Lucy nos matará.
—A ver, pequeño yo, camina un momento, ¿sí? Eso es —una vez abajo, el perrito comenzó a mover la colita y a caminar lentamente entre nuestras piernas.
A partir de ese momento, Ben y yo comenzamos a conversar sobre cualquier tema, reíamos, nos golpeábamos en broma y decíamos estupideces, todo eso hasta que llegó la comida junto a mis amigos e hija.
—¡Tengo una cajita feliz! —exclamó Clau muy contenta mientras abría su caja para buscar su juguete—. A ver —mi hija buscó en la cajita y sacó de ella una funda de color azul—. ¡Aquí está! ¿Me la abren? —de inmediato, Ben la tomó y rompió la envoltura con sus dientes para después dársela—. ¡Un reloj de Bob esponja! ¡Qué lindo! ¿Me lo pones tío? —Gwil asintió con la cabeza luego de haberle dado un gran mordisco a su hamburguesa, abrochó el reloj y acarició la cabeza de mi hija—. ¡Me queda bien! ¡Pero yo no sé ver la hora! ¡Rayos!
—Ya entrarás a la escuela y te enseñarán.
—¿Otra vez la escuela? ¿Hasta cuándo debo ir?
—Puuuu, hasta que te mueras —comentó Gwil, pero al ver la cara que hizo mi hija, rio y se justificó—. Es broma, hasta los veintitrés nada más.
—¿Es mucho?
—Más o menos.
—Dios —se quejó mi hija y recostó su cabeza sobre la mesa.
—Clau, come —le ordenó Ben.
—Sí ya voy —dijo y tomó la bolsa donde se encontraba el perro—. Oigan, ¿y Shaggy?
—Ah el perro, aquí le pu... —me callé al darme cuenta de que no estaba—, Benny... tenemos un problema.
—¿El perro se durmió otra vez?
—En realidad no está —mi novio colapsó y de inmediato se agachó para verificarlo.
—Mierda.
—¿En serio no está? —preguntó Clau muy preocupada.
—Eh... no.
—¡¿Cómo pudieron perderlo?! —de inmediato sus ojitos se llenaron de lágrimas—. ¡Es un bebé! —a continuación, se lanzó a los brazos de su tía para comenzar a llorar.
—No, corazoncito, no llores —Lucy la consoló—. Ya verás que Shaggy aparecerá, porque tus tontos padres lo buscarán ahora —dicho esto, nos miró muy enojada—. ¡Ahora! —gritó y ambos corrimos en busca del cachorro.
—Muy bien, dividámonos —dijo Benjamín—. Yo izquierda y tú derecha.
—Odio la derecha, ¿podemos cambiar?
Mi novio rodó los ojos.
—¡Bien! Tú izquierda, yo derecha.
—Te amo —le guiñé un ojo y corrí hacia la derecha mientras reía.
—¡Joe, por Dios! —le mandé un beso volado con una sonrisa y continué corriendo.
Una vez dentro del centro comercial, comencé a buscar al cachorro, ya sea debajo de las mesas, en los basureros, en los baños, incluso llegué a preguntar a varias personas, quienes me miraban raro al escucharme, y quién no lo haría cuando no se podía traer ningún animal a los centros comerciales. No fui muy lejos puesto que un animalito tan pequeño no podría llegar allí, así que simplemente me limité a buscar en zonas cercanas a nuestra mesa. Sentí absoluto miedo al no encontrarlo y rezaba en el fondo que Ben sí lo hubiese hecho, de no ser así, Clau estaría demasiado triste. Regresé a la mesa y me encontré con la triste imagen de mi hija llorando en los brazos de Gwil, quien la mecía de derecha a izquierda levemente para calmar su llanto, en cuanto me les acerqué, Clau me dedicó una mirada de odio y volvió a abrazar a mi amigo.
—Clau, no te enojes —le susurré mientras acariciaba su cabello.
—¿Cómo no quieres que me enoje si mi perrito está perdido allá afuera?
—Pero lo encontraremos, te lo aseguro.
—No te creo.
—Bueno, pero cuando papi lo encuentre te arrepentirás —le guiñé un ojo y me senté a su lado.
Los nervios comenzaron a consumirme cuando me di cuenta de que Ben se estaba tardando demasiado, miré el reloj, luego a mi hija, y por último a Lucy, quien me miró enojada y negó con la cabeza. Me alivié un poco al ver a mi novio con una salchicha en su mano y unas gafas de sol en su rostro, sin embargo, aquellos nervios me atacaron nuevamente al no ver al perro con él.
—¿Lo encontraste? —le preguntamos los cuatro al unísono, a continuación, se sacó las gafas y dijo:
—No —al escuchar eso, Claudia volvió a abrazarse a mi amigo para llorar otra vez—. ¡Es broma! ¡Es broma! ¡Aquí está, no llores! —dicho esto, sacó al cachorro de un bolsillo interno de su abrigo y lo colocó en la mesa.
—¡Shaggy! —exclamó entre lágrimas y lo abrazó contenta—. Nunca más te vuelvo a dejar con mis papás, ¿dónde lo encontraste, papi?
—Estaba metido de cara en un basurero muy cerca de aquí.
—¿Y para eso te demoras tanto? —le preguntó Lucy.
—¡Las salchichas estaban a muy buen precio! —todos chocamos nuestras manos contra nuestras frentes y negamos con la cabeza.
—Pero la de Joe te sale gratis —casi escupo mi gaseosa ante el comentario de Gwil.
—¡Gwilym, no delante de mi hija!
—¡Ay! ¡Pequeña, no me escuches! —Gwil cubrió sus oídos.
—Muy tarde, no soy sorda.
***
—¡Hoy es sábado de ver a mis tíos y de no verle la cara a Floooor! —abrí los ojos de golpe en cuanto escuché aquel canto de mi hija—. ¡Despierten ya, perezosoooooooo...! —no pudo seguir cantando, ya que Ben le tiró a Corny en la cara.
—¡Benny!
—¡Son las siete!
—¡Pero no es razón para darle peluchazos a tu hija!
—¡Déjenme dormi...! —ahora Clau le devolvió el golpe.
—¿Ves que no es bonito? —le preguntó después de sentarse sobre él—. Ya despierta, papito —besó su mejilla y lo abrazó.
—Es imposible enfadarme con esta lindura —mi novio pellizcó sus mejillas y besó su frente—. Buenos días, corazón.
—¿Y para mí no hay nada? —me hice el ofendido y ambos besaron cada una de mis mejillas—. Así me gusta. Ahora sí, familia, a levantarse que tenemos un día largo.
Joe:
—¿Estás seguro de lo que vamos a hacer? —me preguntó Benny desde la cama mientras acariciaba la cabeza de Claudia
Después de un día largo de trabajo, Adria me había comentado que Clau estaba interesada en aprender a bailar ballet, porque juntas habían visto un vídeo de bailarinas, sin embargo, se preocupaba por su situación al igual que ambos.
—No lo sé, pero creo que es buena idea, así se distraerá un poco.
—Pero, ¿y su salud? Mira que no ha tenido un ataque en semanas.
—¿Y si ya se curó? Por eso no ha tenido un ataque, ¿recuerdas lo que dijo el doctor?
—Puede que se cure o puede que no —respondió mientras mordía sus uñas y pensaba—. Tengo miedo por mi pequeña —comenzó a acariciar su carita—. No la quiero ver mal ni que le pase nada malo.
—Yo tampoco, pero yo creo que así va a despejar su mente de todo lo malo que vivió con Hope.
—Puede ser —suspiró—. Intentémoslo, igual tenemos su inhalador, si pasa algo malo la sacaremos inmediatamente.
—Hecho.
Caminé hacia la cama con un par de calcetines en mis manos y me senté a un lado de Ben para ponérmelas, sin embargo, brinqué en mi sitio cuando sentí las manos de mi novio acariciar mi cuello.
—Benny... —susurré asombrado.
—Shhhh —pasó sus labios por todo mi cuello hasta llegar a mis labios, me ericé ante su acción—. No hemos tenido un momento a solas en mucho tiempo.
—Pero Clau está aquí.
—Llévala a su habitación, solo será un momento.
—Me encanta la idea —dicho esto, tomé con cuidado a mi hija y la llevé a su cuarto, con suerte ella era de sueño pesado y ni siquiera sintió el viaje. La dejé en su cama y cubrí su cuerpecito con las mantas para luego dejar a Corny a su lado y depositar un beso en su frente.
Corrí de vuelta a la habitación y mordí mi labio inferior al ver a mi precioso novio en ropa interior mirándome fija y perversamente.
—Hoy eres libre de hacerme lo que quieras —sonrió pícaro y de inmediato comencé a desvestirme con desesperación.
Una vez en ropa interior, me lancé contra él para quedar encima. Devoré sus labios con pasión, nuestras lenguas jugueteaban salvajemente, mis manos sostenían mi peso para no aplastarlo, pero las suyas y trazaban caminos inexistentes en mi espalda y luego subían a mi cabello para tirarlo con pasión. Jadeé al separarme de él en cuanto sentí cómo sus finos dedos acariciaban la punta de mi miembro delicadamente, bajé hasta su cuello y lo succioné hasta dejar marcas en él, mientras Benjamín me proporcionaba un placer inimaginable.
Rápidamente le quité su boxer después de haberme quitado el mío, subí sus piernas a mis hombros y acerqué mi miembro hacia su entrada.
—No hagas mucho ruido, mi amor, ¿ok? —el asintió ante mi pedido, se veía tan tierno con el rostro rojito y lleno de sudor.
Estaba a punto de entrar en él, de no ser porque alguien abrió la puerta de la habitación, de inmediato lancé a mi novio por lejos y ambos buscamos algo para taparnos.
—¿Qué estaban haciendo?
Por la entrada, una Claudia con un montón de lágrimas en sus ojos, entró y caminó hacia nosotros.
—Tuve... otra pesa...dilla —hablaba con dificultad debido al llanto, se acercó a la cama y levantó la cobija que cubría mi cuerpo, de inmediato la quité de sus manos antes de que pudiera vernos desnudos.
—¡NO! —chillamos ambos y ella se asustó.
—¿No puedo dormir aquí?
—Sí, pero primero, ¿puedes salir un momento? —le sonrió Ben y ella obedeció con su carita llena de confusión, cuando estaba afuera, ambos suspiramos—. Espero que no haya visto nada.
—Lo mismo digo, pero ya me quedé picado —le susurré con una mueca.
—Yo también, pero la bebé tuvo una pesadilla, así que vístete.
—Mugre Hope, donde sea que estés espero que te pudras, porque por tu culpa ya no puedo hacer el amor con mi novio a gusto —murmuré enfadado bajo la tierna risa de Benny.
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Subiré otro pk si
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