Capítulo 27
Joe:
Todo había pasado demasiado rápido, solo fue cuestión de parpadear un par de veces para después ver a Hope tomar la mano de Claudia y caminar hacia la puerta de entrada, luego a mi novio levantándose bruscamente de su silla (lo cual provocó que esta cayera al piso) y fuera tras ella, cosa que no pudo hacer, ya que un par de tipos verdaderamente altos y fortachones se lo impidieron. Desde aquella silla observaba todo, mi novio luchando y pataleando para ir tras Claudia, Lucy hecha un mar de lágrimas mirando todo y cómo se llevaban a mi hija, el pequeño amor de mi vida, la pequeña bebé que fue abandonada en mi hogar, por quien di mi vida entera y dedicación por cuidarla y verla crecer; y aun así, esa mujer tan irresponsable logró quitármela de las manos y dejarme con un vacío dentro de mi corazón que tal vez nunca podría llenar; porque ella fue mi compañera y mi confidente, con ella podía contar cuando estaba triste. Los recuerdos llegaban a mi mente como flechas a un tiro al blanco, pero en lugar de eso, llegaban a mi corazón y lo perforaban, provocando un dolor increíble, y es que recordaba cuando era una pequeña bebé, cuando al conocí por primera vez y supe que estaríamos juntos para siempre, cuando creció y era mi mano derecha para afrontar todo tipo de problemas. Un millón de personas pueden pasar por tu vida, pero cuando se trata de una hija, nunca la podrás reemplazar. Al verla con su rostro lleno de lágrimas mirarme y luego mirar a Ben, me partía el corazón, aún tenía los recuerdos presentes, recordaba cuando era pequeña y lloraba en mis brazos, ahora no podía ni abrazarla, ¡porque ni siquiera podía moverme de la impresión! Mi cerebro intentaba hacerse la idea de que todo esto era una imaginación de mi loca cabeza, que era un sueño del que despertaría pronto, pero no, nada de eso, todo era real, y dolía aceptar la cruda realidad.
Pero fue cuando vi a los grandulones golpear a Ben, porque este había pegado en las partes bajas de uno de ellos, para intentar escapar, que mi mente despertó y mi cuerpo pudo moverse. De la fuerza incluso tiré la silla, salté sobre uno de los matones, y lo alejé de un buen empujón, lo mismo hice con el otro para después arrodillarme a la altura de Benny y tomar su carita llena de lágrimas entre mis manos.
—Tranquilo, bebé, no te preocupes, iremos por ella —le susurré y él asintió, nos levantamos del suelo y nos echamos a correr directo a la salida, o al menos lo intentamos, ya que los mastodontes nos agarraron antes de intentar escapar.
—¡Déjenme! —chillaba Benjamín en medio de la desesperación—. ¡Es nuestra hija! ¡No pueden hacernos esto! ¡Es mi bebé!
—¡Bájenme, cerdos asquerosos! —gritaba, pataleaba y golpeaba, pero parecía que al hombre no le afectaba en lo más mínimo—. ¡Claudia! ¡Claudia, no vayas con ella!
—¡Papá! —su voz me lastimó.
—¡Claudia! —dejé de forcejear y caí de rodillas al piso para comenzar a llorar.
Al parecer los grandullones se dieron cuenta de que ya no lucharíamos por nuestra hija, porque a medida que pasaba el tiempo, aflojaban su agarre hasta que nos soltaron por completo. Una vez liberados, corrí a los brazos de mi novio y lo abracé para llorar en su hombro. Ambos llorábamos por la pérdida de una persona demasiado especial en nuestras vidas, lamentando cada segundo desperdiciado en este tonto juicio. Sin embargo, al escuchar un fino grito, pude sentir la vida regresar a mí.
—¡Papá! ¡Papi! —levantamos nuestras cabezas y la vimos correr hacia nosotros con una pequeña sonrisa en su rostro, la cual provocó una sonrisa en los nuestros.
Claudia se lanzó a nuestros brazos y nos abrazó alegre, pude percibir que soltó una pequeña risita. Pude sentir una sensación de alivio al tenerla nuevamente conmigo, el hecho de estar junto a Ben y a ella alegraban mi corazón y era lo suficiente para estar bien. Al separarse nos miró con lágrimas en sus ojos, sorbió su nariz y limpió todo rastro de lágrimas en nuestros rostros.
—No sé si lo que me dijo mi mamá de ustedes es cierto, pero quiero que sepan que muy en el fondo, aún los quiero.
—Perdóname, hija —le susurré y la abracé, pude escuchar un sollozo de Ben—. Perdóname por no decírtelo nunca, no quería romper tu corazón tan temprano.
—Ya lo hicieron —susurró con la voz quebrada y se soltó de mi agarre.
—Lo sentimos —esta vez habló mi novio.
—Ya no importa, ahora viviré con mi mamá, extrañaré mucho a mis tíos y abuelitos... y a ustedes.
—Claudia, quédate con nosotros, por favor —le rogué—, no digas nada y vámonos ahora.
—No, papá, después te perseguirá la policía.
—No me importa.
Ella negó con la cabeza, luego buscó algo en sus bolsillos, parecía que se había acordado de algo. Sacó de él un pequeño trozo de papel y me lo extendió.
—Encontré esto afuera, no sé si sea suyo —asentí y lo guardé en mi bolsillo, ni siquiera me interesaba en abrirlo ahora—. Ya me voy —nos abrazó a ambos y cuando fue mi turno, permanecí un buen rato con mis brazos cruzados en su espalda, cerrando los ojos para disfrutar el momento—. Adiós.
—Cuídate mucho —le susurré y una lágrima se deslizó por su mejilla, la cual limpié con delicadeza—. No olvides que Ben y yo te amamos un montón, y si quieres volver, nuestras puertas siempre estarán abiertas, te llamaremos todos los días, ¿sí? —ella asintió y me volvió a abrazar, parecía que no quería irse—. Siempre sé obediente como te enseñé y sé una buena niña —volvió a asentir.
Cuando se separó de mí, abrazó a Ben una última vez y giró sobre sus talones para ir afuera con su madre, quien la esperaba con una terrible expresión de fastidio en su rostro. Tomó su mano y ambas se alejaron de nosotros. Suspiré y agaché la cabeza, luego sentí unos brazos rodear mi cintura, sabía perfectamente que era Ben por sus brazos robustos.
—Maldita vida que no quiere que Claudia esté con nosotros —me susurró—. Sobre todo conmigo.
—¿Contigo?
—Cuando volví, fue a parar al hospital, y ahora que estuve a punto de ser su padre, Hope nos la quita. Creo que es el karma.
—Benny, créeme, muy en el fondo de mi corazón sé que la recuperaremos.
—¿Y si no?
—La robaremos.
—Eres tremendo —se sonrió—. Pero apoyo la idea.
—Oigan —ambos giramos al escuchar la voz de Lucy—, ¿qué fue lo que les dio Claudia hace un momento?
—Esto —dije sacando la hoja de mi bolsillo y dándosela.
—Ustedes son unos idiotas, díganme que por lo menos la leyeron.
—No —respondió Ben un tanto extrañado y nuestra amiga nos tiró el papel en la cara después de pegarnos un buen zape a ambos.
Abrí delicadamente el papel y al leer su contenido, ambos nos miramos incrédulos a punto de querer suicidarnos.
"Hola extraños:
Hoy han recibido a una gran bendición, perdón por hacer esto, pero no le puedo dar un buen futuro yo sola.
Espero que ustedes puedan hacerlo.
Tiene un año y le encanta jugar con el osito de peluche que dejé en la canasta.
Buena suerte y gracias."
—¡Mierda! —exclamé.
—¡Traigan a ese juez otra vez, este juicio debe reanudarse!
***
—¡Me niego a reanudar el juicio! —gritó Hope muy enojada.
—Demandante Hope, debemos ver qué encontraron los demandados, doy la palabra al abogado de los mismos.
—Señor juez, el motivo de la reanudación de este juicio, es esto —nuestro abogado le enseñó el papel—. Mis clientes encontraron la evidencia.
Los ojos de Hope se abrieron de par en par, el juez tomó la nota y la analizó detenidamente. A continuación, la leyó en voz alta y clara:
—Hola extraños: Hoy han recibido a una gran bendición, perdón por hacer esto, pero no le puedo dar un buen futuro yo sola. Espero que ustedes puedan hacerlo. Tiene un año y le encanta jugar con el osito de peluche que dejé en la canasta. Buena suerte y gracias.
El juez bajó la nota con expresión seria, y miró a Hope, quien de inmediato bajó la mirada e intentó controlar sus nervios, Ben agarró mi mano mientras me sonreía, una sonrisa pícara que demostraba felicidad absoluta, sabía que esta vez sí ganaríamos. La vista del juez recorrió la nota otra vez, parecía que debía leerla un montón de veces para entenderla del todo.
—Bien, ahora necesito una prueba de la letra de Hope, abogado de la demandante, ayúdeme, por favor —le extendió la nota y la tomó—. Que escriba exactamente lo mismo de la nota.
Su abogado sacó una hoja de papel de su bolsillo junto a un bolígrafo, y se los entregó a la mujer, quien temblaba de nervios al mismo tiempo que escribía en la hoja, Claudia observaba atenta lo que hacía. Pero la mujer se tardaba, parecía que se ideaba la manera de cambiar su letra o por lo menos hacerla un tanto distinta a la de la nota, cosa que me atormentaba con cada segundo que pasaba. Cuando terminó, entregaron ambas hojas al juez, y este las analizó detenidamente junto a ambos abogados, luego sacaron algunos papeles de una carpeta que era de Hope, al parecer la muy mentirosa sí había cambiado su letra, por lo que necesitaban aún más evidencias. Después de que trajeran a un par de hombres para que continuaran analizando, el juez dio un par de golpes con su martillo al parecer ya habían tomado una decisión.
—Bien, después de analizar todas las pruebas, este grupo de profesionales concluyó que la dueña de la letra... —hizo una pausa tan larga que parecía de esas películas en la que la espera es eterna, quieres que diga la respuesta de una vez por todas y no aguantas la intriga, incluso un redoble de tambores se escuchaba en mi mente—, efectivamente es de Hope. Felicidades, Joe y Ben, se han ganado la custodia de Claudia.
—¡Sí! —chillamos ambos mientras dábamos pequeños saltitos y bailábamos.
—¡Wooohoo! —exclamó Lucy y nos abrazó.
Los aplausos abundaron la sala, junto a nuestro festejo lleno de gritos y exclamaciones alegres. Ben y yo nos miramos contentos, con lágrimas en los ojos y a punto de llorar, soltó un pequeño sonido de felicidad, se lanzó a mis brazos y comenzó a llorar en mi hombro. Al separarnos, observamos a Clau abrazando a su madre con lágrimas en sus ojos, cosa que quitó mi sonrisa y la de Ben de nuestros rostros. Un policía se le acercó, tomó su pequeña mano y la alejó lentamente de Hope, su mirada permanecía clavada en el piso y con cada paso que daba parecía que más lágrimas quería derramar. En menos de un parpadeo, mi corazón se hizo añicos, al parecer mi hija no quería vivir con nosotros, en ese momento odié a Hope por llenar su corazón de odio. Al llegar a nosotros, Ben fue el primero en levantarla por los aires y abrazarla, pude percatarme que ninguna sonrisa se dibujaba en el rostro de mi hija, la seriedad y la tristeza no desaparecían. Segundos después, mi turno llegó, Benny me pasó a mi hija y la abracé con una pequeña sonrisa en mi cara, estaba feliz, sin embargo, la incomodidad que percibía por parte de Claudia me cambiaba los ánimos. Lucy llegó más tarde y me la quitó, para llenarla de besos y abrazos muy cariñosos, volví a sonreír levemente mientras las observaba, mi amiga se veía tan feliz.
—Bien —Ben llamó nuestra atención y levantó sus hombros, haciendo un tierno puchero—. Vamos a casa —esta última frase la dijo mientras cargaba a Claudia en sus brazos
Asentí con la cabeza y giré para caminar hacia la salida, bueno casi, si no fuera porque Hope se encontraba delante de nosotros con los brazos cruzados, las lágrimas resbalando por sus mejillas provocando que se viera horrenda por su maquillaje corrido y su semblante.
—Gran trabajo, me la quitaron —sonrió falsamente—. Pero ya veremos quién gana la batalla final, recuerden que el que ríe al último ríe mejor, y no descansaré hasta que mi hija haya regresado conmigo.
—Benny, llévate a Claudia al auto, esto se va a poner feo —le susurré al oído y él obedeció—. Mira quien habla, tú nos la quitaste primero.
—Ni siquiera es tu hija —habló entre dientes y me agarró de la camisa.
—No lleva tu apellido.
—No lleva tu sangre.
—Pero madre es quien cría, no quien engendra —le guiñé un ojo y retiré su mano de mi pecho, sin quitar mi pequeña sonrisita burlona con la que la intimidaba—. Suerte en tu tonto intento de quitármela, pudo haberte funcionado una vez, pero créeme que una segunda vez ya no habrá —dicho esto, giré y comencé a andar hacia la salida, sin embargo, al no sentir la presencia de mi amiga, giré de nuevo, la observé hablándole a Hope, por lo que me acerqué para asegurarme de que no se agarraran a golpes.
—Vamos, Lucy.
Pero parecía que mi amiga ni siquiera me escuchaba, su mirada continuaba clavada en la mujer echa un desastre, de repente, una sonrisa pícara se formó en su rostro.
—Te dije que ganaría, perra —escupió y se alejó de ella, resonando sus tacones por todo el lugar.
Miré por última vez a Hope y caminé, siguiendo a mi amiga, quien se encontraba junto a Ben y mi hija.
—Asunto resuelto, vámonos —dije y los cuatros fuimos al ascensor que conducía al parqueadero.
Mientras caminábamos, el sonido de un mensaje de WhatsApp me distrajo, por lo que saqué mi celular y lo revisé, era Gwil en un grupo que había creado para informar noticias sobre el juicio, su nombre era: "El juicio, krnal", la mayoría de personas queridas por Clau estaban en él.
Gwil: ¿YA SALIEROOOON? ¿COMO LES JUEEEEEEE?
Allen: Quita las mayúsculas Gwil, por Dios .-.
Gwil:
Adria: Esperen, mi bella sobrina está en peligro de ir con la bruja oxigenada esa y ustedes mandando memes, ¡maduren raios!
Manuel: quiere que maduremos la que escribe raios😑
Ya está con nosotros :D
Rami: EEEEEEEEEEH 🕺🕺🕺🕺
Mel: FIESTAAAAAAAA
Allen: QUE HERMOSA ES LA VIDA
Gwil: FIESTA EN MI CASA!
Allen: Yo pongo la comida!
Roger: Yo animo!
Adria: Yo las decoraciones
Manuel: Yo los tacos ajuaaaa
Aaron: Yo las bebidas y el alcohol
Brian: Yo solo llevaré mi presencia!
Estaremos ahí en una hora 😉
—Al parecer harán una fiesta —le susurré a mi novio en cuanto guardé el celular.
—Qué tiernos son, espero que no lo hagan en la casa, no quiero limpiar.
—No, será en la casa de Gwil.
—Oh, entonces así sí —sonrió y caminamos al auto.
***
Y como dije, tardamos una hora en llegar, en todo el camino, Claudia no decía ni una palabra como solía hacerlo siempre, ni siquiera hablaba con Lucy. Al bajarnos del auto, quise tomar su mano para ir a la casa de mi amigo, sin embargo, se alejó de mí y caminó más rápido. Suspiré y fui tras ella, se la veía enojada y triste, cosa que me dolía.
—Clau, ¿estás bien? —asintió a mi pregunta sin siquiera mirarme.
—¿Qué le pasa? —me susurró Benjamín y yo me levanté de hombros.
Después de que Lucy tocara la puerta, Gwil nos abrió sonriente y nos hizo pasar, al ver a Claudia la tomó en brazos y la llenó de besos, solo en ese momento la vi sonreír levemente. Caminamos lentamente por el pasillo hasta que llegamos a la sala, donde todos salieron de sus escondites y gritaron: "¡Bienvenida!". Esta vez, pude ver una verdadera sonrisa en el rostro de Claudia, la felicidad se hacía presente en sus ojos, los cuales brillaban de una manera genial. En la pared más grande de la sala reposaba un cartel enorme que decía: "Bienvenida Clau" con un montón de fotos pegadas en él. La mayoría de mis amigos estaban ahí, hasta Tyler había venido. Todos se sentaron alrededor de una mesa, la cual contenía un montón de bocaditos.
La fiesta había comenzado.
***
—¿Notaste que Claudia...? No sé, parece que no está feliz —me preguntó mi novio, quien se encontraba recostado sobre mi pecho.
—Sí, yo también, lleva varios minutos mirando la ventana —dije preocupado—. Creo que no quería venir con nosotros.
—No la culpo, Hope le metió cosas tan feas en su cabeza, los niños tienden a ser manipulados muy fácilmente.
—Lo que no sé es cómo es que supo lo del orfanato —mi novio me miró con mi misma expresión de preocupación.
—Nadie lo sabía, además de ellos —susurró señalando a los demás—. Y ni siquiera lo saben todos.
—Quizás es un misterio por descubrir.
—Quizás —se abrazó más a mi cuerpo y suspiró—. No sé si estoy feliz o no.
—Yo tampoco, verla así me duele.
—Lo sé —susurró.
Continuamos en silencio en el sillón abrazados y calmados, tenernos el uno al otro a veces lograba calmarnos. Observábamos a nuestra pequeña con la mirada perdida en la ventana y no pudimos evitar sentirnos mal, hasta que más tarde llegó Adria con ella para regalarle una muñeca, una sonrisa se formó en su rostro, después de mucho tiempo. Mi amiga la llevó a quién sabe dónde y después las vimos riendo por toda la casa, al menos ella la hacía feliz.
Claudia:
La fiesta se había vuelto un poco divertida cuando mi tía Adria me regaló la muñeca y me invitó a jugar con ella, por suerte, porque ya me estaba aburriendo. Sin embargo, cuando tuvo que irse, encontré un nuevo entretenimiento al ver a mi tío Gwil y a mi papá bailando borrachos en sobre la mesa de centro, mi tía Lucy y mi papi estaban en la cocina conversando, por lo que no podían verlos hacer sus ridiculeces, cosa que quería demasiado, sin embargo, ninguno de los dos quería porque estaban muy ocupados hablando sobre cosas de adultos. Los invitados ya se habían ido, a excepción del cuarteto de siempre, es decir, mis tíos Gwil y Lucy y mis papás, aunque... en realidad no lo eran. Después de reír un montón, decidí ir por algo de beber, por lo que fui directo a la cocina a buscar un vaso de refresco. Como no quise incomodar a mi tía y a mi papi en su conversación, lo busqué yo sola, al no encontrar nada en la cocina, opté por buscar en el comedor. ¡Bingo! Un par de vasos de refresco de manzana se encontraban sobre la mesa, tomé uno y lo bebí, al notar un sabor extraño en él, fruncí mi rostro y contuve mis ganas de vomitar, sabía amargo y quemaba mi garganta cuando el líquido se transportaba por ella. Sin embargo, la curiosidad me ganó y volví a beber, frunciendo el ceño y sintiendo mi garganta ardiendo, quería saciar mi sed, y a pesar de que el sabor era horroroso, podía con ello.
Ya había bebido ambos vasos, y quería más, no sabía el por qué, o bien era mi curiosidad, o ya me había acostumbrado al sabor y simplemente quería saciar mi sed. Encontré un tazón lleno hasta la mitad de esa extraña bebida, por lo que serví en ambos vasos y me los bebí como si de agua se tratara. Al dejar el vaso en la mesa, un pequeño hipo se escapó de mi boca la cual cubrí antes de que me saliera otro y alguien me escuchara, ¿y por qué tenía miedo? Porque posiblemente bebí algo con alcohol y me encuentro mareada. ¿Estoy ebria? ¿Ahora se supone que también debo bailar chistoso como mi papá y mi tío?
Caminé de vuelta a la sala a paso lento, mi cabeza daba muchas vueltas y parecía que todas las cosas cobraban vida y se movían lentamente. Logré sentarme en uno de los muebles, mi papá y mi tío ya habían dejado de bailar y se encontraban dormidos en los sillones uno sobre el otro. Reí al ver la cara graciosa de mi padre, un poco de saliva chorreaba de su boca y lo hacía ver muy cómico. Un hipo resonó por toda la sala, automáticamente cubrí mi boca, pero los hipos continuaban.
—Claudia, ¿qué pasa? —el miedo recorrió mi cuerpo al escuchar la voz de mi papi.
—Nara... ¡Hip! —mi voz sonó un tanto rara, casi no podía hablar.
Al escuchar los pasos de mi papi y mi tía, sentí una sensación escalofriante y terrorífica, tenía que estar bien, no debía verme así. Pero todo intento de huir fue en vano, ya que antes de levantarme, mi papi ya se encontraba en la sala. Lo miré con vergüenza y tragué saliva, sabía que me esperaba lo peor. Se me acercó con el ceño fruncido y me analizó de pies a cabeza, se arrodilló a mi altura y me olfateó, con suerte traía mi boca cerrada. Pero de igual manera me atrapó.
—¡Reina Claudia, ¿bebiste alcohol?!
—No shé... ¡Hip! —cubrí mi boca con miedo mientras lo miraba.
—No es posible —susurró—. ¡Joseph!
—¡¿Qué?! —le gritó con la cabeza contra una almohada.
—¡¿Dejaste que Claudia bebiera alcohol?!
—¿Quién es Claudia? —preguntó levantando la cabeza y mi papi le dio una bofetada.
Sabía que esto se pondría feo.
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