Capítulo 24
La mujer miró avergonzada a los padres, bajó a su hija y se les acercó lentamente.
—Vine a visitarla.
—¿Visitarla? ¿Nos colocó un chip de rastreo acaso? ¿Nos estuvo siguiendo? —la ira de Ben comenzaba a hacerse presente.
—Solo averigüé a dónde iban, es todo.
—¿Y cómo logró entrar? —le preguntó el rubio.
—Tengo un pase, ya lo saben —Hope les enseñó un pequeño pedazo de plástico que colgaba de su cuello.
—No es posible, ¿cómo lo consiguió? —el pelirrojo se atrevió a hablar.
—No puedo decírtelo, te he dicho que tengo contactos.
Los padres bufaron, mientras Allen escuchaba la posible futura pelea.
—¿Me la puedo llevar?
—¿Llevar? ¿A dónde? —Benjamín abrió los ojos muy grandes.
—Afuera, a pasear un rato, ya saben, para que no se aburra.
—Discúlpeme, señora, no sé quién sea usted, pero Claudia y yo estábamos muy a gusto haciendo dibujitos —comentó Allen.
—Su nombre es Millie.
—Es Claudia —dijeron Ben y Joe al unísono.
—Da igual, vámonos, hija —la mayor tomó la mano de Clau, sin embargo, Joe se les adelantó e interrumpió su paso.
—Nunca dijimos que sí.
—Ay, papá, déjame ir, a mi mamá casi no la veo, a ti siempre, déjame ir, por fa y te prometo que seré una niña buena —suplicaba la niña con las manos juntas.
Joe observó a Ben con expresión de duda, su novio negó con la cabeza sin saber qué decir, por lo que el pelirrojo se le acercó para susurrarle al oído.
—¿Qué solemos hacer en estos casos? —lo alejó un poco de ahí.
—¿Consultarlo con Lucy?
—De seguro dirá que no.
—De igual manera nos va a reclamar.
—¿Entonces?
—¿Lanzamos una moneda? —el rubio sacó el objeto brillante de su bolsillo—. Si sale cara la dejamos ir, si sale sello no.
—Bien —su novio tiró la moneda y Joe cerró los ojos esperando el desastroso final—. ¿Y?
—Cara.
—Demonios —bufó y de inmediato volvieron con Hope y su hija—. Está bien Hope, puedes llevártela, pero hasta antes de las cinco.
—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! —la sonrisa no se iba de su rostro—. ¡Vámonos, Millie! —la mujer tomó la mano de su hija, quien se despidió de sus padres y se alejó con su madre.
—¡Carajo! —exclamó Joe pateando con fuerza contra el piso, provocando que la arena brincara hacia Ben.
—¡Mis zapatos! ¿Imbécil, te crees muy gracioso?
—¿Cuál imbécil? ¡Respétame! ¡Soy mayor a ti!
—Tú no me das órdenes, anciano —Ben le sacó la lengua.
—Ah pues mira lo que el anciano puede hacer —dicho esto, Joe corrió hacia Benjamín y este huyó de él.
—Ya veo de qué me hablaba Claudia —musitó Allen negando con la cabeza mientras observaba a la pareja peleando como niños, ¿en serio esos dos cargaban con la responsabilidad de ser padres?
***
—¿Joe? Amor, ¿qué tienes? —le preguntó Ben a su novio, quien mantenía la vista perdida en el suelo y no se movía, al sentir el tacto del rubio reaccionó.
—¿Ah?
—¿Pasa algo?
—No, nada.
—Joe —dijo su nombre en señal de advertencia—. Sé que algo te pasa, siempre miras tus manos y el suelo cuando estás preocupado, ¿qué tienes?
—Me conoces tan bien —el mayor sonrió levemente sin despegar su vista del suelo—. Es... esto, tengo miedo.
—¿De?
—De que Hope nos quite a Claudia.
—Ah hombre, no, ¿por qué piensas eso? Somos sus padres, no nos la puede quitar así no más, los papeleos ya casi están, pronto llevará mi apellido.
—¿Y si se consigue un abogado o algo parecido? ¿Y si pelea hasta quitárnosla?
—No seas negativo, amor, no pasará nada.
—Quiero pensar positivo y no puedo.
—No se lo permitiremos, ¿ok? Ahora come un poco, Claudia no debe tardar en llegar.
—¡Papi! ¡Papá! —Ben sonrió al escuchar aquella dulce voz y giró su cabeza hacia donde provenía el sonido, se sintió tan contento de verla tan alegre.
La pequeña llegó y abrazó a Benjamín, Hope observaba desde lejos con un par de bolsas en sus manos. Cuando la niña abrazó a Joe, este no la soltó para nada, la abrazaba como si su vida dependiera de ello, como si aquella sensación de perderla otra vez fuera a cumplirse.
—También te extrañé, papá, ¿me sueltas? Me estás aplastando —al escuchar aquellas palabras Joe obedeció—. ¡Miren! ¡Mi mamá me compró ropa nueva!
Joe y Ben se quedaron plasmados, no se habían dado cuenta hasta ese momento, su hija ya no llevaba su típico overol y su camiseta multicolor, sino traía una blusa a la altura de los hombros, un short jean y un par de zapatos casuales.
—¿Y tu overol? —preguntó Joe observándola detenidamente.
—En esta bolsa, ¿apoco no está linda mi ropa nueva? —Claudia dio una vuelta en su sitio.
—Sí, corazón, ahora ve con tu tía Lucy, tengo que hablar con tu madre —Ben pronunció las últimas palabras con desprecio, la niña obedeció y los padres se acercaron a Hope.
—¿Qué? —dijo ella—. ¿Qué hice mal?
—Todo. ¿Por qué su cambio de ropa?
—Ay por favor, la visten como albañil, los overoles no son lo único con lo que puede vestirse una niña.
—¡Le quedan bien! —Joe agitó las manos en el aire.
—No es manera de vestir a una niña de seis años.
—Bueno quienes lo vestimos somos nosotros no uste... —Joe no pudo seguir hablando ya que Ben cubrió su boca.
—Por lo menos deberían agradecerme —la mujer dejó las bolsas frente a ambos y fue a despedirse de su hija, besó su mejilla, la abrazó y se alejó de todos sin decir nada.
Joe y Ben negaron con la cabeza y se sentaron en sus lugares, Joe agarró una de las bolsas para inspeccionar lo que Hope había comprado. Sacó un par de faldas cortas y las analizó detenidamente.
—¿Esto piensa ponerle?
—Es horroroso —Benjamín sacó una blusa de hombros descubiertos.
—Oh no, definitivamente es un no para esa, no dejaremos que nuestra hija se vista así, cualquier hombre la puede mirar.
—Si esa mujer regresa, te juro que no vuelvo a enviar a mi hija con ella, ya me tiene harto —comentó Joe y su novio asintió.
—¡Pas, vamos a comeeer! —gritó Claudia desde el otro extremo.
—¡Ya vamos! —le gritó Joe y miró a su novio—. Llegando al hotel tiramos toda esta ropa.
—Es un hecho —le guiñó un ojo y fueron tras su hija.
—Ya está haciendo frío —comentó Claudia a la vez que se sentaba en el regazo de Joe para abrazarlo.
—Así es, y tú con el short que te compró tu mamá —el mayor rodó los ojos y la atrajo a su cuerpo.
—Mi mamá dice que así me veo bonita, y que debo soportar el frío para que me vean linda.
—Tu mamá dice puras tonterías, ven a cambiarte —dijo Ben sacando el overol de Claudia.
—Papi, no seas malo.
—Ella es la mala —Joe sonrió al ver a Ben enojado—. Ella te viste horrible.
—En realidad se ve bien.
—Se ve bien, pero esta es ropa para grandes, amorcito —Joe se les acercó y le alcanzó la camiseta a Ben.
—Sí, mira cómo te luce la camiseta de Bob Esponja que te acabo de poner, eres hermosa, tu ropa no te hace más bonita, eso solo es superficial, ¿ok?
La niña asintió, en el fondo, Lucy fingía limpiarse una lágrima.
"Son los mejores padres del mundo". Pesó mientras los observaba junto a Rami.
--------------------------------Al día siguiente------------------------------------
La noche había caído, Joe, Ben y Claudia caminaban por un puente situado sobre un río enorme y brillante por la luz de la luna, la pequeña se paró sobre una de las tablas que sostenían el pasamanos y observó atenta el río, la brisa chocaba lentamente contra su rostro y le daba cierta sensación de serenidad.
Joe y Ben se colocaron a cada lado y observaron también, los tres permanecían en silencio, disfrutando de la vista hermosa que tenían frente a sus ojos.
—Vamos a la orilla a tirar piedritas —propuso Joe sin despegar su vista del agua.
—¿Estás loco? Está helando, podemos pescar un resfriado, vámonos al hotel.
—No lo creo, vamos, nos hace falta algo de diversión, por favor, Benny, por favor —suplicó con sus manos juntas.
—No, papá, al agua no —Claudia se abrazó a su pierna con miedo.
—No iremos al agua, corazón, solo será a la orilla a lanzar piedras, no te pasará nada porque te cuidaremos, ¿ok?
La niña asintió con desconfianza.
—¿Ya podemos ir? —Joe hizo puchero y Benjamín rodó los ojos.
—Odio cuando logras convencerme, vamos.
—¡Ehhh! —Joe cargó en sus hombros a Clau y corrió a la orilla, con Ben detrás de ambos dudando en si era buena idea ir o no.
Cuando observó a Joe sentar a su hija en el suelo, y a él posicionándose a su lado para comenzar a tirar las piedras al agua -a pesar de que al principio ella tuvo miedo-, sonrió con dulzura, si había algo que amaba era ver a Joe pasar tiempo con Claudia, se veían tan tiernos juntos, cosa que le provocó caminar instintivamente hacia allá y sentarse a su lado para divertirse un rato con ambos. La risa de Claudia retumbaba en los oídos de Benjamín, al ver cómo Joe decía frases graciosas al lanzar las rocas al agua, la pequeña a veces tenía que detenerse un momento para recuperar el aliento y continuar riendo y lanzando. Ben la cargó sobre sus hombros para que alcanzara una distancia más larga, sin embargo, no lograba alcanzar las rocas de Joe, él rompía sus propios récords, ni siquiera Benjamín lograba alcanzarlo.
—Hagamos algo —Joe llamó la atención de ambos—. Quien logre tirarla más lejos no pagará la pizza de la merienda.
—¡Sí pizza! —festejó Claudia y Benjamín la bajó.
—Hecho.
—Rayos no sé a quién apoyar —la mirada de Claudia iba de Joe hacia Ben—. ¡Vamos, papá! ¡Vamos, papi! ¡De igual manera, la pizza irá a mi pancita! —la pequeña se había inventado una barra.
La pareja se preparó, tomaron impulso y ambos soltaron sus rocas, bueno, solo Ben, ya que Joe, al tomar demasiado impulso, perdió el equilibrio y fue a parar al suelo, pero esta vez fue contra el agua, lugar donde su roca se perdió. El rubio levantó los brazos en cuanto su roca desapareció en el agua, miró a Joe y rio junto a Claudia.
—¡Gané! —exclamó haciendo un baile improvisado.
—¡Papá, debes comprar la pizza! —Claudia se unió a su festejo.
Su celebración no duró demasiado, el impacto del agua fría contra sus cuerpos provocó que se detuvieran en seco, mirando al causante de todo: Joe.
—¡Oye! —chilló Ben.
—Para que vean lo que se siente —el pelirrojo les guiñó un ojo.
—¿Ah sí? —Claudia levantó una ceja—. ¡Esto es la guerra! —chilló y corrió hacia él para comenzar a saltar sobre el agua, salpicándole la misma sobre todo su cuerpo.
—¡Me atacan! —Joe también chapoteaba.
—¡Se van a enfermar! —chilló Ben desde atrás.
—¡Soldada, Claudia, tenemos un soldado amargado!
—¡Yo estoy armada! ¡Le dispararé! —la pequeña se agachó, tomó un poco de agua en sus manos y la lanzó a su padre.
—Oh no, de esta no te salvas —Ben la atacó con cosquillas y Claudia comenzó a reír.
—¡Sálveme general! ¡Me atacaaaan!
—¡Yo la salvaré! —dicho esto, Joe se lanzó sobre Ben, provocando que este soltara a su hija.
Ahora las cosquillas eran para el rubio, Claudia se le había unido a Joe para ayudarlo, Ben reía sin parar, mientras intentaba zafarse del agarre de su novio, sin embargo, el blondo no hizo más que tumbarse sobre él y besarlo con dulzura.
—Oh, no, ya comenzaron a besarse —la pequeña cubrió sus ojos con una mano—. Los voy a mojar si no paran ya.
Joe se separó de Benjamín para observar a su hija con la mirada entrecerrada, luego miró al rubio, y finalmente ambos la miraron con una sonrisa. La pequeña abrió los ojos muy grandes, y antes de que pudiera escapar, sus padres ya estaban atacándola con cosquillas.
Esa noche fue la mejor en mucho tiempo, Joe y Ben no podían sentirse más a gusto, jugaban, reían y disfrutaban de la compañía de su hija, si fuera por ambos, vivirían aquella noche una y otra vez.
------------------------------Al día siguiente--------------------------------
—¡Joe! ¡Joe! ¡¿Dónde estás?! —gritaba alarmado el rubio mientras se adentraba a la habitación de su hotel.
—¿Qué ocurre? No hagas ruido, Clau sigue dormida.
—¡Mira lo que me llegó! —el rubio le enseñó un e-mail en su celular con una sonrisa en su rostro.
—A ver —murmuró Joe y tomó el celular para leer con atención aquel correo—. No —abrió los ojos muy grandes y lo miró con una sonrisa, su novio asintió—. ¡Oh, Dios mío, ven aquí! —corrió hacia él y lo abrazó contento.
La razón de la felicidad de esta pareja fue que en el mensaje se solicitaba la presencia de ambos junto a Claudia para que se llevara a cabo el juicio final para la adopción. Ambos llevaban trabajando duro por esto desde hace varios meses, y de verdad les alegraba que les llegara esa petición al fin.
—Llevará tu apellido dentro de poco tiempo—le dijo un Joe muy alegre y Ben asintió a punto de llorar—. ¡¿Lo ves? Y tú tenías miedo, todo es posible.
—¡Lo sé, lo sé, estoy muy feliz!
Joe estuvo a punto de decir algo, sino fuera porque escucharon el llanto de su hija, sus rostros de felicidad pasaron a ser completamente de preocupación, automáticamente corrieron directo a su cama, donde yacía la pequeña delicada y pálida. Joe fue el primero en acercarse para verificar el estado de salud de su pequeña.
—Clau, amor, ¿qué tienes? ¿Qué te pasa?
—Me duele la cabeza —comentó agarrándosela entre quejidos.
Joe suspiró y se sentó en la cama para colocarla en su regazo y abrazarla.
—Tranquila, tranquila —le susurraba mientras ella se quejaba y lloraba en su pecho.
—Me duele... me duele, llévenme al doctor.
—Vamos, corazón —Joe la cargó después de intercambiar una mirada de preocupación con Ben.
Salieron del hotel a paso rápido, Ben se adelantó y fue directo al auto para encenderlo y arrancar en cuanto Joe se subió.
En el camino, lo único que se escuchaba era el llanto de su pequeña, cosa que preocupaba a Joe y a Ben cada vez más. De pronto, Claudia comenzó a toser varias veces y el miedo llegó de golpe hacia Joe, le aterraba la idea de que su niña comenzara con sus ataques otra vez, luego de mucho tiempo. Miró a Ben desesperado, no sabía qué hacer, ya estaba comenzando a preocuparse, necesitaba que él le dijera una solución, sin embargo, su novio no hizo más que mantener su vista en la carretera, no quería que pasara ningún accidente, debía ser precavido. Pero para su buena suerte, la tos de la pequeña paró después de un par de segundos, al parecer no era nada malo.
—Me duele la garganta —se volvió a quejar y se acomodó en el cuerpo de su papá mientras sorbía su nariz.
De inmediato, Ben lo asesinó con la mirada, no duró mucho, puesto que debía ver al frente otra vez.
—Te dije —su voz sonó dura—. Y como siempre, nunca no me haces caso —esta vez sí lo miró, si las miradas matarían, probablemente Joe estuviera a muchísimos metros bajo tierra.
—Lo siento —Joe agachó la cabeza y abrazó a su hija contra su pecho.
En el resto del viaje, nadie dijo nada.
***
—Aquí viene el avión —Ben acercó la cuchara con el jarabe a su hija.
—Papi, sabe muy feo —le dijo decaída.
—Pero debes tomarlo, ya escuchaste al doctor, así te mejorarás.
—No quiero —la niña cubrió su boca.
—Si no te la tomas tu dolor de cabeza no se irá.
—M-m —negó con la cabeza, seguía sin abrir la boca.
—Ah... ¡Joe!
—¿Qué?
—¡Claudia no quiere tomarse el jarabe!
—¡Voy ahora mismo!
—Ya viene tu papá, tómatelo o sino se enojará.
—¡M-m!
—Claudia, por favor, tengo que ir a grabar con tu padre.
—¡Ah! —chilló la niña, puesto que su padre la sorprendió por la espalda con cosquillas, Ben aprovechó y rápidamente empujó la cuchara contra su boca, Claudia abrió los ojos muy grandes a punto de escupir, pero Ben la interrumpió:
—Pásatelo —Claudia hizo ojitos de perro regañado—. A la una, a las dos... —nada—. No me hagas decir tres.
—Si no te lo tragas se muere tu mamá —dijo Joe y su novio lo miró confundido.
Rápidamente la niña tragó aquel líquido asqueroso, haciendo una mueca de desagrado y sacando la lengua varias veces.
—¡Qué asco! —chilló y salió corriendo hacia un pequeño colchón que estaba tirado cerca de ahí, dónde la habían dejado para que descansara.
—Ay, esta niña —Joe negó con la cabeza y regresó a su lugar anterior para continuar con lo que estaba grabando, Ben le siguió.
***
—¡Joe! ¡Ben! —les llamó Roger y ambos lo miraron—. Una señora les está buscando, dice que quiere ver a Claudia —el baterista parecía confundido.
—Carajo —murmuró Joe y corrió junto a su pareja, siguiendo a Roger.
Luego de algunos pasos, encontraron a Hope, cruzada de brazos, mirándolos con desprecio.
—Hope...
—Vengo a ver a Millie.
—Claudia está enferma —respondió Joe.
—¿Enferma? ¿Qué le hicieron?
—Nada, le dio infección a la garganta.
—Por eso no me gusta que viva con ustedes. La voy a llevar conmigo.
—Ey, ey, ey —Joe extendió sus manos—. Ella no se va de aquí, está enferma y necesita descansar.
—Pues descansará conmigo.
—No lo hará, está durmiendo, no queremos que se ponga mal —ahora habló Ben.
—¡No me pueden hacer esto! ¡Millie es mi hija!
—¡¿Su hija?! —esta vez Joe se enojó—. ¡¿Qué me dice cuando la abandonó en nuestro hogar?! ¿Ah? ¿En qué estaba pensando? ¿Cree que puede venir aquí y quitárnosla cuando a usted le dé la gana? Pues no. ¡Discúlpeme, pero no! ¡Usted no tiene ese derecho después de haberla abandonado cuando más la necesitaba! ¡Así que le pido de favor que se vaya y deje a mi hija en paz!
La mujer permaneció en silencio, observando a Joe quien sacaba chispas por los ojos, estaba demasiado enojado y sin querer había explotado delante de aquella señora, no solía tener ese tipo de comportamiento, pero Hope había acabado con su cordura.
Ben lo miraba preocupado, o tal vez asustado, le sorprendía el repentino cambio de humor de Joe.
—Esto no se va a quedar así —Hope le dedicó una mirada asesina y se alejó de ellos.
—Joe, ¿estás bien? —le preguntó Ben acariciando su hombro.
—Sí, sí, vámonos —por el tono de voz que Joe había utilizado, Benjamín sabía que le estaba mintiendo.
-----------------------------Al día siguiente---------------------------------
El día no había sido para nada agradable, Claudia había empeorado y cada vez se ponía peor. La pequeña yacía en el colchón bajo la única sombra que había en el lugar, decaída, sollozando por el dolor de cabeza que sentía, esperando desesperada que sus padres terminaran de grabar y por fin irse al hotel a descansar, mientras tanto, Gwil la atendía y cuidaba.
—Tío Gwil, ¿ya acabaron de grabar? —le preguntó lo más alto que podía, sin embargo, su voz se escuchaba terrible.
—No, bebita, ya casi terminan, ten paciencia.
—Me duele mucho la cabeza.
—Ya te va a pasar, tranquila —el mayor acarició su carita con delicadeza y miró hacia donde grababan Joe y Ben.
La escena que grababan los padres había tocado tanto su corazón por lo triste que había sido, sin embargo, cuando Brian gritó corte, todo volvió a la normalidad, risas y bromas por doquier.
—Ah... Joe, Ben, problemas —Rami llamó la atención de ambos, quienes giraron para saber qué ocurría.
El corazón de la pareja se paralizó, frente a ellos, estaba Hope junto a tres policías, caminando directo al lugar donde Claudia se encontraba descansando. Rápidamente, ambos corrieron hacia ella, sintiendo todo el miedo recorrer cada parte de sus cuerpos. Joe se adelantó, podía ver a Gwil un tanto asustado al no saber qué hacer, Hope ya casi llegaba, de seguro quería llevarse a Claudia, y esta vez para siempre. Joe corrió lo más rápido que pudo, nunca le había pedido tanto esfuerzo a sus piernas; hasta que llegó a tiempo, justo antes de que Hope despertara a su hija dormida.
—Hazte a un lado, Joseph —la voz de la mujer sonó dura.
—¿Qué está pasando? —Joe la ignoró—. ¿Y esos policías?
—No me dejaron ver a mi hija, por las buenas, así que tomé otras medidas.
Ben llegó en ese momento.
—¿Qué medidas? No, dime que no es lo que estoy pensando.
—Señor, tenemos una orden de secuestro por parte de la señora, Hope nos contó todo, por más que la niña lleve su apellido, no puede quedarse con ustedes dos.
—¡Sí puede! —ahora Ben se unió—. ¡Es nuestra hija! ¡Joe la crió desde que era una bebé! ¡No es justo! ¡Ni siquiera sabemos si Claudia es su hija!
Al escuchar aquellas palabras, Hope le enseñó una prueba de maternidad en la que decía algo muy importante:
Probabilidad de maternidad: 99,9998%
Ben miró a Joe, quien ya tenía sus ojos cristalizados.
—No me la quite, por favor —le suplicó al oficial.
—Lo siento, hijo. Es su madre —se levantó de hombros y se acercó a Claudia para tomarla en brazos, sin embargo, Joe no se lo permitió.
—No, no se la llevará. Primero tiene que pasar sobre mí.
—Y sobre mí —Ben se colocó a su lado.
Hope levantó una ceja y de inmediato los otros policías se les acercaron para alejarlos de ahí de un rápido movimiento, ambos comenzaron a forcejear y patalear, pero todo esfuerzo era en vano, eran muy débiles para semejantes mastodontes.
—No, no, ¡déjenla! ¡No se la lleven! —gritaba Joe al ver al policía cargar a su hija.
La pareja luchaba contra los oficiales, las lágrimas empapaban sus rostros y no dejaban de brotar de sus ojos.
Se había cumplido el mayor miedo de Joe: ser alejado de su pequeña hija por la mujer más despreciable que había conocido.
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Holaaaa, perdón por ausentarme :c ya entré a clases y además ando trabajando y aaaaaaaaaaah odio ser adulta c: bai
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