Capítulo 19

—¿Por qué no puedo ir a mi antigua escuela? —preguntó Clau mientras se observaba en el espejo.

—Porque te dormiste durante un largo año, ¿lo recuerdas? —respondió Ben mientras la peinaba, o al menos intentaba hacerlo.

—Ustedes tienen la culpa —se cruzó de brazos.

—¿Y por qué? —pregunté dejando de leer un artículo en internet sobre adopción.

—Porque no me despertaron... ¡Ay, papi! ¡Me duele!

—¡Lo siento, amor, lo siento! Aún no domino al cepillo.

—Deja que mi papá me peine, por fa.

—No, quiero aprender.

—¡Papá! —se volvió a quejar.

—Hazte a un lado, Benny, deja al experto hacer su trabajo —me les acerqué y tomé el cabello de Clau—. Ve a leer lo de la adopción —le susurré y obedeció—. ¿Qué peinado quieres, mi vida?

—¡Dos coletas!

—Ok, dos coletas serán.

***

—Muy bien, hemos llegado —dijo mi novio deteniendo el auto.

—¿De verdad debo quedarme hasta la tarde? —Claudia miraba por la ventana.

—Sí corazón, debes seguir nivelación para que no repitas un año, ya hablamos de esto.

—Pero ya no los voy a ver.

—Solo serán tres días a la semana, Clau —le dijo Ben sonriéndole.

—Ya sé, ya sé, vámonos.

Bajamos del auto y caminamos por la acera tomados de las manos, Claudia caminaba con nerviosismo, podía sentirlo en su manera de caminar y de tomarme la mano, y es que la conozco tanto que sé que cuando está nerviosa o tiene miedo, sus manos aprietan las mías más de lo normal y sudan como si estuviéramos a treinta grados de temperatura. Llegamos a la puerta de acero por donde muchos niños alegres ingresaban a la escuela. Claudia observó la puerta con miedo y retrocedió dos pasos, sin embargo, Ben y yo la detuvimos antes de que huyera.

—Reina —dije su nombre en señal de advertencia y junto a mi novio nos arrodillamos a su altura.

—Tengo miedo.

—No Clau, tranquila —Ben agarró sus manos—. Será igual que tu otra escuelita, tendrás muchísimos amigos y jugaras todo el tiempo, ya verás que no es tan malo.

—Quisiera que Rose estuviera aquí.

—Rose aún te quiere, puedes traerla a la casa cuando quieras, pero prométeme que ya no tendrás miedo de ir.

—¡Entonces sí, papá! —exclamó contenta.

—Ve adentro, ¿sí? Ah y una cosa más. No somos famosos, no trabajamos en Bohemian Rhapsody, ni conocemos a tus abuelos, y papá Joe y yo no somos pareja, ¿está bien?

—¿Por qué?

—Por las personas malas.

—Ah, los parazzis.

—Exacto, paparazzis —Ben besó tu mejilla—. Suerte, te amo.

—Yo también, papi.

—¿No hay un beso para mí? —le sonreí y ella me abrazó—. No hables con desconocidos, ¿ok?

—Sí, papá, te amo.

—Yo más, corazón —besé su cabeza y nos separamos—. Ve.

Nos levantamos del piso y Clau fue a la puerta, giró sobre sus talones, y nos sonrió mientras se despedía con una mano.

—¡Adiós, no vengan tarde!

—No lo haremos.

—¡No salgas de la escuela hasta que nosotros lleguemos!

—Sí, papá.

—¡No aceptes nada de nadie!

—¡Ajá!

—¡Ten cuidado, ¿sí?!

—¡Sí, papá, ya váyanse!

—¡Ahora por eso no hay cuento esta noche! —le guiñé un ojo y me alejé de ahí con Ben.

—¡Oye! —escuché la voz de mi hija, sin embargo, seguí caminando y riendo junto a mi novio.

—Espera —me detuve en seco y luego regresé donde mi hija, quien aún permanecía bajo el marco de la puerta mirándome seria—. Si pasa algo le dices a tu profesora que llame a este número —le di un pequeño papel que saqué de mi billetera—. No lo pierdas, ¿ok? —ella asintió—. Adiós.

***

—Ah... carajo olvidé mi línea otra vez.

Al ver a mi novio tan frustrado, me le acerqué lentamente y acaricié sus mejillas.

—Estás muy tenso, amor.

—No logro aprender mis líneas, y comenzaremos a grabar el sábado —se quejó y tiró el guión por lejos.

Era oficial, Bohemian Rhapsody había sido un éxito tan grande, que Brian y Rog decidieron grabar una secuela para darles a los fans algo más de material, la verdad nos emocionaba mucho volver a trabajar con nuestra familia, incluso Clau moría por que las grabaciones comenzaran ya.

—Tranquilo, lo lograrás, eres un excelente actor.

—Pero no puedo, no sé qué me ocurre.

—Solía pasarme, son los nervios, cielo, pero ya verás que lo lograrás, eres increíblemente talentoso.

—Tú también, amor —sus mejillas se encendieron y me besó.

—Lo sé —sonreí—. Pero basta de hablar de mí, estamos solos, Clau está en su nivelación y tenemos privacidad —decía mientras acariciaba su torso de arriba hacia abajo.

—Ay, Joe —se sonrojó otra vez—. Creo que no nos vendría mal un rato a sol... —no pudo seguir hablando, ya que me lancé contra él y callé sus palabras con un beso.

Subió sus manos a mi cuello y comenzó a acariciarlo lentamente, metí mi lengua en su boca y comenzamos una batalla. De un salto, enredó sus piernas a mi cuerpo y sus brazos a mi cuello sin despegar nuestros labios ni un segundo. Caminé con cuidado hacia la cama, puesto que no podía ver nada porque lo tenía frente a mí, sin querer choqué contra el armario, acción que provocó que riera sobre los labios de mi novio.

—Perdón.

—Pendejo —musitó y volvió a besarme.

Solo bastaron un par de pasos para poder llegar a la cama, Ben se soltó y rebotó sobre esta, rápidamente me tumbé sobre él y desabotoné su camisa.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —dije y volví a besar sus labios una y otra vez.

—Ocho minutos —me volvió a besar, los jadeos ya se hacían presentes.

—Es suficiente, hagámoslo rápido.

Sus manos fueron a mi camisa y desabotonaron cada pieza blanca de ella, tiramos nuestras camisas al suelo al mismo tiempo y desabroché su pantalón mientras él acariciaba mi cuello y torso de arriba hacia abajo. Su pantalón voló por los aires, sus bóxers fueron los próximos en ser tirados al suelo, ya lo tenía desnudo frente a mí. Lamí mis labios y me tiré contra su cuerpo para lamerlo completamente, trazando ya sea círculos o un camino muy largo.

—Joe —gimió cerrando los ojos—. Joe... no te... detengas.

—A tus órdenes, mi amor.

Bajé a su miembro y lo acaricié con mi lengua, pude notar cómo apretaba la sábana con sus manos, cosa que me incitó a metérmelo de golpe en la boca. Soltó un leve gemido y se llevó una de sus manos al rostro, al ver que arqueó su espalda comencé a masturbar su miembro con mi boca, llenándolo de saliva y mordiéndolo levemente.

—Joe... —su voz salió con un jadeo.

—¿Te gusta? —levanté la mirada y él también me miró, tuvo que asentir con la cabeza porque un gemido interrumpió sus palabras.

Continué con mi tarea durante un largo momento, sus gemidos y respiración agitada eran lo único que se escuchaban en la habitación. Con un ronco gemido se corrió en mi boca, tragué el líquido, lamiendo cada centímetro de mis labios y me separé de él para quitarme los pantalones.

—Hoy te voy a dar sin piedad, Benny.

—Entonces, ¿qué estás esperando?

Al escuchar esas palabras, me quité mi bóxer y lo lancé por lejos, levanté sus piernas hacia arriba, dándome oportunidad para entrar. Lentamente llevé mis dedos a su boca y los introduje en ella, los lamió delicadamente, su lengua viajaba a través de ellos, y debo decir que verlo así, tan tierno, con su carita roja y su cabello húmedo pegado a su frente provocaban que mi amiguito creciera ahí abajo. En cuanto dio el último lengüetazo, junté nuestros labios mientras introducía uno de mis dedos húmedos en su entrada. Solté un gemido en su boca cuando mordió mi labio, intentando amortiguar los gemidos de esa manera. Otro dedo ya estaba dentro, esta vez se separó de mí para poder gemir, movía mis dedos lentamente dentro de él, quien mordía sus labios y cerraba sus ojos por el placer que llegaba a su cuerpo. Apretó las sábanas con fuerza cuando tres dedos recorrían su entrada, podía notar en su rostro que ya no podía más.

—Joe...

—¿Qué pasa, mi amor?

—Hazlo de una vez.

—Quiero que me supliques.

—No empieces —se quejó—. Apresúrate.

—No lo haré hasta que supliques.

—Ah... Joe, métemela por favor, te lo suplico, te lo imploro, te necesito dentro.

Una risita salió de mi boca, mordí mi labio con pasión y volví a juntar nuestros labios para ahora sí entrar de golpe en él, acción que provocó un agudo gemido de su parte. Comencé a moverme cada vez más rápido dentro de él, desesperado porque teníamos poco tiempo para disfrutarlo, si íbamos a hacer el amor, debía ser rápido con mis movimientos, sin embargo, veía a Ben más satisfecho que nadie. Benny arqueó la espalda para darme mejor oportunidad para brindarle buenas embestidas, mordí mi labio y solté un gemido en su oído.

En medio de nuestro acto de amor, el timbre de la casa sonó, levanté la cabeza de golpe y observé la puerta asustado.

—Oh Dios... —susurré sin despegar la vista de la puerta, Ben se encontraba igual que yo—. ¡El timbre! ¡Ya llegó! —chillé cuando volvió a sonar y me levanté de la cama en busca de mi ropa.

—Se supone que llegaría a las seis, ¿qué hora es?

—¡Seis y diez! —exclamé colocándome mi pantalón.

—¡Carajo, estaba a punto de venirme!

Me detuve en seco mientras me colocaba mi camiseta, observé a Ben durante un par de segundos y me tiré a la cama de nuevo.

—¡Puede esperar, hagámoslo rápido!

Volví a entrar de golpe en él, tomándolo por sorpresa. Rápidamente me moví dentro de él, el timbre continuaba sonando, bajo nuestros gemidos se escuchaban los llamados de Clau. Entraba y salía de él hasta que al fin llegamos a sentir esa deliciosa sensación llamada clímax, soltamos un gemido y salí rápidamente de él. Jadeé repetidas veces mientras observaba a mi novio desnudo delante de mí con las piernas abiertas, el cabello húmedo y pegado a su frente, su respiración se agitaba cada vez más.

—Ahora sí... ve a... abrir.

—¡Y tú cámbiate y... tiende la... cama! —exclamé y fui por mi ropa.

Rápidamente me coloqué mi camiseta y bajé corriendo las gradas, salté el último escalón y corrí a la puerta, la abrí jadeando y de inmediato mi hija se lanzó a mis brazos.

—¡Hola, pa...! ¿Por qué estás caliente? —su felicidad de inmediato cambió a confusión.

—Ah... entra, corazón, es que estaba haciendo mucho calor.

—Pero si hoy llovió toda la tarde.

—Eh... pues...

—¡Hola, Clau! —Ben apareció desde atrás, su cabello se encontraba muy alborotado y húmedo y su camisa estaba mal abotonada.

—¡Hola, papi! —dicho esto corrió a abrazarlo—. Tú también estás caliente, ¿qué hicieron?

—¡La cena! —exclamé—. Ven a comer.

Narrador omnisciente:

—¡¿Vamos a ver a mis tíos?! —preguntó Claudia muy emocionada a sus padres, quienes se vestían de sus personajes.

—Sí, mi vida, ya te lo dije —respondió Joe mirándose al espejo—. Por eso ve a preparar tus cosas.

—¡Voy!

—¡Joe, no encuentro mi chamarra! —gritó Ben desde el otro lado de la habitación

—¿La celeste? Estaba en la canasta de ropa limpia, búscala bien.

—¡No hay nadaaaa! ¡Y ya tenemos que irnos! ¡Vamos a llegar tarde el primer día!

—Benny, y esto, ¿qué es? —le preguntó el pelirrojo señalándole la chamarra.

—Ay lo siento —sonrió levemente y tomó la chamarra.

***

—¡Tía Lucyyyyyy! —chilló la pequeña contenta y corrió hacia la mencionada.

—¡Hola Clau bebé! —exclamó contenta y la cargó por los aires—. ¿Cómo has estado, corazón?

—¡Muy bien! ¡Te extrañé mucho!

—Yo también, mi cielo.

—¡Tío Ramiiiii! —ahora la niña saltó a los brazos del pelinegro.

—¡Mi princesaaaa! —Malek llenó su carita de besos—. Mírate, estás hermosa hoy con tu camiseta de Bob Esponja.

—Y tú te verás increíble con tu disfraz del abuelo Freddie, tío —Claudia se abrazó a su cuello y Rami sonrió ante tal gesto, de verdad adoraba a esa niña.

—¡Claudiaaaaaa! —un trío de gritos provenientes de Gwil, Allen, Brian y Roger, llamó la atención de las chicas.

Rami bajó a Claudia, quien de inmediato corrió hacia sus tíos y abuelos y los abrazó muy fuerte a cada uno, mientras que sus papás saludaban a sus amigos.

—Bueno, no nos quedemos aquí parados, hay que ir a trabajar, esa secuela nos espera —Lucy les hizo un ademán para que la siguieran y así fue.

***

—Papá, ¿puedo subir al escenario con ustedes? —preguntó Clau.

—No, amor, eso es cosa de grandes, es nuestro trabajo.

—Pero yo soy grande.

—No, no lo eres, por eso te quedarás con Brian y Roger.

—Ah, está bien —la niña sonó muy desanimada, pronto llegaron al frente del escenario—. Suerte —levantó su mano y trazó una cruz frente a la cabeza de su papá—. Ahora tú, papi —hizo lo mismo frente a Ben.

—¿No hay nada para mí? —preguntó Gwil de pronto.

—¡Sí! —exclamó la niña y levantó las manos para que el británico se acercara, depositó un beso en su mejilla y le sonrió.

—¡Eh! ¿Por qué a él le besas y a nosotros no? —se quejó Joe.

—No sé —les sonrió y se fue de ahí.

—Niña loca —susurró Ben negando con la cabeza.

—¡Joe, Ben! ¡A grabar!

***

—¡Pelea de comida! —gritó la niña cuando vio a sus padres y a sus tíos tirarse la comida que había sobre una gran mesa, como veía a todos felices, intentó correr hacia ellos, sin embargo, Brian la detuvo—. ¡Abuelito! —se quejó.

—No puedes interrumpir la escena, bebé.

—Pero están jugando.

—No están jugando, están trabajando, espera a que Rog diga corte.

—¡Corte!

—¿Lo ves? Ya puedes ir.

Claudia asintió y avanzó a paso rápido hacia sus papás, quienes habían comenzado una pelea con un pastel, los observó detenidamente, Ben le había arrebatado un pedazo de pastel a su novio y se lo había tirado a la cara, ahora Joe se lo devolvió tirándole el resto del pastel.

—¡Joe!

—¡Tú empezaste!

Ben fue a la mesa y tomó el puré de papa, de un rápido movimiento lo lanzó hacia Joe, quien retrocedió por el impacto, Claudia comenzó a reír cuando lo vio tomar el arroz y se lo aventó en toda la cara.

—¡Tiempo fuera! —chilló Benjamín cubriéndose con sus brazos.

—¡Nada de tiempo fuera!

—Clau, ¿quieres comer? —le preguntó Allen enseñándole una pierna de pollo asado.

—¡Claro! —la niña mordió el pollo y dirigió su vista hacia sus papás—. ¿Cuánto tiempo crees que sigan así?

—No lo sé, tal vez una hora, hasta que se les acabe la comida.

—Ay por Dios —Claudia negó con la cabeza y se acercó a la mesa—. ¿Puedo comer una papa?

—Puedes comer lo que quieras, cielo.

La niña asintió y agradeció, tomó una papa frita y la untó en mayonesa para después llevársela a la boca mientras observaba a sus padres peleando tan inmaduramente con la comida. Negó con la cabeza y continuó comiendo.

***

—Bueno, ya es tarde, hay que irnos —dijo Joe mientras peinaba su cabello, hace unos minutos se había bañado junto a Ben para quitarse la comida.

—¿Y si vamos a comer en McDonald's? —sugirió Allen.

—Opino lo mismo —Rami levantó su mano.

—¿Y si nos ven? —susurró Ben.

—No creo, ya es muy tarde —dijo Joe mirando el reloj—. Los paparazzis no trabajan hasta las once de la noche.

—¿Y Claudia? —preguntó Lucy señalando a la mencionada, quien dormía plácidamente sobre un sillón con un abrigo sobre ella—. Ya es muy tarde, debe dormir.

—Mañana es domingo, tranquila —la calmó Joe—. La dejaremos dormir hasta tarde, vámonos.

—¡Eeeeeeh! —exclamó Gwil y corrió afuera, posiblemente a su auto.

Lucy negó con la cabeza, por más que no estaba de acuerdo con la idea, terminó aceptando. El pelirrojo se acercó a su hija y la tomó en brazos, por suerte no despertó ante tal movimiento, pues la pequeña tenía el sueño pesado. Recostó a su hija en su hombro y caminó junto a Ben hacia el auto. El rubio se sentó en el asiento del copiloto, Lucy fue atrás con Claudia dormida en sus brazos, Rami a su lado y Joe conducía, siguiendo al auto de Gwilym. La pequeña despertó a medio camino, cuando el auto rebotó sobre un bache, miró aturdida a su alrededor y recostó su cabeza en el hombro de su tía mientras posaba su mirada en la nada, callada y esperando a llegar a donde sea que fueran a ir.

Minutos después, llegaron al fin, estacionaron sus autos y salieron hacia el restaurante. Ben llevaba a Claudia sobre su hombro, no estaba dormida, pero sí cansada y quería dormir. Llegaron a la caja y Lucy junto a Gwil se encargaron de pedir, por lo que la pareja fue a sentarse en una mesa junto a sus otros amigos. Joe y Ben se sentaron juntos y Claudia a un lado de su papi. Benjamín recostó su cabeza en el hombro de su novio y entrelazó sus manos.

—¿Me quieres? —le preguntó el rubio mirando a su amado.

—Qué pregunta más tonta, obvio que sí, te amo.

—Demuéstramelo —dicho esto, Joe se le acercó y besó delicadamente los labios de Ben.

—Te amo —el rubio se sonrojó y lo abrazó.

—Papá, ¿cuándo nos vamos?

—Cuando tu tía traiga la comida, mi amor —respondió y volvió su atención a Benjamín para darle varios besitos en el cuello y en los labios.

—Pero ya tengo sueño.

—Ya vamos, corazón, ya vamos.

—Pero esos señores me dan miedo.

—¿Qué señores? —Joe no quitaba su mirada de Ben.

—Los que están en esa mesa, nos están tomando fotos.

Al escuchar aquellas palabras, todos levantaron la mirada en busca de aquellos señores que Claudia había visto. La pareja abrió los ojos muy grandes al ver a un montón de personas en la mesa del frente con cámaras en sus manos y apuntándoles con ellas. En cuanto un flash brotó de una de las cámaras, Joe soltó la mano de Ben, quien también se alejó de su novio. El miedo se apoderó de todos, los habían descubierto, sobre todo la sexualidad de Joe y Ben, ahora la prensa estaría como loca y todos los juzgarían, también habían visto a Claudia, todo estaba perdido, también le harían daño a ella, cosa que el pelirrojo no quería.

—¡Lucy! —gritó Joe y la chica giró, señaló a los paparazzis y ella abrió los ojos asustada.

—¡Vámonos! —gritó Ben y se levantó de golpe de la silla, tomó a Claudia en brazos y corrió hacia la puerta.

Todos imitaron su acción, sin embargo, los paparazzis no permanecieron sentados y los siguieron.

—Papi, ¿qué pasa? ¿Por qué corres? ¿Dónde está papá?

—Shhh, no digas nada, escóndete —Ben no dejaba de correr.

—¿Por q...? —Claudia cerró la boca cuando vio a una señora con una cámara frente a ella.

—¿Es tu padre? —le preguntó, la pequeña no sabía qué decir.

—S...

—¡Déjela en paz! —le interrumpió el rubio y aceleró el paso.

Gwil, Allen y Joe lograron adelantarse y subir a su auto, rápidamente los encendieron y los demás subieron a bordo para partir. En cuanto la última puerta se cerró, Joe pisó el acelerador y todos salieron volando.

***

"En otras noticias, hace algunas horas se descubrió al cast de una de nuestras películas favoritas: Bohemian Rhapsody, en el restaurante Mc Donald's localizado cerca de su estudio de grabación. Lo curioso e interesante fue que a los actores: Joe Mazzello y Ben Hardy, se los vio muy amorosos en dicho lugar, al parecer las sospechas de que si eran pareja, son ciertas. Además, se los vio con una pequeña niñita, que al parecer es su hija, porque los paparazzis comentan que la niña los trataba de papá y papi. ¿Será que nuestros queridos John Deacon y Roger Taylor de la gran pantalla son gays y lo hna tenido guardado desde siempre? ¿Quién es esta misteriosa niñita que los acompañaba?"

—¡Carajo! —gritó Joe y apagó la televisión con el control remoto que fue tirado al suelo más tarde.

—Esto no puede estar pasando —susurró Ben con una mano en la frente.

—¡¿Lo vez, Allen?! —volvió a gritar Joe—. ¡Ya nos exhibiste!

—¿Por qué yo?

—¡Tú y tu idea de ir al McDonald's!

—Papá, no grites —le dijo Claudia un tanto asustada mientras se acurrucaba sobre Lucy.

—Perdóname, amor —el pelirrojo suspiró—. ¿Y ahora?

—Tenemos que decir la verdad —comentó Ben.

—Nos van a criticar.

—¿Por qué? ¿Por amar a alguien? Ellos no deciden nuestra vida, Joe.

—Ben tiene razón —dijo Rami.

—Bueno eso no importa, lo que sí importa es que ya descubrieron a Clau, y sé que no la van a dejar en paz, tengo miedo de que le hagan daño.

—No lo harán, Joe —dijo Lucy abrazando a su sobrina—. Debemos cuidarla muy bien.

—Exacto, no creo que pase algo malo por esto, está en buenas manos.

—Espero que no —dicho esto, Joe salió de la habitación directo al baño.

------------------------------------------En un lugar no muy lejos de ahí---------------------------------------------

—¡Hope! ¡Hope, por Dios mira esto! —exclamaba el hermano de la mencionada mirando la televisión.

—¿Qué ocurre? Estoy ocupada.

—¡Tienes que ver esto!

—¡Estoy lavando la ropa, Cedric!

—¡Es Millie, tonta! ¡Millie está en la televisión!

Al escuchar aquellas palabras, Hope corrió al cuarto desesperadamente y se lanzó a la cama.

—¿Millie? ¿Mi Millie?

—¡Sí, tonta! ¡Tu hija, mírala! —exclamó y alzó el volumen.

Además, se los vio con una pequeña niñita, que al parecer es su hija, porque los paparazzis comentan que la niña los trataba de papá y papi.

—Oh, Dios mío —Hope cubrió su boca y de inmediato las lágrimas brotaron de sus ojos—. ¡Es ella! ¡Definitivamente es ella!

—¡La encontraste!

—No todavía no —dicho esto se acercó a la pantalla y vio a Joe en ella—. ¿Así que caíste en manos de Joe Mazzello, mi amor? Qué buena suerte tengo, así será más fácil encontrarte, tranquila, mamá irá por ti.

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Ahuevoooo salseoooo *c va*

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