Capítulo 15

—Joe —escuchaba su voz a lo lejos—. Joe, cariño, despierta.

Abrí los ojos y me incorporé de golpe, observando un poco ido a Ben, cuya imagen borrosa se iba aclarando poco a poco. Tuvieron que pasar un par de segundos para que dejara de tambalearse y llegara a su lugar, se encontraba sentado frente a mí, observándome sin expresión en su rostro. Rápidamente giré mi cabeza para ver si Clau había despertado, sin embargo, sus ojos aún permanecían cerrados.

—¿Qué... qué pasa? —pregunté adormilado.

—Ya es tarde, debemos ir a trabajar.

—No quiero, quiero estar aquí con Clau.

—Pero debemos ir, Brian y Rog no pueden seguir posponiendo la película por esto.

—Claudia me necesita.

—Joe, por más duro que sea, Claudia está en coma. Le diremos al doctor que nos avise cualquier novedad —tomó mis manos—. No podemos quedarnos aquí para siempre, debemos trabajar y ver la luz, por favor.

Fruncí los labios mientras pensaba, por más razón que tenía, no quería dejar sola a mi hija, si es que despertaba y yo no estaba presente no me lo perdonaría. Sin embargo, después de meditarlo varios minutos, al fin me decidí.

—Está bien.

***

Al llegar al estudio, tomé su mano y lo llevé directo a mi camerino, evitando las miradas de todos. En cuanto entramos, cada quien se vistió. Ben comenzó a tararear una canción de Queen, lo cual me hizo sonreír por lo tierno que sonaba.

—Estoy listo —musité mirándome al espejo y él se me acercó para abrazarme por la espalda y besar mi mejilla.

—Te quedan muy bien ese look —levanté la mirada y le sonreí.

—Gracias —lo besé.

Salimos de ahí y aseguré la puerta con llave, luego tomó mi mano y lo guié hacia el lugar donde nos maquillaban y peinaban, Lucy, Gwilym y Rami ya estaban ahí.

—¡Llegaron! —exclamó Gwil abrazándonos a ambos—. ¿Novedades?

—No despierta —musitó Ben con pena, pude notar la tristeza en el rostro de mis amigos—. ¿Y ustedes? ¿Qué han hecho?

—Lo de siempre, ya saben, Lucy bonita, Allen bigotón, Rami dientón y yo ah... con la misma peluca de siempre, te trajeron una nueva, Joe.

—Vaya, qué felicidad —dije caminando hacia mi lugar, no tenía ánimos de nada.

En seguida entró Diana, la chica encargada de maquillarme, y caminó hacia mí, no la había visto ya en dos semanas desde que pasó lo de Clau, pues Brian y Roger nos habían dado permiso a Ben y a mí por el asunto de nuestra hija.

—Bien, Joe, hora de convertirte en John —mencionó Diana—. Por cierto, no he visto a Clau en mucho tiempo, ¿dónde está?.

Pude notar cómo los demás colocaban sus índices en sus bocas, musitando un shhh, mientras yo bajaba la mirada, sintiendo un golpe bajo y haciendo un gran esfuerzo por contener mis lágrimas. Pero no pude, en cuanto una lágrima se deslizó por mi mejilla, Ben se colocó delante de mí y posicionó sus brazos a cada lado de mi cuerpo, mirándome a los ojos e intentando calmarme.

—Joe, Joe, tranquilo —pasó sus manos por mi cara y limpió mis lágrimas—. Ey, mírame, —lo hice—. Cálmate, cariño, no te muestres débil aquí, eres fuerte, ya hablamos en el hospital, ella va a estar bien, se va a recuperar pronto, ¿sí? Solo tienes que calmarte —finalizó con un abrazo.

Asentí con la cabeza y sorbí mi nariz, al mirar por detrás del hombro de Ben, divisé a Diana mirándome apenada, quien se me acercó a paso lento y acarició mi espalda.

—Ey, lo siento, no sabía por lo que están pasando.

—Descuida, ya pasó. Será mejor que empieces.

Narrador omnisciente:

Joe llevaba cinco tomas sin poder grabar la escena con éxito, en su cabeza reinaban los pensamientos de posibles futuros trágicos con su niña que no lo dejaban tranquilo. Al ver a Joe tan mal, Ben también fallaba en ciertas ocasiones porque detestaba verlo así, intentaba dar lo mejor de sí en la batería, pero simplemente no podía con solo mirar a su novio, la preocupación por su hija y por él aumentaban, temía que el pobre cayera en depresión y tener que vivir con ello aparte de la delicada situación de Claudia. Brian dio un grito de corte para que Joe pudiera respirar un momento, puesto que sentía que lo necesitaba, Ben no dudó ni un segundo en bajar de su batería y correr hacia él para animarlo un poco, a pesar de que él también se sentía mal.

—Cariño, ¿qué pasa? —le preguntó colocando sus manos en las mejillas de Joe.

—Ya no puedo, Benny —respondió fastidiado—. Estoy preocupado, necesito saber que Claudia está bien.

—Ya hablamos de eso, Joe, si algo malo hubiera ocurrido el doctor nos hubiese llamado. Amor eres uno de los mejores actores que he visto, no dejes que esto de haga caer, piensa en Clau y hazlo por ella. Da lo mejor de ti para que podamos regresar rápido al hospital. Yo también estoy preocupado, pero debes cumplir con tu trabajo, ¿sí?

Joe sonrió, una de las cosas más bonitas que Ben había visto en todo el día. Su cuerpo fue envuelto por los brazos del menor en un tierno y cálido abrazo, sonrió y recostó su cabeza sobre su pecho para aspirar su aroma. Al separarse, ambos se miraron a los ojos y Joe lo besó.

—Gracias por levantarme el ánimo, te amo —le susurró contento de que las palabras de Ben lo ayudaron.

—No hay de qué, amor, para eso me tienes, ahora a brillar como la estrella que eres —el pelirrojo asintió con la cabeza y regresó a su lugar.

Suspiró cansado mientras caminaba hacia la batería, pudo haber levantado el ánimo de Joe, pero él aún se sentía preocupado. Se sentó en el taburete y cubrió su rostro con ambas manos.

—Ben, te estamos esperando —dijo Roger con preocupación.

—Perdón, ya voy —se incorporó y tomó las baquetas.

—¿Estás bien? —le preguntó Joe con sus labios desde adelante y el rubio simplemente asintió con la cabeza.

Vaya mentira. No estaba nada bien, pero no quería demostrarlo para que Joe no se preocupara.

***

—Y al final lo hicimos excelente, ¿lo ves? —le decía el rubio mientras ambos se dirigían al auto de Joe.

—Lo sé, lo sé, soy increíble —se halagó a sí mismo mientras comía un camarón—. Oye, vayamos a un lugar —dijo mientras encendía el auto.

—¿A dónde me llevas?

—A un lugar especial —el pelirrojo le guiñó un ojo.

Joe encendió el auto y condujo hacia un terreno baldío lleno de pasto y flores, dónde se podía apreciar la vista de la increíble cuidad de Los Ángeles. Una vez ahí, Joe encendió la radio y observó la cuidad, relajándose completamente y tomando la mano de su chico. En sus oídos retumbaba la canción Every breath you take, la cual hizo que ambos sintiesen una paz absoluta entre ellos. Ben observó a Joe, quien mantenía la vista clavada al frente y no pudo evitar agradecer por al fin estar junto a él, después de todo lo que tuvo que pasar, por fin podía tomar de su mano, besarlo y abrazarlo. Contento y relajado al oír la música, recostó su cabeza sobre el pecho de Joe, para comenzar a acariciarlo y mirar la cuidad junto a él, el paisaje hacía aún más linda y romántica la situación.

—No puedo creer que al fin estamos juntos —susurró Joe y miró a Ben con una sonrisa en su rostro que demostraba absoluta felicidad.

—Sí, yo tampoco lo asimilo.

—Cada día era un infierno.

—Mi vida era igual, al menos tú te quedaste con Claudia.

—Eso sí, en ella podía refugiarme con sus ocurrencias —rio levemente—. Hubieras visto cómo aprendió a hablar, era tan gracioso.

—Me perdí muchas cosas —Ben soltó un suspiro.

—Pero aún hay muchas cosas por vivir con ella, apenas tiene cinco años.

—Pero aún no despierta.

—Lo sé, pero como me dijiste, debemos ser fuertes.

—Y pacientes.

Silencio total. Nadie dijo una sola palabra, simplemente se dedicaron a observar la ciudad, abrazándose e intentando olvidar el tema del que estaban hablando, no querían ponerse tristes en un momento tan lindo, por lo menos querían tener un momento de paz antes de volver a deprimirse en el hospital. De pronto a Joe se le ocurrió una gran idea.

—Benny, compremos una casa —Ben se incorporó y lo miró confundido.

—¿Una qué?

—Una casa, Ce, A, Ese, A.

—Tonto —le dio un manazo—. ¿Por qué? Estamos a gusto en la tuya.

—Es que por más que ya no ame a Ari, aún siento que ella está ahí y me atormenta, quiero algo que sea de los dos, empezar desde cero juntos, ¿entiendes?

—Entiendo —el rubio asintió—. Buscaremos una Ce, A, Ese, A para ser felices los tres —dijo y luego lo besó.

—Somos cuatro con Corny, no lo olvides.

—Ah claro, perdón, seremos felices los cuatro entonces —le sonrió con dulzura.

—Te amo —susurró el menor sobre sus labios.

—Y yo a ti.

Duraron cinco minutos más así, hasta que Joe tomó su celular y buscó en su galería las fotos más antiguas en él, cuando Claudia era una bebé y vivían los tres juntos.

—Mira —le enseñó una foto del rubio junto a la bebé.

—Dios, aún tienes estas fotos —dijo mientras tomaba el celular.

—Sí, conservo las más bonitas, el resto están en mi computador.

—Cielos, éramos tan jóvenes.

—Lo sé, extraño ese tiempo cuando éramos felices.

—Sabes, Joe, a veces pienso que esa frase es tonta, siempre decimos: "quisiera regresar el tiempo cuando era feliz y no me daba cuenta" pero, ¿te has puesto a pensar que actualmente eres feliz? Sino que nos quejamos por los problemas, pensando que estamos en la peor etapa de nuestras vidas y es el fin del mundo, cuando no es así, porque los problemas son pasajeros, algunos tardan más que otros, sin embargo, se van en cualquier momento. Pero la felicidad siempre estará presente, así sea en su mínima expresión.

—Eres tan positivo —le sonrió mientras acariciaba el dorso de su mano—. Pero simplemente no puedo pensar como tú —se le quebró la voz—. Claudia y tú son mi felicidad, y si uno de ellos no está, no me siento completo.

—Pero aún tienes un poco de felicidad, o sea yo. Clau despertará muy pronto y tu felicidad estará al cien por ciento, por eso no debemos ser negativos, ella despertará pronto y volveremos a casa los cuatro.

El pelirrojo lo miró triste y asintió levemente, a continuación, Ben lo atrajo a su pecho y lo abrazó. De inmediato, los sollozos de Joe se hicieron presentes en el lugar, lloraba lamentando lo que estaba pasando en ese momento, quería a su niña de vuelta y si fuera por él, haría todo lo que fuera por que abriera los ojos. En cambio, el rubio lloraba en silencio, por más que intentaba ser fuerte, tenía miedo, lo cual era normal en cualquier persona.

Esa noche ambos permanecieron observando la luna, rezando a las estrellas que su niña abriera los ojos para que los cuatro pudieran ir a su futura nueva casa sin problemas y con absoluta felicidad.

Al día siguiente la pareja fue directo al hospital sin siquiera desayunar, lo único que querían saber era si Claudia estaba bien, puesto que se habían quedado dormidos dentro del auto. Al llegar a la habitación, dieron un par de golpes y entraron, encontrándose a una enfermera tomando los signos vitales de la pequeña quien aún yacía dormida en la cama.

—Buenos días, señores, veo que se cansaron de dormir en el hospital —bromeó la chica, pero la pareja ni siquiera sonrió.

—¿Cómo está? —preguntó Joe.

—Lo siento, chicos, aún no tenemos respuestas por parte de la pequeña.

—¿Cuánto más cree que dure así? —esta vez habló Ben, con nerviosismo en su voz.

—No lo sé, meses, años, tal vez nunca, me lo dijo el doctor esta mañana —la chica los miró apenada—. Lo lamento.

Solo bastó de ese par de palabras para que Joe sintiera cómo le arrancaban su corazón, se sentó a un lado de la cama y observó a su niña, después de escuchar ese nunca, la esperanza se esfumó completamente. Parecía que Ben le había leído la mente, puesto que lo abrazó sin que Joe se lo esperase, de verdad necesitaba un abrazo, no podía creer que tal vez nunca escucharía la voz de Claudia otra vez, que no la vería crecer ni tampoco jugar y reír con ella. Todo había acabado ya. Ben soltó un sollozo, cosa que fue suficiente para que Joe se echara a llorar también. Al ver aquella escena, la enfermera decidió dejarlos solos para que tuviesen más privacidad, porque recibir una noticia así no era nada agradable y tampoco le gustaba ver llorar a las personas. Ambos se separaron y observaron a la niña, tanto Joe como Ben se sentían culpables de arruinar de esa manera la vida de la pequeña.

—Claudia —dijo Ben con la voz entrecortada—. Linda, por favor tienes que despertar, no nos hagas esto, ambos te amamos, papá ya no está con Arabella, ni yo con Kat, es lo que querías, ¿verdad? Abre los ojos, te lo pido.

Nada.

—Joe, tengo miedo —el rubio miró a su novio con lágrimas en sus ojos.

—Yo también —susurró sin soltar la mano de su hija—. Pero no tenemos más remedio que esperar.

—¿Cuánto tiempo?

—No lo sé

----------------------------1 año después------------------------------------

Un año había pasado ya, y no había sido nada fácil, la pequeña Claudia no abría los ojos ni mostraba señales de querer hacerlo; con cada día que pasaba, Joe se sentía más vacío, no dejaba de sentirse culpable cada día por lo que había ocurrido aquella tarde, y no había noche en la que le pedía a la luna y las estrellas que su niña despertara ya. Mientras tanto, Ben intentaba levantar los ánimos a Joe, él era el único que se mantenía positivo ante la situación, sin embargo, ver a Joe tan triste lo ponía peor además de mirar a la pobre Claudia tendida en la cama del hospital, incluso el pelirrojo había dejado de poner empeño en sus trabajos, sin embargo, Ben siempre estaba a su lado para apoyarlo y subirle los ánimos.

Ambos habían comprado su casa de ensueños, un poco lejos de la cuidad, para apreciar la poca naturaleza que quedaba en Los Angeles, nada de piscinas o tinas de baño, ambos estaban traumados con dichos objetos y cuando Claudia despertara no querían acercarla a ninguno de esos lugares jamás. Tenían un cuarto de música, donde solían tocar los fines de semana para despejar su mente, incluso Gwilym solía acompañarlos para cantar y tocar la guitarra. La habitación de Claudia tenía un sin fin de decoraciones de Bob Esponja y todos sus juguetes estaban en estantes que habían comprado. En la sala había un montón de cuadros con fotos de los tres, sobre todo cuando Claudia era una tierna bebé, las fotos les traían bellos momentos, pero a la vez los hacían experimentar un dolor increíble. Finalmente estaba el cuarto de Joe y Ben, sencillo y pequeño, no necesitaban lujos si se tenían el uno al otro.

Hoy era lunes, un día odiado por muchos, pero que daba inicio a una nueva semana, Ben y Joe suspiraron mientras andaban por los pasillos del hospital, detestaban los días lunes y más si Claudia seguía sin despertar. Llegaron a la habitación y tocaron un par de veces la puerta para después girar la perilla, sin embargo, esta no giró para nada.

—Disculpe, señorita —Joe se acercó a la recepcionista de aquel piso—. ¿Podría abrirnos la puerta? Queremos ver a Claudia Mazzello, por favor.

—¿La niñita que está en coma? —ambos asintieron—. El doctor le está haciendo unos exámenes.

—Pero nosotros no lo hemos permitido —comentó Ben frunciendo el ceño.

—Es sobre el estado de la niña...

—¿Despertó? —la interrumpió el pelirrojo y la chica negó—. ¿Entonces?

La muchacha estuvo a punto de hablar si no fuera porque la puerta se abrió y ambos fueron directo al doctor que salía por ella.

—Joe, Ben, justo los necesitaba —su tono de voz fue neutro, ni serio, ni alegre, ni triste.

—¿Qué está ocurriendo, doctor?

—Entren, muchachos —el mayor giró y entró a la habitación con ambos chicos detrás de él—. Seré breve con ustedes, detesto dar noticias así, pero como sabrán, Claudia no ha mostrado señales de querer despertar o de por lo menos intentarlo, además de aquel movimiento de su dedo. Ya ha pasado un año, chicos y eso es el tiempo máximo que una persona puede permanecer conectada...

—¿Está diciendo que la quiere desconectar? —preguntó Ben con los ojos cristalizados.

—Miren es inútil que la pequeña siga conectada, después del año es imposible que despierte...

—Basta de labia barata —esta vez habló Joe—. La quiere desconectar, ¿verdad?

La única respuesta que obtuvieron fue un asentimiento de cabeza por parte del doctor. 

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*Se va corriendo*

Quitando lo triste de la situación... YA VIERON QUE HAY LA POSIBILIDAD DE QUE HARÁN UNA SECUELA DE BORHAP??!!!! ESTOY MURIENDOOOOO, TENDREMOS CONTENIDO HARDZELLO NUEVAMENTEEEEE 

Ando feliz por eso aaaaaaaah :')

En fin, nos vemos en el siguiente cap, byeeeeeeeeee

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