Capítulo 12
Apenas se habían levantado de la arena, ambos comenzaron a correr, como si sus vidas dependieran de ello, sin embargo, luego de un par de minutos, Joe se detuvo en seco al recordar el problema de su hija, a quien tomó en brazos y reanudó su carrera a una velocidad más lenta, puesto que su niña estaba algo pesada.
—Papá, ¿qué haces?
—No puedes correr, Claudia y lo sabes.
—¡Pero así estás yendo más lento! ¡Bájame, tenemos que llegar! ¡Iré detrás de ti, pero lento! ¿Ok?
Joe dudó un par de segundos, tenía miedo de que algo malo le pasara, pero por Dios iba a estar cerca de él, no debía pensar eso.
—Papá —lo llamó sacándolo de sus pensamientos—. Bájame ya.
El pelirrojo asintió y colocó a su hija en el suelo.
—Ahora corre y no te detengas, porque si lo haces ¡papi Benny se casará con la bruja de Kat! —exclamó y su padre no pudo evitar reír, la abrazó y besó su mejilla.
—Te amo, ¿lo sabías?
—Lo sé muy bien, ¡ahora salva a mi papi de la bruja!
El mayor asintió y comenzó a correr otra vez, con Claudia detrás de él, la niña se desesperaba, quería correr para estar a la par de Joe, pero sabía que no podía hacerlo, no deseaba de regreso a Pepe cuando sus padres estaban a punto de volver a ser novios, o bueno al menos tenía esperanzas de que ocurriera.
La respiración de Joe se agitaba cada vez más, tuvo que cerrar la boca para que no se cansara tan rápido y que eso no detuviera su carrera. El sol intenso no ayudaba, ambos tenían que limpiarse el sudor de sus rostros a cada minuto, la misa ya había comenzado, puesto que el pelirrojo no veía a los invitados afuera, por lo que decidió correr más rápido.
—¡Eso, papá! ¡Corre más rápido! ¡Yo te alcanzo! —Claudia le daba ánimos desde atrás sin dejar de caminar.
—¡Eso hago, amor! —chilló desde adelante, girando su cabeza para dedicarle una sonrisa.
—¡Cuidado con el pos...! —Claudia guardó silencio cuando su padre se estrelló contra una señal de tránsito—... te. Ay, papá, levántate —dijo intentando elevarlo, pero no pudo.
—Dos órdenes de taquitos, por favor —susurró un Joe muy ido y Claudia rio.
—¡Papá, no vas a llegar a tiempo!
—¡Anuma sicierto! —dicho esto se levantó y continuó corriendo
Minutos después, llegó a la iglesia, sin embargo, quiso pegarse un tiro al no percatarse del montón de escaleras que debía subir, suspiró pesadamente y comenzó a correr a paso rápido, no debía perder ni un segundo.
—¡Clau, sube despacio! —le gritó cuando la vio llegar a las escaleras.
—¡Sí, papá! ¡Tú sigue corriendo! —la niña le sonrió mientras levantaba su pulgar.
-----------------------------Algunos minutos antes------------------------
La misa transcurría, Ben no podía evitar sentirse nervioso y querer matarse al mismo tiempo. A cada segundo se distraía y espiaba a ver si Joe había llegado con Clau, pero nada, sus asientos estaban vacíos. Miró a su madre y no pudo evitar sentir odio hacia ella, ella había sido la culpable de que todo esto ocurriera. Giró su cabeza y vio a la chica con quién se casaría en un par de minutos, el padre estaba a punto de terminar la misa y los nervios cada vez lo mataban.
—Muy bien, en la casa de Dios, ¿hay alguien que se oponga a la santa unión de esta pareja? —dijo el padre, pero todo el mundo guardó silencio, Ben observaba a los invitados, esperanzado de que alguien dijera "yo", sin embargo, nadie hizo nada, incluso notó a sus compañeros de Bohemian Rhapsody algo tristes y preocupados, buscando al único que podía detener esta boda: Joe—. Muy bien, pasemos a los votos.
Muy cerca del novio, se encontraban Lucy y Gwilym muy desanimados observando la desesperación en el rostro de su amigo, sabían perfectamente que no quería casarse con Kat y que esperaba que Joe llegara junto a la pequeña, ni ellos querían que ese matrimonio se diera a cabo, pero sabían cuáles serían las consecuencias si intentaban arruinarlo. Pronto, un mensaje de texto llegó al celular de Gwil, quien se sobresaltó y de inmediato sacó el aparato de su bolsillo, el mensaje era de su amigo Joe y decía:
Gwilym detenbla bosa! No dejed qie sebcase, la vot a interrimpir!
[¡Gwilym, detén la boda! No dejes que se case, ¡la voy a interrumpir!]
—¿Qué pasa? —le preguntó Lucy en un susurro y miró el celular.
—Es de Joe, al parecer el vato viene corriendo porque no se le entiende ni un carajo.
—¡Quiere que interrumpas la boda! ¡Va a oponerse! —exclamó emocionada.
—Ayúdame a detener esto.
—¿Cómo?
—¡No lo sé! Una vez te vestiste de monja para robarnos a Clau, haz lo mismo, predica.
—Cielo —la chica llamó a su novio, quien miraba preocupado a Ben—. ¿Recuerdas algún Salmo para predicar?
—¿Para qué quieres que vuelva a mi pasado oscuro?
—Joe quiere que interrumpamos la boda, y Gwil sugiere que prediquemos.
—Podríamos cantar algo, no lo sé...
—¡Oigan, no es momento para ponerse de acuerdo en qué harán! ¡Tenemos que actuar rápido antes de que nuestro amigo se haga heterosexual!
—Está bien, está bien, sígueme la corriente —Lucy le guiñó un ojo a Rami y se levantó de la silla para interrumpir al padre—. ¡Hermanos de mi comunidad! ¡Préstenme atención!
—¿Disculpe? —el padre lucía muy confundido al igual que todos los invitados, la madre de Ben sacaba chispas de sus ojos porque estaban arruinando la preciada boda de su hijo.
—Señor obispo, disculpe mi atrevimiento, pero en la familia de Bohemian Rhapsody tenemos la tradición de cantar un Ave María antes de que uno de nuestros hermanos pronuncie sus votos.
—¿De verdad? —preguntó Allen un tanto confundido.
—¡Sí, querido hijo de Dios! —le dijo Rami mientras le daba un manotazo, haciéndole señas para que no volviera a decir otra estupidez.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó un Ben muy confundido en un susurro a Lucy.
—Salvando tu homosexualidad... ¡Muy bien, hermanos, comencemos! ¡Gwilym, da inicio! —el mencionado abrió los ojos muy grandes mientras se le acercaba.
—Yo no me la sé —le susurró.
—Yo tampoco.
—Mierda.
—Es verdad, que hace tiempo que te tengo en el olvido —cantó Rami alentando a los demás a hacerlo también, Lucy le sonrió levantando sus pulgares y cantó junto al resto, o bueno hizo lo que pudo.
—Ooooooh Aveeeee Marííííííaaaaaa, escúchameeeeee —cantaban todos en coro mientras Rami y Lucy los alentaban a no detenerse, gracias al cielo el elenco de Bohemian Rhapsody los apoyaban, sospechaban que algo estaba pasando y sabían que debían seguirles la corriente.
La canción terminó, y el resto de invitados se alegró de que por fin acabara aquel entremés, Lucy, Rami y Gwilym entraron en pánico al no ver a Joe entrar, ya no sabían qué otra cosa hacer y ahora los montones de ojos de los invitados se encontraban posados sobre ellos.
—Ahora vamos a rezar —Lucy les sonrió con nerviosismo.
—¡Suficiente! —gritó la madre de Ben—. ¡Esta boda no es un juego para que nos tengan así! ¡Se acabó! ¡Siéntense! —señaló los asientos de los tres.
—¡Pero debemos rezar! —se excusó el británico levantando su dedo.
—¡Llevamos rezando toda la misa, siéntense antes de que los saque de la iglesia!
—Háganle caso, no hagan esto más difícil, por favor —les susurró Ben sintiendo pena dentro de sí mismo, él también quería cancelar la boda, pero sabía que era imposible.
—Pero...
—Vámonos, Lucy, no tiene caso —Gwilym tomó su mano y regresaron desanimados a sus asientos.
—Bueno, prosigamos con los votos, Kat, comienza.
—Yo, Katriona Perrett, te quiero a ti, Benjamín Jones, como esposo, y me entrego a ti enteramente, prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —la chica no dejaba de sonreírle a su futuro esposo.
Ben estaba a punto de llorar, su vida tomaría un diferente rumbo después de que pronunciara sus palabras, y no quería, sabía que odiaría el resto de sus días hasta morir, así como había ocurrido desde que dejó a las dos personas que más amaba. Sus ojos se cristalizaron, miró hacia el techo para evitar llorar y luego miró a su madre.
—Tu turno, Ben.
El rubio no dijo nada, su mirada llena de odio y melancolía se encontraba sobre su madre, quien le hacía señas para que hablara de una buena vez. La odiaba con todo su ser.
—No me hagas quedar en ridículo, Benjamín —leyó perfectamente sus labios, sus ojos desataban furia completa.
Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, se atrevió a hablar:
—Yo, Benjamín Jones—su voz sonó quebrada y se detuvo para limpiar una lágrima pecadora que se había escapado de uno de sus ojos.
Todos sus amigos lo miraban con pena, sabían perfectamente la situación en la que el rubio se encontraba y era duro para ellos aceptar que no podía casarse con Joe, porque amaban la pareja que hacían, ambos tenían muchísima química en el set, siempre estaban demostrándose cariño o jugando como un par de niños, y hablando de niños, también adoraban a la pequeña, fruto del amor de ambos, no biológicamente, claro estaba, pero la familia que hacían los tres era tan linda que no era justo que se separaran así.
—Te quiero a ti, Katriona Perrett, como esposa, y me entrego a ti...
—¡Alto ahí! —su corazón pegó un brinco al escuchar la voz de Joe, al principio creyó que era un sueño, pero al verlo entrando en carne propia, sin zapatos y con arena en el pantalón sintió un gran alivio en su interior—. ¡Yo me opongo!
Todos soltaron un sonido de asombro y de inmediato los murmullos abundaron en el lugar.
—¡¿Tú?! —chilló la madre de Ben levantándose de su silla.
—¡¿Qué diablos hace él aquí?! —exclamó Kat hacia Ben, quien simplemente negó nervioso con la cabeza, dando a entender que aparentemente no sabía nada.
—Benny —Joe llegó al altar y tomó sus manos—. No puedes casarte con ella.
—¡¿Cómo que no?! —otra vez era la madre de Ben—. ¡Mi niño ama a Kat! ¡Déjalo en paz! —gritaba como si estuviese loca—. ¡Lárgate de aquí, Joseph! —esta vez se quitó un zapato y lo apuntó con él.
—¡Mamá, para ya! —Michael intentó tranquilizarla.
—¡Orden todos, orden! —exclamó el padre haciendo callar a las personas—. Muchacho, danos tus razones para que esta boda no se lleve a cabo.
El mayor aclaró su garganta y comenzó:
—Conozco a Ben desde que tengo 16, y de verdad lo he amado desde ese entonces. Renuncié a todo, a mi familia, mis amigos, mis estudios, mi hogar, todo, no me importaba, lo único que quería era estar con él. He conocido a varias personas con quiénes he tenido una casi relación amorosa, pero ninguna, me ha hecho sentir lo que él provoca en mí —lo señaló y una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Ben—. Mi amor hacia él es infinito, nunca dejé de amarlo, si necesitaba algo para estar bien en un día nublado, eso era él. Ambos luchamos demasiado para salir adelante, teníamos un lindo departamento sencillo, no teníamos lujos, claro está, porque trabajábamos en una pizzería en un pueblo muy pequeño —se acercó a Ben—. Vivíamos felices y nos amábamos, lo material no importaba si nos teníamos a nosotros, porque eso era lo único indispensable para nuestra felicidad. Y después, llegó la razón principal para oponer esta boda: Claudia. Benny, ambos la cuidamos con mucho amor y lo sabes, llegamos a ponerle un nombre tonto y adoptarla, incluso sentíamos como si en verdad fuera nuestra —se detuvo, puesto que necesitaba aire—. Benny, te amo demasiado como para dejarte ir y sé que tú me amas de igual manera, por favor ven con nosotros, ¿de verdad planeas ser feliz así?
Ben lo miró sorprendido, con los ojos cristalizados a punto de llorar, miró a Kat y murmuró un "lo siento" para después lanzarse a los brazos de Joe y plantarle un beso. Todos los invitados gritaron de felicidad, sus amigos para ser exactos, los demás sólo miraron con asco, algunos de ellos salieron de ahí puesto que eran homofóbicos, sin embargo, por más homofóbica que fuera la madre de Ben, nunca se fue para después darles lo que se merecen a esos dos, sobre todo a su hijo.
—Te amo —le susurró Joe en cuanto se separaron.
—Yo también, Joe —y volvió a juntar sus labios.
—¡Papi! —el beso fue interrumpido por la voz de Claudia, quien entró corriendo hacia ellos y se abrazó a la pierna de Ben—. No te cases con ella, papi, por favor, cásate con mi papá.
—Owwww —exclamó toda la audiencia.
Ben sonrió y cargó a su niña, besó su mejilla y encaró a su madre, quien se había parado delante de él, indignada, a punto de gritarle si no fuera porque Kat se le adelantó.
—¡¿Qué te pasa, Ben?! ¡No puedes dejarme plantada!
—¡Benjamín, baja a esa niña ahora! —ahora su madre se unió a los gritos.
—No.
—¡Ben! —la mayor se acercó más para hacerle daño a la niña, pero Joe se puso en medio y Ben retrocedió.
—¡Ya basta, mamá! —gritó descargando toda su ira contra ella, Claudia se asustó y fue directo a los brazos de Joe—. ¡Estoy harto de todo esto! ¡Me alejé de ellos solo para protegerlos y darte gusto! ¡No quiero casarme a la fuerza! —las lágrimas salieron de sus ojos—. ¡Quiero ser feliz, por favor!
—¡No permitiré que mi hijo vuelva a ser gay! ¡Padre, continúe! ¡Seguridad, saque a estos dos de aquí! —exclamó señalando a Joe y a Claudia.
Un par de guardias se acercaron a ambos e intentaron mover a Joe del lugar, sin embargo, este no se dejó, los asesinó con la mirada y de un empujón se los quitó de encima.
—¡No me toquen! —les gritó cuando estos intentaban acercarse nuevamente a él—. ¡No saben de lo que soy capaz!
—¡Sáquenlos! —gritó la señora Jones.
—¡No, mamá! ¡No te lo permitiré! —esta vez gritó Ben—. ¡Iré con ellos! —una sonrisa se formó en el rostro de Joe—. ¡Y no me interesa si eso me aleja de ti o de papá, incluso de Michael! ¡Si pierdo a mi familia por ser feliz, prefiero correr el riesgo!
La mano de su madre fue directo a su mejilla, provocando un estruendoso sonido. Antes de que la mujer agarrara al pobre chico a golpes, Joe dejó a Claudia en el piso para separarlos. La pequeña niña se alejó un poco mientras intentaba no llorar y provocar más escándalo, ¿tan difícil era que su papi fuera con ellos?
—¡Mamá, detente de una vez! —Michael llegó de pronto y la alejó de ahí—. ¡Déjalo en paz! ¡Ya basta, estás enferma! ¡Deberías amar a Ben sin importar lo que sea! ¡Es tu hijo!
La mujer permaneció en silencio mirando al rubio con rabia y desprecio.
—Vete —susurró—. ¡Vete! ¡No quiero volver a verte en mi vida! ¡Me das asco! ¡Tú, tu novio y la niña!
Ben no dijo más, tomó la mano de Joe y giró sobre sus talones para irse, sin embargo, una mano detuvo su paso.
—Benny —susurró Kat llorando, su maquillaje estaba completamente estropeado—. No me dejes, te amo.
—No me amas —la miró serio—. Desde que te conozco siempre me has hecho daño, solo me quieres por mi dinero, nada más. Vete con tu otro noviecito, con el que me engañas, a ver si él te hace feliz con su dinero.
—Pa...pá —de pronto, Joe sintió que su pequeña se aferraba a su pierna, bajó la mirada y la vio decaída, luchando por mantenerse en pie, automáticamente se arrodilló a su altura.
—¿Qué... qué te ocurre? —el miedo comenzó a apoderarse de su cuerpo cuando escuchó la respiración pesada de la niña
—Me... me duele —susurró señalando su pecho—. Pa...pá, otra vez —dicho esto comenzó a llorar.
—No, no, no, no —Joe comenzaba a desesperarse—. Respira amor, respira.
De pronto, Claudia comenzó a toser fuertemente, llamando la atención de todos, en especial la de Ben, quien había detenido todos sus reclamos hacia Kat para observar la pequeña. La niña empezaba a emitir sonidos de ahogo, las lágrimas salían de sus ojos que demostraban absoluto miedo. Fruncía su rostro e intentaba respirar, pero no podía, le dolía demasiado y sentía algo dentro de ella que no le permitía que el aire ingresara a sus pulmones.
—¡Joe, ¿qué ocurre?! —exclamó Ben muy asustado.
—¡Llama a una maldita ambulancia ahora!
—¡¿Por qué?! ¡¿Qué tiene?!
—¡Solo hazlo!
Ben sacó temblorosamente su celular de su bolsillo y marcó al 911 mientras observaba a Joe intentar mantener despierta a Claudia, no entendía nada, había visto con el rabillo del ojo a la mayoría del elenco de Bohemian Rhapsody acercarse o correr por ayuda. Ben colgó en cuanto le dijeron que una ambulancia iba en camino. La iglesia se llenó de pánico, los invitados salían por las puertas, unos indignados, otros asustados y otros observando a la pobre niña que intentaba mantenerse con vida. Tasha pasó a su lado y se acercó a su oído para susurrarle:
—Espero que muera, porque me hiciste pasar el ridículo —Ben la miró enojado—. Vámonos, Kat.
Los únicos que permanecieron en la iglesia fueron el elenco de Bohemian Rhapsody, el hermano de Ben, él, Joe y Claudia, quien continuaba retorciéndose en los brazos de Joe, soltando sonidos que de verdad daban miedo, mezclados con el llanto y con frases inentendibles. Joe no dejaba de llorar y de decirle que todo estaba bien, Lucy se posicionó al lado del pelirrojo y observó a la niña con lágrimas en los ojos. Claudia buscó la mano de Joe y la tomó, esta vez tosió más fuerte y escupió un poco de flema, Ben se acercó más y tomó su otra mano.
—Resiste, cariño, resiste —le rogaba Joe con la voz quebrada mientras acariciaba su mejilla—. Ya viene la ambulancia.
—No... pu... —otra tos, la niña casi no podía hablar.
—No hables, corazón, por favor —le dijo Ben, las lágrimas ya habían salido de sus ojos—. Estamos contigo.
La niña lo miró, pidiéndole que no se separara de ella, Ben sentía como su corazón se partía en dos.
—Joe, ¿qué ocurre? —preguntó entre llantos.
—¡Ahora no! ¡Ahora no! —gritó el pelirrojo al borde de la desesperación, lo que provocó que Ben se sintiera inútil al no poder ayudar porque ni siquiera sabía qué le pasaba.
—¡Ya llegó la ambulancia! —gritó Rami desde la entrada.
Claudia no podía resistir más, sabía que debía respirar o por lo menos hacer el intento, pero era imposible. Sentía como sus ojos se cerraban poco a poco hasta que todo se volvió negro, su mano cayó a un lado junto a Corny y este fue tomado por Joe.
—¿Claudia? —preguntó Joe sacudiéndola y la niña no respondió—. Clau, Dios mío, no, no me hagas esto.
—Joe, vámonos ya —Ben tiró de él y logró ponerlo de pie, juntos corrieron hacia la entrada con sus amigos detrás de ellos.
—¡No respira! —gritó a los paramédicos y estos cargaron a su hija para llevarla al carro—. ¡Ayúdenla, por favor! —las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, buscó a Ben y lo abrazó para consolarse
—El papá y la mamá pueden venir aquí —indicó un paramédico.
—Nosotros somos sus padres —comentó Ben y recibió una mirada de desagrado por parte del paramédico.
—Suban —dicho esto, Ben brincó adentro junto a Joe, ambos se sentaron y miraron a la pequeña con una máscara de oxígeno en su rostro.
—Clau, todo estará bien, corazón, saldrás de esta —le decía Joe, pero su niña no abría los ojos—. Soy un idiota —susurró apretando al peluche de su hija contra su pecho, luego recostó su cabeza sobre el pecho de Ben, quien lo abrazó mientras lloraba al ver a Claudia tan mal.
***
Claudia abrió los ojos de golpe justo cuando la estaban trasladando al quirófano, su vista recorría cada centímetro de su alrededor, sentía terror al ver a un montón de doctores observándola y colocándole aparatos extraños en su cuerpo. Solo bastó de escuchar un par de voces hablarle para que el miedo se fuera. Sonrió ligeramente al ver a sus papás corriendo a su lado, sin soltar cada una de sus manos, sin embargo, al sentir una terrible punzada en su pecho, comenzó a llorar y otra vez sintió miedo.
—¡Papá! ¡Papi! ¡Me duele mucho! —gritaba mientras se retorcía sobre la camilla.
—No te muevas, mi vida, tranquila, aquí estamos —le decía Joe entre llantos justo antes de que la camilla entrara al quirófano, ambos quisieron entrar, pero uno de los doctores interrumpió su paso.
—¿La niña sufre de problemas respiratorios? —les preguntó y Ben miró a Joe porque no sabía qué responder.
—Sí —contestó el pelirrojo.
—¿Por qué razón?
—Hace unos años le sometieron a un proceso de drenaje de sus pulmones, la consecuencia fue no hacer esfuerzo físico sino podría sufrir un ataque como el que ya sufrió —Joe hablaba sintiendo vergüenza de sí mismo, mientras que Ben lo miraba asombrado sin creérselo.
—Ya veo, la someteremos a un electrocardiograma para verificar si su corazón resistirá a la operación.
—¿Operación?
—Sí, señor Mazzello, sus pulmones no están funcionando correctamente, de seguro aquel drenaje fue realizado incorrectamente y por eso la niña está así.
—Voy a matar a ese doctor —susurró Joe.
—Volveré en cuanto el electrocardiograma haya terminado —dicho esto el doctor dio media vuelta y entró.
Cuando abrió la puerta, ambos pudieron ver a Claudia sentada sobre la camilla, llorando a gritos y moviéndose extrañamente por el dolor.
—¡Papá, tengo miedo! —gritó, a continuación, la puerta se cerró.
Joe cubrió su rostro y comenzó a llorar, buscó una silla y se sentó en la primera que encontró, una azul y con algunos orificios en ella. Miró a Corny, quien estaba sucio y aún tenía rastros de arena en él. Ben se colocó delante de él y lo miró muy serio y preocupado.
—¿Qué pasó, Joe? —preguntó colocando sus manos en forma de jarra, el pelirrojo levantó su mirada cristalizada.
—¿De qué?
—Cuando le drenaron los pulmones, ¿por qué lo hicieron?
Va a matarme. Pensó Joe sin dejar de llorar.
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Ustedes me van a matar a mí c: *se va ccorriendo*
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