Capítulo 53
—¡Un doctor por favor, necesito un doctor, mi papá acaba de despertar de su sueño, ayuda! —chillé emocionada, no me importaba que las personas que se encontraban en silencio en la sala de espera se molestaran porque estaba armando un escándalo, era una increíble noticia para mí—. ¡Por Dios! ¡¿Dónde están mis tíos cuando los necesito?!
—Pequeña, ¿qué pasó? —la voz de la fea de Gzi llamó mi atención.
—Nada que te importe, necesito un doctor, no a una enfermera roba papis —la miré con odio y fui hacia el doctor personal de mi papá—. ¡Doctor, tiene que venir! ¡Mi papá Dylan acaba de despertar!
—Iré de inmediato —sonreí al ver al doctor correr con muchas enfermeras detrás de él.
—¿Qué has dicho? ¿Ya despertó? —me preguntó Gzi muy asombrada, podía jurar que parecía asustada, como si le tuviera miedo al hecho de que mi papá por fin despertó, y quién no, el amor de mi papi había regresado y los días de su falsa relación habían terminado.
—Como lo oyes, ya despertó —le sonreí maliciosamente y corrí hacia la habitación de papá, ¿ya les dije lo hermoso que se siente correr? ¿No? ¡Pues es hermoso!
Una vez ahí, vi a todos los doctores revisando a mi papá, quien los miraba confundido y con los ojos muy abiertos, era obvio que estaba aturdido al ver tantos rostros desconocidos, quien sabe y aún recordaba por qué se encontraba postrado en esa cama.
—Papá —musité acercándome a él y tomando su mano—. No te asustes, soy Claudia, todo estará bien —cuando dije esas palabras, una sonrisa muy leve se formó en su rostro—. Disculpen, ¿ya llamaron a mi papi? Él necesita estar aquí.
—Lo hemos intentado, pequeña, pero no contesta nuestras llamadas —me respondió tiernamente uno de los doctores mientras analizaba los ojos de mi papá con una linterna cuya luz era amarilla y cegaba la vista de papá.
—¿Y a mi tía Kaya? ¿Mi tío Ki? ¿Mi papá Tyler?
—Tampoco, lindura —habló esta vez una enfermera.
—Oh no, justo tienen que desaparecer cuando mi papá despierta.
—No importa, preciosa, lo importante es que tú estás aquí con él, tampoco puede ver a muchas personas porque podría confundirse —una enfermera pelirroja acarició mi rostro con delicadeza—. Si tú estás aquí y Dylan aún te recuerda, es bueno para él, ¿sí?
—Sí, entiendo —respondí mientras tomaba la mano de mi papá y me la llevaba a mi mejilla—. Te amo, papá, todo estará bien ya lo verás, solo no vayas a dormirte otra vez, por favor.
La única respuesta que tuve fue un parpadeo y un ligero apretón en mi mano, tal vez se le dificultaba hablar y esa era su única forma de comunicarse, odiaba verlo así tan mal, no cuando mi papá acostumbra a ser un loro y a hablar todo el tiempo como yo. Levanté mi mirada y vi a Gzi bajo el marco de la puerta, mirándonos con furia y preocupación, lo único que pude hacer fue sacarle la lengua y abrazarme más al brazo de mi papá.
Tus días de robarte a mi papi acabaron, bruja, mi papá ya está aquí y ya veremos si O'Brien o Wisdom gana la guerra, pensé mientras la miraba mal.
Minutos más tarde, los doctores habían terminado de revisar a mi papá y lo dejaron conmigo para que reposara, luego comenzarían con sus tratamientos para que volviera a hablar con claridad y que su cabeza estuviera bien otra vez.
—Papá, te perdiste de mucho, hay muchísimas cosas que debo contarte, pero el doctor me dijo que no te dijera nada hasta que tu cerebro esté completamente bien —le hablaba mientras acariciaba el dorso de su mano, sus ojos pardos permanecían clavados en mí, una pequeña sonrisa se formaba en su rostro, al parecer me reconocía y estaba feliz de estar a mi lado—. Pero solo quiero que sepas que te amo y te extrañé muchísimo, todos los días fueron horribles sin ti —mis ojos comenzaron a picar, estaba a punto de llorar—. Me hiciste muchísima falta, por favor no vuelvas a dejarme de esa forma, papá —dicho esto, subí a la cama y me recosté a su lado con mucho cuidado para no lastimarlo, entonces lo abracé con fuerza y lloré en su pecho.
Lo que mi padre hizo a continuación cautivó completamente mi corazón, con su brazo libre me abrazó contra él y acarició mi brazo con lentitud, levanté mi cabeza y sonreí contenta, estaba tan agradecida de que haya despertado al fin y que pudiese abrazarme.
Y ahí en sus brazos, caí rendida en los brazos de Morfeo.
Thomas:
Había salido de una entrevista cuando me habían llamado del hospital, creo que no me había sentido tan feliz en muchísimo tiempo, Dylan había despertado al fin según el doctor y Clau había estado con él cuando lo hizo, estaba muy feliz, aunque me hubiese gustado estar con ambos en un momento tan bello como ese. En cuanto recibí la llamada corrí como nunca antes lo había hecho y subí a mi auto apresuradamente, encendí el auto y fui hacia el hospital. Esta vez no respeté las señales de tránsito, me daba igual si me multaban, ninguna infracción podía pagar la emoción que sentía en este momento.
Llegué al hospital y apresuré el paso, subía escalones de dos en dos para llegar al piso de Dylan lo más pronto posible, no desperdiciaría el tiempo subiendo en el ascensor, el hospital era muy grande y tardaría demasiado en él. Cuando estuve frente a su habitación, temblé al abrir la puerta, y sin dudarlo, giré la perilla y empujé con lentitud la fría y gruesa madera, encontrándome con la imagen más hermosa que pudieron presenciar mis ojos: mi hija dormía sobre el pecho de mi novio, quien acariciaba con lentitud su espalda, estaba a punto de llorar al ver los preciosos ojos de mi bebé, era cierto, estaba despierto al fin.
Toqué levemente la puerta con mis nudillos, llamando de esta manera su atención, en cuanto me miró, su expresión seria cambió drásticamente a felicidad, una pequeña sonrisa tonta se formó en su rostro, no decía palabra alguna, pero esa sonrisa hablaba por sí sola, estaba contento de verme al igual que yo. No pude aguantar más las lágrimas, solté un sollozó y corrí a su cama para abrazarlo con fuerza. Pude escuchar un sollozo de su parte, levanté mi rostro y lo miré, él también estaba llorando, así que sin vacilar, tomé su rostro y junté nuestros labios en un romántico y tierno beso, uno lleno de amor, había extrañado tanto sus labios, claro que los había besado antes, pero el tiempo en el que él estuvo en coma, jamás fui correspondido, esta vez podía sentir la magia de su amor, sus lindos, finos y deliciosos labios chocar contra los míos para formar unión, lo único que necesitaba para ser feliz. Sollocé en ellos y levanté mi mirada, acaricié su rostro con ternura y lo llené de besos, sus ojitos, su nariz y su frente, claro que aún tenía vendada su carita, pero estaba muy feliz de poder besarla de nuevo.
—To...mmy —fue lo único que pudo decir, su voz era débil, parecía desorientado, mas estaba contento de que esa hubiera sido su primera palabra después de muchísimo tiempo.
—No hables, Dyl —le hablé mientras no paraba de acariciar su rostro—. Te amo, mi amor, estoy tan feliz de que hayas despertado.
De repente, un pequeño bultito entre los brazos de Dyl comenzó a moverse, cuando se incorporó y me miró, sonrió ampliamente y abrió sus brazos para abrazarnos a ambos muy contenta y entonces los tres comenzamos a llorar.
—¡Todo volvió a la normalidad al fin! —exclamó mi pequeña contenta y se abrazó con fuerza a Dylan, luego besó mi mejilla.
—Clau ten cuidado, papá aún no se recupera del todo, puedes lastimarlo.
—Oh lo siento, lo siento, papá —se disculpó, Dylan solo se limitó a parpadear, era la única forma de comunicarse por el momento.
—Te amo, mi amor, los amo a los dos —susurré abrazando a ambos con cuidado, de inmediato Claudia me miró seria.
—Mejor no digo nada —comentó enojada, de inmediato le hice señas para que no hablara sobre lo de Gzi y yo, Dylan no debía enterarse en un momento así, su débil cerebro no podía procesarlo ahora, no quería que se alterara por mi culpa.
Y es que no era mi culpa.
De pronto, la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Ki y Kaya entrando con la ilusión a flote en su rostro, en cuanto vieron a Dylan despierto, soltaron una risita y se acercaron para abrazarlo, no sin antes dedicarme una mirada asesina, ya sabía la razón.
¡NO ES MI CULPA!
Cuando se separaron, Dylan miró confundido a nuestros amigos, como si no supiera de quiénes se trataba,
—Ay, Dylan estoy muy contenta de que hayas despertado al fin —Kaya lloraba muy feliz—. En cuanto nos enteramos no dudamos en venir volando.
—¿Vinieron volando? —preguntó Claudia—. ¿Usaste tus poderes de chino, tío Ki?
Todos reímos al escuchar eso.
—No, cielo, es solo una expresión —le dijo Kaya acariciando su carita.
A pesar de que era un momento ameno y conmovedor, Dylan no quitaba su expresión de confundido al ver a mis amigos frente a él, parecía que aún no los recordaba del todo.
—Dylan, no estamos en el set de Maze Runner, deja la cara de forever confundido de una vez por todas —le dijo Ki, mas mi novio no hizo más que fruncir el ceño.
—Ki, Dylan está confundido, es un efecto de las contusiones, ¿lo recuerdas? Era algo que pasaría —comenté tomando la mano de Dyl.
—Oh es cierto, lo siento, Dylan, lo olvidé, pero ¿sabes? Soy Ki, uno de tus mejores amigos, te ayudé a sacar a Clau del orfanato hace muchos años y trabajé contigo en Maze Runner, ¿me recuerdas? —Dylan no hizo nada que mirarlo con su típica expresión de confundido—. Ah vamos, Ki Hong Lee —nada, ni un parpadeo—. Dios no puedo creerlo, soy Ki, tu amigo el chino —de inmediato una pequeña sonrisa se formó en el rostro de mi novio, provocando que todos riéramos y nos burláramos de Ki—. No puede ser verdad, ¡soy coreano!
Y por primera vez en el día, pude escuchar la preciosa risa de mi chico, no pude evitar sonreír, cada vez recuperaba la consciencia más rápido.
—Bueno y es obvio que sí te acuerdas de mí, ¿no? —Kaya se le acercó sonriente—. Soy Kaya, Dylan, tu mejor amiga, la que te ha salvado el trasero muchísimas veces, ¿recuerdas que te ayudé a conseguir empleo como actor? —al principio, Dyl frunció el ceño, al parecer intentaba acordarse, pero después de unos segundos parpadeó rápidamente, dando a entender que la había recordado—. ¿Lo ves Ki? Más rápido que el correcaminos.
—Eso no importa —mi amigo sonrió de oreja a oreja—. Lo bueno es que este tonto está bien vivo y despierto —dicho esto nos abrazó a los cinco—. ¡Los locos unidos de nuevo!
***
Más tarde, Ki y Kaya habían ido a sus casas, había recibido mensajes de nuestros amigos y los de Dyl, pero les rogué de favor que no vinieran por el día de hoy, puesto que el doctor me dijo que Dylan no podía ver a muchas personas en un solo día, de ser así sufriría una crisis por todo el trabajo y esfuerzo que haría su cerebro. Afortunadamente nadie reclamó, todos aceptaron gustosos, viendo lo más conveniente por el bien de Dylan. Claudia ahora dormía como un angelito a un lado de Dyl, quien también dormía con tranquilidad, los miraba y no podía evitar sonreír satisfecho al sentir que mi vida volvía a tener sentido una vez más.
Ahora solo me quedaba arreglar un asunto.
Y ese asunto acababa de entrar por la puerta. Cabello rubio y sumamente rizado, labios rojos como la sangre y mirada penetrante, creo que si las miradas mataran, la de Gzi ya me hubiese enviado a la funeraria más cercana de aquí.
—Gzi... —fue lo único que pude articular, puesto que los nervios se apoderaban de mi organismo.
—Thomas... —su expresión seria jamás cambió, caminó hacia mí resonando sus tacones y tomó mi camisa—. Tú y yo tenemos que hablar seriamente.
—Para eso aguardaba despierto —dicho esto, me levanté de la cama y salí con ella de la habitación y del hospital.
—Eres un cobarde, me sacas afuera para que tu lindo novio no escuche que le fuiste infiel, ¿verdad? —me miró con una ceja levantada—. El pobre e indefenso Dylan, recién despierto de su terrible accidente no podrá asimilar lo que le hizo su novio porque su cerebro ahora trabaja como el de un tonto animal.
—Mira, Gzi mejor cállate antes de que... —guardé silencio, no me quería portar grosero—. No sé cómo pude meterme contigo.
—Porque Gzi Wisdom conquista a quien sea, querido Thomas.
—Creí que eras más humilde, ya veo que no —me crucé de brazos y la miré en silencio, ella tampoco hablaba—. Mira, el trato ya está cerrado, me tuviste como tu novio, ahora Dylan despertó y Claudia también, creo que estamos saldados.
—¿Bromeas? El trato era hasta que Dylan estuviese completamente bien, yo puedo seguir contigo porque tu noviecito en este momento no sabe ni siquiera su nombre, una vez que él esté con sus cinco sentidos en buenas condiciones, yo me alejaré y te dejaré en paz.
—No, no, no, no puedo hacerle eso a Dylan, está enfermo, suficiente con haberlo engañado inconsciente, ¿tú crees que no me siento sucio?
—Un trato es un trato, Tommy —escupió tirando del cuello de mi camisa—. Y no me hagas actuar mal porque soy capaz de hacerle daño a tu preciosa hija, cuyos problemas respiratorios ya desaparecieron, recuerda que soy enfermera y conozco los puntos débiles del organismo, incluso puedo dañar a Dylan si se me diera la gana —se encogió de hombros—. Pero hasta que él esté completamente bien, tú serás mío, ¿me escuchaste? O yo reaccionaré mal, tú eliges —dicho esto, soltó mi camisa y se alejó de mí.
Lo único que pude hacer fue dejar que las lágrimas salieran de mis ojos sin control, suspiré y pegué un puñetazo a la pared.
Perdóname Dylan.
--------------------------------------------------Al día siguiente----------------------------------------------------------
Después de ir por Clau de su cita con Flor, juntos fuimos al hospital para visitar a Dylan, en cuya habitación nos topamos con los Tylers, Claudia corrió hacia ellos y los abrazó contenta, yo simplemente los saludé con un apretón de manos, Posey me devolvió el saludo muy animado, pero Hoechlin fue todo lo contrario, su mirada fría que acostumbraba a dedicarme, jamás desapareció.
—Hola a todos, ¿interrumpo algo? —preguntó el doctor entrando con cautela.
—Hola doctor, no, pase con confianza, ¿nos trae nuevas noticias? —pregunté.
—De hecho, he venido a quitarle la venda del rostro a Dylan.
—Entonces hemos venido en buen momento —comentó Posey con una sonrisa.
—Exacto —el doctor Carl se acercó a Dylan con cautela—. Hola Dylan, soy el doctor Carl y voy a quitarte la venda de la cara, ¿sí? —hablaba con suavidad para que mi novio lo comprendiera—. Vamos a comenzar —entonces llevó sus mano detrás de su cabeza y quitó el seguro de la venda, comenzó a girar su mano al rededor de su rostro, desenvolviéndolo y dejando a la vista su precioso rostro que tanto había extrañado.
Cuando finalizó, todos nos quedamos plasmados, la cara de Dylan estaba más gordita por efecto de las placas de metal que habían colocado en su rostro para poder reconstruirlo, aún tenía cicatrices y se veía un tanto diferente, pero ese era mi Dylan, con cualquier efecto de su operación, aún así me encantaba.
—Mi papá engordó, papi —me susurró Clau sin dejar de mirar a Dylan.
—Sí, mi amor, pero no se lo digas, ¿sí? —murmuré—. Te ves hermoso, mi amor, me encantas muchísimo —y no, no estaba mintiendo, por más que sus cachetitos hayan crecido a mí me seguía gustando como la primera vez que lo conocí.
Dylan sonrió y tomó mi mano tiernamente, no pude evitar acercarme y besar su frente, cuando me separé de él, noté que había cerrado los ojos, su carita era tan tierna que tuve que volver a acercarme para darle un besito de esquimal, ya saben el típico beso que te dabas con tu pareja sin usar sus labios sino sus narices. Su sonrisa no desaparecía de su rostro, el brillo presente en sus ojos me ponía tan feliz, amaba verlo así, sobretodo vivo.
Creo que me acostumbraría al rostro gordido de mi bebé.
***
Ya había pasado una semana desde que Dylan había despertado, días en los que mi novio había recibido un sin fin de terapias para que sus funciones cognitivas volviesen a funcionar de manera correcta, de hecho, todo esto me estaba costando un ojo de la cara, pero yo podría pagar millones con tal de que Dyl estuviese bien.
Hoy era día de terapia de lenguaje para él, amaba verlo repetir los fonemas junto a su terapeuta, parecía un niño pequeño que apenas estaba cursando el jardín. Cuando terminó sus clases, por así decirlo, el terapeuta se fue y nos dejó solos, lo que pasó a continuación me cautivó por completo:
—Te... a...mo... Toooo... mmy.
Giré sobre mis talones al escuchar esa frase de sus labios, sonreí contento y de inmediato me le acerqué para abrazarlo, me parecía algo hermoso de su parte haberse aprendido esa frase solo para decírmela.
—También te amo, Dyl, mi pequeño niño valiente —besé su frente y me quedé a su lado abrazado a su brazo—. Estoy muy orgulloso de ti, amor.
—Te... amo...
—Yo más, mi cielo hermoso —suspiré acariciando su mejilla—. Yo muchísimo más
***
Con el paso de las semanas, Dylan había recuperado la mayoría de su conocimiento y funciones congnitivas, ya podía decir algunas frases como: "Buen@s días/noches Clau/Tommy" "Te amo hija/Clau/Tommy/mi amor", "tengo hambre" "quiero ir al baño" "estoy aburrido" "enciende la tele" "ese canal no me gusta" "veamos Friends" y mi favorita, la cual yo se lo había enseñado personalmente: "hola, chino".
Dylan era como un pequeño bebé que apenas estaba aprendiendo, pero no me importaba, porque aprendíamos juntos, la unión hacía la fuerza.
Afortunadamente Dylan jamás se enteró de mi relación con Gzi, no quería causarle molestias, luego lo solucionaría y se lo explicaría.
—Tommy, tengo sueño —susurró, sus ojitos se cerraban poco a poco, parecía un pequeño cachorro dormilón.
—Duerme, mi amor, necesitas descansar —dije mientras lo arropaba con las cobijas y acariciaba su cabecita.
—Duerme conmigo, por favor.
—No puedo, Dyl, necesitas espacio
—Ay —hizo un tierno puchero.
—Mi niño, ya verás que próximamente podremos dormir juntos, ¿sí, mi amor?
—Sí, te amo Tommy, a ti y a Clau.
—Claudia y yo te amamos Dyl, descansa, ¿sí? Mañana aprenderás más cosas para que pronto podamos regresar a casa, amor.
—Buenas noches, Tommy —besamos nuestros labios y el giró para cerrar sus ojos e intentar dormir.
Lo miré con una sonrisa en mi rostro, acaricié su cabello y dejé que durmiera en paz y tranquilo. Fui hacia el sillón donde acostumbraba a dormir, hoy Clau no dormiría con nosotros puesto que suele retrasarse para ir a la escuela cuando pasa la noche aquí, así que hoy seríamos Dyl y yo.
Bueno, al menos eso creía, ya que la puerta se abrió, dejándome ver a una Gzi cansada y de mal humor.
—Ya terminó mi turno, ya me voy, Tommy —dijo mientras se acercaba a mí, sus tacones resonaban en la habitación.
—No hagas ruido, Dylan está durmiendo, ¿estás ciega?
—¿Crees que me importa? —tomó bruscamente el cuello de mi camisa y lo tiró con fuerza para besarme con locura.
Me sentía asqueado al estar haciendo esto frente a mi novio, pero un trato era un trato y debía cumplirlo en contra de mi voluntad, si Dylan no se enteraba, creo que no había problema.
Bueno, no fue problema hasta que escuché un débil sollozo y la siguiente frase:
—Tommy... ¿qué haces?
Era la débil voz de Dylan.
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Que se armen los pinches chingadazos jsjsjs
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