Capítulo 40

Bueno, sigamos con esta madre jsjs <3

Claudia:

—Corny te has portado mal hoy, si sigues así te enviaré con los malos —regañé a mi unicornio—, ellos me darán mucho dinero por ti, porque eres propiedad de Dylan O'Brien y muchos pagarían millones por ti —sonreí maliciosamente, pero al reaccionar ante mis acciones, agité mi cabeza y acaricié mi peluche—. No... olvida lo que dije Corny, no te enviaré con los malos, eso es horrible —un par de lágrimas se escaparon de mis ojos mientras lo abrazaba—. Lo siento mucho, no volveré a decir algo así. ¿Tienes hambre? Yo sí, iré por comida, ya regreso, no te muevas de aquí —dicho esto, salí de mi habitación y fui a la de mis papás, quienes llevaban en la computadora todo el día, haciendo un par de llamadas y buscando algunos papeles que no entendía para qué servían

Desde que a mi papi le habían dado el alta, ellos pasaban muy ocupados y no querían jugar conmigo, me aburría, pero de cierto modo los entendía, sabía que la vida de adultos era muy difícil y debía darles su espacio, pero ahora tenía hambre y no tenía opción.

Entré a su cuarto y los vi a ambos conversando, mi papi tenía un vendaje muy grande en su pierna, debía usarlo todos los días para que ningún bichito lo infectara, al menos eso me dijo mi papá. Era muy gracioso, la pierna de mi papi estaba un poco débil y cuando quería ir al baño, mi papá lo ayudaba, pero no iban tranquilos, mi papá era un poco torpe para hacer las cosas y siempre se tambaleaban de una manera graciosa, se caían o decían muchas malas palabras que según mi tía Kaya ellos no deberían decir frente a mí, pero a mí no me importaba, me entretenía mucho verlos así, hasta que mi papá se enojaba tanto que optaba por cargar a mi papi y llevarlo como un bebé al baño, y eso no era todo el problema, luego se escuchaban maldiciones, gritos de mi papi regañando a mi papá y ruidos de cosas cayendo.

—Papá, papi —ambos levantaron la cabeza al escuchar mi voz—. Tengo hambre, ¿puedo comer una manzana?

—Claro mi vida, pero no olvides lavarla —dijo papá

—Sí, siempre con jabón, ya vengo

Fui a la cocina, dando saltitos con cada paso que daba y tarareando una canción de esos cuatro chicos raros que a mi papá le gustan, esa que dice "agua en tu refri" algo así. Saqué la manzana del refrigerador, busqué mi banquito para llegar a la altura del lavaplatos y subí en él para lavar la manzana. Cuando terminé, dejé todo en su lugar y regresé hacia la habitación de ambos para estar en su cama y acompañarlos hasta que terminaran sus cosas.

Llevé la manzana a mi boca y la mordí con fuerza, y de saber que pasaría algo terrible, no la hubiese mordido con tanta gana. El sonido de un tric retumbó en mis oídos, sentí cómo algo dentro de mi boca se safaba, rápidamente retiré la manzana de ella y la analicé, no había rastro de ningún diente en él, lo cual me alegró y me hizo suspirar. Sin embargo, cuando toqué mi boca y sentí un diente flojo me asusté y entré en pánico. Solté un grito, el cual llamó la atención de mis padres, quienes dejaron de hacer sus actividades para mirarme confundidos.

—¿Qué pasó amor? —a papi no se le iba la confusión de su rostro

—¡Me estoy desarmando! —mi papá levantó una ceja

—¿Te estás qué?

—¡Mi boca! ¡Se me va a salir un diente! ¡Me voy a hacer pedacitos! —estaba a punto de llorar, ante eso, mi papá se levantó de la cama y se me acercó con una sonrisa en su rostro, ¡¿por qué sonreía si estaba a punto de despedazarme?!

—¡Mi niña! ¡Te caerá tu primer diente! ¡Tommy, tienes que ver esto!

—Dyl, ¿estás consciente de que no puedo moverme?

—Oh sí, qué idiota soy —dicho esto, me tomó de la mano para llevarme con él—. ¡Mira!

—¡Oh Dios mío! —papi se llevó las manos a la boca—. ¡Es verdad!

—¿Por qué she emoshionan shi me eshtoy desharmando? —hablé con dificultad debido a que papá tenía sus manos en mi boca para ver mi diente averiado

—No te vas a desarmar cariño, solo te caerá un diente

—¡Por eso!

—Lo que papá intenta decir es que no hay nada de malo que te salga un diente

—¿Ah sí? ¿Y por qué?

—Se llaman dientes de leche, a todas las personas les cae y luego les crece unos nuevos, cuando te caiga ese, debes ponerlo bajo de tu almohada para que el ratón de los dientes te deje una sorpresa a cabio de él

—Oh —mi boca adquirió la forma de una O—. ¡Entonces debo dejarle mi diente al ratoncito!

—Eso será cuando te caiga el diente, ¿sí? Por ahora debes esperar y movértelo hasta que caiga

—Lo haré, papá —le guiñé un ojo y me llevé una mano a la boca

—Bueno, ya me cansé de leer —dijo mi papi dejando un montón de papeles a un lado de la cama—. ¿Y si vemos Scorch Trials? Claudia no la ha visto aún

—¿Qué es Scorch Trials? —pregunté confundida

—Una película nuestra mi amor —mi papá pellizcó levemente mis cachetes y reí

—¡Entonces veámosla!

—Tommy, amor espéranos hasta traer las palomitas

Mi papá me cargó haciéndome volar por los aires como si fuese Superman, reía como loca, me hacía mucha gracia, era demasiado divertido, no pude evitar sentir una hermosa paz interior al presenciar su cariño hacia mí nuevamente.
Llegamos a la cocina y rápidamente preparamos las palomitas y las colocamos en un gran tazón con muchos snacks, sacamos helado de la refrigeradora y chocolate líquido.

—Papá comeremos como cerdos, de seguro a mi papi no le gustará la idea

—Pues qué pena me da su caso, si quiere comer saludable a ver cómo le hace para bajar con su pata lastimada

Solté una carcajada.

—A ver mujercita, tú llevarás la gaseosa y los vasos —mi papá me los entregó

Subimos a la habitación y dejamos las cosas sobre la cama, mientras mi papá encendía el televisor, me recosté al lado de mi papi para después organizar toda la comida. Cuando la película estaba lista, mi papá se sentó a mi lado.

***

No quería llorar, pero me fue inevitable, mi tío Ki estaba sufriendo por culpa de mi abuelito Aidan, mi papá hacía todo lo posible por salvarlo, pero al final él y mi abuelita Patricia lo llevaron en esa nave gigante. En cuanto solté el primer gimoteo, ambos se incorporaron para verificar qué me pasaba, el primero en soltar una carcajada fue mi papá, quien me abrazó contra su pecho mientras acariciaba mi cabeza.

—Solo es una película mi amor, no llores —me susurró, ahora quien también me abrazaba era mi papi

—Pero... pero es que primero se murió mi tío Alex, luego se llevan a mi tío Ki, ¿qué pasará después? ¿Uno de ustedes muriendo?

—Nadie más morirá, te lo prometo, ¿verdad Tommy? —papá miró a papi, y quien se levantó de hombros, luego recibió un golpe de papá y de inmediato asintió frenéticamente

No les creí, pero decidí guardar silencio.

—Sigamos viendo la película, ya casi termina —sugirió mi papi y le puso play

***

—¡¿Y cuál es el plan?! —exclamé cuando la peícula terminó—. ¡No pueden dejarme así!

—Tendrás que esperar amor, ni papi ni yo sabemos qué pasará

—¿Cuánto debo esperar?

—Más de un año, el tío Wes retrasó las grabaciones

—¡No puede ser! ¡¿Qué haré en todo ese año?!

—Ir a la escuela

—No papá, ¡qué asco! Odio la escuela

Ambos rieron.

—No te preocupes, te cambiaremos de escuela para que ya no te molesten más, ¿ok? —sonreí ante el comentario de mi papi

—¡SIIII! ¡ASÍ ME GUSTA! ¡YA NO VERÉ A LA TONTA DE VERÓNICA! —exclamé mientras daba muchos saltos en la cama

—Sí mi amor, pero ya para, no quiero a alguien más con un vendaje en esta casa

—Perdón papá

—Creo que ya deberíamos dormir, Dyl

—¿Puedo dormir con ustedes? —junté mis manos para implorar

—Claro mi vida —mi papá me sonrió

—Dylan, ¿qué hablamos?

—Oh cierto. Pero amor, tú ya tienes tu cama, además papi necesita espacio

—Pero...

—Lo siento Clau, pero debes aprender a dormir sola —dijo mi papi

—Está bien —dije desanimada

—Ah, no te pongas triste, mejor vamos a cambiarte para contarte un cuento, ¿sí? —asentí con la cabeza y mi papá me cargó, luego caminó hacia mi papi—. Despídete de papi, cariño

—Buenas noches papi, espero que tu pierna ya se cure —dije y besé su mejilla, él sonrió y también besó la mía

—Te amo

—Yo no, porque no me dejas dormir aquí —le saqué la lengua y él me devolvió el gesto

Mi papá rió y negó con la cabeza para después llevarme a mi habitación una vez ahí, me lanzó hacia la cama y yo reí mientras rebotaba en el colchón. Juntos preparamos la cama, luego me recosté en ella y abracé a Corny mientras esperaba mi cuento.

Al fin puedo dormir tranquila.

—Tranquila, en cuanto la pata de papi se cure, dormirás con nosotros

—¡Siiiiiiiii! —exclamé levantando las manos

Mi papá se acercó con mi libro de cuentos, el cuento de hoy era "El Patito Feo" a mi elección porque era mi favorito. No podía sentirme más feliz, amaba estar de regreso, mi mamá nunca hacía eso conmigo, sobre todo en los últimos días que pasé sola en el ático.

—En serio adoro poder contarte un cuento otra vez —comentó mi papá con melancolía mientras acariciaba mi cabeza y me miraba triste

—Lo siento mucho papá, a mí tampoco me gustó estar fuera de casa —busqué su mano y la tomé—. Al principio me gustaba, estaba muy enojada con ustedes, pero luego se volvió tan feo, mi mamá me trataba mal, era muy mala conmigo solo porque le decía que ya no quería entregar más cajitas sorpresa —mi voz se entrecortó

—Pero ya estás aquí mi vida, tranquila. Ya nadie te hará daño —acariciaba mi cabeza delicadamente, agradecía muchísimo ese gesto de su parte, puesto que estaba a punto de echarme a llorar

—¿Crees que mi mamá se haya ido al cielito o al infierno?

—¿Tú qué crees?

—Yo creo que debe estar revolcándose en una llama muy grande junto a Roger —mi papá soltó una risita y asintió con la cabeza—. Pero Vivi —suspiré—, ella debe estar en el cielito, me da mucha pena por sus hijitos

—Ella fue quien nos llamó, ¿verdad?

—Sí, tuve que conseguir dinero para ayudarla a mantener a su familia, ese era nuestro trato, así me daría su número

—¿Y cómo lo hiciste?

—Los hombres a los que les entregaba las cajitas eran muy locos, les gustaba hacer cosas feas con las niñas, entonces les decía que hicieran conmigo lo que quieran —mi papá abrió los ojos sorprendido—, pero tranquilo, nunca deje que nadie me pusiera un dedo encima

—No puedo creer que lo hayas hecho

—Tenía que regresar con ustedes de alguna u otra forma

—Eres la niña más valiente que pude conocer, y por eso te amo muchísimo —besó mi frente y caminó hacia la puerta—. Descansa mi amor

—Tú también papá

Y luego de suspirar una última vez, feliz de estar en mi casita, cerré los ojos y caí en un profundo sueño.

***

Narrador omnisciente:

La pequeña Claudia no había dejado de tener pesadillas en toda la noche, las imágenes de los hombres asquerosos intentando hacerle daño no se borraban de su cabeza, y peor era cuando recordaba los disparos, la sangre y todos hombres muriendo, los cadáveres eran algo que tardaría mucho en superar. Pero lo peor de todo era ver el cuerpo de su madre quemarse hasta hacerse cenizas y desaparecer.
Thomas fue el primero en despertar al escuchar un grito de su hija, tocó el hombro del moreno para despertarlo, puesto que él no podía correr hacia su habitación para ver qué le pasaba.

—Dyl, Dyl

—¿Q-qué? ¿Ya amaneció?

—No amor, Claudia está llorando, ve a ver qué le pasa

—Cinco minutos más

—¡Dylan! —el mayor golpeó su frente, lo que hizo que despertara de un salto y corriera al cuarto de la niña

Abrió la puerta y entró, la pequeña se movía frenéticamente en su cama y lloraba a gritos pidiendo que la dejaran en paz, rápidamente se le acercó y agarró ambos brazos para calmarla.

—Clau, Clau despierta, estás soñando, despierta

—¡Déjame! ¡No me toques! —la niña no se despertaba aún

—¡Claudia! —le dio leves palmaditas en sus mejillas y la niña abrió los ojos asustada

—¡Papá! —exclamó y se lanzó a sus brazos para comenzar a llorar, su respiración era muy rápida y descontrolada, intentaba calmarse, pero no podía

—Ya bebé, tranquila, shhh, solo fue un mal sueño —le susurró mientras la mecía de derecha a izquierda

—Tuve mucho mie...do

—Calma mi amor, no pasará nada, papá está aquí para protegerte

La pequeña continuaba llorando, Dylan no podía evitar sentirse mal por ella, odiaba verla llorar y más si la culpa la tenía Lucy. Se sentó en la cama y acarició la cabeza de la pequeña para que se calmara, pero eso no daba resultado.
Una idea llegó a su cabeza, caminó junto a ella hacia su habitación, luego de haber tomado a Corny con una de sus manos libres. En cuanto entró, Thomas los miró con pena, Dylan dejó el peluche en la cama y sentó a Claudia en el regazo de su novio, quien de inmediato la abrazó para consolarla.

—Cántale —le susurró—. Esa canción que le encanta

Thomas asintió y recostó a Claudia sobre su brazo como si fuera una bebé, acarició sus mejillas regordetas llenas de lágrimas y comenzó a cantar:

—In spite of all the danger...

Claudia se abrazó más al pecho de Thomas para buscar consuelo y concentrarse mejor en la voz de su padre, que por alguna razón lograba tranquilizarla desde que era una bebé. Poco a poco sus gimoteos cesaban, sus ojos comenzaron a cerrarse hasta quedar profundamente dormida en sus brazos. Thomas termino de cantar y observó junto a Dylan a su hija, suspiró mientras acariciaba su carita y limpiaba todo dejo de lágrimas en ella.

—Pobrecita —susurró y Dylan recostó su cabeza en el hombro del rubio

—Maldito sea el día en el que Lucy llegó. Lo arruinó todo

—Espero que mi niña no acabe con traumas después de esto

—Ojalá solo sea una pesadilla nada más, dejemos que duerma aquí, ¿sí?

—Te iba a decir lo mismo

Y entonces Dylan tomó a su hija en brazos delicadamente para no despertarla, a pesar de que la niña fuese de sueño pesado. La ubicó entre ambos y la pareja se acomodó bien.

—Tommy, ¿no quieres que duerma en el sofá para que tu pierna esté cómoda?

—No mi amor, puedo con esto —besó la mejilla de su novio y giró para volver a dormir—. Te amo, descansa

—Yo también, bebé

Y ambos durmieron junto a la pobre pequeña, quien, al sentir la presencia de Dylan, buscó calor en su pecho y lo abrazó para dormir tranquila, porque lo que estaba soñando no era para nada bonito.

***

Los siguientes días fueron los peores para la familia Sangster O'Brien, Claudia no dejaba de despertar llorando y a gritos, no había noche en la que sus pesadillas la atormentaran o la hicieran gritar. Desde la primera noche, la niña cambió completamente su comportamiento, y a ambos padres se les hacía extraño su repentino cambio, Clau ya no era la misma niña risueña y jovial de siempre, al contrario, era callada y seria todo el tiempo. Además, tenía miedo de toda persona que se le acercara para hablarle, la pobre parecía estar enferma con algún trastorno mental, eso pensaba Thomas, pero Dylan decía que era normal por todo lo que había vivido y que le dieran tiempo y espacio a ver qué pasaba con ella.
Pero fue una tarde, dónde Thomas sabía perfectamente que nada estaba bien en la cabeza de su hija luego de haberla visto dibujando con una sonrisa fingida en su rostro, Dylan había ido a trabajar en Teen Wolf y el rubio había quedado a cargo de la pequeña. El blondo había entrado a la habitación y se alegró de ver a su hija sonriendo frente a su caballete, no la había visto sonreír desde la noche de la pesadilla y le alegraba el hecho de que comenzaba a dejar atrás el pasado, sin embargo, cuando se acercó lo suficiente, supo que nada estaba bien.

—Reina, te traje chocolate y galletas —su vista no se despegaba del caballete

—Gracias, déjalo en mi cama —respondió fríamente

—Emm... ¿qué se supone que estás dibujando? —preguntó con temor

Era horrible y algo inexplicable, no podía creer que aquella niña tan inocente estuviera dibujando algo así, le sorprendía, por lo general, Claudia siempre dibujaba a Corny o un montón de gatitos, pero esta vez fue diferente: en la hoja se podían apreciar dos hombres pintados de rojo, con manchas moradas en su cuerpo, uno de ellos no tenía ojo, el otro no tenía pierna, y a un lado estaba una niña sonriente con un cuchillo en su mano.

—Ah... son Roger y Brian

—Y, ¿por qué tienen un montón de sangre en todo su cuerpo?

La niña giró para mirarlo.

—Eso se merecen

—¿Por qué?

—Él no tiene ojo —señaló a Roger—, porque vió cómo sufría y cómo le decía a mi mamá que ya no quería entregar las cajitas y aun así no hizo nada para detenerla, aparentemente era su adoración y me quería, pero todo eso fue mentira, papi

—¿Y por qué el otro no tiene pierna?

—Porque él me pegó aquí —repuso señalando más abajo de su glúteo—, muy fuerte con un cinturón y quiso hacerme cosas feas

—Entonces, ¿esta eres tú? —preguntó señalando a la niña con el cuchillo, Reina asintió

—Roger está muerto, pero aún puedo matar a Brian, papi —sonrió perversamente y caminó hacia su cama para comer sus galletas y chocolate

Thomas abrió los ojos como platos y salió de la habitación sin decir nada, avanzó a paso rápido por los pasillos -porque su pierna ya estaba mejor- y buscó su celular para marcar a Dylan.

—¿Hola?

—Te dije que algo le pasaba a Claudia —dijo de inmediato sin molestarse en saludarlo

—¿De qué hablas? ¿Me llamaste solo para eso?

—Cállate y escucha, acabo de salir de su cuarto, está dibujando cosas espantosas, hombres sin partes de su cuerpo y acaba de decirme que va a matar a un tal Brian porque el tal Roger ya está muerto

—Espera, espera, ¿qué?

—Yo tampoco sé nada

—A ver aguarda, Roger es el tipo que te disparó, pero y ese tal Brian, ¿de dónde salió?

—No lo sé, me dijo que quiso hacerle cosas feas

El moreno sintió cómo se le heló la sangre.

—Tenemos que llevarla a un psicólogo Dylan, no es normal que ella hable así

—Estoy de acuerdo, mira, pediré permiso para salir más temprano, llegaré allá en media hora, ¿ok? Convence a Claudia de que iremos a la juguetería

—Claro, te espero entonces

—Te amo, adiós —dicho esto, colgó, dejando al rubio temeroso

Suspiró y recargó su espalda en la pared, otra vez llegaban los problemas a su familia y esperaba que Claudia no tuviese alguna enfermedad grave.

¿Cuándo aquella niña iba a ser feliz?

—Papá —Dylan levantó su vista hacia el retrovisor ante el llamado de Claudia, quien no despegaba su mirada de la ventana

—¿Sí corazón?

—Esta no es la juguetería

—Primero debemos visitar a una señora

—¿Qué señora?

Miró a Thomas en busca de ayuda, no sabía qué decirle, puesto que no había preparado una mentira de lo preocupado que estaba.

—Ah... es una amiga que te va a dar muchos dulces amor, solo debes responderle algunas preguntas, así como Carmen, ¿la recuerdas? La señora que fue a la casa de tu tía Kaya para revisarla

—Ohhh —su boca adquirió la forma de una O, por primera vez Dylan la vio un poco emocionada

A partir de ese momento, nadie dijo nada, Dylan aparcó el auto y los tres bajaron de él. Ambos tomaron una mano de la niña y fueron adentro, una vez ahí, se sentaron a esperar su turno.

—Dijo seis y treinta, ¿no? —le susurró Thomas a su novio y este asintió—. Son casi las siete —bufó

—No es mi culpa, había mucho tráfico

—Siempre tarde

Sólo fueron cuestión de cinco minutos esperando para que la puerta se abriera, ante el llamado de la psicóloga, los tres entraron al consultorio y se sentaron y presentaron con la mujer.

—Y bien, ¿quién es el afortunado de esta tarde? —pregunto la psicóloga

—Es ella, mi hija —Dylan señaló a la niña, quien miraba con timidez a la señora

—Bien Claudia, vamos a mi sillón, necesito hablar contigo

—¿Mis papás se van a quedar?

—No, ellos te esperarán afuera, ¿sí?

—Papá no —dijo de inmediato mientras se abrazaba a Dylan, tenía miedo de que la mujer le hiciera algo

—No hay de qué temer corazón, la doctora solo te hará algunas preguntas, ¿sí? Te ayudará a borrar esos malos recuerdos que te dejo tu mamá, Tommy y yo estaremos afuera todo el tiempo, lo prometo

—Sí mi vida, no te dejaremos sola nunca más —Thomas tomó la mano de la pequeña para darle seguridad y ella sonrió levemente

—Bueno, eso espero —dicho esto, abrazó a cada uno y fue con la psicóloga al sillón, luego, esta les hizo una señal a los padres para que se fueran

—Bien Claudia, me llamo Flor, desde ahora seremos amigas, ¿qué te parece?

—¿Me vas a regalar golosinas?

—Mmmm claro, solo si eres sincera conmigo siempre

—Por mí está bien

***

—¿Crees que estará bien, Dyl? —le preguntó Thomas a su novio mientras jugaba con sus dedos

—Claro que sí, hombre. Margarita sabe lo que hace, porque es psicóloga

—Se llama Flor, Dylan

—Como sea —el castaño bostezó—. Será mejor que duerma un ratito

—¿De qué hablas?

—¿Qué? Tengo sueño Tommy y la sesión dura como media hora

—Pero podríamos salir a caminar, el día está muy bonito como para quedarnos aquí, vamos, no quiero ir solo Dyl... —si voz fue interrumpida por un ronquido de su novio—. Ah, lo que me faltaba —rodó los ojos y cruzó los brazos

***

—Miren señores, afortunadamente Claudia no tiene ninguna enfermedad mental —los padres soltaron un suspiro—, sin embargo, no está del todo bien, le he hecho varias preguntas sobre todo lo que pasó con su madre y debo decir que sí, su pequeña obtuvo muchos traumas por esa experiencia, lo más recomendable es que venga tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes, ya verán que en un par de meses solo serán dos consultas, luego una y cuando ya esté completamente bien, pues ninguna

—Oh, está bien, ¿a la misma hora de hoy? —preguntó Dylan

—Claro, no hay problema con eso. Mi sugerencia es que pasen la mayor parte del tiempo con ella, mímenla todos los días, busquen alguna actividad de ocio para que despeje su mente, créanme que así será más fácil que ella esté bien

—Entendido —musitó Thomas

—Bien —la mayor se acercó a una puerta y la abrió—. Ya puedes salir, primor

Los padres asomaron su cabeza y vieron a su pequeña caminar hacia ellos con sus ojitos rojos por el llanto y su vista clavada en el suelo. El primero en levantarse fue Dylan, quien de inmediato la tomó en brazos y dejó que su hija abrazara su cuello.

—¿Cómo estás? —le susurró y la niña levantó su mano derecha y la giró dando a entender que más o menos

—Muchas gracias, Doc —agradeció Thomas mientras le extendía el dinero

La pareja salió del consultorio en silencio, Thomas cargó a la pequeña y dejó que Dylan condujera. Subió al auto y sentó a la niña en su regazo, para abrazarla y mecerla lentamente.

—¿Quieres ir a la juguetería Clau? —le preguntó Dylan con una sonrisa y ella negó—. ¿Por qué?

—No tengo ánimos —dijo sumamente triste

—Sí está mal —le susurró Dylan a Thomas y este asintió mientras acariciaba la carita de su hija

—Mejor deja el auto en casa y luego salgamos a dar un paseo, ¿qué les parece?

Dylan asintió convencido y encendió el coche, pero Claudia era la única que no decía ni una palabra, recordaba todo lo que pasó en el consultorio y se ponía mal.

***

Dylan:

—¡Arre caballito! —exclamé mientras cargaba a mi nena en mis hombros

—¡Papá me voy a caer! —chilló mientras se agarraba de mi cabeza

—Tranquila amor, papá nunca te dejaría caer, solo agárrate bien y no pasará nada

—Camuflaje —Thomas se acercó con un par de gorras y unas gafas, las cuales colocó a Clau y a mí—. Estamos listos, vámonos

Salí de la casa dando ligeros saltitos, acto que provocó una pequeña risita en mi hija, sonreí ante eso y continué con mi trabajo, sabía que estaba haciendo bien, puesto que Claudia había dejado de estar triste desde que la cargué en mis hombros. Llegamos a un parque y ahí comenzó la diversión, los tres jugamos hasta más no poder. Nos subimos a los columpios y a un par de resbaladeras, luego, Clau arribó a un tobogán, giró sobre sus talones y nos miró con una sonrisa, sus ojos brillaban de felicidad.

—¿Podemos subirnos aquí? —preguntó contenta

—Claro mi vida —respondí y ella subió por las escaleras, soltando un "¡síííí!"

—No creo que esto sea una buena idea, Dyl

—¿Por qué?

—Somos muy grandes, no vamos a entrar

—Ah, tonterías, vamos, ¿qué dijo Floricienta? Que le dediquemos toda la atención del mundo

—Que es Flor, Dyl

—¡Oigan, los estoy esperando! —nos gritó Clau desde arriba

—¡Ya vamos mi vida! Vamos Tommy, ¿qué de malo puede pasar?

***

—Voy yo primera, luego mi papi y atrás mi papá, iremos como trencito —sugirió Claudia y nosotros obedecimos—. ¿Listos?

—¡Claro que sí! —exclamé

—No, no lo creo

—¡WIIIIIII! —chilló mi hija al mismo tiempo que nos deslizábamos por el tobogán

—Te dije Tommy, no pasará na... —mi voz fue interrumpida puesto que nos detuvimos—. Clau, no te detengas, amor, avanza

—Pero si yo ya salí —repuso mirándonos desde abajo

—Diablos

—Te dije que nos quedaríamos atorados, Dylan y no me hiciste caso

—¡Pero no estamos tan gordos! ¡Tú eres un palo!

—¡Tu trasero es muy grande!

—¡Bien que te encanta!

—Oigan mientras ustedes pelean iré a la casita —Clau asomó su cabeza y colocó sus codos sobre el tobogán, luego apoyó su mentón sobre sus manos—. ¿Sí?

—¡No! —gritamos ambos

—Es decir, ayúdanos a salir de aquí Clau —supliqué con una sonrisa

—Ya que —suspiró y tomó las manos de Thomas

—Empújame Dylan

—Y estas cosas solo pasan en la familia Sangster O'Brien —suspiré mientras empujaba a mi novio

—¿Que no es al revés?

—Sí, pero suena mejor Sangster O'Brien

—Clau, jálame

—Tengo apenas siete años, ni mi papá que tiene como cuarenta puede hacerlo, peor yo

—¡Oye! ¡Tengo veinte y cuatro! —exclamé

—Un poco más Dylan

—Ya casi, ya casi —empujé una vez más y Thomas salió disparado como si fuese el corcho de una botella de champagne, a continuación solté un grito de victoria mientras me deslizaba por el tobogán, sin embargo, no me di cuenta de que mi novio se había caído de cara contra el piso, aunque intenté frenar, fue imposible y caí sobre él

—Dylan... eres un idiota —me regañó con dificultad, al parecer le estaba cortando la respiración

—Perdón, amor

—¿Es la hora de hacer papilla a mi papi? —Clau levantó una ceja con una sonrisa

—Sube —le guiñé un ojo

—No, no Dylan, n... —se calló cuando Claudia ya estaba sobre mí

—Ah hombre, ni que pesara tanto

—¡Arre caballitos!

—¡Sí, arre Tommy!

Definitivamente cuando estábamos con Claudia nos convertíamos en niños como ella.

***

Caminábamos por la acera de regreso a casa, para nuestra buena suerte, no habían muchas personas cerca, así que nadie nos reconoció, esa era la ventaja de vivir a las afueras de la ciudad, la gente es más pacífica. Una tienda de mascotas se atravesó en nuestro camino, los ladridos de los cachorritos llamaron mucho la atención de Clau, quien de inmediato se apoyó en una de las vitrinas y observó a los cachorrros sacar la lengua y mover la colita muy inquietos.

—¡Miren, son muy tiernos! —exclamó contenta

—Entremos a ver los demás —le susurré

—¡Síííí! —y dando varios saltitos, entró contenta—. ¡Un lobito!

—Es un Akita Clau, no es un lobo —Thomas se arrodilló a su altura y señaló al cachorro—. Son parecidos porque son de la misma familia

—Ohhh, ¿y estos son de la familia de las ovejitas? —preguntó señalando a la raza french

—No amor, así es su raza

—¿Qué es raza?

—Es un grupo de animalitos que son parecidos por su pelaje y eso

—Ohhhh, ¿tú y mi papá pertenecen a la misma raza?

—De hecho, sí, por jotos —una voz diferente a la de mi hija y la de mi novio hizo que giráramos nuestras cabezas en dirección de la misma, de inmediato, una sonrisa se formó en nuestros rostros

—¡Tío Ki! —chilló mi hija y fue hacia él para abrazarlo

—¡Hola bonita! —besó su mejilla con una gran sonrisa en su rostro—. Hola par de jotitos —dijo mientras pellizcaba nuestras mejillas

—¿Cómo así por aquí, Ki? —preguntó Tom

—Vine a comprar una cama para mi perrito, ¿pueden creerlo? Lo compré hace dos días y ya destruyó su camita

—¿Tienes un perrito, tío?

—Sí lindura

—¿Cómo se llama? —sus ojos brillaban de la curiosidad

—Firulais —Thomas y yo reímos al escuchar ese nombre—. ¿De qué se ríen par de homosexuales?

—¿No tenías un nombre más común que ese? —soltó Thomas conteniendo la risa y apoyándose sobre mí

—No común, sino tonto —solté y reí junto a mi novio

—Lo dice alguien que puso el nombre de una fruta a su hija

—Ok eso ya no fue gracioso

—¿Cómo es tu perrito tío? —Clau rompió el silencio

—Es muy chiquito y tierno, tiene muchas manchitas en su cuerpo, le encanta morder cosas y es muy juguetón

Ante esas palabras, mi hija giró para mirarnos, hizo puchero y ojitos de perrito regañado

—Pas, yo también quiero un Firulais, por fa, ¿me compran uno?

Thomas y yo compartimos miradas, estaba a punto de sonreí y decir sí, hasta que vi su cara, que demostraba absoluta negación.

—¿Por qué? —le susurré y él me llevó a una esquina

—Hombre a veces no podemos cuidarnos a nosotros mismos ni a nuestra hija y quieres un perro

—Ve el lado bueno, nuestra familia crecerá

—Lo que conlleva a más gastos

—Tommy, somos millonarios, don't mames, solo mira esa carita —miré a Clau y le hice señas para que haga un puchero muy tierno, al verme, de inmediato obedeció—. No puedes negar a esa carita de perrito regañado. Además, si compramos uno de apoyo emocional, ayudará a Clau con su terapia

Abrió los ojos de par en par, parecía que mi última frase lo había convencido, me miró al fin, luego de haberlo pensado mucho y asintió con la cabeza.

—Está bien, comprémoslo

—¡SÍÍÍÍÍ! —chilló Clau dando saltitos

—Escoge uno mi amor —le sonreí

—No, no, primero preguntaré cuál es de apoyo emocional —dicho esto, Tommy se dirigió a la cajera, al cabo de unos cuantos segundos, regresó con nosotros—. Son los del fondo, incluso tienen etiquetas

—Bien, entonces vamos a verlos —tomé la mano de mi hija y los cuatro caminamos en dirección a los cachorros—. Escoge solo los que tienen etiqueta azul, Clau

—¿Por qué no los de etiqueta roja?

—Porque esos ya los compraron —mentí

—Oh, entiendo —susurró y caminó hacia la primera jaula—. Mmmm no muy peludo —fue a la de al lado—. Muy pequeño —la siguiente—. Muy grande —y así—. Muy orejón... parece ratita, no

De pronto, un sonido de asombro salió de su boca, avanzó a paso rápido a la jaula del fondo y se trepó en una especie de escalón para ver al cachorrito, de inmediato nos acercamos a ella y vimos al perrito, era un Golden retriever muy gordo y tierno, se encontraba recostado en el suelo con la mirada perdida y triste.

—¡Quiero este! —exclamó señalándolo—. ¡Tiene etiqueta azul!

—Pero, ¿por qué no es igual de contento que los demás cachorros? —preguntó Thomas

—Es un amigo tristón —me levanté de hombros y le hice una seña a la cajera para que viniera

—Hola pequeño, soy Claudia, no estés triste, irás conmigo a mi casa y seremos muy felices

De inmediato, la cajera tomó al cachorro y lo llevó de vuelta a la caja para ponerle un lazo alrededor del cuello y alistarlo para que sea entregado con su nueva dueña, quien no dejaba de tocar su suave pelaje con mucha emoción.

—Bien pequeña, aquí está tu nuevo amiguito, cuídalo muy bien —dijo la chica mientras se lo extendía

Claudia lo tomó en brazos y besó su pequeña cabecita, cosa que provocó que el cachorro lamiera su cara y ella riera.

—Muchísimas gracias, ¿cuánto es? —le preguntó mi novio

—Cuatrocientos dólares —dicho esto, Thomas sacó el dinero y se lo entregó—. Cuídenlo bien, es un cachorro muy hermoso, de seguro ayudará mucho a su niña

—Lo haremos, gracias —dije y los cinco salimos de la tienda

—Es muy suavecito, parece un montón de plumas

—Vamos a casa, ¿vienes con nosotros Ki? —le pregunté

—Solo si me dan chocolate y galletas

—Hecho

***

—¡Ven perrito, ven! —exclamaba Clau mientras palmeaba el piso para que el cachorro corriera hacia ella, y cuando lo hizo, mi hija lo abrazó contenta—. ¡Buen chico!

—De verdad fue buena idea que le compraran ese cachorro —comentó mi amigo y nosotros asentimos

—Solo queremos que esté bien, Ki —dije mientras me llevaba una galleta a la boca

—Pas, ¿puedo ver la tele con mi perrito?

—Claro mi vida, enciéndela —Thomas le dedicó una sonrisa, mi hija cargó al perrito y se sentó con él en el mueble de la sala para después tomar el control y encender la televisión, de inmediato, Scooby Doo se proyectó en la pantalla

Los tres caminamos hacia ella, en el camino, encontré a Corny tirado en el suelo, por lo que lo tomé y se lo tiré a Clau en su regazo.

—No olvides a tu mejor amigo —lo señalé con mi dedo y ella de inmediato lo abrazó con una sonrisa

—¿Cómo se va a llamar tu perrito, Clau? —le preguntó Ki mientras se sentaba en el mueble que estaba cerca de ella

—No lo sé, no se me ocurre ningún nombre

Tomé la mano de mi novio y me senté a un lado de Ki, acto seguido atraje a Thomas hacia mí y lo senté en mis piernas, apoyando mi mentón en su hombro y rodeando su cuerpo con mis brazos.

—Te amo —le susurré y me miró con una sonrisa

—Dime algo que no sepa

—Mmmm jugar baloncesto —dicho esto, recibí un golpe de su parte por lo que reí—. Ya amor, pero es la verdad, eras malísimo en el colegio

—No me recuerdes esos días, por favor

—Lo siento —besé su cuello y él besó mi nariz

—Oigan, yo también existo, basta —nos dijo Ki y ambos reímos

—¡Eso es! —el grito repentino de nuestra hija provocó que ambos brinquemos en nuestro sitio

—¿El qué?

—¡Shaggy! —exclamó apuntando la televisión—. Mi perrito se llamará Shaggy

—¿Shaggy? —interrogamos mi novio y yo al unísono

—¡Sí!

—Hubiese preferido Scooby —comentó Thomas

—Es un lindo nombre —dijo mi amigo mientras se levantaba en dirección a mi hija, tomó al carrito y se sentó al lado de Clau—. Luego dirá: "¿Estás retándome?" —la última frase la dijo con una voz muy fina y moviendo las patitas del cachorro en varias direcciones, cosa que hizo reír a mi hija y a nosotros nos dejó confundidos

—¿Qué fue eso? —pregunté

—El perro sabe hablar —Clau se encogió de hombros y continuó mirando la película

De pronto, escuchamos varios golpes en la puerta, por lo que caminé hacia ella para abrirla, de inmediato, una Kaya muy contenta entró por la puerta.

—¡Hola Dylan! —me abrazó y corrió hacia mi novio—. ¡Hola Tommy! —ahora dónde Ki—. ¡Hola chino! —y por último con Clau—. ¡Hola mi princesita hermosa! ¡¿Quién es tu nuevo amigo?!

—Es mi perrito, se llama Shaggy

—Ohhh, como el amigo de Scooby Doo —se sentó a su lado y miró al animalito—. ¿Me lo prestas?

—Sí —mi hija se lo dio y ella comenzó a acariciarlo

—Bueno, ¿a qué se debe tu visita tan jovial, Kaya? —le preguntó Thomas un tanto extrañado

—Es exactamente lo que yo iba a preguntar —repuse mientras cerraba la puerta

—Oh sí, debo contarles algo, acércate Dylan —obedecí y me senté al lado de Thomas—. Lo que pasa es que... ¿recuerdan a Ben?

—El cura pederasta —respondió Ki

—¡Oye no le digas así! ¡Lo suyo no era quedar virgen hasta la muerte!

—Ya suelta la sopa, Kaya —dijo Tom

—Bueno ya, la cosa es que... —sonrió contenta—. ¡Ben me pidió matrimonio! ¡Nos vamos a casar!

Todos permanecimos en silencio, analizando la noticia, mi pequeña amiga se casaría, y eso me llenaba de nostalgia y a la vez me daba felicidad por ella. Todos, (incluso el perro) nos habíamos quedado sin habla, así que Ki fue el primero en romper el silencio.

—¡Tendremos fiesta wuuuu!

—Oh por Dios, primero Ki y ahora tú, felicidades —Thomas se levantó y la abrazó, después de que ella dejara a Shaggy en el suelo

—Lo mismo digo —ahora fue mi turno de abrazarla—. Espero que seas muy feliz con él, no puedo creer esto, en serio, creí que nunca te casarías por amargada —recibí un golpe como respuesta

—¿Y cuándo será el día en que mis papás se casen? —preguntó Clau y Thomas me miró

—Sí Dylan, yo también quiero saber

—Hombre no me presiones, tranquilo chiquillo —entrelacé nuestras manos—. Algún día serás Thomas O'Brien y yo seré el hombre más feliz del mundo al tenerte como esposo

—Awww Dyl, te amo —me besó

—¿Me dejas ser tu dama de amor? —le preguntó Ki de repente—. Aunque creo que eso le queda mejor a Thomas

—No idiota, ella será mi dama de amor — mi amiga señaló a mi hija, quien se mostró confundida

—¿Yo?

—Sí princesa

—¡Entonces necesito un vestido!

—Vayamos a verlo juntas, ¿qué te parece?

—Sí, vamos, pas, ¿puedo ir? —asentí con la cabeza y nos abrazó a ambos—. Los quiero, cuiden a Shaggy por mí

—Lo haremos mi vida, hoy será una tarde de chicas

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ Capítulo largo, porque me encanta escribir sobre esta familia :')

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