Capítulo 38

El llanto de Claudia se hizo presente de inmediato, la pequeña buscaba con desesperación en medio de la oscuridad el posible cuerpo difunto de su padre. Sentía muchísimo miedo y la oscuridad no ayudaba, le tenía mucha fobia, a cada instante se chocaba con algún objeto sea grande o pequeño, estaba a punto de colapsar.

—¡Papá, papá, ¿dónde estás?! —gritaba desesperada sin parar de buscar

De pronto, las luces se prendieron, dejando segada completamente la vista de la pequeña quien tallaba sus ojos lentamente.

—¿Claudia? —la niña nunca había sentido tanto alivio al escuchar la voz de alguien que creyó que nunca volvería a ver:

—¡Papi Tommy! —las lágrimas salieron de sus ojos, de inmediato corrió hacia él para abrazarlo

En cuanto llegó hacia él y rodeó su cuerpo con sus brazos, escuchó un gemido de dolor por parte de Thomas, el cual provocó que automáticamente se separara y lo mirara: lucía terrible, su piel estaba más pálida de lo normal, su semblante daba a entender que estaba a punto de desmayarse, Claudia quería saber qué le ocurría, por qué se veía tan mal. Hasta que observó la razón: una gran herida de bala se encontraba en la pierna de Thomas, envuelta en un suéter que estaba demasiado húmedo por posiblemente su sangre, la niña se llevó las manos al rostro y miró a Tom muy preocupada.

—Papi... te dispararon

—Estoy... bien... mi amor —a juzgar por su voz, la pequeña sabía que le estaba mintiendo—. Me alegra... volver... a verte —susurró mientras con una mano la abrazaba contra su pierna sana, quería tomarla en brazos y llenar de besos su carita, pero apenas podía ponerse en pie, había perdido mucha sangre y sentía que en cualquier momento podría caer—. ¿Y tu... papá?

La niña no respondió, junto a Thomas buscó a lo largo de todo el lugar el cuerpo de su padre, luego de los disparos no había escuchado ni la voz de su madre ni la de su padre, cosa que daba a entender que...

Posiblemente estaban muertos.

Y dicho y hecho, Thomas y Claudia no pudieron evitar el llanto al ver el cuerpo de Dylan boca abajo y tendido a un rincón del lugar, no realizaba ningún movimiento, permanecía estático en el suelo sin mostrar señales de vida, un montón de sangre humedecía su cuerpo y el de Lucy, quien también estaba tendida a un lado del moreno, ambos en la misma posición y sin señales de vida.

—Ay Dylan —la voz de Thomas se escuchó terrible, Claudia soltó un grito y corrió desesperada hacia su padre, en cambio el rubio cojeaba lentamente hacia ellos, soltando quejidos de dolor con cada paso que daba por su pierna herida

—Papá —la pequeña se encontraba arrodillada sobre la sangre en el suelo, moviendo a su padre ligeramente para intentar reanimarlo—. Papito despierta, ¡papá! —comenzó a llorar sin despegarse de él, cada vez lo movía más fuerte—. Papá no me dejes. No te mueras, papá, tienes que levantarte, mi papi ya está aquí, mi mamá ya no está, hay que ir a casa, despierta por favor —al ver que su padre no respondía, miró a Thomas con los ojos cristalizados, quien todavía no lograba llegar con ellos y estaba hecho un mar de lágrimas—. Papá... —el llanto aumentó, la niña se lanzó al cuerpo de su padre para llorar más fuerte de lo normal, abrazando el cuerpo y empapándose con la sangre de Dylan, no le importaba, si fuera por ella se quedaría ahí para siempre y nunca lo soltaría—. Papá dijiste que nunca te morirías, dijiste que siempre estarías conmigo, no nos puedes dejar solos, despierta por favor —nada

Pronto llegó Thomas con mucha dificultad, no dudó ni un segundo en arrodillarse, por más que su pierna dolió como el mismo infierno y tuvo que soltar un grito mezclado con un sollozo por el dolor tanto físico como emocional. No lo podía creer, el amor de su vida estaba muerto, todo por culpa de Lucy... y por su propia culpa por no llegar a tiempo, si tan solo hubiese llegado de sorpresa antes de que la luz se hubiese ido, nada de esto hubiera pasado, él estuviera junto a ellos, posiblemente ayudándolo y llamando a una ambulancia, porque en serio sentía que moriría o se desmayaría en cualquier momento.

—Amor... —el rubio sollozó mirando a Dylan—, lo sien...to —sorbió su nariz y tomó la mano del moreno, estaba muy fría—, debí haber llegado más pronto, ¡soy un idiota! —gritó la última frase y se lanzó al cuerpo de Dylan para llorar sobre él

—Papi... —el rubio levantó su cabeza y miró a su hija, quien tenía un montón de lágrimas en sus ojos y aguantaba el llanto—. No es tu culpa, yo tengo la culpa —dicho esto corrió a sus brazos al ver que su papi los abrió para abrazarla

—No te culpes, Reina, por favor

—Es que nunca debí irme, papi, sino ahora estuviéramos en casa viendo películas

—Escucha amor, luego hablaremos de esto, ya es suficiente con que tu papá nos haya dejado —la niña asintió y se lanzó a los brazos del blondo

Padre e hija lloraban abrazados, lamentando la pérdida de un ser tan querido para ellos, sabiendo que su vida cambiaría y que nada sería como antes, que como sea debían afrontar su pérdida y salir adelante juntos, porque eso era lo que Dylan quería, que sean felices por él.

—Clau

—¿Sí? —la niña se separó de él para mirarlo

—Te amo, hija

—Yo también, papi —y volvió a abrazarlo

—Ayúdame a girar a papá —Claudia asintió y se acercó a su padre

Con fuerza ambos lograron atraerlo hacia ellos hasta que quedara boca arriba.

Estaba muerto, definitivamente lo estaba.

Thomas se dejó caer en el suelo, la debilidad comenzaba a ganarle, casi no podía sostener sus cuerpo, ya no sentía su pierna afectada.

—No, no, no, no —susurró e intentó sentarse, sin embargo una ola de debilidad lo invadió, al percatarse de esto, Claudia se le acercó preocupada

—Papi, ¿qué ocurre? —el miedo se hizo presente, no quería perder a su papi también

—Claudia... —ya casi no podía hablar, su codo no pudo sostener su peso y cayó al suelo

—Papi, no, levántate

—Escúchame, papi no se siente bien, ¿ok? Necesito que busques un teléfono y marques al nueve uno uno y les digas que me dispararon y que traigan una ambulancia, ¿podrás hacerlo?

—No quiero dejarte solo, papi —respondió tomando su mano

—Debes ir ahora o yo también me iré como Dylan. Claudia no quiero dejarte sola, ve por el teléfono ahora, por favor

—Está bien —la niña besó su mejilla—. Te amo papi, no te mueras hasta que yo regrese —dicho esto, salió corriendo del ático y fue hacia la sala para buscar el teléfono

No iba a mentir, sentía muchísimo miedo, miedo de que Tom muriera y quedar sola, miedo de no llegar a tiempo y que ocurriera una desgracia. Si no lo hacía rápido, él moriría y sería su culpa. Y el miedo no era solo por su padre, Claudia estaba corriendo y se exponía a que un ataque la fastidiara en un momento así, sin embargo ella jamás dejó de correr, por lo menos quería pedir la ambulancia, y si un ataque llegaba después de la llamada, ella estaría tranquila, porque por lo menos llegarían a ayudar a su padre, ella ya no importaba después de lo que había hecho, después de haber expuesto a sus padres a una situación así debido a sus caprichos, Claudia ya no pensaba en ella porque se sentía culpable y pensaba que ahora ella debía pagar por irse con su madre, amaba tanto a sus papás que por ellos haría cualquier cosa.

Agradeció el encontrar el teléfono tirado a media sala, rápidamente lo tomó y marcó el número que su padre le había dicho.

—Nueve, uno, uno —susurró al mismo tiempo que pulsaba los botones, temiendo equivocarse, pero Claudia era muy inteligente y lo había recordado muy bien, los nervios la invadían, a veces odiaba hablar por teléfono con extraños, pero esta vez debía hacerlo para ayudar al rubio

—Novecientos once, ¿cuál es su emergencia? —habló una señora al otro lado de la línea

—¿Novecientos once? —preguntó confundida al darse cuenta de que no era el número que le había dado Thomas—. Yo llamé al nueve uno uno, perdón, me equivoqué

—No lindura, ambos números son los mismos

—Aaaaah perdón, no sabía, entonces buenas tardes... —a la niña le habían enseñado a ser muy respetuosa con los adultos—, a mi papi le dispararon en la pierna y le está saliendo mucha sangre, y mi papá... mi papá creo que está muerto, no sé, estoy muy asustada, vengan a la casa de mi mamá rápido, ella también murió, pero ella no me interesa, porque es mala

—Pequeña, cálmate. Dime dónde estás

—No sé, no sé, solo sé que afuera hay una pizzería frente a la casa, es un edificio de cinco pisos

—Bien, entonces rastrearemos tu llamada, ¿ok? Quédate con la persona accidentada y no salgas afuera, enviaremos una ambulancia a tu casa

—Sí... —sorbió su nariz—. Gra...cias

—Permanece en calma pequeña, la ayuda va en camino

Y la llamada terminó.

Inmediatamente, la niña corrió hacia el sótano, soltó un grito al percatarse que el cuerpo de su madre había desaparecido, si se suponía que estaba muerta, ¿por qué ya no estaba ahí?
Sintió un ligero alivio al ver a sus padres ahí, y ligero porque Thomas tenía sus ojos cerrados y su cuerpo reposaba en el suelo.

—¡Papi! —chilló y se arrodilló a su altura—. ¡Papi no me dejes tú también por favor! ¡Papi!

Las lágrimas salían de sus ojos en grandes cantidades, no podía creer que Thomas también la había dejado sola, hubiera preferido que su madre fuese la que estuviera ahí en lugar de Tom. Comenzó a llorar sobre su cuerpo y lo abrazó para buscar consuelo, en ese momento recordó la escena del rey león, cuando Mufasa moría y Simba intentaba reanimarlo, así se sentía ahora, cuando en el pasado deseaba que nunca tuviera que vivir algo así, aquel día cuando sus padres estaban en planes de volver y habían visto esa película en su casa, de verdad deseaba que esos tiempos regresaran para hacer las cosas bien y no dejarse llevar por lo engaños de su madre.

—Papi, perdón por no haber corrido más... rápido, hice lo que pude, incluso no me importó si Pepe regresara con esos ataques feos —entonces se recostó sobre su pecho para llorar

De pronto, levantó la cabeza al escuchar el sonido de alguien despertándose, sonrió ligeramente al ver a Dylan incorporándose con una mueca en su rostro y soltando un pequeño grito al ver que se encontraba sobre un charco de sangre y de inmediato se levantó del suelo.

—¡Papá estás vivo! —gritó y corrió hacia él

—¡Claudia! —exclamó y la tomó en brazos para abrazarla

La niña comenzó a llorar, feliz de que Dylan estuviera vivo, por lo menos él lo estaba.

—No entiendo, tú estabas muerto, escuché un disparo y...

—Me disparó, pero tu mamá es muy tonta y me dio aquí —dicho esto abrió con dificultad su chamarra y le enseñó su chaleco antibalas que estaba un poco desgastado

—¿Y esto qué es?

—Un chaleco para que las balas no lleguen a mi cuerpo

—Mi mamá está bien tonta, la verdad —Dylan rió—, ¿y por qué estabas ahí muerto entonces?

—Es que me desmayé del susto

Su hija no pudo evitar reír junto a él, su mano chocó contra su cara y negó con la cabeza. Todo era risas, hasta que Dylan vio a su novio tirado en el suelo, como si estuviera muerto.

—¿Ese es Thomas? —su voz se escuchó sorprendida, miró a su hija preocupado y un tanto feliz y ella asintió—. ¿Cómo es que...? —bajó a su hija y caminó lentamente al cuerpo

Sus piernas comenzaron a temblar, tanto así que se debilitaron y cayó de rodillas al suelo, sintió cómo en su garganta se formaba un gran nudo que le impedía respirar, las lágrimas se hicieron presentes de inmediato, el ver a su novio estático le rompía el corazón. Pronto sintió la presencia de un ser muy pequeño a su lado, por lo que no dudó ni un segundo en abrazar a su hija y dejar que llorara en su pecho. Creyó que todo estaría bien, pero al parecer no, no todo en la vida era color de rosas.

—Me dijo que se sentía mal por su pierna, y que llamara al nueve uno uno

—¿Llamaste?

—Sí, ya está viniendo la ambulancia

Rápidamente, Dylan soltó a su hija y revisó el cuerpo de su novio, específicamente su pierna, la cual estaba morada por la presión que ejercía el suéter y de seguro la sangre no estaba circulando correctamente.

No podía estar muerto.

De inmediato apegó su oreja al pecho de Thomas, al no percibir su respiración, tomó su pulso en su cuello, concentrándose absolutamente en sentir por lo menos unos ligeros latidos. Suspiró al percibir una pequeña respiración desde su nariz, dejó caer su cuerpo hacia atrás y sonrió levemente.

—No está muerto

—¿De verdad? ¡Yeiiih! —la niña comenzó a dar muchos saltitos

—De seguro se desmayó, pero aún está aquí, ahora debemos esperar a la ambulancia

De pronto, Claudia soltó un sonido de asombro y susto.

—¿Qué pasa?

—¡Hay que salvar a mis tíos!

—¿Sabes dónde están?

—¡Sí, mi mamá los encerró en el último piso!

—Bueno si están encerrados y matamos a todos los malos quiere decir que están a salvo

—Exacto, no hay nada de gas ni pirañas asesinas, yo misma revisé el cuarto

—Entonces debemos esperar a la ambulancia, ¿sí? Por lo pronto —Dylan colocó suavemente a Thomas sobre su regazo—, debemos quedarnos con papi para que no le pase nada malo

No pasaron más de cinco minutos, cuando la ambulancia llegó al fin, los paramédicos subieron hacia el ático luego de que Dylan bajó para darles indicaciones, mientras este les guiaba por las escaleras y Claudia esperaba junto a Thomas en el ático, ella tomaba su mano con fuerza, no quería dejarlo solo. Rápidamente subieron al rubio a una camilla y lo llevaron cuidadosamente hacia la ambulancia.

—Vámonos Clau —Dylan tomó su mano y juntos salieron del ático

Cuando se encontraban en el cuarto piso, la niña se detuvo en seco y se soltó de su padre.

—Claudia, ¿a dónde vas?

—¡Espera! —su voz sonó apagada por lo lejos que estaba

Dylan esperaba impaciente en el pasillo, se preguntaba internamente qué se suponía que su hija estaba buscando, luego de varios segundos esperando, decidió ir por ella. Claudia buscaba algo en un armario con mucha desesperación.

—¡Lo encontré! —Dylan sonrió al ver que traía su unicornio de peluche en su mano derecha, de verdad amaba ese muñeco y le alegraba que se preocupara por llevarlo con ella—. Mi mamá me lo quitó, pero ya vámonos

Tomó la mano de su hija y caminó con ella escaleras abajo, cuando llegaron al segundo piso, Claudia buscó las llaves del calabozo en un cajón de un armario, continuaron corriendo hasta llegar abajo, Thomas ya estaba en la ambulancia y los paramédicos lo estaban atendiendo. La niña guió a su padre hacia el calabozo, que estaba muy escondido en el primer piso en lo más oscuro de este. Dylan golpeó la puerta varias veces y automáticamente los ojos azules de Kaya aparecieron en la ventanita.

—¡Dylan! —exclamó contenta—. ¿Encontraste a Claudia?

—¡Hola tía! —saludó desde abajo mientras se ponía de puntitas para intentar alcanzar a la ventana

—¡AY MI AMOR, MI VIDA! —gritó contenta—. ¡Dylan sácame de aquí maldita sea, necesito abrazarla!

—¡Estoy en eso! ¡Son muchas llaves!

—¡Apúrate rayos! ¡Chicos! ¡Claudia está aquí!

De inmediato se escucharon muchos pasos hacia ellos, ahora todos aplastaban a Kaya porque se apegaban a la puerta para mirar a la niña.

—¡Quiero verla!

—¡Hola pequeña!

Montones de gritos se escuchaban en el lugar, todos estaban muy emocionados de verla y Dylan estresado por no encontrar la llave correcta.

—¡Ya cállense todos! —gritó la mujer y todos obedecieron

Pronto, la llave entró y logró encajar en el candado, el moreno la giró y rápidamente abrió la puerta y todos salieron de ahí a la velocidad de la luz para abrazar y mimar a la niña.

—¡Ya no hay tiempo, salgan de una vez, Thomas está herido en la ambulancia! —gritó Dylan mientras señalaba la puerta, la mayoría comenzó a hacerle caso y salieron de ahí, Kaya fue la última en quedarse con ellos, abrazando a la niña y llenando su cara de besos

—¡Mi niña hermosa! ¡Te extrañé tanto!

—¡Yo también tía! —respondió Claudia abrazándola con cariño

—Vámonos ya Kaya, Thomas no aguantará más —Dylan giró sobre sus talones dispuesto a irse, sin embargo, detuvo su paso al ver a Lucy en la entrada de la puerta, la sangre se le heló, la mujer se veía realmente mal, su ropa estaba empapada en sangre, posiblemente suya, en su brazo había una herida cubierta con un apósito rojo por toda la sangre que estaba absorbiendo, su cabello estaba muy desordenado y su maquillaje corrido, si esa mujer era una bruja ahora en verdad lo parecía

—Ustedes no irán... a ningún lado —dicho esto, sacó una caja de fósforos de su bolsillo y encendió un cerillo

El miedo se apoderó tanto del cuerpo de Dylan, que comencé a temblar de pavor, lo primero que hizo fue colocar a Claudia detrás de él para protegerla de cualquier estupidez que aquella mujer podría cometer, de por sí Thomas ya estaba herido, no quería una razón más para ir al hospital. Ella soltó una risa que de por si se escuchaba como si hubiese sido recién ingresada a un manicomio. El cerillo de consumía, Dylan esperaba lo peor cuando este se terminara.

—¿Creyeron... que escaparían... tan fácil? —su voz sonaba muy débil, parecía que estaba a punto de desmayarse—. Pues no... —rió nuevamente—. Cuando bajaste a pedir ayuda... para tu papi, niña tonta... ¡yo! Me encargué de llenar esta... casa de gasolina, ¡vamos a morir! —chilló

—Lucy escúchame por favor, estás un poco alocada. Apaga ese cerillo y vámonos de aquí, te podemos ayudar —dijo el castaño extendiendo su mano temblorosa hacia ella, pudo escuchar un sollozo de Claudia detrás de él, la pobre estaba muerta de miedo

Sin embargo, el moreno suspiró al ver que Lucy apagó el cerillo y bajó la cabeza.

—Si lograste quitármela, no dejaré que se vayan, ¡se van a morir todos! —dicho esto encendió otro cerillo y esta vez lo lanzó al suelo

—¡No! —gritó pero fue muy tarde, el fuego ya se extendía por todo el suelo a lo largo del calabozo donde los tres se encontraban atrapados

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