Capítulo 37
—Pero miren a quién tenemos aquí —Dylan nunca había sentido tanto miedo en su vida, no hasta que giró su cabeza y vio a Lucy con una pistola en su mano, apuntando directamente a su cabeza con una expresión que aterraba al castaño—. Uno de los tontos encontró a mi bebé —la mujer soltó una fuerte carcajada que dio muchísimo miedo, tanto así que Claudia se escondió detrás de la pierna de su padre y comenzó a llorar de miedo, su madre estaba loca y era capaz de matar a su padre frente a sus ojos sin importarle nada—. Suelta a mi hija Dylan
—Ni hablar —dijo levantándose lentamente del suelo, temblando ligeramente por si a la loca se le ocurría disparar—. No es tu hija, si lo fuera no hubieses sido tan cruel con ella, ¡mira lo que le has hecho! —exclamó señalando los moretones de la niña
—Eso le pasa por ser una chismosa e entrometida. Sabía perfectamente que no tenía que llamarte, y lo hizo
—¡Pero no es razón para golpearla así!
—¡Yo soy su madre y tengo ese derecho! ¡Tú no puedes decir nada porque no es tu hija! ¡No eres su padre Dylan!
—¡No seré su padre! ¡Pero al menos la cuidé toda su vida, hasta que tú llegaste a arruinarlo!
—¡Nunca lo arruiné! ¡Solo la quise recuperar!
—¡¿Para golpearla y obligarla a vender droga?! —gritó descargando toda su furia contra ella—. ¡Eso no hace una madre, sino una loca que quiere sacar provecho de su hija!
—¡Tenía que servirme de algo!
—¡Ya cállate de una vez!
—¡Ya cállense los dos! —gritó Claudia entre llantos, abrazándose fuertemente a al cuerpo del moreno y mirando con temor a su madre—. ¡Mami no dispares! ¡No mates a mi papá! ¡Déjame ir con... él! ¡No me gusta... estar aquí!
—Millie Boyton no te dejaré ir, ahora quítate de ahí y déjame terminar con esto
—¡Soy Claudia O'Brien! ¡Nunca seré Boyton! ¡No soy tu hija! ¡Ya déjanos ir!
La mujer pegó un disparo al piso y la niña gritó abrazando a su padre y cerrando los ojos, Dylan estaba plasmado y temblando de miedo, por un minuto creyó que la bala fue hacia él o hacia Claudia.
—¡Una palabra más y la bala irá hacia Dylan!
—Mi amor, no digas nada, ¿sí? Déjame hablar con ella —le susurró el castaño y la niña asintió con temor—. Lucy por favor, baja el arma, resolvamos esto tranquilamente, mira puedo asignarte visitas para Claudia, no reportaré nada de esto con la policía, haré como si nada hubiese pasado, pero por favor, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir después —obviamente estaba mintiendo, si ella aceptaba, de inmediato la mataría o la llevaría con la policía
Los ojos de la mujer comenzaron a cristalizarse, sus sollozos se hicieron presentes, Dylan pudo notar cómo la mano que sostenía la pistola temblaba levemente, lo que le daba oportunidad a quitársela, pero si lo hacía, o todo salía bien o ella le disparaba. Intentó acercarse a ella lentamente, temiendo morir con cada paso que daba.
—Papá... —el mayor le hizo una señal para que se callara
—¡Quieto Dylan! —el repentino grito de Lucy le hizo brincar a Dylan, pudo sentir cómo el miedo recorría por su cuerpo de una manera muy rápida—. Un paso más y te vuelo los sesos, no haré ningún trato contigo
—Lucy por favor —Dylan se arrodilló ante ella juntando sus manos, la mujer sonrió al verlo de esa manera, tan vulnerable ante sus pies—. Haré lo que sea, pero déjala libre, ella no merece esto
Una sonrisa perversa se formó en el rostro de la mujer, ya sabía qué hacer con él, no le gustaría, pero a ella sí.
—Hagamos un trato —Dylan asintió frenéticamente indicando que estaba de acuerdo, haría cualquier cosa por su pequeña—. Debes escoger una de dos, uno: mato a Millie, me das parte de tu fortuna y con suerte saldrás de aquí con tu novio el rubio,si no ha muerto aún obviamente y prometo no molestarte nunca más
—Eres una sucia rata... ¡Ni hablar! ¡No tocarás a mi hija!
—Tranquilo —rió—. Aún no te he dicho la segunda protesta
—Habla ya maldita sea —el moreno se cruzó de brazos
—Te mato a ti, me das parte de tu fortuna y dejo a Millie a salvo con tu novio, de igual manera no los volveré a molestar
Dylan quedó mudo, las dos opciones conllevaban a sufrimiento, pero una de ellas lo llevaría directo a la muerte y la otra en parte sí porque sabía que no volvería a ver a Claudia nunca más y con eso su vida estaría acabada. No podía elegir, de ninguna manera escogería matar a su hija, escogería la segunda opción solo por salvarla, pero luego pensaba en Thomas y en Claudia, sabía que ambos no estarían bien con su ausencia, de alguna manera los tres se complementaban y si faltaba uno, ya no era lo mismo y es que Dylan pensaba en ambos sufriendo por su partida y más presión le daba al intentar elegir, no quería que sufrieran por su culpa, detestaba verlos mal, claro que si moría no los podría ver así, pero sabía perfectamente que se iría del mundo con ese pensamiento: que ellos sufrirán sin él. Sin darse cuenta, su rostro ya estaba empapado en lágrimas, ya sabía qué opción elegir, no tenía dudas. Sin embargo, el escuchar el débil llanto de su hija detrás de él, lo puso peor, de seguro ella ya sabía qué diría a continuación:
—Mátame a mí —susurró él con la voz quebrada y automáticamente sintió como unos pequeños bracitos lo abrazaban con fuerza
—Bien, por mí no hay problema —Lucy se encogió de hombros y apuntó a Dylan—. ¿Últimas palabras O'Brien?
—¡Papá no, te lo pido, no lo hagas! ¡Yo quiero morir! ¡No quiero que te mueras, me dejarás sola!
—Te quedarás con papi Tommy mi amor —dijo mientras acariciaba el rostro de su hija, posiblemente el último gesto de amor que le daría
—Pero papá, te voy a extrañar mucho
—No importa lo que pase, yo siempre estaré contigo, ¿sí? —la niña negó con un montón de lágrimas en sus ojos—. Desde que eras pequeñita te enseñé a ser fuerte, ahora quiero que lo seas, por mí Claudia, por favor, quiero que siempre seas esa niña dulce y alegre, no quiero que sufras por mi muerte, recuerda que lo hice por ti, porque te amo y haría cualquier cosa por ti
—Me prometiste que nunca morirías —un sollozo se escapó de sus pequeños labios—. Me prometiste que siempre estarías conmigo, yo también prometí nunca morir, y estás rompiendo tu promesa
—Tú también lo hiciste porque me dijiste que querías morir —Dylan le sonrió levemente y Claudia se lanzó a sus brazos para abrazarlo quizá por última vez y llorar sobre su hombro—. Ya no quiero que llores hija, por favor —ella negó con la cabeza
—Te amo papá, te amo muchísimo —y aquellas palabras sinceras, fueron suficientes para que Dylan rompiera en llanto, sabía que no tendría un momento así con ella nunca más
—Yo también te amo Reina —acarició la cabeza de la pequeña y sin querer miró con los ojos cristalizados a Lucy, quien le hizo una señal para que se separara de Claudia de una buena vez y la dejara matarlo—. Prométeme que vivirás feliz, hazlo por mí, por favor —la niña asintió con duda—. Dile a papi que lo amo, ¿sí? Y que me perdone por cualquier cosa que he hecho, que no se culpe por mi muerte y que siempre los voy a cuidar desde el cielito
—Te voy a extrañar papá —besó su mejilla y miró a su madre con odio
—Millie, hazte a un lado —le dijo aún con la pistola en la mano
Te odio por ser tan mala. Pensó la pequeña mientras observaba enfadada a su madre.
La niña dio unos pequeños pasos a su izquierda, dudando en si alejarse completamente o quedarse ahí con su papá, no quería verlo morir, pero tampoco quería separarse de su lado, lo amaba tanto y se culpaba porque si ella nunca hubiese escapado de casa, nada de esto hubiese ocurrido.
—No —susurró cuando había dado el quinto paso—. Mami por favor, no lo mates, voy a llorar mucho si lo haces —la niña se le acercó mientras colocaba sus manitos en forma de plegaria—. Ya me hiciste mucho daño, no me hagas sufrir más
—Quítate Millie —la niña gritó cuando su madre le colocó la pistola en su frente y corrió hacia su padre
—¡Déjala! ¡Esto es solo conmigo!
—¡Pero dile de una vez que se quite y me deje matarte!
—Claudia por favor
—¡No! ¡Si vas a morir déjame estar contigo! —y la niña tomó su mano con firmeza—. Por favor papá, por favor
Después de dudar algunos segundos, el castaño asintió sin más, a pesar de que temía que su niña saliera lastimada.
—Está bien —Dylan depositó un ósculo en la frente de su hija, un beso muy sincero para demostrarle cuánto la amaba—. Hazlo de una buena vez Lucy
—Por fin —la mujer levantó el arma y Claudia cerró sus ojos y comenzó a llorar—. Te veré en en infierno O'Brien
Y antes de que Lucy pudiera disparar, las luces se apagaron completamente, dejando a los tres en una oscuridad tan profunda que ni siquiera se podían ver sus siluetas. Rápidamente, Dylan abrazó a Claudia e intentó correr hacia la salida, sin embargo el sonido de un disparo lo detuvo.
A continuación solo se escucharon tres sonidos más:
Otro disparo.
Dos cuerpos cayendo.
Y un grito, que fue el que más retumbó entre las paredes de ese frío y tenebroso ático.
—¡PAPÁ!
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Aclaro: la palabra ósculo hace referencia a un beso sincero que da una madre o padre a su hijo o hija en la frente para demostrarle su amor jsjs
Gracias por leer, los amo UwU
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