Capítulo 30
Fui a parar al mueble más grande de la sala, al menos eso me permitieron mis pies, puesto que dejé de sentirlos cuando me di cuenta de que Claudia no estaba en casa con nosotros. Todo se volvía borroso, sentía como cada vez se me hacía más difícil respirar, me dolía el pecho y se me iba el aire. Entre las nubes que se proyectaban en mis ojos, pude observar una larga sombra acercarse para tomar mi rostro con delicadeza y abrazarme, busqué sus manos y las apreté para calmarme, o al menos intentarlo, porque se me hacía muy difícil hacerlo.
Me estaba dando un ataque de pánico, no había tenido uno en años.
—Dyl, Dyl, tranquilo —me abrazó contra su pecho mientras mis jadeos se hacían cada vez más ruidosos en la habitación—. Shhh, estoy aquí, respira, respira
—No... puedo... no... Tommy... ayú...dame
—Tranquilo, tranquilo —se separó de mí y tomó mi rostro, pude sentir cómo una sensación fría recorría mi cuerpo—. Dylan quédate conmigo, no te duermas, concéntrate en respirar
—No... no... pue...do —parecía que solo podía decir aquellas dos palabras
—Respira conmigo, vamos inhala —intenté hacerlo, pero una tos salió como respuesta
Cuando estaba a punto de desmayarme y dejar que una bruma negra nublara mi vista, sentí unos finos y deliciosos labios posarse sobre los míos, los cuales lograron sacarme de mi pequeña nube del ataque, ya no pensaba en él, sino en la persona a quien estaba besando. Los labios de Thomas me llevaban a un mundo diferente, a uno donde no habían problemas y todo estaba bien, solo necesitaba de sus labios para afrontar un momento como este. Se separó lentamente y me observó preocupado, como si temiera que su plan no hubiese funcionado, sin embargo, alejó todos sus pensamientos al verme bien, temblaba un poco, pero ya no me faltaba el aire. Sonrió y llevó mi cabeza a su pecho para abrazarme.
—¿Cómo... lo supiste? —le pregunté sin despegar mi mirada del suelo
—Hice lo que Lydia hizo con Stiles —levanté mi mirada para observarlo, estaba sonriendo—. Lo siento, soy un pequeño fan de Teen Wolf
Sonreí al mismo tiempo que él acariciaba mi rostro como si fuese su tesoro más preciado. Pero no todo fue color de rosa, al recordar la causa de mi ataque, sentí débil el cuerpo, los escalofríos regresaron y mi vista comenzó a nublarse, parecía que un interruptor se había activado en mi cuerpo con solo recordar que Claudia estaba desaparecida. Y fue en ese momento que me desmayé en los brazos de Thomas.
***
Lo primero que vi al abrir los ojos fue el techo blanco de mi habitación, el sonido de varias personas conversando fue lo que escuché una vez que recordé por qué me encontraba aquí, había reaccionado después de pasar un par de segundos preguntándome por qué estaba en mi cuarto observando el techo como tonto. Me levanté de mi cama, me coloqué mis zapatos y fui directo a las escaleras para averiguar qué estaba pasando abajo. Pude ver a una Kaya muy preocupada junto a Ki sentados en los muebles de la sala, ahí fue cuando la curiosidad abundó mi cuerpo, ¿qué hacían ellos aquí cuando deberían estar en la entrevista? ¿O es que me dormí por mucho tiempo que ya es muy tarde? En cuanto mi amiga se dio cuenta de mi presencia, corrió hacia mí para abrazarme y hacerme un montón de preguntas que no presté atención, puesto que me había quedado plasmado observando a un montón de policías en el comedor hablando con mi novio.
—¿Estás bien? —fue lo único que alcancé a escuchar
—¿Qué está sucediendo? ¿Claudia sigue sin aparecer? —pregunté ignorando completamente la pregunta anterior y observando atentamente a los policías que aún no notaban mi presencia al igual que Thomas
—Me temo que no. Por eso los oficiales están aquí —al escuchar esas palabras, no pude evitar abrazar a mi amiga y suspirar pesadamente, conteniendo las ganas de llorar que tenía por la desesperación que sentía
—Amigo, ¿estás bien? —levanté la mirada y vi a Ki frente a mí, asentí con la cabeza, a pesar de que prácticamente estaba mintiendo—. No, no lo estás, ven aquí —dicho esto, me abrazó tal y como lo haría una madre
—Tengo miedo, Ki
—Tranquilo, ya aparecerá
—Iré a ver qué dicen —dicho esto me separé de él y caminé hacia mi novio y los policías
Thomas mantenía la cabeza gacha, dando a entender que estaba pensando preocupado en nuestra pequeña, sin embargo, al verme parado frente a él, sus ojos se iluminaron, como si yo fuese ese algo para que su mundo estuviera bien. Caminó hacia mí y me abrazó.
—¿Te sientes mejor? —fue lo primero que me preguntó mientras revisaba que estuviera bien
—Algo así, hasta que Kaya me dijo que Claudia aún no aparece
—Sé cómo te sientes, los oficiales nos ayudarán
—De hecho —uno de ellos se nos acercó—. Debo hacerte algunas preguntas joven O'Brien
—Sí claro
—¿Es cierto que estuvo con el joven Sangster todo el tiempo en la casa hasta que fueron a ver a la niña?
—Sí —respondí y sentí como mis mejillas se encendían
—¿Qué estaban haciendo? —Thomas y yo nos miramos, ambos como la nariz de Rodolfo el reno, rojos como un tomate
—Cosas de pareja —respondí con un puchero y el oficial levantó las cejas
—¿Y no escucharon nada? —ambos negamos con la cabeza—. Con el ruido que debieron haber hecho, quien no —por más que susurró, logré escucharlo
—¡Oiga! —exclamé sintiendo mucha vergüenza
—Bueno no va al caso. ¿Tienen alguna idea de alguien con quien pudo ir la niña?
Ambos pensamos durante algunos segundos, tenia un montón de tíos, sin embargo no era capaz de escapar con ellos, además, uno de ellos ya nos hubiese llamado. Nuestra única opción era Lucy.
—Su madre —respondimos al unísono y luego nos miramos sonriendo al darnos cuenta de que habíamos pensado igual
—No entiendo, ¿son pareja o no?
—Sí —otra vez respondimos al mismo tiempo
—¿Adoptaron a la niña?
—Sí
—¿Y qué pasa con su madre? Sigo sin entender
—Es una ladrona y nos la quiere quitar —repuse levantándome de hombros y Thomas me pegó
—Yo se lo explico
***
—Ya puede cerrar la boca, oficial
—Perdóname hijo, pero es que esto es increíble
—Lo sabemos, por eso sospechamos que fue ella —Thomas rodó los ojos, descargando todo su odio contra ella con tal acción
—Llámenla, no digan que tienen a la policía, luego invadiremos su casa, es más, enviaré a mis hombres ahora, ¿saben dónde vive? —mi novio asintió con la cabeza y mientras yo sacaba mi celular para marcarle a Lucy, Thomas les indicó la dirección a los demás policías
Coloqué el altavoz y esperé a que Lucy se dignara en contestar, mordía mis uñas mientras observaba la pantalla y escuchaba cada timbre emitido por mi celular, intentaba calmarme, no quería armar un escándalo en cuanto Lucy me contestara, por más que deseaba insultarla y gritarla por robarse a mi hija. Sonó una, dos, hasta cinco veces, y nada, colgué en cuanto me envió al buzón de voz e intenté de nuevo, pero nada. Suspiré cansado y hice pataletas, al notar mi enojo, Thomas caminó hacia mí junto al alguacil.
—¿Qué pasa, Dyl?
—No contesta la desgraciada
—La llamaré con mi celular —dijo el alguacil de pronto—. Deme el número
—Con gusto —le entregué mi celular, con el número de Lucy proyectándose en la pantalla, lo copió y llevó su celular a su oreja
Sin embargo, por más intentos que realizó, nadie contestaba.
—Mugre cruella de Vil
—Tendremos que ir a su casa, ahora —el alguacil dio la orden a sus hombres y todos nos encaminamos a la puerta, pude notar que incluso Ki y Kaya nos seguían
—No, no, no podemos ir los cuatro —Thomas detuvo nuestro paso y nos miró—. Por lo menos uno de nosotros debe quedarse, por si Claudia regresa
—Rápido, piedra papel o tijera, un, dos, tres —dijo Ki a la vez que los cuatro golpeábamos nuestras manos con cada palabra
Al final, Ki perdió.
—¿Por qué perdí, si yo fui quien puso como opción al juego?
—Por chino —dijo Kaya después de guiñarle un ojo y salir de la casa junto a Thomas y a mí—. Yo creo que sería bueno que yo vaya a buscarla por toda la ciudad
—Estoy completamente de acuerdo —repuse
—Bien, los veo luego —dicho esto, se alejó corriendo de ambos
***
La espera me mataba, llevábamos varios minutos dentro del auto del alguacil y no teníamos respuesta alguna. Los policías nos habían pedido que esperáramos, por si Claudia nos viera y se ocultara, luego fueron a la casa y derribaron la puerta, a partir de ese momento, Thomas y yo no volvimos a ver otro movimiento además de las personas que caminaban por la calle, algunos permanecían algunos momentos observando la puerta rota, y otros simplemente la ignoraban, porque de seguro tenían algo más importante que hacer.
Estuve a punto de cerrar mis ojos para dormirme sobre el hombro de mi novio, sino fuera porque este se levantó de golpe al ver quién sabe qué por la ventana. Rápidamente me incorporé y me acerqué junto a él al vidrio, por donde pude observar al oficial junto a sus hombres regresar por donde habían ingresado, solos, sin Claudia, ni Lucy. Pude sentir una ligera presión en mi corazón, por lo menos me hacía la idea de que más tarde saldría mi pequeña de ahí, que se había demorado por una razón equis, pero al ver que todos subieron al auto y no dijeron nada, mi intranquilidad regresó; al parecer, no sabían cómo decirnos la noticia, pero el silencio era poderoso, decía más de mil palabras, y solo bastó de este para darnos cuenta de que todo estaba perdido. Las lágrimas empaparon mi rostro de inmediato, lloraba en silencio para no llamar la atención, sin embargo, al escuchar un sollozo por parte de Thomas, no me contuve más y lo abracé.
—Lo siento mucho muchachos —habló el alguacil después de haber soltado un suspiro y mirándonos por el retrovisor—. No estaba
De pronto, mi celular comenzó a sonar y vibrar en el bolsillo derecho de mi pantalón, lo tomé y de inmediato deslicé mi dedo por la pantalla, era Kaya.
—Dime que la encontraste —pronuncié intentando que mi voz no suene entrecortada, sin embargo, fallé en el intento
—No —dijo con cierta inseguridad y preocupación en su voz, apreté los puños lo más fuerte que pude y apreté el rostro, estaba conteniéndome para no pegar un buen golpe al asiento que estaba frente a mí—. Llamé a Shelley y me dijo que hablará con el cast de Teen Wolf para que me ayuden a buscarla, también avisé a los chicos de Maze Runner, ¿qué pasó? ¿No está?
—¡No está Kaya! ¡No está! —sollocé—. No sé qué hacer
—Cálmate, no te desesperes, la vamos a encontrar. Denuncia el caso para que comiencen a buscarla, ¿sí?
Asentí con la cabeza, pero al darme cuenta de que no podía verme, hablé:
—Sí, sí
—Suerte, pequeño —dicho esto colgó
—Hay que poner una denuncia ahora —dije al guardar mi celular
***
—Dyl, ¿sigues despierto? —escuché una voz detrás mío, giré sobre mi lugar y vi a Thomas entrando al estudio
—¿Crees que puedo dormir? —suspiré mientras me pasaba una mano por la cara
—Yo tampoco puedo, solo dormí diez minutos, luego escuché un ruido y no te vi en la cama, creí que era un ladrón
Solté una risita.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó sentándose a mi lado
—Míralo tú mismo —le señalé la pantalla, mostrándole un cartel de se busca, contenía una foto de Clau junto a una gran descripción con letras negras
AYÚDANOS A ENCONTRARLA
Se perdió el día 15 de octubre de 2015 en la tarde, cerca del barrio Echo Park & Westlake, su nombre es Reina Claudia O'Brien, es pequeña, rubia y muy tierna, sus ojos son azules y mide 1,30cm aprox.
En caso de encontrarla, llamar al 1234567890.
—¿Cuántos vas a imprimir?
—No sé, ¿unos doscientos?
—Trescientos —sugirió—. Los Angeles es muy grande
—Ok, entonces serán trescientos —dicho esto, envié a imprimir los trescientos carteles
Pasaron cinco minutos en los que el silencio reinaba la habitación, además del sonido de la impresora, nos habíamos quedado callados, abrazados tiernamente mientras observábamos cómo las hojas ya impresas aparecían en la bandeja de la impresora.
Los ojos se me aguaron al ver la carita de mi pequeña en una de las hojas.
Estaba muy asustado, ni siquiera sabía si Lucy la tenía, o si alguien nos la había robado, si se enteraban que ella es la hija de Dylan O'Brien, ¿quién no quería secuestrarla por una gran recompensa? Y lastimosamente el mundo se enterará, porque pienso difundir a todo el mundo que mi hija estaba perdida, mi vida estaría llena de paparazzis, pero ¿qué importaba? Yo solo quería a mi pequeña de regreso. Pero juro que si logro encontrar a la o el responsable de esto, le irá muy mal.
Las hojas ya estaban impresas, Tommy las apiló y tomó mi mano para salir de la casa y pegarlas en toda la ciudad.
—A ver, tú al norte y yo al sur —me dijo mientras sacaba las llaves de su bolsillo y yo hacia lo mismo, pero con las mías
—Ok —besé sus labios—. Te amo
—Yo más —me sonrió y cada uno fue a su respectivo auto
Conduje por las calles de los Ángeles, callado, pensativo, la radio estaba apagada, ni siquiera quería prenderla, no en una situación así, cuando sentía que todo se desmoronaría en cualquier momento. Bajé en una estación de trenes y tomé mis hojas para pegarlas en el papelógrafo público, retiré un par de anuncios viejos que de seguro nadie veía, y pegué el de Claudia en el espacio vacío. Observé atentamente su foto, pude sentir un pequeño dolor en mi corazón, como si al ver su sonrisa se hubiese quebrado o algo parecido. Comencé a llorar desconsoladamente, cubriendo mi rostro con mis manos, lamentando su pérdida y descargando todo mi dolor con cada lágrima. Golpeé con mi mano hecho puño repetidas veces el papelógrafo público hasta que de ella comenzó a brotar sangre, al verla goteando, supe que había llegado muy lejos y que debía parar de una vez por todas.
Limpié mis manos en mi ropa, ensuciándola por completo, hice una mueca mientras avanzaba a otro lugar donde colocar otro anuncio, sabía que Thomas me regañaría por lo que hice.
Pegué otro cartel, soltando un largo suspiro, lo observé con mi vista nublada por las lágrimas y pasé mis dedos sobre él, deseando que ella estuviese presente y no tuviese que estar acariciando una hoja de papel.
—Hija, ¿dónde estás? —le hablé al cartel y sollocé
Estaba desesperado, el hecho de tal vez no verla nunca más me aterraba, no me imaginaba una vida sin ella, no cuando pasé seis años a su lado.
Solo espero encontrarla de una vez y volver a estar tranquilo.
Claudia:
—¿A dónde vamos mami? —le pregunté a mi mamá mientras la veía guardar algunas cosas en una maleta, cuando ella guardaba sus pertenencias en su cartera, sabía que era porque saldríamos a pasear, sin embargo ahora traía una maleta muy grande
—Iremos de vacaciones, mi amor
—¿A dónde?
—A un lugar llamado Canadá
—¿Está lejos?
—Un poco
—¿Iremos en avión?
—Sí corazón
—¡Iré a empacar!
***
«Por favor los pasajeros del vuelo con destino a Canadá, abordar por la puerta número 12»
Sentí la mano de mi mamá tomar la mía y llevarme a lo largo del aeropuerto. Miraba a todos atentamente, me llamaba la atención ver a tantas personas corriendo hacia una sola dirección, parecía un gran grupo del ejército. Caminamos por un largo pasillo, cuyo final daba directo al avión, al principio tuve miedo, puesto que había un pequeño espacio que separaba al pasillo del avión, sin embargo, mi mamá me cargó y me ayudó a pasar. Fuimos a lo largo del pasillo para sentarnos en nuestros lugares, escogí la ventana, puesto que para mí era lo mejor disfrutar de la vista, y qué mejor vista si estábamos a muchos metros sobre el suelo.
Después de escuchar las instrucciones y demás recomendaciones, el avión por fin despegó, sin querer solté un pequeño grito cuando este comenzó a elevarse, puesto que sentí un ligero cosquilleo en mi estómago. De inmediato los recuerdos llegaron a mi mente, cuando viajaba con mi papá por todo el mundo para acompañarlo a sus entrevistas. Una sensación de tristeza invadió mi cuerpo, por más que no sean mis padres, los extrañaba y algo dentro de mí me decía que de seguro estaban muy preocupados por mí, por irme sin avisar y huir de ellos. Pero no era mi culpa, de verdad me dolió enterarme que me abandonaron en un orfanato, al parecer no me querían o querían deshacerse de mí porque era molesta, o tal vez no me querían.
No lo sabía con certeza ni tampoco quería saberlo, solo quería concentrarme en este viaje y dormirme un momento.
***
Dylan:
—Dyl, amor despierta —escuché una suave voz a lo lejos, abrí poco a poco los ojos y vi a Thomas delante de mí—. Hola pequeño, ¿cómo dormiste?
—Hace unos diez minutos logré conciliar el sueño y lo arruinaste
—Perdóname amor —comenzó a acariciar mi rostro—. Wes acaba de llamar, tenemos que ir a una entrevista
—No quiero —me quejé y recosté mi cabeza sobre la almohada
—Tenemos que ir, para eso nos pagan
—Tenemos mucho dinero, ¿para qué ir? —suspiré cerrando los ojos—. Ya tenemos suficientes problemas por ahora
—Dylan O'Brien si no te levantas, no habrá premio esta noche
Abrí los ojos de golpe y lo miré con los ojos entrecerrados, luego lo golpeé con una almohada, provocando que cayera sobre la cama.
—¡Oye!
—¡Tu hija está perdida en quién sabe dónde y tú quieres coger esta noche! —le grité y me volví a acostar—. Y encima me sobornas
—Es la única forma de levantarte de la cama
—Pero ahora no tengo ánimos de nada
—Dyl —susupiró—. Lo admito, yo tampoco tengo ganas de nada, ni siquiera sé cómo me levanté, pero no debemos encerrarnos aquí, por lo menos un día debemos mirar la luz del sol
—¿Y si encuentran a Clau y nosotros no estamos aquí?
—Nos llamarán Dyl, tenemos un montón de policías recorriendo la ciudad, incluso el país, anda, no desconfíes
Mordí mi labio mientras dirigía mi vista a la nada y pensaba. No sería mala idea, sin embargo no tenía ganas de soportar incómodas preguntas de los entrevistadores, odiaba cuando a veces se metían con mi vida personal.
—No lo sé —respondí levantándome de hombros
—Te compro una hamburguesa
Hice una mueca y volví a analizar las cosas.
—Está bien, pero que sea doble
***
—Hablemos de ti, Thomas —habló el entrevistador juntando sus manos y cruzando sus piernas con una sonrisa coqueta, los celos me invadieron, se notaba a leguas que era gay—. ¿Estás actualmente en una situación amorosa?
—Yo creo que el amor siempre vivirá en mi corazón, por ejemplo mi amor propio, creo que mi situación sentimental es amarme todos los días —casi suelto una carcajada al escuchar la respuesta de Thomas
—Entonces, ¿no estás en una relación amorosa?
—Conmigo mismo —Thomas le enseñó una sonrisa burlona
—¿Ah sí? ¿Y qué me dicen de esto? —señaló una pantalla a sus espaldas, dónde se proyectó una foto de ambos tomados de la mano, mi cabeza estaba apoyada sobre su hombro
—¿Y eso de dónde sacaron? —pregunté sintiendo los pelos de punta
—Paparazzis, Dylan, aquí hay una con su hija —de inmediato otra imagen se proyectó detrás de ella: los tres nos encontrábamos caminando en una acera, los gorros y gafas cubrían nuestra identidad, sin embargo habían logrado atraparnos
Pude sentir cómo mi corazón se estrujaba al ver a mi hija tan sonriente caminando a nuestro lado
—Bueno, ¿esto es para preguntarnos sobre la película o para meterte en nuestra vida personal?
—Solo intento que confirmen si lo suyo es real, ¿han escuchado acerca de Dylmas? Las fans los aman y de verdad se hacen ilusiones de que sean pareja y sobretodo que hayan adoptado a esa niña
—Es mi sobrina —comentó Thomas muy serio, al parecer quería continuar ocultándolo
Pero yo ya no quería hacerlo.
—No —miré a mi novio de brazos cruzados—. Estamos juntos —tomé su mano y él me miró sorprendido—. Somos pareja desde hace mucho y sí, la niña es nuestra hija, lastimosamente está perdida desde hace dos días —me callé para sacar el cartel que había hecho y se lo entregué al entrevistador—. Ya no lo voy a ocultar más, es mi hija y la amo, si la ven, llamen al número en los carteles, la quiero de regreso, por favor ayúdennos —dicho esto, comencé a llorar sin importarme que estábamos al aire
—Entonces, ¿quién de los dos es la mami de la niña? —el entrevistador idiota comenzó a reír después de su estúpida broma de mal gusto
—¡Maldito idiota, es mi hija y está perdida! ¡¿Cómo puedes burlarte?! —al pronunciar las últimas palabras salté sobre él para golpearlo
—¡Dylan! —exclamó Thomas tomando mi mano antes de que cometiese una locura, colocó su mano sobre mi puño y lo empujó hacia abajo—. Cálmate, aquí no —escuchaba su voz, sin embargo no podía verlo, mi vista estaba clavada en el sujeto entrometido, quien temblaba como niñita debajo de mí—. ¡Dyl, por favor! —tomó mi mentón y me obligó a que lo mirase, sus ojos suplicaban a gritos que parase de una vez por todas, esos ojos que con solo mirarlos lograban darme una ligera paz interior, aún cuando todo se estaba yendo a la mierda, mi respiración volvió a ser normal, deshice los puños de mis manos y me alejé del hombre lentamente, giré sobre mis talones y observé a Dexter, Kaya y Ki, quienes mostraban en sus rostro absoluto asombro, incluso preocupación por mí. No me gustaba eso, detestaba que las personas me tuvieran pena
La habitación se encontraba en silencio, bueno, si no fuera porque segundos más tarde se escucharon los pasos de Wes aproximarse, pensé que me regañaría por mi repentino cambio de comportamiento, sin embargo, fue directo hacia el entrevistador a pedirle de favor que no se metiera con nuestra vida personal otra vez.
Me sentía terrible, las miradas de pena de mis amigos me ponían más triste de lo que ya estaba, quería volver a casa y llorar sobre mi almohada, estar solo o por lo menos con Thomas, pero que nadie me viese llorar como ahora, sí, sin darme cuenta, las lágrimas ya empapaban mi rostro, no resistí más, sin importarme lo que dijera mi jefe, salí de aquel cuarto lleno de micrófonos y corrí lo más rápido posible a quien sabe donde, una brisa chocó contra mi rostro y volaron algunas lágrimas hacia atrás, hacía frío y eso empeoraba la situación. Solo corrí y corrí, hasta que encontré mi auto estacionado en el parqueadero del estudio. Rápidamente me subí a él y cerré la puerta, cubrí mi rostro con ambas manos y lloré a gritos, reclamando la pérdida de mi hija, expresándome con cada grito que soltaba y recargándome sobre el volante.
Mi pequeña hija estaba ahí afuera, quien sabe si sola, quien sabe si bien, quien sabe si viva, detestaba por completo a mi estúpida mente negativa, pero no podía evitarlo, era el día dos y no habían rastros de ella, de seguro ya estaba muerta o algo parecido, el mundo se ha convertido en un lugar inseguro para vivir, existe maldad hasta de sobra, y ni siquiera quería imaginar qué le estaban haciendo a mi bebé.
Lamentaba con mis sollozos, gritos y lágrimas, pidiendo internamente que me la regresaran, podía perder lo que sea, pero ella y a Thomas no. Ellos son el motor de mi vida y uno de ellos ya no está. El otro permanecía en la ventana del copiloto, fuera del vehículo, golpeando la misma para que le abriera. Cerré los ojos y bajé la mirada avergonzado para después pulsar el botón del control y así lograr que la puerta se abriera, en cuanto entró me atrajo hacia él para abrazarme y dejar que llorara en su hombro; mis sollozos comenzaron a hacerse notorios, y segundos más tarde, los de Thomas se fusionaban con los míos, no eran normales, sino fuertes, llorábamos abrazados con todo el sentimiento que podíamos, como si llorando Claudia fuese a regresar.
Ojalá fuera así.
Claudia:
Los días habían pasado, la vida en Canadá era mucho mejor, tenía muchos amigos en mi nueva escuela, nadie me molestaba ni ofendía por tener dos padres, es más, nadie sabía que tenía dos padres, solo éramos mi mamá y yo.
Vivíamos en un pequeño pueblo, dónde apenas habían cinco mil personas. Por más pequeño que fuera, me gustaba, tenía muchos amigos y vecinos que me adoraban, no habían paparazzis malos ni tenía que acompañar a mami a su trabajo.
Bueno al menos no hasta hoy.
Hoy era lunes, día de trabajo, todos en el pueblo salían a trabajar, estudiar o hacer sus respectivas obligaciones. El pueblo permanecía ocupado, y mi mamá también, hoy no podía ir a la escuela porque comenzaría a trabajar con mi madre, quien me dijo que debía ayudarla, al principio me negué, pero cuando me dijo que me divertiría y que me compraría muchas golosinas, acepté.
Nos levantamos temprano, nuestra rutina de siempre, cambiarnos, desayunar, lavarnos los dientes y salir al auto, sin embargo, esta vez hubo un cambio, no fuimos directo a la escuela, sino al trabajo de mamá.
El edificio era muy grande, gigante a decir verdad, más grande que mi mamá. Mamá dejó el auto en un lugar muy oscuro y sucio, había un montón de graffitis en las paredes y en algunos rincones predominaba la humedad y el moho. Entramos al edificio, luego de subir por un montón de escaleras, de inmediato, un aroma a alcohol y a cigarrillo atravesó mis fosas nasales, era tan fuerte que tuve que cubrir mi nariz con mis dedos índice y pulgar, incluso llegó a darme náuseas.
El lugar estaba lleno de hombres rudos y de aspecto sucio y mugriento, quienes jugaban pocker en mesas muy sucias, otros bebían alcohol y reían escandalosamente en las esquinas más alejadas del lugar, perdidos completamente en aquella droga asesina, su actitud y comportamiento asustaban, a tal punto de que quería salir corriendo de ahí sino fuera porque estaba con mi mamá. Para mi mala suerte tuvimos que pasar en medio de un montón de hombres ebrios que discutían sobre quién se quedaría con una tal Darla, o Carla, no lo sé, no sabía ni me interesaba, solo quería salir de ahí ya. Subimos algunas escaleras sucias y húmedas por las botellas de alcohol tiradas o rotas, una vez arriba, mi mamá me llevó a una habitación ubicada al fondo del segundo piso, la más limpia de todas, cosa que me puso de buenas, por lo menos aquí olía a perfume de hombre y no a podrido. Un hombre rubio y de ojos azules que aparentaba tener treinta años permanecía sentado en un escritorio viejo y desgastado, en su rostro lucía una gran sonrisa de oreja a oreja, al parecer se alegró de tenernos con él ahí. Ambas avanzamos hacia él y nos sentamos en dos sillas que se encontraban frente a él.
—Hola Roger —saludó mi mamá
—Hola hermanita—ambos se dieron un beso en la mejilla, luego, la mirada del hombre se posó en mí—. Y supongo que tú debes ser Millie, la pequeña y linda niña que me va a hacer millonario
—¿Qué es millonario? —le pregunté a mi mamá
—Cuando tienes muuuucho dinero —ella alargó la u mientras elevaba sus brazos con cada una
—Ooooh ¿Yo?
—Sí pequeña, tú. Mucho gusto, soy tu tío Roger—extendió su mano hacia mí y yo dude en si tomarla o no, por lo que miré a mi mamá para pedir su autorización, ella asintió, entonces le di la mano al tal Roger
—Soy Millie O'Br... —me callé al darme cuenta de que estaba a punto de pronunciar el apellido de mi padre—. Boynton
—Lo sé muy bien, ¿sabes por qué? —negué con la cabeza—. Pues porque vas a ser mi ayudante estrella
—¿Ayudante estrella?
—Sí, ganaremos mucho dinero gracias a ti
—¿Cómo?
—Mira —dicho esto se agachó y tomó una caja de un cajón—. Aquí hay un polvito mágico que hace muy felices a las personas y nos dará mucho dinero a nosotros. Con el dinero que ganemos, tu mami podrá comprarte muchísimos dulces y juguetes, ¿te gustan los dulces verdad? —asentí con la cabeza contenta, haciéndome muchas ilusiones de ver una montaña de dulces en mi casa—. ¡A todos nos gustan los dulces! Es por eso que lo único que tendrás que hacer es entregar esta cajita a unas personas que te van a dar mucho dinero, es muy fácil, ¿verdad? —volví a asentir—. Pero eso sí, escúchame bien Millie, no puedes ver lo que hay adentro, porque si la abres o si la hueles, ¡te caerán los dientes!
Solté un sonido de asombro y me lleve las manos a la boca.
—¿No quieres eso verdad?
—¡No! —exclamé asustada y abracé a mi mamá
—Por eso no debes abrir la caja, solo la entregas y recibes el dinero en este bolsito —dicho esto colocó una pequeña mochila de Hello Kitty sobre el escritorio, la cual tomé mirándola tiernamente—. ¿Crees que puedas hacerlo Millie? Te daremos muchísimos dulces, recuérdalo
Miré a mi mamá, quien me dedicó una sonrisa mientras asentía con la cabeza, rápidamente giré mi cabeza y miré al hombre.
—¡Sí tío Roger!
—Muy bien pequeña, tu trabajo comenzará mañana en la noche
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HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA HE VUELTOOOOOO PINCHE UNIVERSIDAD ME CAGA
Bueno primeramente vengo a desearles una feliz navidad atrasada, espero que hayan tenido una preciosa celebración junto a sus seres queridos :') (no como yo ggg que triste es la vida).
En fin gracias por leer y aguantar mi ausencia :( trataré de subir cap seguido estas vacaciones (a pesar de que tengo un chorro de trabajos por hacer ggg kill me) pero bueno, les he traído un capítulo largo para compensar mi ausencia jsjsjs <3
Los amo muchoooo UwU merry newtmas <3
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