Capítulo 24

La mujer miró avergonzada a los padres, bajó a su hija y se les acercó lentamente.

—Vine a visitarla

—¿Visitarla? ¿Nos colocó un chip de rastreo acaso? ¿Nos estuvo siguiendo? —la ira de Thomas comenzaba a hacerse presente

—Solo averigüé a dónde iban, es todo

—¿Y cómo logró entrar? —le preguntó el rubio

—Tengo un pase —Lucy les enseñó un pequeño pedazo de plástico que colgaba de su cuello

—No es posible, ¿cómo lo consiguió? —esta vez, el castaño se atrevió a hablar

—No puedo decírtelo, te he dicho que tengo contactos

Los padres bufaron, Rosa y Giancarlo continuaron escuchando la posible futura pelea.

—¿Me la puedo llevar?

—¿Llevar? ¿A dónde? —Tom abrió los ojos como platos

—Afuera, a pasear un rato, lejos del sol y el arena, ya saben, para que no se aburra

—Discúlpeme señora, no sé quién sea usted, pero Claudia y yo estábamos muy a gusto haciendo castillos de arena —comentó Rosa

—Su nombre es Millie

—Es Claudia —dijeron Thomas y Dylan al unísono

—Da igual, vámonos, hija —la mayor tomó la mano de su hija, sin embargo, Dylan se les adelantó e interrumpió su paso

—Nunca dijimos que sí

—Ay papá, déjame ir, a mi mamá casi no la veo, a ti siempre, déjame ir, por fa, por fa, por fa, y te prometo que seré una niña buena —suplicaba la niña con las manos juntas

Dylan observó a Thomas con expresión de duda, su novio negó con la cabeza sin saber qué decir, por lo que el moreno se le acercó para susurrarle al oído.

—¿Qué solemos hacer en estos casos? —lo alejó un poco de ahí

—¿Consultarlo con Kaya?

—De seguro dirá que no

—De igual manera nos va a reclamar

—¿Entonces?

—¿Lanzamos una moneda? —el rubio sacó el objeto brillante de su bolsillo—. Si sale cara la dejamos ir, si sale sello no

—Bien —su novio tiró la moneda y Dylan cerró los ojos esperando el desastroso final—. ¿Y?

—Cara

—Demonios —bufó y de inmediato volvieron con Lucy y su hija—. Está bien Lucy, puedes llevártela, pero hasta antes de las cinco

—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! —la sonrisa no se iba de su rostro—. ¡Vámonos Millie!—la mujer tomó la mano de su hija, quien se despidió de sus padres con la mano y se alejó con su madre

—¡Carajo! —exclamó Thomas pateando con fuerza contra el piso, provocando que el arena brincara hacia Dylan

—¡Mis zapatos! ¿Imbécil, te crees muy gracioso?

—¿Cuál imbécil? ¡Respétame! ¡Soy mayor a ti!

—Pero te ves más joven —Dylan le sacó la lengua

—Pues mira lo que el "joven" puede hacer—dicho esto, Tom se lanzó contra Dylan y ambos rodaron montaña abajo

—Ya veo de qué nos hablaba Claudia —musitó Rosa negando con la cabeza mientras observaba a la pareja peleando en el arena

***

—¿Dyl? Amor, ¿qué tienes? —le preguntó Thomas a su novio, quien mantenía la vista perdida en el suelo y no se movía, al sentir el tacto del rubio reaccionó

—¿Ah?

—¿Pasa algo?

—No, nada

—Dylan—dijo su nombre en señal de advertencia—. Sé que algo te pasa, siempre miras tus manos y el suelo cuando estás preocupado, ¿qué tienes?

—Me conoces tan bien —el menor sonrió levemente sin despegar su vista del suelo—. Es... esto, tengo miedo

—¿De?

—De que Lucy nos quite a Claudia

—Ah hombre, no, ¿por qué piensas eso? Somos sus padres, tú eres su padre, y yo ya casi, no nos la puede quitar así no más, los papeleos ya casi están, pronto llevará mi apellido

—¿Y si se consigue un abogado o algo parecido? ¿Y si pelea hasta quitárnosla?

—No seas negativo, amor, no pasará nada

—Quiero pensar que sí

—No Dyl, no se lo permitiremos, ¿ok? Ahora come un poco, Claudia no debe tardar en llegar

—¡PAPI! ¡PAPÁ! —Thomas sonrió al escuchar aquella dulce voz y giró su cabeza hacia donde provenía el sonido, se sintió tan contento verla corriendo tan alegre

La pequeña llegó y abrazó a Tom, Lucy observaba desde lejos con un par de bolsas en sus manos. Cuando la niña abrazó a Dylan, este no la soltó para nada, la abrazaba como si su vida dependiera de ello, como si aquella sensación de que la perdería otra vez fuera a cumplirse.

—También te extrañé, papá, ¿me sueltas? Me estás aplastando —al escuchar aquellas palabras Dylan la soltó—. ¡Miren! ¡Mi mamá me compró ropa nueva!

Dylan y Thomas se quedaron plasmados, no se habían dado cuenta hasta ese momento, su hija ya no llevaba su típico overol y su camiseta multiculor, sino traía una blusa a la altura de los hombros, un short jean y un par de zapatos casuales.

—¿Y tu overol? —le preguntó Dylan observándola detenidamente

—En esta bolsa, ¿apoco no está linda mi ropa nueva? —Claudia dio una vuelta en su sitio

—Sí corazón, ahora ve con tu tía Kaya, tengo que hablar con tu madre —Thomas pronunció las últimas palabras con desprecio, la niña obedeció y los padres se acercaron a Lucy

—¿Qué? —dijo ella—. ¿Qué hice mal?

—Todo. ¿Por qué su cambio de ropa?

—Ay por favor, la visten como albañil, los overoles no son lo único con lo que puede vestirse una niña

—¡Le quedan bien! —Dylan agitó las manos en el aire

—No es manera de vestir a una niña de 6 años

—Bueno quienes lo vestimos somos nosotros no uste... —Dylan no pudo seguir hablando ya que Thomas cubrió su boca

—Por lo menos deberían agradecerme —la mujer dejó las bolsas frente a ambos y fue a despedirse de su hija, besó su mejilla, la abrazó y se alejó de todos sin decir nada

Dylan y Thomas negaron con la cabeza y se sentaron de vuelta en sus lugares, Dylan agarró una de las bolsas para inspeccionar lo que Lucy había comprado. Sacó un par de faldas y las analizó detenidamente.

—¿Esto piensa ponerle?

—Es horroroso —Thomas sacó esta vez una blusa olgada de hombros descubiertos

—Oh no, definitivamente es un no para esa, no dejaremos que nuestra hija se vista como una cualquiera, cualquier pedófilo la puede molestar

—Si esa mujer regresa, te juro que no vuelvo a enviar a mi hija con ella, ya me tiene harto —comentó Dylan y su novio asintió

—¡Pas, vamos a comeeer! —gritó Claudia desde el otro extremo

—¡Ya vamos! —le gritó Dylan y miró a su novio—. Llegando a casa tiramos toda esta ropa

—Es un hecho —le guiñó un ojo y fueron tras su hija

—Ya está haciendo frío —comentó Claudia a la vez que se sentaba en el regazo de Dylan para abrazarlo

—Así es, y tú con el short que te compró tu mamá —el menor rodó los ojos y la atrajo a su cuerpo

—Mi mamá dice que así me veo bonita, y que debo soportar el frío para que me vean linda

—Tu mamá dice puras tonterías, ven a cambiarte —dijo Thomas sacando el overol de Claudia

—Papi, no seas malo

—Ella es la mala —Dylan sonrió al ver a Thomas enojado—. Ella te viste horrible

—En realidad se ve bien

—No Clau, no se ve bien —Dylan se les acercó y le alcanzó la camiseta a Thomas

—Sí, mira cómo te luce la camiseta de Bob esponja que te acabo de poner, eres hermosa, tu ropa no te hace bonita, eso solo es superficial, ¿ok?

La niña asintió, en el fondo, Kaya fingía limpiarse una lágrima.

"Son los mejores padres del mundo". Pesó mientras los observaba junto a Ki.

-----------------------------------------------Al día siguiente------------------------------------------------------------

Claudia se encontraba jugando junto a Rosa con un par de palas y baldes de plástico, juntas hacían muchos castillos de arena, a la pequeña le agradaba estar ahí, más que en la playa, porque donde estaba, no habían olas molestosas o niños corriendo por doquier que derrumbaran sus castillos, solo eran ella y su tía Rosa, ah sí y sus padres y tíos intentando escalar una gran colina de arena.

—Tu papá ya casi llega a la cima —comentó Rosa mientras cubría sus ojos con el dorso de su mano para poder observar al muchacho

—Sí, va muy adelante de los demás, ¿por qué mi papi está muy lejos de él?

—Porque tu papá es el líder, él los guía

—Oh... ¡mira ya llegaron a la cima!—exclamó señalándolos

—Lo sé

Claudia observaba con una sonrisa a sus padres hablando y señalando con sus dedos índice quién sabe qué, la curiosidad se apoderó de ella, por lo que se levantó y caminó lentamente hacia ella. Rosa la llamó, diciéndole que no interrumpiera la escena, sin embargo, la pequeña la ignoró y siguió caminando. Sus pies dejaron de moverse cuando vio a su padre perder el equilibrio, gritar un "¡OH POR DIOS!" y rodar colina abajo.

—¡Dylan! —le gritó Thomas desde arriba

Las palabras de Tom fueron en vano, por más que intentó atraparlo, no logró tocarle ni un pelo, y en menos de un parpadeo, Dylan ya estaba cayendo colina abajo. Para Thomas, los segundos eran eternos, veía a Dylan caer y sentía mucho miedo de que algo le pasara, escuchaba la risa de los demás y los ignoraba, él no podía reírse en una situación así, ¿y si se rompía alguna pierna o se golpeaba la cabeza al caer? Pudo ver a Claudia acercándose preocupada, por lo que él decidió hacerlo también, con cuidado, bajó la colina, arrastrándose lentamente e intentando no perder el equilibrio para no caer sobre Dylan. Pero como nada sale como pensaba, Thomas perdió el equilibrio a medio camino y también rodó por la colina, hasta llegar al final de la misma y caer sobre su novio. Rápidamente se levantó y tomó su rostro con ambas manos, para verificar si estaba, herido o algo peor.

—¿Dylan? Dyl, amor, háblame, ¿estás bien? —le habló preocupado puesto que lo veía ido, tal vez a punto de desmayarse, Claudia ya se encontraba a su lado

Sin embargo, al ver que abrió sus ojos y lo empujó para toser arena, soltó la carcajada más grande que pudo y rió junto a Claudia hasta que ambos no podían más. Sabía que Dylan estaba bien, solo bastó con verlo toser el arena y verificar que no tenía ningún rasguño encima.

—¡ME AHOGO! —Dylan continuaba tosiendo y los demás riéndose de él

—¡WES, DIME QUE GRABASTE ESA CAÍDA! —le preguntó Ki al director en cuanto descendió la colina con precaución

—Afirmativo —respondió el mencionado mientras reía

—Ay papá, contigo no hay remedio, puedes grabar en la China pero siempre vas a besar el suelo

—Opino lo mismo —Thomas se unió esta vez

El castaño tosió un par de veces, arrodillado boca abajo contra el piso, cuando su garganta había dejado de molestarle, porque al parecer ya no quedaba ningún rastro de arena en ella, levantó la mirada y observó a su familia, quienes lo miraban sonrientes y cuyas sonrisas le provocaron la suya también.

—Los odio —musitó mientras reía

***

La noche había caído, Dylan, Thomas y Claudia caminaban por un puente situado sobre un río enorme y brillante por la luz de la luna, la pequeña se paró sobre una de las tablas que sostenían el pasamanos y observó atenta el río, la brisa chocaba lentamente contra su rostro y le daba cierta sensación de serenidad.

Dylan y Thomas se colocaron a cada lado y observaron también, los tres permanecían en silencio, disfrutando de la vista hermosa que tenían frente a sus ojos.

—Vamos a la orilla a tirar piedritas —propuso Dylan sin despegar su vista del agua

—¿Estás loco? Está helando, podemos pescar un resfriado, vámonos al hotel

—No lo creo, vamos, nos hace falta algo de diversión, por favor Tommy, por favor —suplicó con sus manos juntas

—No papá, al agua no —Claudia se abrazó a su pierna con miedo

—No iremos al agua, corazón, solo será a la orilla a lanzar piedras, no te pasará nada porque te cuidaremos, ¿ok?

La niña asintió con desconfianza.

—¿Ya podemos ir? —Dylan hizo puchero y Tom rodó los ojos

—Odio cuando logras convencerme, vamos

—¡EHHHHH! —Dylan cargó en sus hombros a Claudia y corrió a la orilla, con Thomas detrás de ambos dudando en si era buena idea ir o no

Cuando observó a Dylan sentar a su hija en el suelo, y a él posicionándose a su lado para comenzar a tirar las piedras al agua -a pesar de que al principio ella tuvo miedo-, sonrió con dulzura, si había algo que amaba era ver a Dylan pasar tiempo con Claudia, se veían tan tiernos juntos, cosa que le provocó caminar instintivamente hacia allá y sentarse a su lado para divertirse un rato con ambos. La risa de Claudia retumbaba en los oídos de Tom, al ver cómo Dylan decía frases graciosas al lanzar las rocas al agua, la pequeña a veces tenía que detenerse un momento para recuperar el aliento y continuar riendo y lanzando. Thomas la cargó sobre sus hombros para que alcanzara una distancia más larga, sin embargo no lograba alcanzar las rocas de Dylan, él rompía sus propios récords, ni siquiera Thomas lograba alcanzarlo

—Hagamos algo —Dylan llamó la atención de ambos rubios—. Quien logre tirarla más lejos pagará la pizza de la merienda

—¡Sí pizza! —festejó Claudia y Tom la bajó

—Hecho

—Rayos no sé a quién apoyar —la mirada de Claudia iba de Dylan hacia Thomas—. ¡Vamos papá! ¡Vamos papi! ¡De igual manera, la pizza irá a mi pancita! —la pequeña se había inventado una barra

La pareja se preparó, tomaron impulso y ambos soltaron sus rocas, bueno, solo Thomas, ya que Dylan, al tomar demasiado impulso, perdió el equilibrio y fue a parar al suelo por segunda vez en el día, pero esta vez fue contra el agua, lugar donde su roca se perdió. El rubio levantó los brazos en cuanto su roca desapareció en el agua, miró a Dylan y rió junto a Claudia.

—¡Gané! —exclamó haciendo un baile improvisado

—¡Papá, debes comprar la pizza! —Claudia se unió a su festejo

Su celebración no duró demasiado, el impacto del agua fría contra sus cuerpos provocó que se detuvieran en seco, mirando al causante de todo: Dylan.

—¡Oye! —chilló Thomas

—Para que vean lo que se siente —el moreno les guiñó un ojo

—¿Ah sí? —Claudia levantó una ceja—. ¡Esto es la guerra! —chilló y corrió hacia él para comenzar a saltar sobre el agua, salpicándole la misma sobre todo su cuerpo

—¡Me atacan! —Dylan también chapoteaba

—¡Se van a enfermar! —chilló Thomas desde atrás

—¡Soldada Claudia, tenemos un soldado amargado!

—¡Yo estoy armada! ¡Le dispararé! —la pequeña se agachó, tomó un poco de agua en sus manos y la lanzó a su padre

—Oh no de esta no te salvas —Thomas la atacó con cosquillas y Claudia comenzó a reír

—¡Sálveme general! ¡Me... atacaaaan!

—¡Yo la salvaré! —dicho esto, Dylan se lanzó sobre Thomas, provocando que este soltara a su hija

Ahora las cosquillas eran para el mayor, Claudia se le había unido a Dylan para ayudarlo, Thomas reía sin parar, mientras intentaba zafarse del agarre de su novio, sin embargo, el rubio no hizo más que tumbarse sobre él y besarlo con dulzura.

—Oh, no, ya comenzaron a besarse —la pequeña cubrió sus ojos con una mano—. Los voy a mojar si no paran ya

Dylan se separó de Thomas para observar a su hija con la mirada entrecerrada, luego miró al rubio, y finalmente ambos la miraron con una sonrisa. La pequeña abrió los ojos como platos, y antes de que pudiera escapar, sus padres ya estaban atacándola con cosquillas otra vez.

Esa noche fue la mejor en mucho tiempo, Dylan y Thomas no podían sentirse más a gusto, jugaban, reían y disfrutaban de la compañía de su hija, si fuera por ambos, vivirían aquella noche una y otra vez.

------------------------------------------------Al día siguiente------------------------------------------

—¡DYL! ¡DYLAN! ¡¿DÓNDE ESTÁS?! —gritaba alarmado el rubio mientras se adentraba a la habitación de su hotel

—¿Qué ocurre? No hagas ruido, Clau sigue dormida

—¡Mira lo que me llegó! —el rubio le enseñó un e-mail en su celular con una sonrisa en su rostro

—A ver —murmuró Dylan y tomó el celular para leer con atención aquel correo—. No —abrió los ojos como platos y lo miró con una sonrisa, su novio asintió—. ¡Oh Dios mío, ven aquí! —corrió hacia él y lo abrazó contento

La razón de la felicidad de esta pareja fue que en el mensaje se solicitaba la presencia de ambos junto a Claudia para que se llevara a cabo el juicio para la adopción. Ambos habían estado trabajando duro por esto desde hace varios meses, y de verdad les alegraba que les llegará esa petición al fin.

—Llevará tu apellido dentro de poco tiempo—le dijo un Dylan muy alegre y Thomas asintió a punto de llorar—. ¡¿LO VES? Y tú tenías miedo, todo es posible

—¡Lo sé, lo sé, estoy muy feliz!

—Ahora solo debemos esperar

Thomas estuvo a punto de decir algo, sino fuera porque escucharon el llanto de su hija, sus rostros de felicidad pasaron a ser completamente de preocupación, automáticamente corrieron directo a su cama, donde yacía la pequeña, delicada y pálida. Dylan fue el primero en acercarse para verificar el estado de salud de su pequeña.

—Clau, amor, ¿qué tienes? ¿Qué te pasa?

—Me duele la cabeza —comentó agarrándosela entre quejidos

Dylan suspiró y se sentó en la cama para colocarla en su regazo y abrazarla.

—Tranquila, tranquila —le susurraba mientras ella se quejaba y lloraba en su pecho

—Me duele... me duele, llévenme al doctor

—Vamos corazón —Dylan la cargó y después de intercambiar una mirada de preocupación con Thomas

Salieron del hotel a paso rápido, Thomas se adelantó y fue directo al auto para encenderlo y arrancar en cuanto Dylan se subió.
En el camino, lo único se que escuchaba era el llanto de su pequeña, cosa que preocupaba a Dylan y a Thomas cada vez más. De pronto, Claudia comenzó a toser varias veces y el miedo llegó de golpe hacia Dylan, le aterraba la idea de que su niña comenzara con sus ataques otra vez, luego de mucho tiempo. Miró a Thomas desesperado, no sabía qué hacer ya estaba comenzando a preocuparse, necesitaba que él le dijera una solución, sin embargo, su novio no hizo más que mantener su vista en la carretera, no quería que pasara ningún accidente, debía ser precavido. Pero para su buena suerte, la tos de la pequeña paró después de un par de segundos, al parecer no era nada malo.

—Me duele la garganta —se volvió a quejar y se acomodó en el cuerpo de su papá mientras sorbía su nariz

De inmediato, Thomas lo fulminó con la mirada, no duró mucho, puesto que debía ver al frente otra vez.

—Te dije —su voz sonó dura, sin embargo, no lo veía—. Y como siempre no me haces caso —esta vez sí lo miró, si las miradas matarían, probablemente Dylan ya estuviera a muchísimos metros bajo tierra

—Lo siento —Dylan agachó la cabeza y abrazó a su hija contra su pecho

En el resto del viaje, nadie dijo nada.

***

—Aquí viene el avión —Thomas acercó la cuchara con el jarabe a su hija

—Papi sabe muy feo —le dijo decaída

—Pero debes tomarlo, ya escuchaste al doctor, así te mejorarás

—No quiero —la niña cubrió su boca

—Si no te la tomas tu dolor de cabeza no se irá

—M-m —negó con la cabeza, seguía sin abrir la boca

—Ah... ¡Dylan!

—¿Qué?

—¡Claudia no quiere tomarse el jarabe!

—¡Voy ahora mismo!

—Ya viene tu papá, tómatelo o sino se enojará

—¡M-m!

—Claudia por favor, tengo que ir a grabar con tu padre

—¡Ah! —chilló la niña, puesto que su padre la sorprendió por la espalda con cosquillas, Thomas aprovechó y rápidamente empujó la cuchara contra su boca, Claudia abrió los ojos como platos a punto de escupir, pero Thomas la interrumpió:

—Pásatelo —Claudia hizo ojitos de perro regañado—. A la una, a las dos... —nada—. No me hagas decir tres

—Si no te lo tragas se muere tu mamá —dijo Dylan y su novio lo miró confundido

Rápidamente la niña tragó aquel líquido asqueroso, haciendo una mueca de desagrado y sacando la lengua varias veces.

—¡Que asco! —chilló y salió corriendo hacia un pequeño colchón que estaba tirado cerca de ahí, dónde la habían dejado para que descansara

—Ay esta niña —Dylan negó con la cabeza y regresó a su lugar anterior para continuar con lo que estaba grabando, Thomas le siguió

***

—¡Dylan! ¡Thomas! —les llamó Wes y ambos lo miraron—. Una señora les está buscando, dice que quiere ver a Claudia —el director parecía confundido

—Carajo —murmuró Dylan y corrió junto a su pareja, siguiendo a Wes

Luego de algunos pasos, encontraron a Lucy, cruzada de brazos, mirándolos con desprecio.

—Lucy...

—Vengo a ver a Millie

—Claudia está enferma —respondió Dylan

—¿Enferma? ¿Qué le hicieron?

—Nada, le dio infección a la garganta

—Por eso no me gusta que viva con ustedes. La voy a llevar conmigo

—Hey, hey, hey —Dylan extendió sus manos—. Ella no se va de aquí, está enferma y necesita descansar

—Pues descansará conmigo

—No lo hará, está durmiendo, no queremos que se ponga mal —ahora habló Thomas

—¡No me pueden hacer esto! ¡Millie es MI hija!

—¡¿Su hija?! —esta vez Dylan se enojó—. ¡¿Qué me dice cuando la abandonó en nuestro hogar?! ¿Ah? ¿En qué estaba pensando? ¿Cree que puede venir aquí y quitárnosla cuando a usted le de la gana? Pues no. ¡Discúlpeme pero no! ¡Usted no tiene ese derecho después de haberla abandonado cuando más la necesitaba! Así que le pido de favor que se vaya y deje a mi hija en paz

La mujer permaneció en silencio, observando a Dylan quien sacaba chispas por los ojos, estaba demasiado enojado y sin querer había explotado -no literalmente- delante de aquella señora, no solía tener ese tipo de comportamiento, pero Lucy había acabado con su cordura.
Thomas lo miraba preocupado, o tal vez asustado, le sorprendía el repentino cambio de humor de Dylan.

—Esto no se va a quedar así —Lucy le dedicó una mirada asesina y se alejó de ellos

—Dyl, ¿estás bien? —le preguntó Thomas acariciando su hombro

—Sí, sí, vámonos —por el tono de voz que Dylan había utilizado, Thomas sabía que le estaba mintiendo

-------------------------------Al día siguiente---------------------------------

El día no había sido para nada agradable, Claudia había empeorado y cada vez se ponía peor. Sus padres por más que querían llevarla al doctor, no podían, puesto que Wes los había llamado para grabar en la mañana y no quería perder el tiempo, porque la película se estaba retrasando mucho. La pequeña yacía en el colchón bajo la única sombra que había en el lugar, decaída, sollozando por el dolor de cabeza que sentía, esperando desesperada que sus padres terminaran de grabar y por fin irse al hotel a descansar, mientras tanto, Rosa la atendía y cuidaba.

—Tía Rosa, ¿ya acabaron de grabar? —le preguntó lo más alto que podía, sin embargo su voz se escuchaba terrible

—No bebita, ya casi terminan, ten paciencia

—Me duele mucho la cabeza

—Ya te va a pasar, tranquila —la mayor acarició su carita con delicadeza y miró hacia donde grababan Dylan y Thomas

—Winston adiós —le dijo Thomas en papel de Newt a Alexander, quien yacía tendido en la arena a medio morir, se levantó muy triste y se alejó de los demás

Poco a poco, el resto se iba de ahí, luego de despedirse de Alexander, el último ahí era Dylan, quien miraba a su amigo con lágrimas en los ojos, fuera de la actuación también estaba triste, ya que sabía que no volvería a actuar con Alex. Intercambiaron un par de diálogos, Dylan soltó unas lágrimas y se alejó de él hasta llegar con los demás y formar una columna. Todos caminaban a paso lento, con expresión de nostalgia y dolor en sus rostros, hasta que escucharon un disparo falso y se detuvieron en seco un par de segundos mirando al piso, luego Wes gritó corte y todo volvió a la normalidad, risas y bromas por doquier, incluso Alex se les había unido para reír un rato y festejar por la excelente escena que habían hecho.

—Ah... Dylan, Thomas problemas —Dexter llamó la atención de ambos, quienes giraron sobre sus talones para saber qué ocurría

El corazón de la pareja se paralizó, frente a ellos, estaba Lucy junto a tres policías, caminando directo al lugar donde Claudia se encontraba descansando. Rápidamente, ambos corrieron hacia ella, sintiendo todo el miedo recorrer cada parte de sus cuerpos. Dylan se adelantó, podía ver a Rosa un tanto asustada al no saber qué hacer, Lucy ya casi llegaba, de seguro quería llevarse a Claudia, y esta vez para siempre, y Dylan no quería eso, por eso corrió lo más rápido que pudo, nunca le había pedido tanto esfuerzo a sus piernas; hasta que llegó a tiempo, justo antes de que Lucy despertara a su hija dormida.

—Hazte a un lado, Dylan —la voz de la mujer sonó dura

—¿Qué está pasando? —Dylan la ignoró—. ¿Y esos policías?

—No me dejaron ver a mi hija, por las buenas, así que tomé otras medidas

Thomas llegó en ese momento.

—¿Qué medidas? No, dime que no es lo que estoy pensando

—Señor, tenemos una orden de secuestro por parte de la señora, Lucy nos contó todo, por más que la niña lleve su apellido, no puede quedarse con ustedes dos

—¡Sí puede! —ahora Thomas se unió—. ¡Es nuestra hija! ¡Dylan la crió desde que era una bebé! ¡No es justo! ¡Ni siquiera sabemos si Claudia es su hija!

Al escuchar aquellas palabras, Lucy le enseñó una prueba de maternidad en la que decía algo muy importante:

Probabilidad de maternidad: 99,9998%

Thomas miró a Dylan, quien ya tenía sus ojos cristalizados.

—No me la quite, por favor —le suplicó al oficial

—Lo siento, hijo. Es su madre —se levantó de hombros y se acercó a Claudia para tomarla en brazos, sin embargo, Dylan no se lo permitió

—No, no se la llevará. Primero tiene que pasar sobre mí

—Y sobre mí —Thomas se colocó a su lado

Lucy levantó una ceja y de inmediato los otros policías se les acercaron para alejarlos de ahí de un rápido movimiento, ambos comenzaron a forcejear y patalear, pero todo esfuerzo era en vano, eran muy débiles para semejantes mastodontes.

—No, no, ¡déjenla! ¡No se la lleven! —gritaba Dylan al ver al policía cargar a su hija

La pareja luchaba contra los oficiales, las lágrimas empapaban sus rostros y no dejaban de brotar de sus ojos.

Se había cumplido el mayor miedo de Dylan: ser alejado de su pequeña hija por la mujer más despreciable que había conocido.

---------------------------------------------------------------------------------------

Se viene el Civil War xdxdxd ok no 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top