Capítulo 18
—Lo estoy logrando, ¡pas mírenme! —exclamaba contenta mi hija mientras daba lentos pasos hacia nosotros con la ayuda de dos estructuras parecidas a un par de pasamanos
—Bien mi amor, ya casi llegas, continúa —le daba ánimos mientras sentía mis ojos cristalizarse
—¡Llegué! —sonrió mientras nos abrazaba—. ¡Lo hice! ¡Al fin pude caminar!
—Estamos muy orgullosos de ti pequeña —Tommy besó su frente
—Excelente Clau, vamos de nuevo —la terapeuta la tomó en brazos y la regresó al inicio, acto seguido, mi hija volvió a dar pasitos hacia nosotros
—Dios esto me recuerda tanto a cuando aprendió a caminar —comentó mi novio y yo lo abracé
—Es cierto, era tan pequeña y ahora mírala
—No me imagino cuando sea una mujer universitaria
—Oh no Tommy, no hables del futuro, no quiero que mi bebita crezca
--------------------------------------------------Semanas después------------------------------------------------------
—¡Por fin iremos a casa! ¡Sí! —Clau saltaba a nuestro lado mientras esperábamos al doctor
—Sí, y te espera una gran sorpresa —le dijo Tom
—¿Una sorpresa? ¿Me compraron muchas muñecas?
—No, no, no. No todo en la vida son las muñecas
—¿Entonces, papá?
—Ya dijimos que es una sorpresa —habló Thomas—. Debes ser paciente y esperar
—No me gusta ser paciente, ni siquiera sé qué significa eso, ¿qué es paciente?
—Son las personas que esperan con tranquilidad y no se desesperan como tú —dije alborotando su cabello
Clau estuvo a punto de decir algo, sino fuera porque el doctor llegó de pronto para interrumpirla. De inmediato nos levantamos de nuestros asientos y nos acercamos a él, quien revisaba algunas cosas en un montón de hojas que llevaba en sus manos.
—Bueno señores padres —soltó un suspiro—. El cerebro de Claudia ya se encuentra en perfectas condiciones
—¡Sí! —festejó Clau y Thomas la cargó para luego besar su mejilla
—Pero me temo que ella seguirá con su problemita en su corazón
—¿Pepe sigue aquí? —preguntó mi pequeña señalando su pecho
—Sí lindura, me temo que sí —mi novio y yo suspiramos frustrados—. Es por eso que necesito que no te vuelvas a cansar como hace un año, ¿sí? —ella asintió mientras se abrazaba a Thomas—. De igual manera tendrás un nuevo amigo que alejará a Pepe cuando tengas un ataque —dicho esto, sacó de su bolsillo una pequeña caja y se la dio
—¿Qué es esto? —su mirada curiosa recorría toda la caja
—Es un inhalador. Te ayudará con tus ataques
—Ohhhh, gracias —le sonrió tiernamente—. Lo llamaré el antídoto antiPepe
—Debes llevarlo contigo siempre, ¿sí Claudia?
—Sí, doctor
—Bien. ya pueden irse, mucha suerte
—Gracias por explicárselo a mi pequeña, doctor —dije mientras tomaba su mano
—No hay de qué Dylan
—Hasta pronto doc, gracias —se despedidió mi novio de él con un apretón de manos y los tres salimos de la habitación
Claudia se despidió contenta de algunas de las enfermeras del hospital, todas la habían tratado muy bien y estaba muy agradecida con ellas por todo. Recibí algunos papeles de Clau en la recepción y junto a Thomas y a mi hija, salimos del hospital tomados de la mano directo al auto de Tommy.
Mi novio encendió el auto y de inmediato la canción "The Rubberband Man" retumbó en los parlantes. Los tres bailábamos al son de la música mientras Tom conducía por las calles de Los Angeles directo a nuestra casa. En cuanto llegamos Claudia se lanzó a la ventana soltando un sonido de asombro y pegando su nariz y frente al vidrio.
—¿Sorprendida? —le preguntó Tom mientras apagaba el auto
—¿Y nuestra casa, papá? —me preguntó aún sorprendida
—La vendí —le sonreí
—¿Por qué?
—Porque tu papi y yo queríamos una casa que sea de los dos, no de Britt —en cuanto dije eso, una sonrisa se formó en su boca
—¡Qué bien! —exclamó contenta—. ¿Esa era mi sorpresa?
—Sí preciosa —Tommy acarició su carita, la sonrisa no se iba de su rostro
Thomas y yo sonreímos al verla tan feliz, bajamos del auto y nos acercamos a la puerta, donde Clau espiaba las ventanas curiosamente para saber qué había adentro. Saqué las llaves de mi bolsillo y la introduje en la cerradura, abrí la puerta y la primera en entrar fue Claudia, quien observaba cada rincón de la casa contenta, mientras Thomas y yo la vigilábamos. Entró al cuarto de música y fue directo a mi batería, la observó atentamente y luego fue hacia el bajo y la guitarra.
—¡Es hermosa! —exclamó en cuanto revisó todo—. ¡Y también compraron una batería y...! ¡Una guitarra pequeña y gordita y una grandota y delgada!
—Esa guitarra grandota es un bajo, Clau —la corrigió Thomas
—¿Bajo? Pero si parece una guitarra
—Pero no lo es, mira, el bajo tiene menos cuerdas que la guitarra
—¿Y por qué le dicen bajo, papi?
—Porque suena más bajo —dije riendo e hice un bam dum tss en la batería
Ambos me miraron con cara de "¿es en serio?" y yo solo me limité a esconder mi rostro con una baqueta, y de seguro me veían estúpido porque por ende la baqueta no cubría toda mi cara.
—Otro chiste así y buscaré otro baterista —Tommy me señaló con su índice
—Como quieras, recuerda que en ningún lugar encontrarás a un baterista tan guapo como yo —dije mientras me pasaba una mano por mi cabello
—Y tan tonto —rió y yo lo miré serio
—¿Tienen una banda acaso? —preguntó mi hija
—No, aunque a veces tu tío Dexter suele venir a cantar con nosotros
—¡Qué genial! ¿Puedo tocar también? Ah... no sé tocar nada, pero puedo intentar con unas maracas
—Claro que sí Clau, es más algún día te enseñaremos a tocar cualquiera de estos instrumentos —dije mientras me le acercaba para acariciar su cabeza
—¿De verdad? —asentí
—Obvio —esta vez habló Thomas—. Tienes que heredar nuestros talentos
—¡Genial! Ahora, ¿podemos ir arriba? Quiero conocer mi cuarto, porque tengo uno, ¿verdad?
—Sí —la cargué y besé su mejilla—. Claro que lo tienes
Salimos de ahí y subimos las escaleras, dónde permanecían colgados varios portaretratos con fotos de los tres, los cuales fueron observados por Clau con emoción. En cuanto llegamos a nuestra habitación, Claudia inspeccionó cada rincón de la misma.
—¡Vamos a mi cuarto! —exclamó contenta
Sonreímos y tomamos su mano, quedando uno a cada lado de ella, al llegar a su cuarto, Claudia corrió a su cama para después comenzar a saltar sobre ella mientras reía.
—¡Es hermoso! —exclamó contenta—. ¡Incluso mejor que mi cuarto anterior!
—Ya pequeña, no saltes tanto —dijo Thomas tomando su mano, provocando que se detuviera—. ¿Quieres ir al parque?
—¡Sí!
***
—A ver, despacio, despacio, des... AAAAAAAH —gritaba Thomas mientras se deslizaba por una resbaladera con Clau en su regazo
Cubrí mis ojos cuando escuché un golpe seguido de un grito por parte de mi novio, al abrirlos solté una gran carcajada, mi novio se encontraba de boca abajo en el piso y Claudia a un lado de él verificando si se encontraba bien. Me acerqué a ambos y toqué varias veces su hombro, levantó su cabeza y volví a reír, su cara estaba llena de pedazos de pasto y ramitas.
—Ay amor —dije mientras negaba con la cabeza—. Llevabas muchos años sin ser padre, ¿eh?
—Cállate y ayúdame —dicho esto tomé sus manos y en un parpadeo ya se encontraba arriba
—¿Y Claudia? —pregunté al no verla cerca
—¡Pas! ¡Por aquí! —ambos giramos nuestras cabezas hacia varias direcciones y la vimos parada al lado de un carrito de helados—. ¿Me compran un helado? —preguntó en cuanto nos acercamos a ella
—Claro —repuse sacando algo de dinero de mi pantalón—. Pide lo que quieras
—¡Quiero un helado de mora! —le dijo al heladero
—Claudia, modales —Thomas utilizó un tono de advertencia
—Lo siento, no recuerdo...
—Déjame te ayudo —me agaché a su altura y le dije al oído—. Buenas tardes señor, ¿me podría dar un helado de mora por favor?
—Gracias papá —me susurró y luego regresó su mirada al heladero—. Buenas tardes señor, ¿me podría dar un helado de mora por favor?
—Claro lindura —el heladero le entregó lo que pidió
—Gracias —agradeció Clau y Thomas le pagó—. ¿Podemos ir al centro comercial después?
—Ah... no lo creo —dije haciendo una mueca
—¿Por qué? —Thomas se agachó a su altura
—Cariño... mira, tú sabes que papá y yo salimos en la televisión y somos famosos, ¿verdad?
—Sí
—No podemos salir a la calle porque podrían perseguirnos
—¿Quiénes?
—Los paparazzis —esta vez hablé yo—, son personas muy malas que nos persiguen y nos toman fotos, no queremos que te molesten a ti, sobre todo
—¿Por qué?
—Porque hay gente tan mala en el mundo que puede llegar a hacerte daño si se enteran que eres nuestra hija, ¿me entiendes?
—No
Ambos soltamos una carcajada.
—Ya lo entenderás cuando seas más grande —le dijo Thomas
—Entonces... ¿podemos ir a casa a ver a papá en Teen Wolf?
—Qué buena idea, papi no me ha visto aún, ¿verdad Tommy?
—Cierto, vamos a casa entonces
***
—¡A preparar las botanas! —exclamó mi hija mientras entraba a la cocina—. ¡Palomitas! —sacó la bolsa de estas, el aceite y la sal—. ¡Helado! —corrió a la refri y lo sacó—. ¡Papitas! —ahora sacó una funda
—Hey lindura, tranquila —dijo Thomas cargándola—. Recuerda que no puedes correr
—Oh lo siento, me ganó la emoción
—Bueno, a preparar las botanas —dije mientras me colocaba un delantal
Thomas sentó a Claudia en el mesón y fue a uno de los armarios para buscar una olla, la cual acercó a Claudia para que en ella colocara el canguil y el aceite, luego me la pasó y encendí la estufa cuando la puse sobre la ornilla.
—Ahora una tapa, una tapa —dije mientras buscaba una en el cajón—. Tommyyyy, ¿y las tapas?
—¿No están en el cajón?
—Negativo
—Aquí hay una papá —levanté la mirada y vi a Claudia con la tapa del aceite en su mano
—No amor, esa tapa no —le contesté—. Una de olla
—Olla —Thomas sonrió al escuchar esa palabra—. ¿Recuerdas que bautizamos a Clau como Olla?
—¿Qué es bautizamos? —preguntó Clau
—Es cuando das un nombre a algo —le respondí —. Y sí, sí lo recuerdo, estábamos bien tontos
—¿Por qué me llamaron Olla?
—Porque cuando eras bebé se te cayó una olla en la cabeza
—¿Y me dolió?
—No lo sé, eras una bebé —continué buscando la tapa—, pero de seguro sí porque comenzaste a llorar. Oigan necesito la tapa de urgen... —no pude seguir hablando, ya que una explosión calló mis palabras
En menos de un parpadeo, las palomitas saltaban como locas a nuestro lado e incluso lejos de nosotros, Thomas y yo corrimos por un par de ollas y atrapamos todas las palomitas que saltaban, mientras que Claudia solo se limitaba a reírse de nuestra desgracia.
—¡BUSQUEN UNA TAPA!
Thomas y yo comenzamos a correr en círculos en busca de una tapa, a veces chocábamos entre nosotros y otras veces caíamos al suelo por tropezar con las palomitas. Abríamos varios cajones en busca de la bendita tapa o algo parecido, podía ver a Claudia al fondo cubriéndose con un plato. Thomas se encontraba en el armario donde guardábamos las cucharas y tablas de picar, al parecer buscaba una. De pronto, la explosión disminuyó, levanté la mirada y vi a Claudia con la mano en la perilla, había apagado la cocina, sin embargo un par de palomitas aún saltaban de la olla.
—¡TENGO UNA TABLA! —chilló Thomas y se acercó a la olla con ella, una vez ahí la tapó, bueno al menos eso, ya que al aterrizar con ella se fue contra la olla y la tiró al suelo
—Adiós palomitas —musitó Clau y choqué mi mano contra mi cara
—Bueno Tommy, parece que alguien tendrá mucho que limpiar hoy
***
—¡Mira papi ahí está papá! —chilló Clau señalando la pantalla—. Y ahí es cuando unos malos le pegan a mi tío Posey
—Claudia, ¿podrías dejar de hacerme spoiler? —se quejó Thomas por cuarta vez
—Con tal de que no te diga quién es el alfa —comenté riendo
***
—¡Ahí está mi abuelito! —gritó Claudia—. ¡Él es el malo! ¡Digo, el alfa!
—¡CLAUDIA! —chilló Thomas y solté una carcajada
—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo olvidé papi!
—¡Dyl trae la cinta!
Negué con la cabeza y obedecí, abrí el cajón de la mesita de noche y saqué la cinta transparente de él. Saqué un trozo y Claudia rió mientras me observaba.
—No serías capaz —me dedicó una mirada desafiante
—Oh claro que sí —dicho esto, acerqué la cinta a su boca—. Así no cuentas lo que me pasa en la tercera temporada
—¿Que cosa? ¿Que te vuelves malo y por tu culpa mi tía Crystal mue...? —dijo y de inmediato cubrí su boca con la cinta, Thomas chocó su mano contra su cara
***
—Bien, ya es muy tarde, ya es hora dormir —dije apagando la televisión
—Mmmm... mmm —decía Claudia sobre la cinta mientras agitaba sus brazos
—Oh cierto —saqué la cinta de su boca y se quejó—. Lo siento
—¿Voy a dormir en mi cama? —preguntó Clau mientras ambos nos bajábamos de la nuestra
—Sí —respondió Thomas acariciando su cabeza
—Ay —se quejó triste, su tono de voz me conmovió demasiado
Me detuve en seco a pensar, Claudia dormiría en su habitación, pero... no era necesario, Britt ya no estaba.
—A menos que... —dicho esto corrí hacia ella y la levanté por los aires para lanzarla de vuelta a nuestra cama, acto que provocó que rebotara en ella, luego me recosté junto a ella y nos cubrí con las cobijas
—No, no, no. Dylan, Clau debe dormir en su cama —dijo Tommy mientras nos quitaba las cobijas de encima
—Ah Tommy, no seas aguafiestas, deja que duerma aquí, hace frío
—Necesitamos privacidad
—Otra cosa es que eres cochino y quieres coger conmigo todas las noch... —me interrumpió cubriendo mi boca
—¡Dylan cállate!
—¿Qué van a coger? No entiendo —Clau sonó muy confundida
—Mira lo que provocas —Thomas enrojeció
—Vamos a coger un resfriado si no dormimos pronto, así que Tommy, deja que nuestra bebé duerma con nosotros —volví a cubrirnos con las cobijas
—Ah, está bien, pero que solo sea esta noche porque sí, lo admito, sí quiero coger un resfriado contigo —dicho esto se recostó en la cama también
—Sí amor, lo prometo, solo será esta noche —metí mi cabeza bajo las cobijas junto a Clau—. Choca esos cinco —le susurré a mi hija con mi palma frente a su rostro y ella obedeció
Pero lo que Thomas no sabía era que yo estaba cruzando los dedos, nunca más dejaría que mi niña durmiera sola y si su cama se llenaba de polvo solo porque Clau seguirá durmiendo con nosotros hasta que fuese una adolescente de quince años, no me importaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top