Capítulo 17
La lluvia empapaba su cuerpo, sus piernas comenzaban a doler, no sabía cuánto había corrido, pero a juzgar por el dolor que sentía, y no solo en su corazón, podía jurar que se encontraba a casi un kilómetro del hospital; las lágrimas brotaban de sus ojos de una manera increíble, todo el tiempo tenía que limpiarlos porque su vista se nublaba. Le dolía la garganta, todo el frío ingresaba a ella y le provocaba molestias, pero él quería seguir corriendo sin importar el precio de morir de hipotermia. Cuando divisó un bosque frente a él, aceleró el paso y se adentró en él, perdiéndose entre los árboles mientras sollozaba y buscaba algún lugar adecuado para llorar. Pronto encontró un tronco rodeado de varios árboles cuyas copas lo cubrían un poco de la lluvia. Se sentó en él y colocó sus codos sobre sus rodillas, apretó los ojos y tomó su cabeza con ambas manos. Después de soltar otro sollozo gritó, gritó hasta que su garganta no podía más, y comenzó a llorar, soltando toda la tristeza y la culpa que sentía, Claudia se había ido ya y no le importaba nada, le habían quitado a una de las personas que más amaba.
Caminó con dificultad hacia un árbol, aún mojándose con la lluvia, y descargó toda su furia golpeando el grueso y húmedo tronco, una y otra vez hasta que sus nudillos comenzaron a sangrar y a doler. Apoyó su cara sobre el árbol y continuó llorando, sus ojos no se abrían para nada, sus manos y su cuerpo temblaban por el frío, quería morirse, ya no veía sentido a su vida. Giró sobre su lugar y apoyó su espalda contra el árbol para descender hasta el piso y recoger sus rodillas para llorar sobre ellas. Los recuerdos llegaban a su mente como si un proyector estuviese sobre él mostrando las imágenes de momentos que lo hicieron feliz alguna vez, y era extraño, porque recordaba momentos felices y lloraba aún más, tal vez era porque deseaba con todo su corazón regresar el tiempo para hacer las cosas bien y así nada de esto sucedería, pero no, la vida nos da retos duros y difíciles, que deben ser superados. Sin embargo, para Dylan sería imposible superar esto, no después de que vivió con ella tantos recuerdos, es que era su hija, y así no tuviera su sangre, la consideraba de esa manera y la amaba.
Los minutos pasaban, cada vez se sentía peor, y no por el frío, podía estar siendo torturado en este momento, pero ningún dolor se comparaba al que sentía ahora. Perder a un ser querido es lo peor del mundo, saber que ya no estará ahí para reír junto a ti duele, duele no poder traerlos de vuelta, porque puedes tener todo, pero si no tienes a quien amas no lograrás ser feliz.
—¡DYLAN! —escuchó un grito y levantó la mirada, pero luego la volvió a esconder en sus brazos que estaban sobre sus rodillas, de seguro estaba a punto de desmayarse y solo era una alucinación—. ¡DYLAN, ¿DÓNDE ESTÁS?!
Su cabeza subió automáticamente, no estaba alucinando, había escuchado la voz entrecortada de Thomas bajo el sonido de la lluvia.
Lo vio parado frente a él con lágrimas en sus ojos, sin embargo, al ver una ligera sonrisa en su rostro, dedujo que no estaba llorando por tristeza, sino por felicidad, cosa que se le hizo bastante extraño. El rubio se le acercó y se arrodilló frente a él, sin despegar esa sonrisa tierna de su rostro, parecía que quería decirle algo, y Dylan no entendía el por qué de su felicidad.
—¡Dylan, mi amor! ¡Al fin te encontré! —exclamó contento mientras tomaba su rostro—. Oh Dios, tus nudillos —susurró al mirar las manos de su novio llenas de sangre, rápidamente sacó un pañuelo de su bolsillo y envolvió sus manos delicadamente
—Vete Tommy, quiero estar solo —le susurró mientras temblaba por el frío
—¡Patrañas, hombre! ¡Es Claudia!
—¡Ya sé que está muerta! ¡No molestes! —le gritó y giró su cabeza hacia un lado, sin embargo, las manos de Thomas lo obligaron a que lo mirara
—¡ESTÁ VIVA!
Al escuchar esas palabras, lo único que pudo hacer el castaño fue abrir los ojos como platos y fruncir el ceño. ¿Cómo era posible? Él mismo había escuchado el sonido del monitor cardíaco alargarse, estaba muerta, tal vez Thomas estaba alucinando.
—¿Te tomaste más pastillas de las que debías?
—¡Ni siquiera tomo pastillas! —exclamó el rubio a punto de perder la cordura—. ¡Está viva Dylan! ¡Abrió los ojos y apenas lo hizo preguntó por ti! ¡Tenemos que regresar!
—¡No es posible que esté viva!
—¡El doctor dijo que fue una reacción de su cuerpo por sobrevivir! ¡Vámonos ya!
Al escuchar tanta seguridad en la voz de Thomas, Dylan se levantó de golpe, su novio tomó su mano y lo llevó a lo largo del bosque hasta llegar a su auto. Ambos subieron apresuradamente y Thomas, cuando cerró la puerta del vehículo, buscó una cobija y colocó sobre los hombros de Dylan para que no pescara un resfriado ni se muriera de frío. Besó su frente y encendió el auto para arrancar y conducir a toda prisa.
—Dime que esto no es una broma
—¡Que no Dylan! ¡Está viva! —la última frase la pronunció con mucha alegría
El castaño cubrió su rostro y comenzó a llorar de felicidad, por un lado creía que todo esto era una broma solo para regresarlo al hospital, pero por otro lado se sentía demasiado tonto al salir corriendo cuando Claudia había despertado. Sollozó mientras sonreía y recargó su codo sobre la ventana para colocar su rostro sobre su mano y acariciar su frente lentamente. Thomas, para intentar calmarlo, colocó su mano que no estaba en el volante sobre la del castaño para darle seguridad y hacerle entender que todo estaría bien. Dylan le sonrió levemente y continuó con su vista sobre la ventana, seguía sin asimilar esa noticia, no todo había resultado tan mal como lo esperaba, ya hasta había hecho un pequeño plan de lo que haría después de que desconectaran a su hija.
—¿Y cómo está? —preguntó sin despegar su mirada de la ventana—. Es decir... ¿cómo se ve?
—Imagínatela de la misma manera que la hemos visto todo este año, solo que con sus ojos abiertos
Dylan rió, después de muchísimo tiempo había reído.
—Eres un tonto —Thomas le guiñó un ojo y continuó conduciendo
—¿Qué más quieres que te diga? Se ve igual de siempre, sus ojos siguen siendo preciosos, no sabes todo el sacrificio que tuve que hacer para ir a buscarte
—¿Por?
—Porque quería estar con ella, hombre
—Me imagino. ¿Cómo me encontraste?
—Instinto —dijo y colocó su dedo índice sobre su cien—. Una vez, hace muchos años huiste al bosque porque tu mamá te había prohibido salir conmigo —lo miró y Dylan le sonrió mientras intentaba secar su cabello con la cobija—. Y sabía perfectamente que había un bosque un poco cerca del hospital
—Ya lo recuerdo, éramos muy jóvenes en ese entonces
Entre charla y charla, llegaron al hospital, los chicos bajaron a la velocidad de la luz, tomaron sus manos y entraron lo más rápido que podían, empujando a doctores, enfermeras y pacientes. Dylan sentía cómo el corazón estaba a punto de salirse de su pecho, estaba demasiado emocionado, quería ver a su niña de una vez por todas, abrazarla, besarla y decirle cuánto la ama y la había extrañado. El castaño sintió un completo alivio al tener la puerta de la habitación de Claudia frente a ellos, Thomas tocó la puerta y Ki les abrió, mostrando una gran sonrisa en su rostro y algunas lágrimas frescas en sus mejillas. Dylan entró desesperado, sentía cómo la vida volvía a él cuando escuchó el llanto de Claudia, rápidamente giró su cabeza y las lágrimas salieron en grandes cantidades de sus ojos al ver a la pequeña llorando en la cama con el doctor a un lado de ella poniéndole una inyección. Estaba demasiado contento de que nada de lo que le dijo Thomas fuera una broma.
—¡Suéltenme! ¡Quiero ver a mi papá! —chillaba porque aún no lo veía
Kaya sonrió ligeramente al ver a Dylan en la puerta, sabía que la reacción de Claudia sería inolvidable al darse cuenta de que su papá se encontraba a su lado y no lo veía. El castaño se acercó a la cama y la miró atónito, Claudia aún no notaba su presencia, no hasta que Dylan tomó su mano y musitó:
—Shhh, ya estoy aquí, tranquila —la pequeña abrió los ojos de par en par y observó a su padre con una mirada mezclada de dolor, alegría y sorpresa.
Soltó un grito y se lanzó a los brazos de su padre, sin importarle que este estuviese mojado por la lluvia, ella ya no tenía nada conectado, así que no corría ningún riesgo de que algo malo le pasara. Dylan rompió en llanto y la apretó contra su pecho un poco más fuerte, estaba feliz porque después de esperar tanto tiempo, su niña había despertado de milagro. Thomas, conmocionado, abrazó a ambos y también lloró junto a ellos. Kaya y Ki lloraban abrazados, observando a la familia reunida nuevamente, agradeciendo que no pasó nada malo y que al fin todo volvía a la normalidad. La niña se separó de ambos y los miró contenta.
—¿Están juntos? —preguntó con una gran sonrisa en su rostro y ambos asintieron, soltó una risita y volvió a abrazar a ambos, contenta de que sus padres hayan dejado a las brujas de sus novias
—Ay mi corazón —le decía Dylan entre lágrimas mientras tomaba las pequeñas mejillas de su hija—. Creí que nunca volvería a escuchar tu voz
—No entiendo —dijo al separarse de ambos—. ¿Por qué lloran todos? ¿Qué pasó? ¿Y esas cosas? —preguntó confundida al ver todos los regalos que yacían en el piso
—Olvídalo, luego te lo explicaremos —repuso Dylan y volvió a abrazarla—. Te amo hija, te amo
—Yo también, papá —dijo la niña confundida, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo
—Mira quién está aquí, Clau —comentó Ki mientras se le acercaba con un peluche en sus manos
—¡Corny! —lo tomó en sus brazos y lo abrazó—. ¡Hola amigo! ¿Me extrañaste? —apegó al unicornio en su oreja—. Oooooh, yo también, aunque no entiendo nada de lo que está pasando
La pareja no pudo evitar sonreír al verla hablar con su peluche; Claudia bajó de la cama sin despegar la vista de todos sus regalos, moría por abrirlos y ver qué eran cada uno. Sin embargo, cuando uno de sus pies tocó el piso, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Antes de que comenzara a llorar, sus padres fueron a socorrerla, Thomas la cargó y Dylan limpió su carita.
—Tranquila, mi amor, tranquila, no pasó nada, ¿sí? —el castaño intentaba calmarla—. ¿Sana sana?
—C-Colita de... rana —hablaba Claudia con dificultad
—¿Si no sana hoy?
—Sanará mañana —Thomas besó su mejilla y la sentó en la cama
—¿Qué pasó? ¿Por qué se cayó? —preguntó Kaya a una enfermera
—Es por el coma, su cuerpo estuvo sin realizar ninguna actividad durante un año, el cerebro olvida cómo realizar algunas funciones —respondió
—Pero, ¿podrá caminar? —preguntó Thomas sintiendo miedo
—Claro que sí, por eso debe tener un par de terapias antes de poder darle de alta
Todos suspiraron aliviados, incluyendo a la pequeña, quien había sentido miedo al escuchar que algo malo pasaba con su cerebro. Como Claudia aún deseaba abrir los regalos, sus padres y sus tíos la ayudaron, colocándolos sobre la cama. La niña los vio uno por uno, con cada uno tenía una reacción diferente, era demasiado tierna y en verdad Dylan y Thomas habían extrañado eso de ella, la miraban contentos, con los ojos cristalizados mientras Claudia inspeccionaba sus regalos; hasta que encontró los dientes de lobo que tanto quería, soltó un grito de victoria y se los enseñó a sus papás contenta.
—¡Tengo los dientes de mi tío Posey! —estaba a punto de llevárselos a la boca si no fuera por un grito que la interrumpió
—¡Claudia! —todos dirigieron su vista hacia la puerta, donde se encontraba Tyler Posey—. ¡No puede ser! ¡Estás viva! —exclamó contento y corrió hacia ella para tomarla en brazos, dejándola sin oportunidad para colocarse los dientes, pero cuando Tyler se dio cuenta de que Claudia los tenía en sus manos, se los quitó—. Ahora esto me pertenece —dicho esto se puso los dientes en su boca y Claudia hizo puchero
—Ay —todos rieron ante la reacción de la niña
—Vuelve a la cama, pequeña traviesa —dijo Dylan mientras se acercaba a Tyler y le quitaba a Claudia de las manos—. Debes descansar
—Yo no diría eso Dylan —soltó Tyler aún con sus dientes puestos, se veía muy gracioso al hablar—, no cuando un montón de personas contentas están a punto de venir a abrazarla
—¡Sobre mi cadáver! ¡Ella es mía! —dicho esto, Dylan abrazó a Claudia, cubriendo su rostro completamente
—¡Papá me ahogas!
—¡Suéltala la estás matando! —exclamó Thomas intentando quitar a Dylan de encima de la pequeña
—Oh no aquí vamos de nuevo —Kaya y Ki chocaron sus manos contra sus rostros al mismo tiempo que suspiraban
—¡¿Qué creen que hacen par de tontos?! —la voz de Holland retumbó en toda la habitación, de inmediato los chicos fueron a parar al suelo—. ¡Que no ven que...! ¡CLAUDIAAAAAAA! —la pequeña ahora era abrazada por Holland
—También te extrañé tía —decía Claudia aún confundida
—¡NO PUEDO CREERLOOOO! ¡ES UN MILAGRO DE...!
—¡Hazte a un lado! —la interrumpió Shelley y la empujó—. ¡CLAU MI AMOR, MI VIDA! ¡ESTÁS VIVA! —chilló mientras la abrazaba
—¡QUÍTATE SHELLEY QUE NO ES SOLO TUYA! —gritó Orny desde la puerta y la empujó—. ¡MI PEQUEÑA JUGADORA DE LACROSSE! ¡YO SABÍA QUE ESTARÍAS BIEN! ¡NO COMO LOS TONTOS DE TUS PADRES, TODOS PESIMISTAS! —exclamó señalándolos
—¡QUÍTATE ORNY! —ahora Melissa
—¡Ya siéntese señora! —exclamó Dexter desde el marco de la puerta
—Oh no, al parecer esto continuará así todo el día —susurró Thomas mientras negaba con la cabeza y se masajeaba las sienes
Dylan divisó al fondo al doctor haciéndoles señas para que se acercaran a él, tocó el hombro de Thomas y en cuanto tuvo su atención le señaló con su índice al doctor. Thomas le dijo con la mirada que fueran, y el castaño asintió, ambos se levantaron del piso y dejaron todo el alboroto que se había formado en la habitación. Se acercaron al doctor y no pudieron evitar mostrarle una pequeña sonrisita, la cual contagió al mayor y provocó que este también sonriera.
—Qué loco, ¿no? —Dylan soltó una risita
—Sí, lo sé, en cuanto saliste corriendo, el monitor volvió a sonar pi, pi, pi, y ¡BOOM! Despertó por arte de magia —explicó el doctor sin poder creérselo aún
—¿Por qué cree que ocurrió eso? —preguntó Thomas
—De seguro el cuerpo de Claudia reaccionó para sobrevivir, suele pasar en escasas ocasiones, la verdad es que su niña es muy luchadora
Dylan giró su cabeza y vio a su pequeña hija riendo junto a sus tíos, sonrió ligeramente al verla así, tan contenta, alegre y viva, sobre todo viva. Al ver esa pequeña sonrisa supo que todo estaba bien otra vez.
—Lo sé —musitó—. Es la niña más fuerte del mundo
—¿Cuándo le darán el alta, doctor? —preguntó el rubio
—Todo depende de cómo reaccione su cuerpo frente a las terapias, cuando su cuerpo funcione correctamente podrán llevarla a casa
***
—Y desde ese momento, Ricitos de Oro nunca volvió a entrar en casa de nadie ajeno sin pedir permiso primero —dicho esto, Thomas cerró el libro de cuentos y Claudia lo miró con una sonrisa
—Qué bonito cuento, pa... —la voz de la niña fue interrumpida por un ronquido por parte de Dylan—. Ya se durmió mi papá otra vez
Thomas rodó los ojos y le pegó a su novio en la cara con el libro, provocando que se despertara de golpe aturdido y soltando un pequeño grito ahogado.
—¿Qué...? ¿Qué pasó? ¿Quién murió? —preguntaba completamente ido, pero al ver a Thomas y a Claudia regresó a la normalidad—. Oh... lo siento
—No escuchaste el cuento papá —Claudia hizo puchero
—Lo siento, bebé —Dylan besó su frente—. Papá está cansado. No dormí toda la noche por estar junto a ti
—Dicen que me quedé dormida por un año, ¿es verdad?
—Sí, y de verdad nos hiciste sufrir demasiado —Thomas le sonrió
—Lo siento —se disculpó muy apenada—. No debí dormir tanto, soy muy perezosa a veces
—No, tranquila —Dylan comenzó a acariciar su mejilla—. Tu papi y yo estamos muy felices de que estés con nosotros
—¿En serio?
—Obvio, sino despertabas hoy... creí que perdería la cabeza, me hubiese vuelto loco
—¿Como Void Stiles?
—Algo así, pero menos malvado
—En serio tengo que ver Teen Wolf algún día —comentó Thomas
—Cuando volvamos a casa amor —Dylan tomó la mano del rubio y besó sus nudillos
Los tres permanecieron en silencio, Claudia, que se encontraba sobre el regazo de Thomas, fue hacia los brazos de Dylan, quien comenzó a mecerla como cuando era una bebé.
—Ay hija, me hiciste sufrir demasiado, pero en serio estoy muy feliz de que estés viva —Dylan la abrazó más fuerte contra su pecho y suspiró
—Ya no me iré papá —la pequeña tomó su mano—. Lo prometo, no me volveré a dormir tanto
—Te amo Clau
—Yo también papá —al sentir una caricia en su rostro, la pequeña levantó la mirada, encontrándose a un Thomas sonriente, sus ojos estaban ligeramente achinados por la sonrisa—. A ti también te amo, papi —dijo colocando su manita sobre la de su papi
—Te adoro hija —por un momento, el rubio se sintió extraño al escuchar aquellas palabras salir de su boca, sin embargo, al ver cómo Dylan le sonreía, entendió que por más que no llevara su apellido, Claudia era su hija
Los tres se acomodaron en la cama y se cubrieron con una cobija muy delgada. Dylan besó a Thomas en los labios y ambos depositaron un beso en cada mejilla de Claudia, quien se recostó su cabeza sobre el pecho de Dylan y cerró los ojos mientras abrazaba a Corny contra su torso.
—Buenas noches papá, buenas noches papi —susurró después de bostezar
—Buenas noches Clau —dijeron ambos al unísono y Thomas apagó la luz
Esa noche Dylan y Thomas por fin pudieron dormir tranquilos, después de un año lleno de noches llenas de insomnio y lágrimas. Claudia estaba viva y eso era necesario para que todo volviese a la normalidad.
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Ahora sí deben estar felices xd ¿apoco creyeron que esta muñeca moriría? No señor, amo a Claudia a pesar de que no exista en la vida real :')
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