CAPITULO VEINTITRES
Kun
«Esto es una mala idea».
Cuando estuvo delante de aquel lugar en donde se encontraba su ex novio, sintió todo el desayuno salir por su garganta.
«No tardaré en vomitar».
Paso un rato hasta que lo dejaron entrar, tuvo que dejar cualquier objeto peligroso y dejar en claro que había leído el reglamento, antes de ir.
––Oye colorcitos, te buscan aquí afuera.
Cuando cerraron las puertas dejándolos a solas, Kun tuvo miedo, jamás había sentido la piel de gallina hasta el momento en el que intento acercarse.
––N-…no te acerques ––tartamudeo.
––Kun, viniste a verme ––sonrió feliz––, sabía que te importaba y que me sacarías de aquí.
––Vine porque le hago un favor a Jack ––dijo rápidamente.
––¿C-…cómo qué Jack? ¿Qué tiene que ver Jack aquí, Kun Lee?
Una gran ola de alivio cubrió al darse cuenta de que, Jack no había mentido esta vez, y mucho lo había delatado. Pero, aún así, no estaba del todo tranquilo teniendo a Theon de frente.
Kun entonces se quitó la peluca que disimulada a ser su antiguo cabello largo, sacando el pequeño sobre que, contenía el dinero que Jack le entrego antes de irse.
––No te debo nada, Theon ––deposito el dinero en sus manos, colocándose la peluca una vez más.
––Esto no paga mi condena.
––¿Tú condena? ––pregunto, sombrío––. ¿Sabes, Theon? A veces desearía no haberte conocido nunca. Arruinaste mi vida en muchos aspectos, me hiciste sentir asco de mi mismo. Por tu culpa casi me suicido.
Theon no se molestó en ocultar su sorpresa, al escuchar lo último. Kun estaba preparado para ver cómo sonreía, diciendo que siempre fue suyo y no había razón porque enfadarse.
––Eso no es mi culpa ––dijo en un tono serio.
––¿Tu culpa? No, tienes razón no es tu culpa, haberte encontrado conmigo en la universidad no fue mas que casualidad. De eso no tienes culpa.
––Aún así no dudaste en venir conmigo ¿No es así?
––Pensé que realmente te quería. Me obligaba a quererte cada noche porque tú fuiste quien me sacó, de la casa de mis abuelos. Tarde o temprano tendría que salir. Tú me facilitaste todo y con ellos caí rendido ante ti.
––Admítelo, Kun Lee, admite que me sigues queriendo.
––No negaré que pude quererte, pero no de la forma en la que tú piensas.
––Las noches en las que decías que querías estar a mi lado…
––Me sentía en la obligación de decirlo, así como también me sentía en la obligación de sentirlo.
––No es justo… Yo hice que vinieras aquí ¡Yo! Fui yo quien te ayudo con el negocio, fui yo quien te sacó de esa miserable vida y te convirtió en quien eres. ––a pesar de acercarse y tomar su brazo con fuerza. Kun no pudo reaccionar.
Su mente se había puesto en blanco, una vez lo tocó.
«Por favor… Otra vez no…».
––Suéltame ––pidió con voz tranquila, sin hacer ningún esfuerzo en moverse.
––¿Qué te suelte? ––una risa agonizante salió de entre sus labios––. Kun Lee, no sabes lo que dices, tú solo… Solo estás delirando… Volverás conmigo una vez salga de aquí ¿No es así?
––No. ––respondió al instante.
––¿Seguirás bromeando?
––¿En serio esto te parece una broma? ––se zafó de su agarre con brusquedad.
El chico frente a él cerró los puños con fuerza, tirando el dinero a un lado y dando un par de pasos hacia adelante. Si Kun quiso retroceder no pudo, sus pies estaban clavados en el suelo y su mente buscaba una manera de despertarse.
––¿Por quien me tomas? ––tomo a Kun de la camisa, agitándolo con fuerza––. Ya no te atreves a responder ¿No es así?
«Suéltame».
Llevo las manos hasta las suyas que, sujetaban su camisa con fuerza e intentó soltarse sin muchas fuerzas.
«Si él está cerca, mi mente se bloquea».
¿Por qué veía todo tan borroso? Kun levantó ambas piernas, pateándolo directo en el estómago con muy pocas fuerzas.
«Es más fuerte que yo» recordó, cuando cayó al suelo luego de ser aventado por la pared.
Desdé el suelo, observo como bloqueaba la puerta una vez que los guardias intentaron entrar. Acercándose a Kun, inofensivo, dio una patada en su estómago tal y como él lo había hecho. Luego otra, otra, otra y otra.
«Tengo fuerzas para levantarme, pero no logro encontrarlas».
––Dime, Kun Lee ––Theon lo tomó de la camisa, dejándolo a su altura––, ¿Querías llegar a este punto?
––N-… no…
––¿Entonces para que pelear, tesoro? Podemos ser felices si lo deseas. Solo tienes que pagar la fianza y ya. No hace falta que me des dinero que no utilizaré.
Kun no se resistió. Lo golpeó justo en la mejilla, pensando en aquella vez que le destrozó la cara y lo obligó a mentir.
Theon retrocedió un par de pasos, tratando de analizar, antes de hacer el siguiente golpe, el pelirrojo volvió a encestar otro golpe en su mejilla. Theon lo tomó del brazo antes de que volviese a golpearlo e intentó tirarlo hacia un lado, Kun, quien había clavado fuertemente sus uñas en sus brazos, lo arrastro con él.
Los guardias que, estaban al otro lado de la puerta buscaron maneras de seguir empujando y abrir. Kun no había prestado atención hasta el momento en el que choco contra esta misma. Theon, que había visto las intenciones de el pelirrojo para intentar abrir la puerta, recurrió a los insultos.
––¿Qué tan cobarde tienes qué ser para huir de una pelea, Kun Lee?– –Kun volvió a patearlo en el estómago cuando se acercó.
«Cobarde».
––¿Yo soy el cobarde Theon? ––se defendió––. ¿En verdad piensas que soy cobarde?
––Siempre has huido de las peleas que tú comienzas.
––¡Porque te tengo miedo! ––admitió, casi gritando––. ¡Te tengo miedo! Vengo aquí para romper cada lazo contigo, tengo a alguien más, déjame ser feliz por una vez, carajo.
––¿Qué tienes…?
El golpe fue rápido, antes de que Kun pudiera defenderse obtuvo otro en el otro lado de la cara, y otro más.
Su exnovio estaba encima de él, cuando Kun intento darle una patada en el estomago, fallo, Theon había pisado uno de sus pies con fuerza mientras que, destrozaba su cara con fuerza y daba golpes profundos en su abdomen.
«Moriré sin siquiera haberle golpeado la cara».
Entonces abrieron la puerta. Lo primero que encontraron fue a Kun tosiendo sangre en el suelo y, a Theon con las manos en la masa. Tomaron a ambos de los brazos intentando que ninguno hubiera contactado con el otro.
Kun, que estaba débil, tuvo la desafortunada ventaja de que lo sujetaran con menor fuerza. Acto seguido: Kun se abalanzó sobre Theon cerrando el puño con todo lo que tenía guardado.
––Idiota ––golpe.
Los guardias intentaron quitarlo por encima del mayor.
––Estúpido ––golpe.
El pelirrojo no se soltaba con tanta facilidad.
––Arrogante, narcisista, cobarde, débil.
––¡SUELTELO YA! ––dijo uno de los guardas sacando el arma, apuntando justo en la espalda de Kun.
––¿Yo soy el cobarde? ––sonrió mientras la sangre de su nariz, se deslizaba por sus labios.
––Sí, tú eres el cobarde, por sentirte superior cuando necesitas atención urgente.
Lo ultimo que escuchó el pelirrojo, antes de darle un pisotón en la entrepierna y golpearlo justo en el ojo, fue un disparo del cual nadie los protegió.
[“*””*”]
El mundo de Kun daba vueltas a su alrededor ¿Por qué siempre tenía que pasar esto? No recordaba cuantas veces había terminado en el hospital por la misma persona.
Le sorprendía estar aún consciente. Hizo la sábana a un lado mirando su pierna vendada, con manchas de sangre. Sintió una gran presión en el pecho cuando la vio.
«Parezco protagonista de una telenovela turca».
––Parece que se está volviendo un paciente frecuente, señor Lee ––dijo el doctor una vez que entró.
––Culpa mía por nacer ––hizo una mueca viendo aún su pierna––. ¿Si podre caminar?
––Nadie dijo que no. Solo tendrás que usar muletas por un tiempo.
––Yeiii, es lo que siempre soñé ––miro al paciente de la otra camilla––, parece que tengo compañía, espero no despertarlo.
––Seria un milagro si lo hicieras –el doctor suspiro con pesadez––. Está en coma ––aclaro.
––¿Tiene mucho tiempo?
––Llego tres días después de que te fueras. Fue un derrame cerebral.
––He escuchado que pueden escucharte aún estando en coma, ¿Usted cree posible que nos esté escuchando?
––Soy doctor, no creo en esas cosas ––se sentó a su lado examinando su pierna con detalle––. Ese chico no es tu amigo ¿Verdad?
Kun negó con cansancio, habían vendas en su nariz y partes de su cara que aun ardían. Quiso verse en un espejo, pero tampoco quería ver que tan destrozado estaba su rostro.
––¿Tú cuerpo aún duele?
––¿Usted que cree? ––se recostó con cuidado, una vez más, cerrando levemente los ojos respirando y exhalando.
––Te haremos unos exámenes en un par de minutos, hasta entonces quédate aquí ––«Como si pudiera ir a otro lugar». El doctor no tardó en salir de la habitación, después de él, un chico entró directo a sentarse al lado del hombre.
El pelirrojo decidió no mirar más, pensaba que luciría igual que un chismoso si miraba con descaro.
«Se acabó» había algo de felicidad en aquel pensamiento.
A pesar de moverse con libertad, su cuerpo estaba completamente destrozado. Había recibido una bala en la pierna por golpear a un prisionero que, en verdad merecía ser quien recibiera la bala.
Llevo una mano hasta su pecho respirando con más calma, su corazón latía con mucha fuerza, por instantes pensó que se le saldría de su pecho.
«Estoy bien, estoy bien, me siento bien».
Sonrió para si mismo en aquel momento. Cuando abrió los ojos una vez más, miro al chico sentado en la camilla de al lado.
––¿Eres un familiar? ––preguntó con curiosidad.
––Es mi papá ––respondió en voz baja luego de un par de minutos.
Pensó que, si se lamentaba quedaría en ridículo ¿Pero, en verdad importaría?
––Lo lamento mucho ––el chico no hizo más que asentir.
––Tienes vendas en toda la cara ––dijo––, ¿Te involucraste en una pelea? ––Kun rasco su cabeza, encogiéndose entre hombros.
––Algo similar ¿Derrame cerebral?
––Fue mi culpa ––el chico saco un par de dulces de su bolsillo.
El joven le ofreció un chicle a Kun con tranquilidad.
«Lo peor que podría pasarme es morir envenenado, da igual» tomó el chicle y lo llevo a su boca.
––¿Acostumbras a llevar dulces a todas partes? ––preguntó en un intento de sacar conversación.
––Es algo nuevo. Tenía un amigo que siempre llevaba dulces en el bolsillo, así que terminé por agarrar la costumbre.
––Tambien conozco a alguien así ––dijo sonriendo. El pelinegro no tardó en invadir la mente de Kun––, ¿Qué le pasó a tu amigo?
––Mmmh es una larga historia, se resume en que fui un completo estúpido.
––Creo que todos hemos sido estúpidos al menos una vez en nuestras vidas. ––continuo masticando su chicle sin darse cuenta de la situación.
––Sí, pero… Jugué con sus sentimientos…
––Supongo que si fuiste un idiota ––enarco una ceja––. ¿Eran solo amigos?
––Bueno, así lo hago saber, en realidad él quería que fuéramos algo más que amigos, pero yo no me sentía listo, y tampoco lo quería de una manera romántica.
––Auch, con todo eso me recuerdas a la situación de alguien a quien conozco. ––negó con la cabeza––. ¿Por qué dices que, tienes la culpa de lo que le sucedió a tu papá?
––Ah, eso ––hizo una mueca al recordarlo––. Tuve una discusión con él por… Problemas en la familia, él es alguien que sufre de tensión y a veces puede llegar a alterarse demasiado…
––¿Eso causó el derrame cerebral?
––Sí ––el chico se tomaba su tiempo para contestar––, yo le he estado estresando por mucho tiempo, no he tenido mucha consideración. Tuve una pelea con mi novia el día que sucedió, se podría decir que me desquite con él…
––¿Por qué todas las personas con padres, no buscan una manera de comunicarse? ––para sorpresa del chico, no lo decía de mala manera, pudo notar un cierto tono triste en su voz––. Yo jamás conocí a mis padres y, a pesar de que no me hacen falta siempre me he preguntado qué, se sentiría tener una relación padre e hijo.
––En mi caso, la relación con mi padre es muy especial ––se encogió levemente entre hombros––, siempre hemos sido él y yo.
––¿Entonces por qué las peleas?
–La verdad, siento que soy un fracaso en lo que hago y, eso afecta mucho en mí. No puedo evitar desquitarme con cualquiera que me resulté molesto. No digo que mi papá sea molesto, simplemente es que no he tenido una buena semana.
––Te entiendo ––entonces suspiro, el chico lo miro de arriba abajo con una sonrisa que, Kun correspondió muy levemente.
––¿Eres de por aquí? ––asintió.
––Si, pero, me iré en una semana. Creo que por casi un año.
––Es una pena, pareces una persona agradable ––saco un papel de su bolsillo y un lápiz de su mochila. El chico le tendió el papel a Kun–. Si un día quieres divertirte, llámame, tal vez podamos ser buenos amigos.
Kun miro el papel con el número anotado una vez que se lo entregó. Volvió a mirarlo y asintió levemente, dejándolo en una mesa.
––¿Interrumpo algo? ––preguntó el doctor, entrando con las enfermeras.
––No, la hora de visita está por acabar, mejor me voy ––movió el cabello de su padre a un lado, dándole un beso en la frente y susurrando algo en su oído––. Adiós, doctor.
––¿Cuál es tu nombre? ––preguntó el pelirrojo.
––James ¿Y el tuyo?
––Kun Lee ––rasco su nuca––, tu nombre me es familiar, tal vez ya te conocía.
––Si, tal vez ––sonrió una última vez antes de salir por la puerta.
––¿Listo para la revisión? ––Kun dirigió la mirada hacia el doctor, reacomodo su cabello, tomando una mejor posición en la camilla.
––Listo.
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