CAPITULO VEINTISEIS
Mike
El pelinegro se arreglaba para ir al cumpleaños de su amiga. Se sentó en la cama suspirando del cansancio, había ayudado a Kun con algunos trabajos durante los últimos dos días.
––¿Cómo es posible que ayudar en la mudanza sea tan difícil?
Miro sus brazos debiluchos con decepción. Se consideraba a sí mismo como un flojo para las actividades físicas, sabía que, si comenzaba a hacer ejercicio lo abandonaría a los días de haber empezado.
Hacía tiempo que no iba con su pequeña amiga a las fiestas, sabiendo cómo era, suponía que al ser su cumpleaños y una celebración por haber pasado con éxito los exámenes finales de la universidad, no seria nada tranquilo, mucho menos si iban sus compañeros de clases. Por lo tanto, si se esmeraba por arreglarse al final acabaría siendo un desastre.
Se fijó en lo que traía puesto: una camisa blanca abotonada con un pantalón negro muy sencillo.
«Si no le termino vomitando encima, Lex lo hará».
Hizo una mueca de desagrado ante aquel pensamiento, le gustaba aquel pantalón, no quería mancharlo. Mike busco otras opciones y termino por decidirse por un suéter de lana azul, con unas Vans algo desgastadas y un pantalón gris.
Reacomodo su cabello un par de veces fijándose en cada detalle. Se arreglaba para Kun, no para la fiesta. Mike deseó por un momento haberle hecho caso a sus padres y comprar una colonia.
––Esto es un desastre ––suspiro con pesadez, dejándose caer en el suelo cerrando los ojos––, si Lex no fuera Lex, faltaría a la fiesta.
Aquello era una mentira, sabía a la perfección que si estuviese molesto con su pequeña amiga, aun iría a celebrar con ella. Antes no se preocupaba por su manera de verse ¿Por qué ahora sí?
Abrió los ojos mirando su teléfono y respondiendo al mensaje del pelirrojo.
Mike:
Detesto como me veo.
Kun tardó un rato en responder.
Guapi guapillo:
Te ves bien, no tienes de qué preocuparte.
Mike:
¡¡NI SIQUIERA SABES QUE LLEVO OUESTO!! T-T
Guapi guapillo:
Deja el drama, Mike. Luces genial con todo lo que te pones ¡Incluso cuando posas para ver qué tal se te ve!
Mike:
Lo hago para saber cómo me vería siendo un modelo.
Guapi guapillo:
Estoy seguro de que serías un buen modelo ;)
En ese caso ya no podrías hablarme.
Tendrías a un montón de chicas detrás de ti, aclamando que les firmes la cara.
Mike:
Vaya que eres celoso.
¿¡Como creés que no te hablaría!? Serías mi fan número uno.
Guapi guapillo:
Aún así desearía tener algún tipo de privilegios.
Mike:
Adiós, no quiero seguir esta conversación.
Guapi guapillo:
Te veo luego, guapo <3
Mike:
¡¡NO ME DIGAS ASIIIIIIII!! (>~<)
El pelinegro sonrió una vez que apago la pantalla del celular, no podía evitar sonrojarse cuando su falso novio decía algún tipo de halago.
Guapi guapillo:
Lo de guapo ya no se utiliza ¿Verdad? Últimamente me siento viejo.
Mike:
Estás cerca de los 30, no esperes mucha juventud.
Guapi guapillo:
¡Pero no me lo digas directamente! Todavía no quiero tener canas, me gusta mi cabello rojizo.
Mike:
Por favor déjatelo crecer de nuevo.
No me acostumbro a tu cabello corto.
Guapi guapillo:
Pero si antes iba a la tienda con el mismo corte.
Mike:
Si, pero antes solo me llamabas la atención.
Guapi guapillo:
¿Y ahooooora ?
Mike.
MIKE
¿¡POR QUÉ DEJAS DE RESPONDER!?
Desapareces igual que los papás en Latinoamérica.
De acuerdo, puedo ver cómo dejas en visto mis mensajes, me iré a trabajar.
Que conste que te ignoraré en la fiesta de Lex.
Por cierto ¿Está bien si voy sencillo? Suelo ir formal a los demás lugares, pero no sé si este es el caso.
Mike:
Te sugiero que vayas lo más sencillo que puedas.
Guapi guapillo:
Gracias por la sugerencia.
Mike:
Te quiero.
Guapi guapillo:
Yo no, adiós.
Mike:
PERDONAME.
SOY UN ALMA INOCENTE.
Dejo el teléfono a un lado cuando hubo acabado la conversación, clavó la vista en su muñeca, donde se encontraba su pulsera. Mike sonrió levemente soltando un chillido, recordando cuando se la dio. Si bien se encontraba medio borracho en ese momento, sentía emoción al recordar que había pensado en él cuando vio ambas pulseras.
El pelinegro se levantó del suelo dirigiéndose una vez más al baño con algo más de humor. Se fijó en su aspecto y noto cierta claridad en sus ojos.
«Mierda, Kun, ¿Qué me hiciste?».
Aquel pelirrojo se apoderaba de la mente de Mike sin darse cuenta y le costaba sacarlo de su cabeza.
Pareció pensar en las palabras de Lex por un momento, cuestionándose sobre si todo estaba bien. Estaba apunto de darle una oportunidad y con eso, entregándole una parte de él ¿Estaría haciendo lo correcto? No había nada que le dijera que Kun fuera alguien malo. De una u otra manera se sentía hasta en confianza con el pelirrojo, como si pudiera contarle cualquier detalle de su vida, pero era esa misma confianza que le daba un freno a la hora de hacerlo.
––No me equivoco ––se dijo a sí mismo con seguridad––, pero si es así, entonces estaría enamorado de mis errores.
[“*””*”]
––MIKEEEEE ––Lex se abalanzó sobre él pelinegro hasta casi hacerlo caer––. YEI, SI VINISTE.
––Lex, no me digas que ya estás borracha.
––Claro que no ––frunció el ceño––. Aún no tengo ninguna gota de alcohol en mi sistema, pensaba esperar a que llegaras para ir.
––Aun no llega Kun así que podría acompañarte.
––¡Genial! Tampoco hay tantas personas ––Mike la miro con asombro–. ¿Por qué me miras así?
––¡HAY COMO 40 PERSONAS AFUERA!
––¿Y? Apenas son unas 30 las de aquí adentro.
––¿¡Te parece poco!? ––soltó un chillido, sacudiéndola––. ¡Yo solo tengo dos amigos!
––¿El chico besado por el fuego entra en esa categoría?
––Sí, entra en esa categoría. ––sin más que decir, planto un beso en su mejilla entregándole una bolsa de regalo––, felices 19 ––sonrió.
––Te amo Mikie ––chillo viendo su regalo––, vámonos, no quiero dejar a estas bestias solas tanto tiempo.
––¿Todos son de tu universidad? ––pregunto fijándose en cada uno de ellos.
––Unos cuántos.
Mike se adelantó un par de pasos hasta estar a su lado, le causaba gracia notar como era mucho más grande que ella.
Lex era como una hermana para Mike, si lo pensaba bien, él siempre fue el apoyo moral que ella siempre necesitó, mientras que ella siempre fue el suyo. Si bien tendía a tener comportamientos un tanto extraños, era esa extrañeza lo que la volvía ella misma y esa seriedad con la que escuchaba los temas ajenos.
Mike no pedía mas amigos, la pequeña rubia era toda la amistad que necesita en aquellos momentos y, la única que esperaba mantener por un largo tiempo.
––¿Por qué luces tan nerviosa? ––enarco una ceja, curioso.
––Va a venir Stacy.
––¿¡Aún se hablan!?
––Tenia tres años trabajando allí antes de que tú llegarás, Mike, claro que seguimos hablando ––bajo la vista hacia sus manos nerviosas.
––Todo estará bien, puedes llamarme en caso de cualquier ataque de nervios.
––¿Y si no viene? ––pregunto haciendo caso omiso a su amigo––. Lo más seguro es que no le caiga bien, aunque se ríe de lo que digo. ¡Mike dime algo!
––¡Ni siquiera me haces caso! ––se estuvieron en la licorería una vez que llegaron––. ¿Qué te asegura qué no vendrá?
––Que le caigo mal.
––¿Te lo dijo?
––No.
––¿Notas algún comportamiento extraño en ella?
––No.
––Entonces no entiendo tu nerviosismo, Lex, estoy seguro de que todo saldrá bien. Tampoco es que te vayas a confesar o algo… ––bajo la mirada hacia su amiga quien hizo silencio de repente––. ¿Por qué guardas silencio?
––Por nada.
––¿Te vas a declarar?
––No.
––Claro que sí ––confirmo llevándose las manos hacia la cabeza. Respiro profundamente analizando la situación–. Ay mamita.
––¡No comiences con tus frases! ––chillo tomándolo del hombro.
––¡¡TE LE VAS A DECLARA…!!
Mike se llevó una patada en la entrepierna antes de terminar la frase, tardó un momento en reaccionar antes de soltar un “Auch” de sus labios, y recostarse de la pared.
«Me arrepiento, está loca».
––Psicópata ––dijo tras un jadeo.
––¿¡Qué ven!? ––alzo la voz al ver un momento de borrachos clavando la vista en ellos. Se inclino hacia su amigo con preocupación––. ¿Te pegue muy fuerte?
––¿Tú qué crees? ––sonrió, sarcástico.
––Puedo darte otra si sigues así.
––Para nada, no dolió en lo absoluto.
La rubia lo miro de arriba abajo con mala cara, saco el dinero de su cartera acercándose para pedir una caja de cervezas. Mike se sentó en el suelo mordiendo su labio con fuerza, ya no por el dolor, sino por preocupación.
Estaba más que seguro que aquella chica era hetero pues la había visto una que otras veces coquetear, con algunos hombres de la cocina.
Había hablado con Lex en distintas ocasiones respecto al tema, pero, de los dos cuando Mike no era el ciego lo era Lex, y era un tema mucho más grave.
––No quiero que te hagan daño ––dijo en un tono bajo.
––Puedo cuidarme perfectamente sola. ––contesto en un tono serio.
––Lo se, pero aún así eres ciega a eso que más deseas ¿La quieres? ––su joven amiga tardó unos minutos hasta asentir.
––Creo que la amo ––termino por admitir––. Le he conocido por tanto tiempo…
––Cuando te conocí dijiste que no se hablaban.
––Estábamos pasando por un momento difícil, pensé que era mejor alejarme, al menos por un tiempo.
––Nunca está bien alejarse. Tú más que nadie lo sabes.
––Si, Mike, pero a veces las personas necesitan un respiro de todas esas cosas que ocupan la mente. Además… ––tomo las cajas de cerveza pasándole un par al pelinegro––. Estuvo coqueteando un tiempo con James. Antes de que llegaras. No era algo de lo que tuviera que decirte. Creo.
––No, no tenías porque decírmelo ––se levantó con cuidado, llevando una caja en casa mano. El semblante del pelinegro se había ensombrecido por absoluto.
––Mike…
––No pasa nada, enserio.
Había vuelto a aquel día en el que lo encontró en la plaza, dejándolo ir por completo sintiendo un alivio enorme, la chica a su lado, lucia casi igual que ella, que Stacy.
¿Estaría siendo un idiota si le contaba a su amiga o estaría siendo un buen amigo? Con cualquiera de las dos opciones salía herida.
––Creo que están saliendo.
Entonces hubo un silencio, Mike no habló, Lex tampoco y así llegaron a la casa ruidosa, en silencio. ¿Qué estaría pensando en aquel momento? Sacó su teléfono para escribirle a Kun, comentándole sobre la situación.
Mike:
Creo que hice que Lex se sintiera mal.
Guardo el teléfono después de un rato al ver que no respondía.
«Estará viniendo en camino».
Aún estaba preocupado por la muleta. Mike le había dicho muchas veces que, si iba a algún lugar fuera en taxi, pues no quería que tuviera un accidente mientras caminaba, mucho menos en una ciudad tan grande como lo era New York en donde las personas no tenían compasión.
Había pensado en que le diría a sus padres cuando acabará la semana, faltaban tres días exactos para que todo aquello terminara y tenía que cumplir su promesa.
«Solo por dos semanas y media, seria para que mis padres vean que es cierto algo que no lo es, luego de eso, diré que rompimos».
¿Y si no quería seguir con nada de aquello? ¿Qué tal si solo pasaba el rato? Pudo haberse hecho esa pregunta en cualquier momento, pero ya estaban claros sus sentimientos. Kun había dejado en claro lo que sentía hacia él, ahora era el turno de Mike para demostrarle lo que sentía.
«Una cita, cursi, tonta, mostrando una y todas las partes de mis defectos. Kun, quiero que sepas cómo soy realmente y que quiero ir en serio».
Pero por alguna razón, la simple idea de demostrarle como era realmente le asustaba. Si se mostraba serio, cariñoso, coqueto y celoso ¿Estaría mostrando cada una de sus partes? ¿O solo las principales? Le resultaba complicado pensar en eso, más en aquel momento en el que también se preocupaba por su mejor amiga.
––Hola.
Mike lo miro de arriba abajo, tardó un momento en salir de sus pensamientos y sonreír muy levemente.
––Hola.
––¿Estás esperando a alguien o puedo sentarme? ––Mike hizo un gesto con la mano––. Gracias.
––¿Cerveza? ––tomo una de la caja, ofreciéndosela con amabilidad.
––Por favor.
Abrió una cerveza para él y una soda para si mismo, Mike no quería emborracharse tan temprano, algo que, extrañamente lo sorprendía mucho puesto a que siempre bebía apenas llegaba.
«Supongo que ya no busco ahogar mis penas en alcohol».
Era extraño, tener a James a su lado en aquel momento resultaba ser eso: extraño. No se sentía incomodo pero tampoco se sentía con la valentía de empezar una conversación. Sabía que, tarde o temprano iba a suceder aquel momento solo que, no deseaba que fuera tan temprano quería tener una excusa para hablar mejor las cosas.
––Hace una linda noche ¿No crees?
––Si. ––ambos bebieron un sorbo de su bebida.
––¿Todo bien?
––Todo bien ––Mike lo miro de reojo––. Te cortaste el cabello.
––¿En serio? –·fingió sorpresa––, no tenía idea. ––miro a Mike con una sonrisa de lado––. No se que decir en este tipo de momentos.
––Yo tampoco. Así que mejor, estemos en silencio.
Hace ocho meses hubiese tenido pánico de decirle que guardarán silencio, por más directo que fuera con él. Sentía algo de orgullo hacia si mismo por empezar dando un paso, uno muy pequeño.
Le agradecía a James que respetará su palabra en aquel momento y no dijera algo estúpido como: “guardaré silencio cuando yo quiera guardar silencio”. Aún así, quiso hablar cuando las palabras estuvieron en su boca.
––¿Cuánto tiempo exactamente? ––preguntó, directo.
James no respondió al instante. Por momentos, pareció pensarlo un largo rato hasta por fin encontrará las palabras adecuadas.
––Muy… poco. En realidad ––tomo aire––, dos semanas después de que tú y Lex renunciarán.
El pelinegro entonces tuvo su respuesta. Tomando por sorpresa a James, comenzó a reír. Río tan fuerte dejándose escuchar después de las cornetas que, las cuatro personas que charlaban allí en el patio, lo miraron con deseen antes de marcharse dejándolos a ambos completamente a solas.
––¿Qué causa tanta risa?
––Esto. ––respondió luego de un rato––. Toda esta situación es graciosa porque, tú de verdad no gustabas de mí. ––bebió un sorbo más de su bebida.
––¿Cómo sabes que no te estoy mintiendo ahora mismo?
––Tus ojos ––dijo entonces.
––¿Mis ojos?
––Una vez dijiste que la mejor manera de descubrir a un mentiroso es mirándolo a los ojos, y buscar en donde más les duele. Siempre te ha dolido que te miren fijamente. Te recuerda a…
––… una mirada acusatoria ––completo––. Yo nunca te dije en donde me dolía, ni porqué.
––No. Pero él Chef si lo hizo ––tomo la botella ya vacía del castaño dejándola a un lado.
––Él está en el hospital justo ahora ––comento en un tono bajo––, se encuentra en estado de coma y… Creo que es mi culpa.
Mike decidió no actuar como un niño inmaduro en aquel momento y abrazar a quien una vez fue su mundo, brindándole algo de apoyo. Sabía a la perfección que James no correspondería a su abrazo, tal vez eso fue lo que le sorprendió, que lo haya hecho.
––¿Tiene mucho tiempo allá?
––Un par de semanas ––respondió con voz ronca. Suspiro dejándose del abrazo––, me arrepiento de haberle dicho las cosas que le dije.
––¿Fueron muy graves?
–No, o bueno, eso creo. Manejar una cocina entera, ser el jefe y, aparte de ser padre de su único apoyo emocional es…
––Admirable ––interrumpió––, el Chef es admirable en cualquier aspecto, incluso tú, cuando no estás mintiendo o al menos, no con malas intenciones sueles ser alguien muy admirable.
––Siempre buscas lo positivo en las cosas, creo que eso me gusta de ti.
––Te gustaba de mí. ––corrigió––. Todo eso quedó en el pasado.
James asintió tomando otra botella y abriéndola, bebió un largo trago hasta casi acabarse la botella. Mike se fijó en los bolsillos del castaño. De una u otra manera, se sintió feliz al notar que no fumaba, y de hacerlo no era frente a él.
Miro su teléfono una vez más, esperando un mensaje de su falso novio esperando de nuevo un mensaje.
––¿Por qué te quedaste?
––Es difícil alejarse de la persona que más quieres, James, no quería pensar en cómo serían las cosas si me alejaba de ti.
––Ni siquiera te permití conocerme bien.
––No, pero aún así no hizo falta.
––¿Quieres hablar al respecto? ––Mike entonces se levantó de donde estaba sentando, tomándolo del brazo y llevándolo al otro extremo del patio.
¿Qué si quería? Mike había esperado mucho tiempo para hablar al respecto sobre el tema entre ellos dos, y aun así se sentía con nerviosismo, podía hacer el esfuerzo de controlarse mientras hablaban y no tartamudear. Lo soltó una vez que se aseguro de estar completamente solos.
Sabia a la perfección que no podía permitir que nadie los escuchara. No por él, sino por James. James tomo aire para comenzar a hablar, pero Mike tomo la iniciativa, dejando ver como no aguantaba otro segundo.
––Dijiste que no te gustaba pero al mismo tiempo me dijiste que note creyera porque eres un mitómano, me prohibiste en muy pocas palabras tener algún tipo de contacto contigo en el trabajo, les hacías creer a los demás que me quedaba contigo solo para practicar, cuando ambos estamos consientes de que no era así. Me prohibiste decirte que te quería. A ti, que fuiste mi primer beso y mi primera vez. Le tirabas la onda a otras chicas frente a mi y, entiendo que lo hayas hecho para continuar con tu fachada pero ¿Por qué hacerlo frente a mi? Mas aun sabiendo que, sentía cosas por ti y que aquello podía hacerme daño ¡Si no querías nada debiste decírmelo! Si, carajo, habría dolido demasiado porque…––tuvo que hacer una pausa para tomar aire y continuar. Mike no podía contenerse en aquel momento, aquello comenzaba a dolerle––… ¡PORQUE YO TE QUERIA! Dijiste que en un tiempo me daría cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, y si, me di cuenta. Tal vez ya te perdone. Y tal vez ya no siento nada por ti.
––¿Solo tal vez?
––No, no solo tal vez. Ya no siento nada por ti. Dijiste; te darás cuenta, eventualmente, de que no me quisiste. ¿Cómo podías estar tan seguro? ¿Cómo podías saber si realmente te quería o no?
––No estaba seguro. ––respondió después de un momento––. Ese era el problema. No estaba seguro porqué en aquel entonces, no me importaba lo que sentías ni el por qué. Yo nunca quise nada serio, al menos no contigo.
Aquel punto débil de Mike, que no pudo decir nada en su momento y se guardo sus palabras, por fin había salido a dar la cara.
––¿Entonces por que no me dejaste ir?
Mike estaba teniendo una gran resistencia, en aquel momento. Llorar no iba a sentir de nada frente a él, no lo abrazaría, ni consolaría, no haría ninguna de esas cosas que alguna vez hizo. Y era lo que Mike esperaba, que no hiciera absolutamente nada al respecto. Estaba vulnerable y se sentía expuesto ante sus emociones. James se veria presionado a hacer alguna de las cosas anteriores, y para Mike, eso no era algo bueno.
––Porque te quería. ––la respuesta solo fueron palabras que se llevo el viento––. Por mas que no quería algo serio, quería ser egoísta, y tenerte a mi lado. “Amigos o novios” ¿Recuerdas? Jamás podría responder esa pregunta, al menos no en ese momento. Soy un estúpido egoísta que, simplemente te quería para él solo, buscando consuelo en lo que tu podías darme en aquel momento.
––Sexo.
––Jugué contigo, no me importo en lo mas mínimo como podrías llegar a sentirte. Y estuve mal, siempre supe que estuve mal.
––Y aun así decidiste tenerme atado a ti.
––Yo… te pido que me perdones por eso. Por no tener consideración contigo, ni darle importancia a lo que sentías… ––entonces tomo al pelinegro del rostro, acercándose para susurrar;––… te quiero.
James deslizo su mano hasta llegar al cabello azabache de Mike. Tomándolo del mentón y viendo fijamente al joven estático frente a él, se inclino para, una vez más, ser rechazado por él.
Mike, con toda la delicadeza, aparto su mano de su mentón y de su cabeza. Retrocedió un par de pasos hasta que pudo analizar lo que el castaño estuvo a punto de hacer.
«No».
––No me gustas ––dijo después de quitar las manos que cubrían sus labios––. No te deseo. No quiero nada de ti. Ya no busco refugiarme en tus brazos, ni mucho menos busco tomarte de la mano. No… pienso en ti todas las noches mientras derramo lagrimas que, agradezco, ya no sean para ti. Fuiste una parte muy importante en mi vida. Me atrevo a decir que la mas importante. Tal vez eso es lo que me afecta, cuando pienso en ti. James, te agradezco por haberme hecho saber lo mucho que puedo llegar a sentir y, por todas experiencias que me marcaron de buena o mala manera. Pero te pido que, no vuelvas a intentar besarme o pasarte de la raya porque se quedara nada mas en eso; en un intento.
El silencio del patio y la música de adentro era lo único que había entre los dos. Mike pensó en aquel momento que, era la primera vez que veía a James derramar un par de lagrimas. No fueron muchas, solo unas cuantas que le dejaron claro a ambos que, ese momento era un cierre total a todo lo que una vez paso entre ellos.
Fue Mike entonces, quien dejo le entrego su suéter para que pudiese limpiarse.
––Si intentas disculparte por esto, te juro, que no te perdono.
––Es lo mismo que hice yo.
––Yo… no te estoy prohibiendo decir lo que sientes. Te estoy impidiendo que te perdones por algo que no va a volver, jamás.
James asintió levemente, devolviéndole su suéter.
Un roce entre sus manos hizo que Mike lo mirara a la cara sin algún tipo de expresión, más que sinceridad hacia lo que había dicho. James entonces se dio media vuelta para volver a dentro de la fiesta. El pelinegro aguardo unos segundos antes de ir tras él, tomarlo del brazo y mirarlo una vez mas a los ojos.
––Tu novia es muy linda ––lo miro con firmeza, dejando en claro lo que quería transmitir––. Espero que su relación, siga siendo solamente suya.
James aparto la mano de Mike, entreabriendo los labios para decir algo, y al final cerrándolos una vez mas. Para así, como la primera y ultima vez que se vieron; desaparecer por la única puerta del lugar.
«¿Qué hubiese hecho antes si se encontrara en la misma situación?»
[“*””*”]
Habían pasado cuatro minutos después de hablar con James y aún no recibía ninguna señal del pelirrojo. Su preocupación lo llevo a tal nivel de dejar su sofá de lado e ir a buscarlo.
Localizo a Lex, quien estaba hablando con la morena de la cocina. Mike quiso mantenerse cerca para cualquier cosa, pero en aquel momento solo buscaba una manera de salir del gentío.
Tropezó con un chico que terminó derramando las bebidas que tenía en manos sobre ambos.
Se agachó rápidamente para recoger los vasos hasta que la mano del chico tomó la suya, clavó la vista en él, mirándolo fijamente dejando los vasos de lado. Tomó a Kun de las mejillas plantándole un pequeño beso en los labios. El pelirrojo sonrió levantándose del suelo con cuidado, mientras se sujetaba de la muleta.
––Iba a buscarte ––dijo Mike, una vez que subieron a buscar una manera de limpiar ambas camisas––. Ya me había preocupado.
––Llegue hace un rato, pero estuve esperando.
––¿Esperando qué? ––se sentó frente a él, quitándole la camisa para ver limpiar la mancha.
Kun lo miro fijamente haciendo un pequeño gesto con la cabeza. Mike entreabrió los labios algo sorprendido, bajo la mirada hacia su camisa.
––Lo siento.
––Dios, Mike ¿Por qué siempre te disculpas? ––sonrió inclinándose para acariciar su mejilla––. Necesitaban hablar ¿No es así?
––¿Cómo sabías que era él? ––clavo su mirada en la suya.
––Si te dijera que lo conocí en el hospital ¿Me creerías?
––¿Qué tú…?
––Charlamos de ti sin darme cuenta. Mientras venía para acá, lo encontré junto a una chica más baja. Lo reconocí al instante, estuvimos en silencio todo el rato hasta que Lex, recibió a la chica.
––¿E-…ella le dijo que hablara conmigo?– –Kun enarcó una ceja, negando.
––No, ese fui yo. ––Mike atónito, tardó un momento en reaccionar––. Lex me tomo del brazo, aclarándome quién era, tú estabas en el patio cuando iba a hablar contigo pero él ya estaba en la puerta viéndote.
––Fue entonces cuando hablaron…
Asintió.
––No pareció dudar un segundo en quien era, y por qué estaba aquí. Tal vez por eso me preguntó qué pasaría si tú volvieras con él.
Al principio, el pelinegro se sorprendió aún más con la noticia, su mente pareció no procesar la información correctamente. Kun, al notar esto, decidió ser más claro.
––Me marche luego de verlo acercarse. No mentiré, sentí celos al pensar que… Él pudiera tener razón. Pero recordé la noche en el balcón y estos últimos días juntos ––Mike tomó la mano del pelirrojo a medida que iba avanzando la conversación––. Soy muy inseguro, Mike, pero no tarde en abandonar esos sentimientos de celos.
––Intento besarme ––dijo entonces.
Kun examinó su rostro de arriba abajo, con una sonrisa entre labios que a Mike le transmitió cierta seguridad. Sin darse cuenta, lagrimas que había retenido en el momento que hablo con James aparecieron allí.
––Te dije que confiaba en ti.
––No, no lo dijiste ––río mientras el pelirrojo limpiaba sus lágrimas y lo pegaba a su pecho desnudo.
––¿De veras? ––planto un beso en su cabeza––. Mis disculpas, lo diré está vez: Mike, confío en ti y en cada una de las palabras que salen de tu boca.
––Kun, te quiero.
––Yo también te quiero.
––No, lo digo en serio, te quiero. Te quiero desde la primera vez que cruzaste la puerta de la cafetería, te quiero desde qué aceptaste ser mi novio falso. Desdé que tomaste mi mano en la casa de mis padres, te quiero desde que confiaste en mí para contarme todo lo de Theon y lloraste en mis brazos.
––No era mi intención incomodarte.
––Y no lo hiciste. ––sonrió––. Kun… Kun Lee, me encanta tu nombre ¿Lo sabías? Es ese tipo de veces en las que quiero decir tú nombre a cada segundo, porque me gusta. A veces me preguntó si eres real, te veo tan perfecto y tan único que es difícil creer que en verdad existes. Luego recuerdo que estás igual de defectuoso que yo, lo que te hace más real para mí, y más único.
Ambos pegaron sus frentes tomando sus manos mientras sonreían, a Mike le gustaba por donde iba la conversación.
––Eres el tipo de persona con quien quiero estar… No. Eres… ––hizo énfasis en la palabra–…la persona con la que quiero estar.
––Eso significa… ––hizo presión en sus mano. Las mejillas de Kun no tardaron en ruborizarse, causando ternura dentro de Mike––… Que tú…
––Dilo…
––¿Tú quieres…?
––Aja…
––¿… Ser mi novio…?
Mike planto un beso en su mejilla, luego en su nariz, frente, ojos, labios… Se acercó a él dando pequeños besos cortos, tomando su manos con fuerza y sonriendo.
––Pensé que me propondrías matrimonio. Pero sí. Quiero ser tu novio si tú quieres ser el mío.
––Puedo ser tú esposo si así lo deseas ––no tardó en darle un beso más.
Mike tendía a sonrojarse demasiado rápido. Por eso no le sorprendió haberlo hecho cuando se alejo de él.
La puerta de la habitación se abrió en aquel instante, dejando ver a una cansada y vulnerable Lex. Mike supo al instante de que se trataba cuando la vio. Abrió los brazos permitiéndole refugiarse en ellos.
Su pequeña amiga no tardó en sollozar. Kun, que había visto el mensaje de Mike en aquel momento, se apresuró en ponerse la camisa y abrazar también a la menor.
«¿Estará todo bien?».
––Tiene pareja… ––sollozo––… Yo de verdad creí qu-…e… Tendría una oport-…tunidad…
––Te arriesgaste a confesarte, eso es lo importante ––dijo Kun.
––Es cierto, Lexi. ––beso su cabeza––. No había manera de saber que ella estaría con alguien.
––P-…per-..ro… ––hipo––… tú me lo dijiste, me dijiste que ella tal vez salía con James.
––¿Y es así? ––preguntó Kun, con tranquilidad.
––N-…no…
––Al menos no está con alguien como él. ––la pegó más hacia si acariciando su cabello––. Te prometo que todo saldrá bien, Lexi. No estaba destinada a estar contigo…
––¿Entonces quién?
––Ya llegara esa persona que te haga sentir mariposas en el estómago.
––Pero si resulta ser muy idiota, no dudes en ahogar a esas mariposas, no hacen falta.
––Puedes decir algo así como: ¡Ja! No necesito de ustedes, ustedes no son mariposas ¡Yo soy una mariposa! Y comienzas a volar.
Aquellas palabras hicieron que la rubia menor riera un poco.
––¿Es posible convertirse en una mariposa y poder volar?
––No estaría mal intentarlo.
Entonces Mike hizo espacio para que Lex se recostara de sus piernas y Kun de su hombro, ambos mantuvieron una conversación con la pequeña chica, mientras hacían unos que otros mimos.
Kun miro a Mike, quien estaba sonriendo al ver cómo la rubia se iba calmando poco a poco.
Cuando miro a Kun este aún seguía con la vista clavada en él.
––Te quiero ––dijo en un susurro.
––Te quiero.
––Yo también los quiero, papis ––interrumpió Lex, acomodándose entre los dos.
Ambos rieron mientras la consentían. En algún momento Lex tendría que bajar y seguir con la fiesta, sabía que no la terminaría así como así por una desilusión amorosa.
Mientras tanto, disfrutaba del momento deseando que nunca terminara. Estando con su mejor amiga y ahora su novio. No quería moverse de allí. Mike pensó que las cosas estaban bien en aquel momento, tal vez no tardaría en tener algunos que otros problemas que afrontar.
En una semana Kun se iría a Texas a iniciar con su terapia y aquello lo asustaba. Ir a Texas a sanar, siendo la principal causa de todo lo que había pasado en su vida. El pelirrojo pensaba que era una buena manera de comenzar una vez más. Y que en algún momento tendría que volver a ir, se tomaría la molestia de visitar su antigua casa si es que no la habían vendido. Pasar por la tumba de sus abuelos y estar un rato por allá.
De cierta manera, Mike quiso ir con él, acompañarlo durante todo aquel año en el que no estaría. Era un proceso personal, en el cual podría brindarle su apoyo, más no todo el que amerita para sanar por su cuenta.
Mike también tendría que ir a sanar. En su caso, tendría que ir al psicólogo. No podía pensar en otra cosa más en qué pasaría cuando se marchara. Pero mientras tanto, se mantendría feliz, allí, con su familia.
«Como todo salga mal, tiro la toalla».
[Fin del primer libro].
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