CAPITULO SIETE

Mike

Una vez desaparecido en el rio, dio media vuelta y lo siguió poco después.

Aún estaba desconcertado. En la mañana se había despertado debido a los rayos del sol, lo extraño era que, en su habitación ni habían ventanas.

Se percató rato después de que nunca se fue de la casa de Kun, había caído de la cama por la sorpresa, salió del cuarto en silencio mirando hacia los lados en busca del pelirrojo. Llegó a la sala fijándose en el sofá encontrando al pelirrojo acostado en este. Miro hacia la cocina encontrando un plato con una nota:

Tu amiga te llamó para saber
En donde estabas, intente despertarte
Pero lucías muy cansado, así que respondí
Por ti, sonaba un poco nerviosa
Cuando conteste, pero dijo que no había problema en que te tomarás el día libre.

PD: te hice el desayuno,
A este punto ya debo estar dormido.

––¿Qué te dijo Lex exactamente? ––insistió una vez más posicionándose a su lado.

––¿Exactamente? ––fingió pensarlo, ya le había hecho la misma pregunta un par de veces––. Nada en especial, solo: dile a Mike que no se moleste en venir, puede tardarse todo lo que quiera ¡Adiós! ––con eso último se tomó la molestia de hacer una voz chillona.

––Aaaah ––quejo. Mike quiso morirse, su amiga no pararía de hacerle preguntas en cuanto se vieran, ya estaba lo suficientemente indignada con saber que, su amigo de fiestas no tenía tiempo para salir con ella––. Sería mejor si desapareciera.

Kun se fijó en él enarcando una ceja, dubitativo ante el comentario.

––Exageras.

––¡No conoces a Lex! Esa chica es muy curiosa.

––Creo que eso es obvio ––Kun se detuvo en la baranda al otro lado del mar.

Mike se fijó en él detallando cada facción. Kun tenía un cabello pelirrojo muy lindo, casi parecía que le lucía mejor estando a lo largo de las orejas. Solo tenía un par de pecas en la nariz, labios delgados y un hoyuelo en la mejilla. Esa mañana se había dado cuenta de que sus ojos tenían un brillo inusual. Aunque seguían algo oscuros. No pudo evitar apoyar la cabeza de la baranda para fijarse mejor en él.

No sabía cómo pudo dormirse en el pecho de Kun, le daba un poco de timidez preguntarle al respecto, tal vez a este le hubiese molestado aquello y por eso lo dejo en su cuarto. Debía ser lo más lógico ¿No? Pues el chico con el que fingía tener una relación se había dormido encima de él, luego de reírse como un desquiciado por verlo sonrojarse. En esos momentos se seguía preguntando por qué lo había hecho.

––¿Qué somos? ––soltó de la nada. Ambos se sorprendieron ante aquellas palabras––, m-…me refiero al cuando no estamos con mis p-…padres…

––Ah… ––suspiro con alivio––. Creo que tú más que nadie deberías saberlo ¿No es así? ––había desviado la mirada en cuanto Mike lo vio.

––Pues si, pero no pensé en eso, solo pensé en que te lo iba a pedir.

––Justo de eso quería hacerte una pregunta… ––bajo un salto de la baranda quedando frente a frente––. ¿Por qué yo?

––¿Tú qué? ––pregunto haciendo caso omiso a su pregunta.

––¿Por qué me escogiste a mí? ¿Por qué no otro?

¿Debía confesarle que fue un reto? No quería hacerlo sentir mal, aunque, ¿Le afectaría? Pensaba que se llamaban bien hasta el momento, y no quería arruinar la confianza que comenzaban a tener, con aquella confesión. Pero, si mentía sería peor, pues lo estaría engañando, y eso también implicaba arruinar la misma confianza. Si tenía alguna otra opción, la ignoro completamente.

––Lex estaba al tanto de la situación con mis padres, y a mí me gustan mucho los retos. Siempre se daba cuenta de cosas que “yo no” cuando salías de la cafetería y, eres el chico entre muchas comillas, lo más cercano que tenía para proponerlo. Para esto nunca se me había pasado por la cabeza, ella me dio el reto de pedirte ser mi novio. Al principio me negué pero luego, fuiste por tus llaves.

––No debí dejar que Theon las tomara.

––Todavía lamento lo que pasó ––susurro––, no pude evitar pedírtelo ––ambos compartieron una mirada antes de volver la vista al rio–. Yo puse la condición de que fueran dos semanas y media, así, cuando acabase todo le diría a mis padres que terminamos.

––¿Y por qué? ––pensando que se refería a lo de las llaves, se limitó a encogerse entre hombros.

––No lo sé, impulso, supongo.

Lo cierto era que, Mike lo había visto como una oportunidad para acercarse más a él, pero eso sí prefirió guardárselo, no podía decirle aquello, volvería a parecer como un acosador.

Mike pudo sentir el brazo del chico rozando con el suyo.

––Si lo piensas bien ––sonrió de manera leve––. Si no hubiese dejado mis llaves, no estaría aquí.

«¿A qué se refiere con eso?».

––¿A qué te refieres con eso? ––soltó en todo caso brusco. Cerró la boca al instante que dijo eso. «¡Genial! Ahora pensará que lo odio!»

––Nos llevamos bien ¿No es así? ––lo examinó con total tranquilidad––. Disfruto de tu compañía, acosador.

––¡No soy un acosador! ––Kun llevo un dedo hasta la cara del chico, con una sonrisa maliciosa––. ¿Tengo algo?

––Estas sonrojado.

––No, claro que no ––negó rápidamente cubriendo sus mejillas.

––Oye tomate ––dio dos pasos hacia adelante.

––No me digas así. ––retrocedió dos pasos más debido a los nervios del momento.

––Te llaman ––señalo el objetivo brillante que tenía en mano. Mike se alejo para poder contestar––. ¡Tomate!

Muerto de la pena, Mike se dirigió hacia un póster a un par de pasos más lejos de donde se encontraba Kun. Jamás iba a apreciar una llamada de sus padres tanto como en aquel momento.

––¿Bueno?

––Mike, hola ––silencio––, soy tu padre.

––Se quien eres, papá.

––Mmmh, de acuerdo, bien. Espero no interrumpir algún acto entre tú y…

––Papá.

––¿Cómo se llamaba? ¿Kun? Ah, si. Kun. Un chico… Agradable, si. ¿Están teniendo sexo?

––Papá… No, por favor no hagas ese tipo de preguntas…

––¿Quieres que llame en otro momento? Lo siento. No puedo. Tu madre quiere que hable contigo antes de que salga de la ducha, así que…

––Por favor ve al grano. ––suplico. Agradecía mucho que en aquellos momentos Kun estuviera a pasos más lejos que él. Moriría de vergüenza si escuchará a su padre en ese momento.

––Ah, por supuesto ––carraspeo––. Tú madre quiere ir a la piscina con un par de amigas y, le da miedo que me quedé en casa sólo, pues serán unos tres días, porque piensa que quemaré la cafetera de nuevo ¿Puedes creerlo?

––Le doy completamente la razón, la última vez estuvieron un mes entero suplicándome que comparará una nueva.

––Bueno, pasado olvidado.

––Se dice pasado pisado. ––Mike solía preguntarse como era la vida de su padre, antes de casarse––, sigue.

––Entonces quiere que vengan con nosotros. Bueno, ella y sus amigas, y bueno, yo.

––¿Kun y yo? ––se giro para ver al chico. Kun tenía la mirada perdida en el mar, se preguntó que pensaba en aquel momento––. ¿Cuándo?

––Pues salimos en dos horas…

––¿¡Dos horas!? ––chillo––. ¿¡Y me dices hasta ahora!?

––Bueno, tenía sueño y no encontraba el teléfono ¿Qué querías que hiciera? ––carraspeo una vez más––, entonces ¿Vendrán o no? –Mike tuvo que acercarse al chico dejando el teléfono en espera.

Kun se fijó en él en cuanto llego.

––¿Paso algo?

––Mis padres quieren que vayamos a la piscina con ellos… En dos horas ––el pelirrojo abrió los ojos atónito––, muy poco tiempo, lo sé, y es por tres dias.

––¿En donde nos quedaríamos?

––Supongo que en un hotel ––se limitó a encogerse entre hombros y suspirar––, si no quieres ni hay ningún problema, ellos entenderían…

––Me gustan las piscinas. Creo que sigo guardando mi traje de baño ¿Por qué no?

Se detuvo a pensar en qué le estaba jugando una broma, pero no, lucia decido a ir ante su propuesta. Si era así ¿Qué más daba? Y aún así, había aceptado ser su novio falso con la excusa de engañar a sus padres, era lógico.

Retomando la llamada con su padre, pudo suponer por todo el silencio de fondo que se había quedado dormido.

––Papá…

––¿Qué pasó? ¿Ya terminaron de tener sexo? ––Mike se volteo velozmente hacia Kun, quien había escuchado aquello con un shock total. El chico había olvidado quitar el altavoz––. Mmmh, parece que no, llámame cuando acaben.

––¡Papá, no estamos haciendo nada! ––exclamo con total vergüenza––. Dile a mamá que si iremos, trataremos de llegar lo más rápido posible en cuanto estemos listos.

––Mmmh, está bien, los veré después ––con eso colgó. Mike se encontró suplicándole al pelirrojo que ignorará aquella pregunta descarada.

––Tu papá es un poco… Extraño ––dijo retomando el paso hacia su departamento––. Entonces, a la piscina ¿No? Se dónde queda la casa de tus padres, ¿Prefieres que nos vayamos juntos o separados?

––Creo que sería mejor llegar juntos, mamá haría muchas preguntas si llegamos por separado, más si le confirme a papá que estabas conmigo.

––Tu mamá sospecha de que no somos pareja.

––No me sorprendería, la verdad. Esa mujer puede encontrar oler cualquier mentira, no se le escapaba nada.

––Supongo que así son las mamás. ––asintió.

––Si, supongo que sí.

De alguna u otra manera, se acercaron casi rozando sus brazos, si la tela de los suéteres no se interpusiera entre ambos, lo más seguro es que se habrían tomado las manos ante el contacto.

Tendría que hablar con su pequeña amiga para que, hablara con sus jefes y pedirle que le dieran tres días libres. Mike se las ingeniaría para que no lo descontarán de su sueldo, tendría que trabajar horas extra.

Desvío la mirada hacia Kun, que se encontraba con la mirada fija en el camino.

«Tal vez sea una buena oportunidad para conocerlo mejor».

Pensándolo así, las horas extra ya no sonaban tan agotadoras.

––Te espero en mi casa, entonces ––confirmo.

––Así es. Aunque pensándolo bien ––Mike dirigió su mirada hacia su teléfono––, creo que ya debo tener el pago de esta semana. A mamá le gustaría que llevara alguna botana, ¿Quieres ir al súper antes de irnos?

Kun lucia un poco cansado en aquellos momentos pero aún así acepto la petición.

––¿No crees que se nos hará más tarde? ––pregunto dubitativo enarcando una ceja, Mike pensó que tal vez se preocupaba demasiado por la puntualidad.

––Podemos tomar un taxi, no son tan costosos, así que nos ahorraríamos la caminata con las bolsas.

––No estoy de ánimos para cargar bolsas. Me parece bien ––deteniéndose en pleno caminó, tomó la mano de Mike enredando sus dedos y, dando un pequeño apretón de manos––, te veo luego.

Con eso, Kun intento acercarse al pelinegro. Mike con los nervios de punta, retrocedió un par de pasos tartamudeando una despedida.

––T-…te veo en unos minutos ¡Adiós! –comenzó a correr cuesta arriba.

Confundido por los nervios y por haber retrocedido se detuvo en un callejón, con las mejillas sonrojadas y el calor del momento. El suceso de la noche anterior lo había confundido, y que, ahora haya hecho aquello… Quiso golpearse la cabeza contra la pared. Lo había interpretado de una mala manera. Tal vez el pelirrojo solo quería quitarle algo. Llevo sus manos hasta la oreja, cabello, y cara, no encontró nada que le diese indicios de, que, se acercara por eso.

Decidió salir del callejón e ir directo a su departamento. Pensando en todo lo que sucedió, se fijó en el tulipán que tenía en su sala en agua. Mike le daba un cumplido siempre que pasaba por la sala, las flores también viven a base de halagos, igual que las demás plantas. Al pensar en plantas, no pudo evitar recordar la experiencia de Kun, con las drogas y el patán de su exnovio.

El recordatorio le dejo un sabor agridulce. No quería pensar en toda la mala experiencia que había tenido el chico. Mike suspiro con tristeza, nunca quiso creer que habían personas malas en el mundo, siendo capaces de hacerle daño a otras personas inocentes.

¿A qué punto podía llegar la obsesión de una persona hacia otra? Jamás entendería como funciona la mente humana.

Pensaba que Kun había pasado por un mal momento y aún así, actuaba con naturalidad. Eso hacía que recordara a James y su gran capacidad para actuar. Kun fingía para no preocupar a los demás, eso se lo había dejado en claro. Pero aún así…

Mike no podría evitar preocuparse después de aquella conversación, tocó un pétalo del tulipán sonriendo, recordaba el día en el que se lo regalo.

Le regalaría una flor, no, le regalaría dos. Mike se recostó del mesón agobiado, si le regalaba algo así pensaría que era obsesivo. ¿Era él un obsesivo o intenso por pensar en algo así? Desanimado, se dirigió al baño a quitarse la ropa y meterse dentro de la bañera.

Deseaba regalarle algo al mayor, pero ¿Qué?

[“*””*”]

Mike pasó la mayor parte del camino hacia el supermercado quejándose del dolor que tenía en la entrepierna. Kun no dudo en señalarlo como un pervertido, a saber que cosas hacia mientras fueron a recoger sus cosas.

––No soy un pervertido ––le repitió, muerto de vergüenza–, y no hice nada. Solo comenzó a doler.

––No puede dolerte así como así solo por darte un baño. ––el pelirrojo le había dirigido una mirada de desagrado.

––¡Eres un chico! Tú más que nadie debería saber cómo se siente.

––¿Insinúas que hago lo mismo que tú? No soy un pervertido, Mike. Lo correcto sería que me aleje de ti, dile a mamá que me tuve que ir por tu culpa ––hizo un ademán de querer marcharse por el área de dulces, Mike lo tomó de la muñeca rápidamente.

––No me dejes ––chillo el menor––. Te digo que no he hecho nada malo.

––Dale, te creo ––sonrió acariciando su cabeza––, luces como un gato abandonado.

––¿Ahora me pones apodos? No quiero ser un gato, me gustan más los perros.

––Eres un gato o un pez dorado, un perro no. ––tomo carrito con las compras que tenía el joven, alejándose mientras corría.

––¿Por qué exactamente un pez dorado? ––pregunto montándose a un lado del carro, mientras Kun corría––. ¿Un panda mejor? Los pandas son lindos.

––Los pandas son horrendos.

––Eres un monstruo ––declaro al instante––. Nunca creí conocer a un ser tan horrendo.

Kun negó en un suspiro, avanzando con más velocidad sobre las demás entre las estanterías. Mike se fijó en como se movía su cabello cuando avanzaba. El pelirrojo fijo la vista en él, desviándola al darse cuenta de que ya lo miraba.

«¿Qué pensara de mí?» pensó.

No era una pregunta que se hiciera cada vez que conocía a nuevas personas, pero el chico tenía curiosidad sobre qué pensaba, el pelirrojo sobre él. ¿Sería estresante? ¿Intenso? ¿Pensaría que era un chico problemático? No, Mike tenía un corazón de pollo como para pensar en ser problemático.

Antes, intentaba hacerse creer que era un alma libre que, no le pertenecía a nadie y se comería al mundo. Lo cierto era que, Mike no podía ser un alma libre, disfrutaba mucho de sentirse querido y era sensible en muchos aspectos, le tocaba aceptar su verdadera identidad.

––¿Sabías que antes era un chico rudo?

––¿Tú? –asintió con entusiasmo––. No puedo imaginarlo.

––¡Es enserio! Mira ––busco entre sus bolsillos la billetera. Kun tuvo que detenerse para no dejar al pelinegro caer–, este era yo –dejo sobre sus manos una foto muy vieja de cuando era más pequeño.

––Luces muy distinto a como eres ahora.

––Sip ––sonrió––. Antes tenía mucho acné, aunque me gustaba molestar a muchos compañeros de mi salón, fue antes de entrar al instituto, luego de allí me comporte más tranquilo.

––¿Con que te gustaban las camisas de Batman, eh? ––comento entre risas, fijándose más en la foto.

––¡Es el señor de la noche, Kun! ––quitó la foto de sus manos lo más rápido que pudo–. Es una falta de respeto que te burles de él.

––Lamento eso ––comenzó a andar de nuevo––. Aquí dice que… chocolate ––le mostro––, pero solo hay en polvo.

––Podríamos hacer chocolate caliente ––de solo pensarlo Mike casi cae del carrito, hizo mala cara cuando noto a Kun reírse––. No te rías, ¿Entonces?

––Me parece bien ––tomo un paquete y lo dejo en el carrito––, creo que con eso basta, tampoco puedes gastar todo tu dinero.

––Mmmh, déjame confirmar que hay ––comenzó a mover las cosas de lado a lado––. Galletas, jamón, salchichas, pan, manzanas, uvas, leche, Agh la detesto.

––¿Por qué la llevas entonces?

––A papá le gusta su café con leche y se indignaría si, no me hubiese acordado de la leche. Bueno, sigo. Un galón de helado.

––¿También para tus padres? ––sonrió juguetón

––No ––hizo mala cara––, es para mí. No puedo vivir sin helado.

––Ayer no comiste helado ––Kun lo examinó de arriba abajo––. Yo te veo muy vivo.

––Muy chistoso. Tenía mis snacks, por esa razón estoy vivo –Kun se posicionó a su lado inclinándose y, apoyando el mentón sobre su hombro para ver las cosas más de cerca. Mike carraspeo un poco nervioso–. Un poco de carnicería, chocolate en polvo, queso, un Dorito muuuuuy grande, tomates, zanahoria, huevos y una caja de té.

––Me gusta mucho el té.

––¡A mí igual! El de lavanda es el mejor, por eso lo puse en el carrito ––Kun tomó la caja con sus manos y la examinó a detallé.

––Nunca he probado el té de lavanda ¿Es bueno? ––le mira desde su hombro.

––Por supuesto. Me encargaré de prepararte un poco cuando lleguemos a la piscina.

Mike no se había percatado hasta ese momento que, las personas, al pasar los miraban con extrañeza.

Volvió a fijarse en la posición de Kun. Detestaba que pasarán esas cosas. Muchas veces Mike quiso tomar de la mano a James, pero este le recordaba que las personas eran crueles con cualquier cosa que fuera diferente.

––Kun…

––¿Si? ––dirigió la mirada hacia el pelinegro al darse cuenta de su tono de voz.

––Las personas nos ven. ––llevo la vista al frente y, a los lados. Kun se encogió de hombros al percatarse de las malas caras de las personas.

––¿Y hay algo de malo con eso? ––reacomodo su posición dirigiéndose al carrito––, son solo personas.

––Si, pero… Se siente extraño ––Mike jamás había experimentado aquella sensación de rechazo, era diferente. Siempre escuchaba historias al respecto, pero jamás lo había sentido en carne propia––, ¿Por qué lucen tan… Molestos?

Kun miro una vez más a los lados, las personas ya no los miraban, pero aún así habían algunas que se detenían a hablar.

––Piensan que somos pareja, no acostumbran  a ver dos personas del mismo sexo juntos. ––pese de haberle ofrecido una explicación, el pelinegro seguía con la vista fija en las personas a pesar de que ya no estaban juntos––. Mike. Ven extraño lo que debería verse como algo normal, no porque seas chico y te gusten los chicos eres extraño. O eres menos hombre, las religiones y las mentes cerradas predican que no pueden existir más relaciones. Hombre y mujer, es la regla. Si lo piensas es algo absurdo, porque, no tienes ninguna condición o naciste con alguna enfermedad. Eres gay y ya, o eres bisexual o lo que sea. –Kun lo acerco a él a medida que iban avanzando–. Además… –rozo sus dedos con los de Mike–. Nadie puede culparte por gustar de un chico.

Entonces Mike tuvo ganas de besarlo, allí. Debió ser un impulso, como el de Kun. O no. Mike solo quiso acercarse a sus labios y darle un beso, si era un poco valeroso, lo haría sin medir las consecuencias del publico, o de como reaccionase Kun. Pero era más tímido que valeroso, y la timidez ganó en aquel momento invadiéndolo hasta llegar a la caja y comenzar a pagar.

No había respondido a lo que dijo, y tampoco intento tomar su mano. Tal vez Mike se encontraba sobre-pensando todo aquello, montándose un escenario dramático y ficticio en su cabeza. Mike se percató de la sonrisa estúpida de la cajera al ver a Kun ayudarlo. El pelinegro sintió algo similar a los celos cuando aquello sucedió, pues intentaba sacarle plática mientras fingía ver las etiquetas de la comida.

––Nunca había visto a un chico como tú en este supermercado ––dijo con una sonrisa estúpida.

––Hay muchos supermercados en New York así que…

La chica comenzó a reír. Kun, en un intento de no mostrar su incomodidad, sonrió levemente a labios cerrados.

––Eres muy gracioso ¿Lo sabías?

––No, no lo sabía ––miro a Mike de reojo, pero este tenía la vista clavada en la chica.

––De casualidad… ¿No eres soltero? Porque conozco a una amiga que es soltera… y le gustan los chicos como tú. Así que…

––¿Podrías decirme el total de todo?  ––pregunto en un tono casi brusco––. Tengo cosas más importantes que hacer.

––Como digas. ––la chica fue cortante con él, había arruinado su oportunidad de sacarle conversación al pelirrojo que, tenía al lado.

Mike, no se percató de que tenía el rostro arrugado. Si Kun no le hubiese dicho que, estaba frunciendo demasiado el rostro, habría terminado con alguna jaqueca. La chica, malhumorada se levantó para buscar el cambio de un billete, fue entonces cuando Kun se acercó al oído del pelinegro para susurrar:

––Deberías calmarte, terminarás por insultar a alguien. –se puso a su lado acomodando el montón de bolsas.

––Estoy calmado ¿Okey? ––respondió un poco cortante.

Si Kun se sorprendió por su tono, no lo demostró. Limitándose a hacer una mueca, asintió y se dirigió a buscar sus bolsos con la excusa de que iría a detener un taxi y, buscaría a alguien que llevara las bolsas hasta afuera en un carro.

En aquellos momentos, el pelinegro quiso ir tras el y pedirle disculpas por su comportamiento. Hablaría con el al salir, por alguna razón no quería que Kun estuviera molesto con él, si bien era algo normal, tampoco quería dejarlo solo y que pensara mal.

                                              [“*””*”]

Habían pasado todo el camino en el taxi en silencio, el único que hablaba en esa ocasión era el taxista contando cómo comenzó en ese trabajo y, que los ubers les estaban quitando el trabajo por ser un servicio móvil.

El joven no tuvo más alternativa que escuchar su historia, y responder con leves asentimientos. Kun se encontraba viendo la ventana estático, no volteo a verlo en ningún momento.

No había tenido la oportunidad de hablar con él, al salir con las bolsas, pues ya había detenido el taxi y solo sugirió que tenían que irse rápido. Ayudo a subir las bolsas, después de allí no pronunció palabra alguna. En cierta ocasión, pensó que estaba dormido, pues tenía los ojos cerrados, luego recordó que le gustaba pensar con los ojos cerrados.

¿En qué estaría pensando en aquel momento?

«No debí comportarme así».

¡Pero es que sentía celos! Era muy difícil evitarlos, resultaba extraño ese tipo de sentimientos en él. Kun y él no eran más que puro teatro, fuera de la vista de sus padres no tenían razón para comportarse como una pareja. Sin embargo, habían comportamientos de parte de ambos que lo hacían dudar.

Ridículo. Estaba seguro de que el pelirrojo, solo lo hacía para entrar mejor en el personaje era lo más lógico ¿No?, pero, hasta entonces…

Estaba seguro, no, más que seguro que, esa era la primera vez después de la anterior noche, que el impulso le ganaba. Había tomado su mano, casi sujetándola con fuerza en aquel momento.

––Lo s…

Kun cayó sobre sus piernas en aquel instante. El pelirrojo se encontraba dormido. Las suposiciones de Mike eran ciertas, pero en ese momento no pensaba en eso. Su mente solo podía pensar en qué Kun estaba recostado de sus piernas.

Se sintió tan nervioso que, miro al taxista, quien no pareció darse cuenta de aquello.

Nunca había sentido tanto ardor en sus mejillas como en aquel momento, Mike volvió a fijar la mirada en el pelirrojo, resultó ser que lucia como un gato dormilón, casi le daba la impresión de que ronroneaba. Habría querido tomarle una foto en aquel momento. Paso su mano libre por su cabello dándose cuenta de que, era más suave de lo que esperaba.

En definitiva hablaría con él en cuanto despertará. No querría tener problemas.

Uno de los momentos en lo que, Mike agradecía tener su teléfono en vibrador era ese, recibió una llamada de sus padres preguntando en donde iban, estaban apunto de salir y seguían esperándolos.

––Ya casi llegamos, solo danos más tiempo ––respondió fijándose de que el taxista estuviese distraído. Mike beso la frente del chico, que al igual que antes, fue como un roce–, y por favor –susurro–, ayúdenme a bajar las compras que hice para el viaje. Kun está dormido. Y es una muy linda imagen.

Algún día Mike tendría el valor de darle un beso. Y esperaba que fuera antes de que terminara el reto, tal vez no quisiera saber nada de él, luego de eso.

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