CAPITULO ONCE
Mike
Se encontraba con la vista distorsionada, el pelinegro fingía caminar con naturalidad cuando en realidad se tropezó contra una pared y, casi cae al suelo.
Había llenado las dos copas de vino hasta el tope, por alguna razón, pensó que se le quitaría el dolor de cabeza que tenía, además de tener un buen sabor casi sirviéndose una tercera.
Tal vez era el efecto de todo el alcohol lo que ocasionaba querer besar al pelirrojo con algún tipo de pasión.
La mujer rubia y gritona con la que bajo, le hablaba sobre su hija, Mike realmente no prestó mucha atención, buscaba una manera de no caerse mientras caminaba.
¿Desde cuándo beber para calmar el dolor de cabeza era una opción?
––¿Invitados? ––pregunto con poco interés luego de que la mujer terminará de hablar.
––Siiii. Traje a mi hija y sobrina, se que no te gustan pero tal vez pueden llevarse bien.
––Aja, aja ––camino hacía al frente en un intento de no tambalearse, sujetándose de la pared hasta llegar a la piscina, el humo de la parrilla le pegó fuertemente en los ojos.
––Mike, ven acá ––llamó su padre cuando lo vio acercarse. Mike se acercó haciendo caso omiso a lo que le decía la misma mujer––, mira esto, es un juego de pelotas de colores.
––¿Bubble Witch? ––pregunto recostándose en la silla––. Mamá va en racha.
–¿Tú mamá lo juega? Debí ganarle, ya me superó en el Candy Crush. –dejo los auriculares a un lado, apagando el teléfono.
––No entiendo como pueden pasar horas jugando esos juegos. Yo me aburro ––intentaba mantener los ojos abiertos, pero mientras la parrilla estuviese encendida no podría hacer nada––, ¿No se supone que eres tú el qué concina? ––pregunto con espanto.
––¿Yo? Tú mamá quiere hacerlo, no soy nadie para impedirlo.
––Eres su esposo. ––paso una mano por el rostro frustrado por la ceguera.
––¿Estás bien hijo? ¿Puedo ayudarte con algo?
––No, está bien. Solo necesito entrar a la piscina.
Mike se detuvo en la orilla de la piscina, en donde estaban un par de chicas riendo, al ver al pelinegro casi se abalanzaron sobre él.
¿Qué tan difícil era conseguir un espacio propio?
––Mike, cariño ––se acercó su madre dejando la parrilla a un lado––. Ellas son Lucí y Will, son la hija y sobrina de Karmen. Chicas él es mi hijo Mike –dijo en un tono muy dulce.
––¿Eres soltero? ––pregunto una.
––¿Tienes 22? Yo tengo 17 pero no hay ningún problema con eso ¿Cierto?
Mike se alejo de una manera educada, sintiéndose incómodo con las preguntas, sobre todo con la de 17, Mike no era un asaltacunas.
––Lo siento, mi hijo no está disponible –miro a su hijo quien, no respondía a nada––. ¿Estás bien? ––puso las manos sobre su cuello. Mike planto un beso en un cabeza en busca de calmarla.
––Solo quiero estar en el agua.
Con eso, Mike se hundió en la piscina sintiéndose más tranquilo, se aseguro de estar hasta el fondo para nada de esquina a esquina.
Si el mundo fuera tan pacífico como estar allí abajo sería todo mejor.
¿Por qué Kun tardaba en bajar?
El joven no podía pensar con claridad las cosas, seguía teniendo el sabor del vino en su boca y el humo en la cara a pesar de estar en el agua. Pensó que era buena idea quedarse en su habitación, también en qué fue una mala idea beber dos copas de vino al tope.
Si se encontraba bailando sobre una mesa en algún momento no sería de sorprenderse, nado hasta la superficie para mirar hacia los lados buscando a alguien, no sabía a quien específicamente pero alguien tenía que estar cerca.
Una de las chicas entró a la piscina acercándose a él y, tomándolo del brazo con una sonrisa.
Mike ni siquiera prestó atención a lo que decía. Ni siquiera podía escuchar algo con claridad, decidió hundirse una vez más en el agua en donde aquella muchacha nado con él.
Necesitaba con urgencia encontrar a alguien, a quien fuera, pero que se encargará de quitarle aquel dolor de cabeza.
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